Capítulo 39
"El camino que nos toca recorrer está lleno de sorpresa. Nunca vas a estar preparado para lo que te toque a ti, sea dichosas o sombrías, pues eso es parte de adquirir experiencia. Y descubrir cuan gratas o desafortunadas son las que te esperan, es algo que nunca podrás evitar."
Saday.
—¿Segura que estás bien? Sabes que puedes posponer eso, sin problemas —la pregunta de Asher me toma por sorpresa.
—Make me your radio, Turn me up when you feel low, This melody was meant for you, Just sing along to my stereo —entono en respuesta a su pregunta, sacándole una sonrisa— My hearts a stereo, It beats for you, so listen close, Hear my thoughts in —vuelvo a cantar.
Una sonrisa se asoma en el rostro de Asher. ¿Por qué el cambio de humor? Simplemente tengo días, donde me siento demasiada feliz y no sé el porqué. De esa forma me sujeto a esa felicidad, para que los demás no se sientan tan llenos de miseria.
—Está bien, es una respuesta muy interesante. Está bien, pero recuerda Sandler te va a llevar y esperar, no es por controlarte, solo quiero cuidarte y velar porque estés bien —es sincero y eso lo sé.
—Es algo rápido, no creo que hablemos de algo tan importante o largo —me encojo de hombros.
—No importa, tomate el tiempo que necesites, disfruta, eres joven —termina despidiéndose de mí.
Me quedo quieta observando cómo se va. Solo necesito esperar a Sandler, pero no da señales de vida. Arreglo mi cabello, disfrutando de la brisa que trasmite paz y me hace sentir aún más feliz. Tengo mucho que celebrar, las marcas en mis piernas ya no se notan y luzco un bello vestido de color verde pastel, con escote en forma de V, ajustado levemente arriba y suelo abajo, con unas zapatillas negras.
—Celebras, pero tan rápido como puede llegar la felicidad esporádica, de esa misma manera puede desaparecer —la voz de Valentina, provoca escalofríos en mi cuerpo.
Me giro encontrándome con ella parada en el marco de la puerta, de brazos cruzados. Su rostro denota molestia.
—No sé a qué te refieres —susurro intentando controlar la ansiedad que se esparce por mi pecho.
Suelta una risa algo sínica, se descruza de brazos, sus ojos son como dos lanzas.
—No te hagas la que no entiende nada, porque ese papel no te queda bien —niega con la cabeza y yo trago en seco— este juegito que tienes de intentar quitarme a mi marido, con la excusa de "tuve un pasado trágico" —pronuncia entre comillas lo último—, no va conmigo y me importa un bledo lo que pases y dejes de pasar, al final te prometo que te vas a arrepentir de todo. —la certeza en su voz me causa una nueva oleada de escalofríos.
No logro articular nada, y el pitido del carro me distrae. Sandler llego, intento explicarle que no es así, porque por muy mala y doble cara que sea esa mujer, sigue siendo la esposa de Asher y la madre de su hija.
—Señorita suba —me llama Sandler, regresándome a la realidad.
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—Entonces, ¿Cuáles el verdadero motivo por el cual estoy aquí? —le pregunto a Janeth por tercera vez.
Ella pone una mueca en su rostro, lejos de parecer responderme comienza a tomarse el licuado que tiene frente a ella. Su rostro está algo pálido, juega con sus dedos. Está ansiosa, lo que no entiendo es porque, si ella fue la que me pidió que viniera.
—Tenemos mucho de qué hablar —sentencia y vuelve su atención a su licuado.
—¿De qué? Por lo menos dime eso —le pido.
—Vas a entrar a una nueva etapa, la universitaria —asiento dándole la razón—, pero tienes que aprender a defenderte. Porque en ese lugar encontraras todo tipo de personas, y algunos querrán abusar de las personas generosas y lindas y lo que menos quiero es que sufras a causa de eso —pronuncia en un susurro.
Tiene razón.
—Lo sé, estoy pensando en eso, sé que tengo que cambiar algunas cosas y lo intentaré, eso te lo prometo —le prometo.
Ella asiente no muy convencida.
—Otro punto importante es que... tienes que aprender a diferenciar cuando amas a alguien y cuando solo es costumbre.
—Cuando es costumbre, es por la cantidad de tiempo que pasan juntos y por algo rutinario ¿cierto? —le pregunto.
Ella asiente no muy convencida.
