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Capítulo 26

"Se supone que al descubrir la verdad todo cambiaría, pero ¿Cuál es la verdad?"

-I.K.R.H-

Duncan P.O.V.

Los minutos. Las horas. Los días transcurren. Aprender a tomar decisiones correctas es fundamental en nuestras vidas y más cuando hay personas que dependen de dichas decisiones. En ocasiones arriesgamos todo por otros, aunque ellos no lo sepan. Tenemos que disfrazarnos con nuestra mejor máscara para poder seguir en nuestra tarea y velar por su bienestar.

En mi caso, Sandra decidió tener al bebé. Solo me queda apoyarla en todo, sus padres por otro lado están felices, van a tener un nieto con el apellido Blackstone y yo no voy a negar que me siento aterrado por ser padre. Sin embargo, Saday cree en mí y eso es más importante que cualquier otra cosa. A veces tengo pensamientos fugaces de cómo sería si la madre de mi hijo seria Saday en vez de Sandra, creo que estaría más emocionado y menos desconfiado.

Es muy lindo cuando alguien a quien quiere. Confía y cree en ti cuando más nadie lo hace. Sada es en ocasiones mi roca de la cual me sostengo, ella es fuerte y valiente, ella lo da todo cuando ama alguien. Ojalá y yo fuera esa persona, además me sorprende es su sentido protector. Ella prefirió que Luke la odiara a tener que decirle lo de sus padres, antes de arriesgar el bienestar de él, no puedo saber qué es lo que ella sentía. Estoy seguro de que ella va a seguir adelante.

En medio de todos mis pensamientos, me parqueo en la casa de los Miller. Lleva una semana desde que terminó con Luke, por motivos ya conocidos. Sin embargo, ella no responde mis llamadas y mucho menos mis mensajes. Bajo del carro. Toco el timbre, esperando que alguien me abra. Joe abre la puerta e intenta disimular la preocupación en su rostro al verme.

—Joven Blackstone, disculpe mi atrevimiento, pero no es un buen momento. —pronuncia intentando sonar de forma delicada.

—Yo vengo a ver a Saday. —le aclaro.

No importa si Asher me quiere acuchillar con la mirada, solo quiero saber cómo esta.

—Ese es el problema, no es un buen momento. —insiste ella.

—Solo quiero saber si está bien.

—Entonces usted todavía no sabe. —piensa en voz alta.

—¿Saber qué? —un escalofrío recorre mi columna vertebral.

—Lo siento, no puedo decir más. —se encoge de hombros.

A la puerta llega Valentina. No está nerviosa, afligida, más bien molesta.

—¿En qué puedo ayudarte Duncan? —me pregunta de forma directa.

—Vengo a ver a Saday.

Su rostro se vuelve una mueca de disgusto al escuchar el nombre. ¿Ella la odia? Eso si es nuevo. Pero ¿Por qué?

—Ella no se encuentra —pronuncia de mala gana.

—La puedo esperar —mi respuesta no le agrada, porque niega con la cabeza. Se recuesta sobre el umbral de la puerta y se cruza de brazos.

—Después de su cita con Luke, al día siguiente salió. Pero no regreso —responde con un suspiro.

—¿Cómo es eso? ¿Se escapó? Ella no haría eso —lo sé, la conozco.

—No se escapó, ella fue con Sandler al parque. Él fue a comprar algo y cuando regreso ella ya no estaba. En su lugar solo había una pequeña nota "es solo el comienzo" es lo único que decía —pronuncia y en esta ocasión, noto algo más de humanidad en ella.

Sus palabras me descolocan, al igual que sus repentinos cambios de actitud. Mi mente divaga dejándome en busca de respuestas. Si yo no sabía eso. Significa que Luke tampoco lo sabe. Ella debe estar maldita o algo así, no sale de una cuando algo malo le vuelve a caer.

—¿Hablaron con la policía? —le pregunto afanado.

—Si, nos informaron que después de las 72 horas de desaparecida no hay garantía de que siga con vida.

—Tengo que hablar con Luke —pienso en voz alta.

—¿Con qué fin? —su rostro denota molestia, al escuchar ese nombre.

—No lo sabe y aun cuando él debe estar molesto por todo lo ocurrido. La sigue amando, eso no va a desaparecer. —le explico. Yo también la amo, pero por eso estoy consciente de que se sentirá mal al saber—. El señor Asher ¿Dónde está? —cambio de tema.

