CAPITULO III CONOCIENDO AL EQUIPO
Un joven de pelo negro y con ropa de camuflaje es encontraba moviendo cajas de madera en el patio de un almacén que parecía estar abandonado, después de dejar la caja encima de una camioneta se percató que en la lejanía una nube de polvo poco a poco se estaba acercando a su posición, por lo que corrió a agarrar un mazo de metal con picos oxidado y se escondió en un arbusto.
El auto se detuvo, aquel tipo se percató que era una patrulla del Sheriff, el sujeto espero y dejó que del auto saliera el agente; esperó cual halcón sobre su presa, algo llamó la atención del oficial y miraba por todos los alrededores, algo que incomodó al tipo escondido, miró a través del follaje.
«Que pendejada está haciendo este animal» pensó el tipo y esperó en caso de tener que matar al policía.
Por su parte el Sheriff revisó de arriba - abajo el lugar, como era obvio lucía abandonado cubierto de maleza y con un mensaje que decía, "PROPIEDAD PRIVADA NO SE VENDE".
—Buen lugar... lejano... y cubierto de flora para escabullirse en caso de que alguien los invada... ya sea la mafia... o la policía —dijo el oficial.
—Era de ellos... pero después de que los expulsaste de Perfection nos adueñamos del lugar... y como lo dijiste... por eso lo elegimos —contestó Samuel.
Mientras el Sheriff revisaba el lugar, se percató de la presencia de una camioneta y al intentar acercarse pisó y de entre las hojas salió el palo de un rastrillo de jardinero que lo golpeó en los testículos, el oficial hizo un esfuerzo para no gritar por el terrible dolor por lo que no se fijó y terminó por un cordón que lo hizo tropezar, a lo cual varias cosas metálicas como improvisado sistema de alarma le cayeron encima golpeándolo; Samuel al escuchar la conmoción fue a ver lo que estaba sucediendo, el tipo aprovechó que el policía estaba aturdido, Samuel al llegar vio a su compañero a punto de lanzarse contra el policía.
—¡¡¡ROGELIO NO!!! —Gritó Samuel.
El oficial alarmado sacó su arma y se volteó a donde Samuel miraba, Rogelio al verlo se arrojó sobre él y los dos empezaron a forcejear, en un inicio Samuel los intentaba separar pero durante el forcejeo un disparo se escuchó y Samuel se tiró al piso mientras los dos imbéciles peleaban, durante el forcejeo más disparos se oyeron hasta que todas las municiones del revolver se agotaron, por lo cual pasaron a los puños, el otro al ser más fuerte que el policía lo mandó al piso y le estaba por dar un golpe con el mazo hasta que Samuel se puso en medio de los dos.
—¡¡¡ES UN CLIENTE!!! ¡¡¡GILIPOLLAS!!! —gritó deteniendo a su compañero.
—Me lo hubieras dicho desde un inicio ¿Cómo mierda iba a saber?
—Con un neandertal como compañero me sorprende que sigan vivos— dijo el oficial.
—¿A quién le dices ñandertal? Momia reseca— dijo el otro y los dos estaban por pelear.
—¡Ya los dos! Dirceu, él es Rogelio, mi socio de negocios —dijo el peliblanco.
Después de ese momento bochornoso, Samuel le explicó que el policía venía por un negocio y que con suerte no tendría que mover un solo musculo, pero se negó a decirle el pago ya que sabía que su compañero se negaría rotundamente.
—Oigan creo que soy menor se sus problemas —dijo Dirceu y los dos voltearon a ver al Sheriff quien les señaló la camioneta; pues el disparo golpeó un área del motor y ahora estaba tirando aceite.
—¡¡¡EN SU PUTA MADRE SAMUEL!!! ¡Mira lo que provocó!— dijo Rogelio enrabietado.
—¿Lo que yo provoqué? Discúlpame amigo pero yo no le dispare al motor del auto —se defendió el oficial.
Rogelio soltó un gruñido de rabia y está toda arrojarse de nuevo contra el oficial solamente para ser tacleado por su amigo, ambos cayeron al piso momento en el cual Rogelio aprovecharía para sacar un cuchillo de cacería y tratar de rebanar al policía, Dir al verlo inmediatamente esquivo los ataques en una de esas cuando Rogelio se descuidó aprovechó para aventarse contra él y arrebatarle el cuchillo; Samuel por su parte se se acercó sigilosamente para someterlo con una llave.
— Vete al diablo —dijo Rogelio a su amigo molesto porque estaba apoyando al enemigo en lugar de él.
—No gracias no lo quiero conmigo —dijo bulonamente Samuel.