—Cuando es amor, sentirás algo que nunca antes habías sentido. Es algo que se adueña de tu pecho, de tu corazón, tu mente, todo de ti. Es sentir que aun cuando el mundo se esté cayendo, si esa persona está a tu lado estarás bien. Que cuando lo veas sonreír ese simple gesto, te enamoraras más, haciendo estragos dentro de ti. —pronuncia mientras mi mente me traiciona trayendo recuerdos junto a Alejandro.
"En una semana puedes amar más que cualquiera podría el resto de su vida" ese día no lo había entendido, pero hoy sí.
"Feliz cumpleaños" dijo cuando me hizo una mini fiesta sorpresa, enseñándome que puede haber luz en medio de tanta oscuridad.
—¿Saday? ¿Me estás escuchando? —Janeth me regresa a la realidad.
Asiento no muy convencido.
—Será capaz de muchas cosas, te enseñará y el tiempo a su lado se sentirá de una forma diferente, ya que cuando llega puede hacerte sentir mucho más que cualquier otro en años. —sus palabras me sacan una sonrisa nostálgica.
—¿Te puedes enamorar de una persona en menos de un mes? —pregunto jugueteando con mis dedos.
Sus ojos me escanean y forman una sonrisa en su rostro.
—Claro que si, o eso creo, es eso de amor a primera vista. —susurra mordiendo el popote—, es como si esa persona fuera un refugio, la muralla que te asegura que nada malo puede ocurrir, es amor cuando el interés sexual queda a un lado y los ratos con esa persona los puedes pasar conversando, podrías pasar horas mirándolo y sentirás que todo esto.
—Tengo que ir por otro y regreso, espérame —es lo último que dice antes de salir corriendo como si se la llevara el diablo.
—Claro, no podía pedir una amiga normal —niego contestándome a mi misma.
—Creo que es más parejo —levanto mi rostro encontrándome con el dueño de esa voz que conozco muy bien, Luke.
El azul de sus ojos brilla de una forma eléctrica. Se sienta a mi lado y es cuando reacciono, está aquí, junto a mí. Después de tantas cosas que han pasado, pensé que no lo volvería a ver. Su presencia aun causa estragos dentro de mí.
—¿Cómo estás? —pregunta mirándome fijamente.
—Bien —es lo único que respondo, evitando esa sensación que se adueña de mi pecho.
Acaso es ¿nostalgia? ¿Tristeza? ¿Traición? Cuando siento que una voz me susurra al oído "nunca sabrás si pudieron estar juntos, si no lo intentas. Me prometiste que intentarías ser feliz" mi piel se eriza, al escuchar la voz de Alejandro. Desestabilizándome momentáneamente.
—Eso es excelente —responde igual de animado.
—¿Cómo está el bebe? —le pregunto sacando mis mejores ánimos.
Forma una mueca en su rostro.
—Bien, pero en realidad quiero hablar contigo de otro tema —su mano viaja hasta su cuello, rascándolo con nerviosismo— de nosotros.
—Luke —intento detenerlo.
—Sé que hice mal, no debí creerle a simple vista. Debí escucharte, pero es un error y todos cometemos errores, intentémoslo de nuevo, por favor, será diferente, te lo prometo —suplica.
Mi corazón se estruja, no es lástima, le creo, pero también tengo muchas cosas que decir.
—Creo que talvez si podremos intentarlo nuevamente —una sonrisa asoma en su rostro—, pero no puedo estar con alguien que no me cree, que me hace sentir que no soy suficiente, por más que lo intente siempre terminamos en lo mismo. Yo siendo la única culpable de todo lo que pasa, siendo la villana del cuento, por el simple hecho de que esa persona no me cree cuando lo miro a los ojos y le digo que lo quiero —pronuncio sintiendo como mi pecho se libera.
Evito su mirada, porque sé que mis palabras lo lastimaron, pero tenía que saberlo.
—Yo... —intenta hablar.
—Sé que mis palabras pueden lastimar o golpear y no es mi intensión lastimarte, nunca lo ha sido. Pero es inevitable, en estas cosas siempre alguien sale lastimado —susurro—, yo te quiero, pero he vivido tantas cosas en tan poco tiempo. Donde te necesite más que nunca, no como pareja, sino como amigo y no estuviste, todo con la excusa de que Duncan es mejor para mí, pero nadie me pregunta que es lo que quiero yo o que pienso. Todos toman decisiones por mí. Creyendo saber qué es lo que más me conviene, pero mi opinión nunca les ha importado —siento como mi visión se nubla y un nudo se forma en mi garganta.
