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Capítulo 14

Saday.

Escucho la voz de Duncan y le respondo.

-¿A quién vas a dejar ir? -pregunto.

Pero antes de que pudiera responderme entro una doctora y le pidió que saliera.
No me preocupa él. Lo que llegaba a mi mente era que estar en un hospital involucra exámenes, los exámenes involucran dudas.

Las dudas llevan a preguntas y sucesivamente hasta que todos sepan mis condiciones médicas y eso no es bueno, mi madre sabrás se enojara y todo se va a ir a la mierda, me va a castigar y no quiero que eso pase.

-¿Saday sabes por qué estás aquí? -me pregunta la doctora.

-Sí, tuvimos un accidente y no recuerdo más. -me sincero.

-Llegaste en un estado crítico. Tu pulso era demasiado débil, a tal forma que creímos que habías muerto. Pero cuando tu corazón recobro la fuerza volviste a abrir los ojos.

Solo asentí con la cabeza.

-¿Sabes que me sorprendió mucho más? -pregunta y yo niego con la cabeza-. La cantidad de lesiones que encontramos en tu cuerpo ¿Acaso eres victiman de violencia doméstica? -me pregunta.

Tengo que pensar rápido no pienso, ni quiero volver a esa casa hogar.

-Solo se lo voy a responder si me promete no decirle a nada a nadie, ni sobre las lesiones, ni lo que lo voy a contar. -digo tratando de ganar tiempo e inventar una buena excusa.

-Está bien, pero se sincera.

-En mi colegio, hay un grupo de muchachas y sus novios. Ellas me golpean siempre, desde la escuela lo hacen -respondo bajando la mirada, con la esperanza que me crea, porque siendo sincera nadie me puede ayudar.

-Y ¿le has dicho a alguien? ¿A tu madre quizás? -pregunta preocupada.

-No le he dicho a nadie -piensa rápido, no puedo dejar que se salga de mis manos- mi madre se preocupa y mucho.

-Se pondría a llorar y se diría a sí misma que es una mala madre y no quiero que llore por creer cosas que no Son ciertas. Es que para ella es difícil ser madre y padre a la vez y más desde que mi padre murió -terminó agachando la cabeza.

Nunca había dicho tantas mentiras, para cubrir a mi madre. Pero ya pasé por esto una vez y no funcionó. Está mal, pero es mejor que crean eso, a final de cuenta nadie me quiere. Todo lo hacen por caridad o lástima.

-Está bien, lamento mucho tu perdida, pero cuídate más. ¿Sí? -me pide de forma amistosa.

-Está bien.

-Por cierto, ese muchacho no había dicho ni una palabra y cuando le dijimos que habías muerto, fue como si lo mataran lentamente -dice riéndose- lo tienes en la planta de tu mando, dale una oportunidad.

-No sabía, pero él tiene novia y si no me equivoco hoy en la mañana él no me quería ni ver.

-Verás, a veces tenemos que llegar al punto de creer que perdemos a esa persona, para poder dejar nuestro orgullo de lado y darnos cuenta de lo que sentimos realmente. Si no me equivoco el largo a una joven y creo que terminaron.

-¿Cómo sabe eso? -pregunto sorprendida y con una sonrisa- no es por nada, pero él merecía a alguien mejor que ella.

-Las enfermeras a veces son muy chismosas, según ellas parecía de telenovela. Y en lo otro, bueno no te puedo decir que si o que no. Pero lo que sí te puedo decir es que él te quiere.

-No sé, voy a pensarlo. Pero gracias por todo.

La doctora se retira y me deja pensativa. Tantas cosas pasaron en tan corto tiempo. Él me agrada, sin embargo, no me gusta que las personas me traten por menos, además hay que hacerlo sufrir un poco. Y hablando del rey de Roma, mira quien se asoma.

-Antes de que me digas algo, quiero que me digas cuál es el estado de los pacientes Sandler y el Sr. Miller -pregunto.

-Están bien, una que otra cosa, pero están bien y ¿tú cómo te sientes?

-No sé -respondo tirándome contra la almohada, simulando que me desmaye.

<<que empiece su sufrimiento>> pienso.
Me levanto de poco a poco, lo miró como si no lo conociera y le digo.

-¿Quién eres tú? -pregunto, como la buena actriz y mentirosa que soy.

Ganando que el rostro de Duncan palidezca.

-No me recuerdas -dice mirándome extrañado-, pero no importa. Yo no era nadie en tu vida, pero te quiero pedir perdón por todo lo que pasó, no debí irme así de tu vida. -dice en un susurro.

-Tampoco debí tratarte así en la oficina. Pero tenía celos, estaba enojado, intenta ponerte en mi zapato. Aparte de eso te había visto en el parque con ese imbécil de Luke y en la reunión no soportaba y perdón, está mal. Solo no quería verte con él. Cuando te vi en esta cama fue que entendí que son celos y me gustas. Cuando despertaste sentí que el mundo me estaba dando otra oportunidad para remendar mis errores y dejar mi orgullo.

-No quiero tu lástima, si sientes eso puedes largarte. No quiero caridad de nadie y menos de alguien que no recuerdo. -espeto molesta.