—Está en la policía, hablando con unos investigadores —me aclara algo molesta.

Eso es. Le molesta la actitud que su esposo mantiene cuando se trata de ella.

______&________

Llego a la mansión de los Wessbell es muy hermosa con un estilo entre contemporáneo y antiguo, entro y a la primera persona que veo me encuentro es a la mamá de Luke.

—Sra. Wessbell. —la saludo.

—Corazón dime Katrina —su sonrisa se expande.

Esa señora es como la hierba mala.

—Katrina, voy a ser directo —me mantengo frente a ella sin sentarme—, ¿Por qué odia a Saday? ¿Qué le hizo la pobre chica? —su semblante se mantiene serena, como si no supiera de qué hablo.

—Es una inculta, que no merece a mi hijo. Es demasiado para ella —pronuncia recostándose en el sillón.

—Ella escuchó su conversación con su esposo —le aclaro con las manos en los bolsillos—, ya sabe esa conversación donde le iba a quitar todo a Luke si seguía con ella —le aclaro, para refrescar su memoria.

Asiente con la cabeza —Eso es mentira —pronuncia indignada.

—Pues ella no suele mentir. —respondo defendiéndola.

—¿Me estás llamando mentirosa?, por esa andrajosa.

—No es ninguna andrajosa. —esta señora está acabando con todo rastro de paciencia que poseo.

Cómo si todo estuviera planeado, llega el Sr. Wessbell.

—¿Qué ocurre? —pregunta al ver el rostro de su esposa.

—Yo sé que usted no me va a mentir y me va a decir ¿por qué odian a Saday? —le pregunto, cansado de las mentiras de su mujer.

—No la odio —pronuncia con simpleza.

—Y ¿por qué dijeron que si ella no terminaba con Luke le quitarían todo a él?

—Yo no lo dije fue ella —señala a su esposa— llámame Carlos.

—No que no —respondo mirando a Katrina.

—¿Pero por qué preguntas eso? —dice Carlos intrigado.

—Ella... —suspiro me duele decirlo— al siguiente día, después de la cena. Ella fue secuestrada y eso ocurrió hace una semana.

La sala se sume en un silencio. Donde ninguno logra mantener mi mirada.

—Entonces viniste ¿Por qué crees que yo la mande a secuestrar? —pregunta molesta.

Si no fuera la madre de mi amigo, le diría un par de verdades.

—No, yo vengo a que confesarles como ha sido su vida y datos que su investigador no le entrego. No ha tenido una vida fácil, durante 16 años ella ha sufrido de todas las clases de abuso psicológico, mental, físico, emocional por parte de su madre— un suspiro de cansancio sale de mí— hasta hace dos meses y medio llegó a los Miller. Están en el proceso de hacerla parte de su familia. Sé que a ustedes no les importa nada concerniente a ella. —sé que mis padres serían felices si ella fuera mi novia—, les puedo asegurar que ella ama a Luke y le dolió todo lo que le dijo a él. Lo hizo porque prefirió sacrificar su felicidad por el bienestar de él. Es algo digno de admirar. Pero ahora él cree mil cosas que no son y no sabe que ella está secuestrada.

Siento que lo usaran en su contra.

—¿Qué crees que sentirá tu amiga, al saber que hiciste todo lo que intento evitar? —pregunta Katrina metiendo cizaña.

—Sé molestará, pero me perdonará. Tiene un buen corazón, yo sé que usted cree que ella quiere su dinero, pero no es así. Es lo que menos le interesa.

Luke.

Todo en la vida tiene una reacción, el cómo tratamos a alguien en un momento. Puede repercutir en el futuro, pero proveniente de otra persona. Enseñándonos de esta forma, el dolor que sintió aquella en dicho momento. Es karma. O eso creía, al escuchar el reclamo que le hizo a mis padres, me concedió muchas respuestas que necesitaba. Mi cuerpo la ha extrañado sus caricias, sus besos, su sonrisa, todo de ella, hasta cuando se enojaba, verla dormir entre mis brazos era una de las mejores sensaciones del mundo, pero la deje ir por tonto. Por creer que todo gira en torno a mí, no sé cómo me deje usar de esta forma vil.