No puedo decir que lo amo, porque no estoy segura de que el significado de esa palabra aplique a lo que nosotros teníamos, pero si puedo decir que lo quiero y lo sigo queriendo. Pero cuando las cosas llegan a ese punto donde todo se vuelve dañino, te siente mal constantemente y todo lo que vives es tristeza, los momentos juntos se vuelven solo los de él.
—Intentaré ser diferente, te lo prometo, pero por favor no me dejes —su voz se vuelve una súplica, sus ojos se cristalizan.
—Nunca te he dejado, a pesar de no ser pareja, siempre intento estar para ti. Eres tú el que me aparta —me sincero.
—No me refiero a eso y lo sabes —susurra buscando mi mirada.
—Lo sé, pero no podemos tener algo cuando ambos estamos mal. No vamos a destruir, no sería sano para ninguno de los dos —susurro evitándolo.
—Entonces mírame a los ojos y dime que no sientes nada por mí y te dejaré en paz —su voz es autoritaria.
—Yo no he dicho eso, nunca dije que no siento nada por ti. —respondo mirándolo a los ojos, mi mayor error—, lo que estoy diciendo es que debemos sanar, para poder amar a otros y que los traumas no se vean repercutan sobre lo nuestro. —me sincero— vas a ser padre —le recuerdo— tienes que intentar ser mejor persona, sanar, para poder brindarle ese amor que nunca que no tuviste en tu infancia.
—Pero... —niega con la cabeza.
—No he dicho que no volveremos a estar juntos, porque si el destino así lo quiere, volveremos, pero siendo mejores para no hacernos daño. —pronuncio y siento paz.
Él asiente y sus ojos hablan por sí, está triste.
—Sabes que yo te amo ¿verdad? —me pregunta.
—Si, lo sé —le respondo.
—Está bien, no es lo que esperaba, pero si así lo quieres. Estaré esperando por ti y cuando estés mejor y vuelvas sabré que es el momento.
—Gracias —susurro.
—Lamento no haber estado para ti, intentaré cambiarlo —susurra.
Perfecto, voy a asesinar a Janeth cuando la vea de nuevo. Luke se levanta de la silla, se despide de mí y se aleja dejándome pensativa por todo lo que ha pasado. Sé que he hice lo correcto, ambos estamos pasando por diferentes problemas y no sería lo más sano.
—Y ¿Qué paso? —pregunta la reina de roma, haciendo acto de presencia.
Ella lleva un nuevo licuado en la mano, mordisqueando el popote. Tanta maldad en una persona tan linda.
—Tanta maldad, los tenías todo planeado, pero te salió mal —niego con la cabeza, achicando los ojos.
—¿YO? —se hace la desentendida— sería incapaz —niega dramáticamente— solo fui por un licuado, no planee nada de esto, él solo llega.
—Claro y de repente me entraron ganas de ser vegetariana, solo porque si —niego con la cabeza— siempre existe un porque, algo que antecede.
—No he hecho nada, pero si me preguntas. Él te ama y lo hace de todo corazón —se sienta a mi lado en la banca.
—Pero...
—Sin embargo, él no sabe lo que es tener una relación formal, eres lo más cercano a eso. Todo lo demás fueron revolcones y listo —se encoge de hombros— lo sé mejor que nadie.
—No puedo estar con alguien que no me crea, que me haga sentir menos y por más que lo intente parece que nunca soy suficiente —me quejo.
—Tienes razón, solo que en el momento en que te sientas lista y preparada, inténtalo quizás serán sus mejores versiones.
—Gracias, sé que tienes buenas intenciones, pero con el todo es complicado. ¿Serias parejas de alguien que tiene un hijo? Además de que la madre de dicho niño, se ha empeñado en joderme cada que puede.
Ella permanece un minuto en silencio, pensando lo que va a decirme o talvez se fue a la luna.
—Si, si lo quiero de verdad, entonces sí. Porque lo único complicado lo decides tú.
—No es tan fácil, no quiero pensar que el día de mañana seguimos juntos y un pequeño o pequeña me odia porque cree que soy la culpable de que sus padres no estén juntos —niego con la cabeza.
—Las cosas pueden cambiar y lo sabes, pero dejemos que el destino decida.
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