Capítulo 4
Saday.
Al abrir mis ojos, me siento muy bien, con mucha energía, pero ¿Cómo llegué a mi cama? Lo último que recuerdo es haberme dormido en aquel árbol.
Sigo mi rutina diaria, hoy me siento diferente así que decido ponerme un vestido azul con puntos blancos es de tiritas con un escote en forma de v. Me pongo un chaleco jean y mis zapatillas, en mi cabello me hice un semi recogido.
Me dirijo a la cocina y me encuentro a la Sra. Joe
—Ahí estás
—dice con alegría en su voz— la Sra. Miller, la está esperando en la puerta.
¿Miller? ¿Ese es el apellido de casada?
—Ok., gracias Sra. Joe.
—Me siento mayor cuando me dices señora.
—Está bien, Joe. Hasta luego.
Empiezo mi trayecto hasta la puerta, al llegar veo a Valentina, con su cartera y las llaves en la otra mano. Lleva su cabello recogido y un vestido que le queda hermoso a pesar del avanzado embarazo.
—Hola, Saday, Ya te despertaste, vamos —me dice abriendo la puerta de la casa— vamos de compras, en el carro te explico.
—Ok. —digo con duda.
Dentro ya del carro, ella me explica que va a ver un evento en la casa de los padres de Asher y vamos a ir todos, en otras palabras, yo también voy a ir, creo que por eso vamos de compras.
No sé cuánto tiempo pasó, hasta que llegamos a un almacén o eso creo. Valentina me dijo que buscará un vestido que me gustará, al inicio ninguno me llamó la atención. Hasta que llegué casi al final de la tienda, y ahí estaba era de color crema mangas largas de encaje, arriba tenía encaje hasta la cintura, para abajo era un bello color liso. Se lo muestro a Valentina y también le gustó mucho.
Procedí a probármelo y me quedaba bien, lo mejor era que las mangas se arreglaban, se lo pasé a ella y empecé a ponerme mi ropa.
Sin embargo, cuando salí ya no estaba, no había nadie y mucho menos rastro de ella, decidí no asustarme y le pregunté a la cajera.
—Disculpa ha visto a la joven con la que entre —trató de decirlo sin que me falte la voz.
—Se acaba de ir, pagó el vestido y se fue rápido, me parece que recibió una llamada y salió muy apurada.
—Gracias —respondió con los nervios de punta— ¿Me podría decir la hora?
—Sí, son las 3:40 pm.
—¿A qué hora cierran? —pregunto tratando de pensar que hacer.
—A las 5:00 pm. —me explica.
—Gracias, ¿Queda cerca algún parque? —pregunto tratando de no asustarme.
Me explica cómo llegar. En el trayecto intento tranquilizarme, pero no entiendo por qué me dejó botada. Por si fuera poco, no sé cómo llegar a la casa. No tengo dinero. No tengo teléfono y mucho menos sé el número de Valentina o el de Asher.
Lo único bueno de la situación son los lindos árboles y la paz que se siente. Por otra parte, tengo hambre, no he desayunado y mucho menos he comido nada en todo lo que va del día.
Recorro el parque, detallando el verde de los árboles. Las personas caminan tan rápido que estoy segura de que no sé detienen a admirar el paisaje que tienen enfrente de ellos.
El sol me indica que son como las 5:40 pm. Me siento debajo de un árbol, cuando siento que alguien me está observando, disimuladamente volteo a ver a todos lados y ahí está esa mirada. Pertenece a un joven alto, de contextura fornida, pero no tanto, tenía una mirada profunda, pero no sé si debe al color de sus ojos, son tan verdes, tenía el cabello casi rubio.
Apartó la vista, ya que siento que lo he observado por mucho tiempo.
Pero cuando volteo a ver de nuevo ya no estaba. De seguro debe ser el hambre ya tengo alucinaciones, frotó mis ojos y suspiro de cansancio. ¿Cuándo vendrán a buscarme?
Cuando miro a mi izquierda, ahí estaba. Siento mi pulso acelerarse. Está tan cerca que puedo sentir su colonia que huele muy bien, de seguro debe ser uno de esos chicos que solo mira chicas lindas. Capitán de un equipo, posiblemente fiestero, engreído, ególatra, y si le dirige el habla a alguien como yo, sería para decirle que le haga la tarea o talvez por una apuesta.
Estoy cansada y por momentos me olvido de quien está a mi lado. Mi vista sé que nubla, y por primera vez siento que no tengo nada que perder. Sin percatarme se me escapa una lágrima. Levanto mi mano para secarla, pero alguien más ya lo hace. Levanto mi rostro y es el joven de ojos verdes, me mira y sonríe.
Reacciono alejándome un poco.
—¿Qué? —pregunto ahora molesta.
—¿Qué hace una chica bonita sola y llorando?
—No estoy llorando, y lo que haga no es de su incumbencia.
—Claro, estabas sudando por los ojos —habla sarcástico y se cruza de brazos.
—Puede ser —Respondo evitando reírme de su expresión.
—Y ¿Por qué sudas por los ojos? —me pregunta con intriga.
—Nada que te importe —respondo girando mi rostro mientras cruzado mis brazos.
No soy de tener este de reacciones o de carácter. Pero con él, es como si no me costara hablar y apareciera una pizca de valentía. Salgo de mis pensamientos y veo al chico levantándose de donde estaba sentado y en el proceso suspirando reaccionó ante mi mal comportamiento.
—Disculpa —digo agachado la cabeza—. Hace dos horas más o menos me dejaron olvidada, estoy nerviosa y talvez me la he desquitado contigo —suspiro— lo siento —hablo en un hilo de voz.
—Tranquila. No me voy solo, Solo voy a comprar unos refrescos.
Siento como él sujeta mi mentón y lo alza con suma delicadeza y dice.
—No te voy a dejar sola, voy a acompañarte hasta que vengan por ti. —habla y me sorprende.
—Ok —respondo con un movimiento de cabeza.
Este chico sí que es raro, ¿Quién se acompaña a una completa extraña? Creo que ese muchacho. Por primera vez, quiero ver a donde llega esto. Su forma de hablar, de caminar, todo me parecía tan raro, no puedo negarlo, pero también tan lindo.
Sin embargo, el momento termina más rápido de lo que yo fuera querido. Unos autos se detienen delante de mí. De una forma extrañamente rápida, baja Asher y Valentina. La preocupación es notoria en sus rostros.
Por lo menos quería despedirme del chico, pero algo me dice que no se podrá. Me levanto poco a poco, hasta que llego a donde están ellos. Inmediatamente me abrazan. Disculpándose, por volverme a olvidar.
Giro mi rostro buscando al chico, pero no ya está. Ya no lo encuentro. Es gracioso como las personas prometen algo y no cumplen, es un completo extraño. Tampoco es que debería hacerlo. Solo esperaba
Ya no importa.
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