—Podemos hablar esto civilizadamente... Ustedes dos No me interesan yo tengo mis ojos fijados en otros sujetos pero necesito ayuda de algunos delincuentes ya que por obvias razones no le puedo decir a mis compañeros que me ayuden a cazar a unos mafiosos... Eso según las leyes sería anticonstitucional aunque seamos sinceros ellos no merecen derechos por esa vida que eligieron —dijo intentando calmar al otro pero seguía forsándose —Bueno ya que necesito un poco de tu ayuda pero viendo que esta situación no es favorable para los dos podemos negociar... Digo eres hombre de negocios... Tú solamente digno precio y yo trataré de ayudarlos aunque debo advertirte que no tengo mucho dinero ya que comprar el rancho de tu amigo me tomó casi todos mis ahorros —dijo e instintivamente dejó de luchar el otro.
—¿Espera un maldito segundo? ¿Me estás diciendo que aceptaste hacer un trato con él por el rancho? ¿Vamos a jugarnos el pellejo por eso? ¡¿Por un mugroso rancho?! —dijo molesto Rogelio a su compañero.
—Oye necesitamos una base de operaciones y no podemos quedarnos aquí en medio de la nada sin protección al menos allá sabemos cómo es el terreno Y podemos establecer rutas de escape —se defendió Samuel.
—Ah no... Eso sí que no si yo me voy a jugar el pellejo va a ser por dinero... No por un mugroso rancho de mala muerte— dijo Rogelio.
—¿Y por armas? —dijo el oficial captando la atención de ambos —hice trato con tu compañero pensando que él te había dicho de la situación pero viendo las circunstancias no tan favorables para todos tal vez pueda pagarte por tus servicios —dijo a lo cual Rogelio bajó su hostilidad y se mostró un poco dispuesto a escuchar.
—¿Qué clase de armas serían? —preguntó.
—algunas armas que dimos de baja y otras que se perdieron durante la incautación después de que atacamos a los mafiosos... No voy a mentirte no son armas de nivel estándar muchas de esas o son para desecharse o ya son demasiado viejas y no les van a prestar mucha atención —dijo.
—Mmm si fueran armas buenas haría un trato pero no sé lo que me vas a ofrecer endulza un poco más el trato no soy avaricioso... Pero si me voy a jugar el pellejo por algo tiene que ser bueno —dijo.
—Radios de onda corta... Municiones... Radio y escáner de la policía —dijo El oficial seriamente.
—Muy bien... Puedo aceptar ayudarte a cambio de equipo... Pero solo sería chofer te dejaría ahí y me iría todo lo que pase después no es asunto mío —dijo a lo cual el sheriff lo miró.
—¿Bueno dime tu mejor precio para que pueda contar con tus servicios al 100%? —dijo el sheriff esperando poder negociar.
—Ya que no voy a obtener un beneficio monetario tal vez una compensación por lo que se dañó debido a tu intervención... Una camioneta... Con eso sería suficiente solamente que tendrás que ser paciente este encargo se tiene que hacer lo más pronto posible y no podemos irnos con ese retén en los alrededores —remató el peli negro a lo cual el policía con una sonrisa simplemente tomó su radio.
—Charly dime tus 20s —dijo a través del radio pero los demás no pudieron escuchar que le contestaron —finalízalo por el día de hoy... No hay nada dile a los demás que es todo por hoy regresen a la estación yo tengo unas cosas que hacer y pueden disfrazar el papeleo —dijo y finalizó su llamado por la radio.
Rogelio sonrío al fin se entendían.
—Tenemos un trato —dijo Rogelio.
—Ok le conseguiré una camioneta y algunas armas... ¿En este mismo lugar a media noche? —preguntó a lo cual Samuel asintió.
Pasadas unas horas la noche había tomado el control del paisaje, la oscuridad en los alrededores se veía parcialmente interrumpida por la fogata en las afueras del almacén, ambos resguardaban su mercancía en espera de que llegara el oficial; en las lejanías vieron las luces de un automóvil; inmediatamente ambos hombres se ocultaron y se prepararon para cualquier cosa; poco a poco las luces iban haciéndose más grandes hasta que finalmente se detuvieron, por la poca luz que emanaba por la fogata pudieron discernir que se trataba de una camioneta color azul algo vieja pero muy grande.
—¡¡¡SAMUEL!!! ¡¡¡SOY YO DIRCEU!!! ¡¡¡TRAJE LO QUE ACORDAMOS!!! —dijo mientras mantenía su mano cerca de su arma.
CONTINUARA...
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