Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 31

"No puedo prometer que no tendremos otra pelea. Lo que sí te puedo prometer es que seré más paciente y comprensivo por favor, discúlpame y dame otra oportunidad. "

Saday.

Las personas y las emociones, son dos cosas muy complicadas. ¿Saben que es más complicado? No tener deseo de nada, absolutamente nada. El simple hecho de seguir respirando es complicado. ¿Quiero a Luke? Si, claro que sí. Solo que, desde Alejandro, algo cambio y no sé qué es. Siento un pequeño vacío en mi estómago.

Me adentro al cuarto de Asher, para pedirle un consejo. Pero no hay nadie. No ha estado últimamente, solo lo veo en las noches, pero llega cansado. Una silueta capta mi atención, es... valentina. Su mirada recae sobre mí, de una forma recelosa, con asco.

—No está y no llegará en todo el día, es mejor que no lo esperes y punto. Busca a otra persona, ¿Acaso crees que mi marido es tu psicólogo? ¿O tu amigo? —pronuncia como si fuera superior a mí.

—No le estoy haciendo daño a nadie, hablo con él porque quiero y porque puedo —sentencio cruzándome de brazos, cansada de la misma situación con ella.

—No, la que no ha entendido eres tú. Él no es tu padre, métete esa información de una vez por todas en esa cabeza que solo te sirve para sombrero. —su voz me causa escalofríos.

—Si le molestara, me lo fuera dicho él mismo. No creo que tenga necesidad de que hables por él

—Es que él es tan caritativo que no es capaz de decírtelo por sí mismo, date cuenta por ti misma.

Permanezco en silencio. Me parece mal, nunca le he hecho nada a nadie. Intento ser buena persona, en todo, pero nunca es suficiente. Siempre quieren más o simplemente no me ven y le tienen envidia a la nada.

—Cuando él regrese que me lo diga y no lo molestaré más, pero mientras tanto no necesita una mensajera.

—Recuerda tu lugar, soy la señora de la casa y puedo regresarte con tu madre, cuando a mí me plazca, no tienes tu suerte, pequeño engendro.

La mención de mi madre, logra erizarme, pero causar tantas dudas sin respuestas. Salgo sin medir más palabras con ella. Me dirijo a mi habitación con ganas de llorar, gritar. Ale me pudo salvar de algo, pero no significa que esté mejor en este lugar.

Mi teléfono me regresa a la realidad. Contesto la llamada sin ver el nombre.

—Tienes que venir ya —Duncan se escucha agitado.

—¿Qué? ¿Por qué? ¿Qué paso? —pregunto olvidando lo que acaba de pasar.

—Solo ven al departamento de Luke y te lo contaré.

No me da tiempo de preguntarle el porqué, ya que cuelga la llamada sin darme explicación alguna. Aquí es cuando comienzo a preguntarme por qué tengo amigos tan raros y complicados. Intente irme sola, pero Sandler no me dejo y una cosa llego a la otra y ahora estamos afuera del apartamento de Luke.

—Voy a entrar y no se me quiere esperar o le puedo pedir a alguno que me lleve —le informo.

—Avíseme y no se vaya sin decirme nada —me pide.

Entro al departamento de Luke. El lugar está iluminado solo con una pequeña lámpara.

—Si ese idiota de Duncan piensa en hacerme una broma, lo voy a castrar y después lo arrojaré a los cuervos —sentencio en un susurro.

—No vas a tener que castrarlo...

Un grito abandona mi garganta, pero al ver a Luke. Creo que he palidecido. Lo sabía, me van a matar.

—¡¿POR QUÉ NO PUEDEN SER PERSONAS NORMALES?! —le grito.

—Porque no sería divertido, pero ya que estas aquí debemos hablar —la preocupación es notoria en su voz.

Miro a mi alrededor, pero me siento tan nerviosa que no quiero sentarme. La poca luz me permite ver un lado del perfil de Luke, se ve cansado, pero también hay tristeza en su mirada. El azul de sus ojos ya no brilla.

—Sé directo —le pido.

—Lo lamento tanto, todo lo que paso, todo lo que dije, hice y te hice sentir —habla rápido, como si le quemara—, pero por más que quiera estar a tu lado ayudándote en este momento tan complicado de tu vida, no estoy seguro de ser capaz.

—¿A qué viene todo esto? No lo entiendo. —intento que mi voz no se quiebre aquí.

—Voy a ser papá —susurra, bajando la mirada.

¿Qué se hace cuando estas en shock? No lo sé. Quiero hablar, pero la voz no me sale y por primera vez desde que llegue necesito sentarme y eso hago.

—¿Quién...?

—Lucia —vuelve a susurrar.

Ahora me siento como si fuera una idiota. Todo este tiempo sintiéndome como la mala de la película, pero al final todos tenían razón y solo fui un puto juguete con el que paso el tiempo.

—No paso mientras estábamos juntos, eso fue un error —pronuncia, pero mi cuerpo está en automático y me levanto del sillón.

—Escúchame y después saca tus conclusiones —me pide sujetando mi antebrazo.

—No tengo por qué escucharte —dicto molesta.