-No me voy a ir, no importa cuantas veces me quieras sacar de aquí, yo te quiero y voy a ser mejor persona te lo prometo. Créeme que siento muchas cosas por ti, pero la lastima no es una de ellas. -dice con esa sonrisa seductora que lo caracteriza.

-No me importa, pero ¿acaso tú no me odiabas? -pregunto extrañada-. Aparte de eso se ve muy feo profesarle tu afecto a alguien que no es tu pareja -respondo mirándolo con una ceja levantada.

Ignora mi comentario. Camina hacia mi cama, jalo una silla y se siente. Me observa, a lo que mi corazón responde acelerándose y dice.

-Yo terminé con Sandra -se acerca sujetando mi mano y dice- yo no te odio, estaba molesto cuando te dije eso y un poco de celos de cómo te llevabas con Luke, lo que no entiendo es que me dices que no me recuerdas, pero sin embargo me haces preguntas asertivas.

No le respondo, solo muevo mi rostro hacia otro lado y me cruzo de brazos. Siento unos brazos que me rodean, abrazándome. Deposita un beso en mi cachete, empieza a trazar una línea de besos desde ahí hasta mi oreja y me dice al oído:

-"Eres mala, me lo merezco, pero aun así te quiero" -depositó su último beso abajo de mi oreja.

Me estremezco en reacción a sus caricias, hacen que mi corazón vaya a mil por hora.

-Aun cuando te enojas te ves linda, -dice riéndose- y más cuando algo te da pena o te descubren.

Se vuelve a sentar, y yo solo puedo pasar mis manos por mi cara. Quiero decirle algo, pero Valentina entra por la puerta.

-Valentina -digo emocionada- ¿cómo te sientes? -digo mirando su vientre.

-Bien y ¿tú? -y noto nerviosismo en ella.

Volteo a ver a Duncan y como si leyera mi mente, se despide, no sin antes darme un beso en el cachete e irse.

Valentina entra y se sienta, me observa fijamente.

-Nos diste un gran susto a todos, Asher quedó en shock. Duncan casi se desmaya era un mar de lágrimas. Gracias por salvarlos, pero ¿por qué regresaste al carro? Eso es lo que no entiendo.

-La doctora me explico un poco de lo que pasó, todavía me cuesta creer eso de ellos. -respondo recordando el chisme que me dijo. Bajo la mirada y un suspiro sale de mí- regrese por esto -le muestro el collar- la doctora me lo trajo. Yo me había prometido cuidarlo, por eso regresé. Aparte de eso el Sr. Miller tiene una familia por la cual velar, Sandler también, si tengo la facilidad de ayudar lo hago.

-Gracias -dice entre lágrimas, toma mi mano-, lo importante es que estás bien. Yo solo puedo decirte en mi opinión que "todo vale la pena si te hace sonreír".

Yo asiento.

-Asher todavía no sabe qué volviste a la vida y le van a dar salida hoy he convencido a la doctora y te van a dar salida hoy en la noche. Duncan te va a llevar y le damos los chicos ¿Te parece? -me pregunta y yo asiento.

Ella sale y aprovecho para dormir un rato. Todo me duele y los ojos me van pesando y caigo rendida en los brazos de Morfeo. Todo se tornó oscuro...

Y ahí estaba yo, en la puerta de la casa de mi madre, estaba lloviendo. Le acababa de dar el paraguas a ese extraño para que no se mojara.

Toque la puerta porque no cargaba las llaves, ella abrió la puerta estaba sonriendo, pero cuando me volteo a ver su rostro se contrajo en enojo.

En un abrir y cerrar de ojos su mano impactó contra mi mejilla provocando que perdiera el equilibrio. Cayendo en la tierra del portal. Sin darme tregua me agarró por el cabello y empezó a jalar hacia adentro de la casa.

Estaba todo arreglado eso significaba que estaba esperando a alguien.
Salí de mis pensamientos al escuchar el crujir de la madera de la puerta al abrirla.

En el patio todo estaba oscuro mi madre me jalo y me puso un grillete en el tobillo junto con unas cadenas y me dijo que me quedará quieta, que guardará silencio y si me comportaba podía entrar en la mañana.

-Todo empezó porque creyó que le estaba mintiendo y que me estaba revolcando con mi novio -y eso no era cierto. Me había quedado terminando una tarea y se me hizo de noche.

La lluvia cubría mis lágrimas para que nadie las viera, el frío de la noche era mi cobija y el suelo de la tierra era la única testigo de mis miserias.
Nadie me puede ayudar. Ni hoy ni nunca.

Me despierto sofocada, con lágrimas en los ojos. Duncan está sentado y al notar mi estado se acercó se sienta junto a mí y me atrae arrulla dome entre sus brazos, él se recuesta y me lleva consigo. Terminó recostada en su pecho.

Mi mente divagaba en aquellas semanas, mi madre me trató mejor de lo normal, pero algo ocurrió no supe qué fue, pero fue suficiente para que ella se la desquitaba conmigo, mi cuerpo aún lo recuerda.
Aparté esos pensamientos de mi mente y me concentré en ese perfume que me embriaga a cada vez más...

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