Pero arriesgar todo lo que teníamos, ¿por mi bienestar? Ocasiona que me sienta de una forma extraña, porque eso significa que no confía lo suficiente en mí. Como para poder tener esta conversación y llegar a una conclusión que ambos tomáramos. No fue una decisión de pareja. La tomo ella sola. Sin embargo, eso ya no me importa. Solo deseo buscarla, que ella esté bien. Porque si muere me odiare por el resto de mi vida.

Terminó de entrar a la sala. Ver el rostro de mi madre pálido y la sonrisa maliciosa de Duncan asomarse en su rostro, me hacen el día.

—¿Qué haces aquí Duncan? —pregunto inocentemente.

—Vengo a verte, quiero hablar contigo, pero eso puede esperar —se encoge de hombros.

—Vamos a mi departamento y hablamos.

—¿Te vas ya, cariño? —pregunta mi madre preocupada.

—Si, ya me siento mejor —le resto importancia.

No espero que me responda, solo me giro y camino en busca de su carro. Me siento en el asiento del copiloto.

—¿Me lo ibas a contar? —le pregunto cuando se sienta a mi lado.

—¿Qué cosa? —pregunta algo ido.

—Lo de Sada y mis padres. —refresco su memoria.

—Si, pero primero quería saber ¿cómo estabas? —la preocupación es notoria en su rostro.

—¿Y cómo crees que voy a estar? —niego con la cabeza. Él no tiene la culpa de lo que pasa a mi alrededor.

—No sé.

—¿Por qué ella no me lo dijo? —le pregunto de forma directa.

—fue su decisión, quería protegerte.

Puede querer protegerme, pero ella no ha comprendido que en una relación son dos personas. No una sola.

_________&__________

La desesperación, esta se puede llegar a asociar con la ira o el estrés. El no encontrar la solución ocasiona que perdamos de vista las posibles salidas. En este caso, no existe salida. Cinco días, son lo que han pasado desde que supe que ella estaba secuestrada. Es la cantidad de tiempo suficiente para que me sienta aún más como un idiota. El tiempo trascurre juntamente con la fe, en encontrarla.

—Tu padre tiene una hija. —suelta abruptamente mi madre. Haciendo acto de presencia en mi apartamento.

—¿Qué? —respondo anonadado.

—La secuestraron. Lleva tres meses desaparecida, la madre murió y tiene 9 años. Nunca la ha visto. —suelta sentándose en uno de los sillones de la sala.

—¿Por qué me lo dices ahora?

—Para que entiendas como se siente tu padre.

—No lo juzgaría, pero tengo que salir madre. —ella asiente de mala gana.

Salimos juntos del apartamento. Le voy a ofrecer llevarla a casa. Cuando un ban negro se detiene frente a nosotros. Bajando un saco grande de color blanco que se tiñe rápidamente de rojo. Se apresuran a irse. Mi mente no procesa solo actuó. Me acerco lentamente, mi corazón late más rápido. Lo abro despacio, pero me petrifico al ver lo quien está dentro.

Saday. Su piel está pálida, con moretones visibles que se pondrán morados, por los pómulos. En su cuello tiene marcas que cortan. Busco el lugar de donde proviene tanta sangre... su espalda. El grito de mi madre me regresa a la realidad. La sujeto de forma rápida, porque su color es más pálido con cada minuto que pasa. Le pido a mi madre que abra la puerta de mi carro y entramos. Ella va manejando.

Observo detenidamente su pequeño cuerpo, encontrándome con más hematomas. Su piel se siente más fría.

No te atrevas a morirte. No lo hagas, no puedes hacerme esto. Yo te amo pequeña, puedo decir lo que sea, molestarme, pero nada en este mundo hará que te ame menos. Me enseñaste tantas cosas, que ahora no soy capaz de seguir sin ti en este mundo.

Llegamos al hospital gritando por ayuda, hasta que una enfermera me trae una camilla, un doctor la revisa y se la lleva.

Mis manos estaban cubiertas de sangre.

Una niña pequeña castaña de unos ojos azules como los míos, está pálida y parece desorientada, al igual que el estado en que se encuentra es deplorable. ¿Qué le ocurrió a esa niña?

—¿A dónde se la llevan? —pregunta y puedo notar el miedo adueñarse de su mirada.

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