—Fue cuando me dejaste en el restaurante. Me fui a un bar, me pasé de copas y sé que esto es algo que cualquiera suele decir, pero...

—Pero nada, seamos sinceros. Soy la única pareja con la que has estado y no te has acostado, pero claro, que puedo esperar si ante los ojos de los demás siempre voy a ser una niña —me mantengo firme.

Niega con la cabeza. Intento zafarme de su agarre, pero me sujeta por el otro brazo y me aprisiona contra la pared.

—Eso no es así, nunca ha sido así y tú lo sabes. Fue un error, todos en este maldito mundo cometemos errores, y yo estoy asumiendo las consecuencias de ese error —está molesto, pero yo también.

—¿Para qué estamos aquí? Ya habías terminado conmigo, no me debes ninguna explicación.

De sus ojos saltan chispas, está molesto.

—Porque nunca terminamos, nos tomamos un tiempo. Yo tenía que pensar en eso que me habían dicho y tú necesitabas recuperarte...

—Yo no necesitaba tiempo, yo solo necesitaba que estuvieras ahí. A mi lado, como tanto habías prometido —mi voz se quiebra, mi visión se nubla, pero no pienso llorar delante de él.

—Yo...

—Yo nada, no me vengas con tus excusas baratas. No sabes ni una mierda de lo que he tenido que vivir, te necesitaba, porque me estoy desmoronando, pero eso no te importo en lo más mínimo —niego con la cabeza.

—Estás mejor con...

—Espero que no se te ocurra decir que con Duncan —lo interrumpo—, porque ambos van a ser padres y que casualidad que son de sus ex.

—Yo a ti te amo...

—No —niego con la cabeza—, si tú amas algo no le haces daño y mucho menos te alejas.

Ahora es el quién niega con la cabeza. Su mirada conecta con la mía.

—Estás encaprichado, porque tienes el vago pensamiento de que yo soy tu chivo expiatorio, y que conmigo ya no tendrás remordimiento de las cosas que haces y dejas de hacer. —las palabras abandonan mi boca antes de que me dé cuenta.

Su agarre se afloja.

—Bésame —pronuncia con los ojos llorosos—, porque si tienes razón en eso, entonces no sentirás nada y yo tampoco.

Mi boca se abre en confusión. Siento mi corazón martillar en mis oídos, pero también siento mucha ira acumulada dentro de mí. Sin pensarlo dos veces levanto mis manos y las dirijo a su nuca atrayéndolo hacia mí, sus ojos se vuelven dos fosas sin fin. Su boca choca contra la mía. Nuestros labios se manejan de forma violenta, sacando todo aquello que nos ha envuelto en estas últimas semanas. Sus dedos se aferraron al nacimiento de mi cabello, jalándolo con algo de fuerza, sacándome un ligero gemido involuntario, sus labios mordían mi labio inferior, pero a la vez se desataba una guerra en quien dominaba este momento. Mi respiración se vuelve un asco y mi corazón, estoy segura de que él es capaz de escucharlo como late. Sus manos abandonan mi cabello y se suben por mis piernas, levantándome en el aire y estrellándome con más fuerza contra la pared.

De mi boca abandona un quejido que él aprovecha para que su lengua se vuelva una invitada. El beso se acelera, no sé si es posible, pero pasa. Mis manos suben por sus hombros, trazando líneas por sus hombros hasta su oreja, sintiendo como tiembla bajo mi tacto. Sus manos amasan mis glúteos, provocándome gemidos que son ahogados por la boca de mi compañero. Mi cuerpo entero se siente caliente, subido de temperatura. Arde en cada movimiento.

Sus manos abandonan mis glúteos y se meten por el bordo de mi camisa, trazando pequeñas líneas por mi cintura y espalda, mandando pequeñas descargas por mi cuerpo.

Me separo ligeramente de él, para poder respirar como es debido. Sus ojos se conectan con los míos, sus labios se hincharon tornándose rojos, está rojo y su cabello está más despeinado que de costumbre.

—Que bien que no sientes nada por mí —susurra de forma burleca.

Niego con la cabeza, aún molesta por todo lo que ha estado ocurriendo.

—No te prometo que será fácil, mucho menos que no habrá peleas, o momentos donde todo esté mal, pero si te puedo prometer que quiero luchar por esto, por nosotros e intentar salvar lo que había. Porque todo tiene solución a excepción de la muerte.

¿Qué hacer? Esa es la cuestión.

—Sé que —sus manos viajan a mi cintura nuevamente, donde se encuentran las cicatrices — amo cada una de ella, cada cicatriz, cada marca. Sabía que él estaría para ti, no es la mejor excusa, pero solo te pido que nos demos otra oportunidad.

—¿Podemos intentar volver a ser amigos? —le ofrezco yo.

—Los amigos no se besan como nosotros, los amigos no se provocan erecciones o...

—Ya entendí tu punto —respondo interrumpiéndolo.

—Te extrañaba —pronuncia rozando su nariz por mi mejilla.

Me quedo en silencio por unos instantes recordando las palabras de Alejandro.

—Y yo a ti. —le respondo dejando un casto beso en sus labios.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro