The sexiest woman
Personas tienen sexo para reproducirse, otras para disminuir el estrés, también lo tienen para ayudar con el insomnio, a otras personas, desgraciadamente, les toca tener sexo por obligación o compromiso, pero el mejor siempre va a ser el que es puramente para disfrutar.
Aquel donde se implementan todas las cosas que te pudieras imaginar, donde se dejan llevar por sus más grandes deseos. Algunos lo hacen tradicionalmente, conciso, otros prefieren irse expandiendo a las diferentes fantasías sexuales que tienen.
Tzuyu y Nayeon combinan ambas, se habían expandido tanto en sus fantasías que ya eran parte de su tradición, todo se da espontáneo según experiencias previas que han tenido.
Y ahora, después de una ronda de orgasmos donde ya ambas habían disfrutado bastante, se encontraban haciendo algo que no era muy común en ellas, pero que luego de esa noche ambas iban a querer repetir una y otra vez.
Nayeon había comenzado a pasear sus dedos por su propio centro, de arriba abajo, con pequeños quejidos entrecortados, esperando alguna indicación de Tzuyu, como lo hacían normalmente; masturbación guiada. Pero la pelinegra estaba tan concentrada mirando los movimientos de su novia, que no dio ninguna indicación, y esto Nayeon lo tomó como un buen momento para tomar el control y hacer lo que ella quisiera.
Para ser sinceros, no se alejaba mucho de lo típico, pero ahora tenía la libertad de soltarse cuanto y cuando quisiera.
Su mano se movía con calma en aquella zona, su dedo medio y anular, separados, se encargaban de presionar sus labios mayores, que se deslizaban fácilmente por la humedad previa. Cada cierto tiempo, subía un poco más y presionaba su clítoris, y otras veces bajaba lo suficiente como para palpar su entrada. Todo esto acompañado de jadeos, de ambas partes: Nayeon debido al placer directamente recibido, y Tzuyu totalmente encantada con lo que veía.
Estaba sentada frente a Nayeon, teniendo una vista de primeras, pudiendo ver todo lo que quisiera, desde las expresiones de la mayor hasta sus muslos temblando por el placer.
Los movimientos dejaron de ser calmos, cada vez se aceleraban más, pero siempre hacían el mismo recorrido, los jadeos se transformaban en gemidos entrecortados y la humedad solo aumentaba, haciendo los movimientos más rápidos aún.
Ambos dedos atrapaban entre ellos a los labios internos, luego se deslizaban hacia arriba y esta vez pasaban por el medio de estos. Era la gloria para Nayeon repetir ese patrón.
Tzuyu tenía ganas de ayudarla, de abrir los pliegues con sus propias manos y pasar la lengua por ahí, pero estaba tan absorta en la vista que tenía, que no podía moverse.
Ambas jadearon fuerte cuando los dedos de Nayeon se deslizaron con tanta facilidad dentro suyo, saliendo a los segundos, y volviendo a entrar. Tzuyu podía escuchar la viscosidad entre los gemidos. Los dedos de Nayeon salieron aún más brillantes, todo estaba brillante, los labios, la parte interna de sus muslos, sus dedos, todo.
Nayeon no perdió el tiempo y empezó con las penetraciones rápidas, sus dedos medio y anular entraban y salían sin problema alguno, recibiendo los más dulces gemidos como respuesta.
Tzuyu se preguntaba si se podía tener un orgasmo con tan solo ver una escena, sin tocarse de ninguna manera. Al parecer sí se podía porque ella estaba a nada de tenerlo.
El pecho de Nayeon se formaba rojo gracias a toda la respiración desregulada, subía y bajaba con fuerza por la falta de aire, su cabeza estaba hacia atrás con los ojos cerrados y la boca abierta para dejar salir esos gemidos. Su mano libre masajeaba uno de sus senos y tiraba de su pezón de vez en cuando.
Pero su mano hábil seguía trabajando allí abajo, ahora la acompañaba su cadera, que debido al placer se movía en busca de más contacto.
La humedad comenzaba a bajar a las sábanas, formando un pequeño charco debajo de Nayeon. La respiración de Tzuyu se aceleraba cada vez más, sus manos apretaban sus muslos intentado controlarse, y su labio inferior podría comenzar a sangrar en cualquier momento de tanto que lo mordía.
Nayeon salía de su interior para presionar un poco su clítoris y volvía con rapidez a las penetraciones, los sonidos viscosos estaban volviendo loca a Tzuyu, cuando los dedos salían, incluso podía ver el hilo que se formaba con aquel flujo.
Tzuyu iba a tener un orgasmo ahí mismo, sin tocarse ni siquiera un poco, y Nayeon no estaba muy lejos de tenerlo. La pelinegra casi se viene cuando su nombre fue pronunciado por su novia, le encantaba eso, estaba a nada de abalanzarse sobre ella y terminar con el trabajo por si misma, pero dejaría que terminara lo que empezó.
Sus dedos se movían con mucha más rapidez, con movimientos casi desesperados, y sus gemidos no se quedaban atrás, eran tan seguidos y fuertes que podrían escucharlos hasta los vecinos.
Su cadera se movía a la par de las penetraciones, incluso Tzuyu comenzaba a balancearse por inercia.
Toda la tensión formada en el vientre de Nayeon estaba a nada de liberarse, metió sus dedos lo más que pudo y presionó su punto dulce, sus muslos se presionaron automáticamente, dejando su mano entre ellos.
-Abre- pronunció por primera vez Tzuyu, tocando su rodilla. Quería ver el momento exacto donde se venía, no había visto todo el proceso para nada.
Y como si fuera solo para Tzuyu, a penas terminó de abrir sus piernas, llegó al tan anhelado orgasmo, con un gemido de lo más profundo de su garganta. La humedad aumentó en sobre manera y comenzó a deslizarse por los dedos de Nayeon, llegando a las sábanas, agrandando el charco debajo de ella.
Su respiración estaba aún más agitada, y su pecho subía y bajaba con rapidez, ambos dedos seguían dentro de ella, los deslizó con calma hacia afuera, pasandolos por última vez por todo su centro.
Tzuyu se aproximó a la rubia y tomó su muñeca, mirando de cerca la humedad en la mano. Nayeon la miraba con atención, aún aturdida por el orgasmo que acababa de tener, jadeó cuando los labios de Tzuyu rodearon sus dedos, chupando su esencia como si fuera el mejor manjar. Parecía disfrutarlo tanto, con los ojos cerrados y los gemidos ahogados.
Tzuyu sacó los dedos de su boca y miró atentamente a Nayeon, ambas se miraban con lujuria, esperando el siguiente paso. La pelinegra se posicionó entre las piernas abiertas de Nayeon y tomó su otro brazo, sujetando ambos sobre la cabeza de su novia, bajó un poco su cabeza y conectó sus labios en un beso hambriento, sus cuerpos se rozaban y Tzuyu sentía la humedad de Nayeon en su abdomen.
El beso era desesperado, sus lenguas se encontraban, se separaban un momento para recuperar el aire y continuaban. Sus pezones erectos se rozaban entre si cada ciertos momentos, aumentando el placer.
Los brazos de Tzuyu se colocaron a los costados de Nayeon para mantener el equilibrio y la última aprovechó la liberación de sus muñecas para llevar sus manos a la cara de Tzuyu, haciendo a un lado su cabello.
El beso siguió por unos momentos y después Tzuyu lo cortó para bajar al cuello de su novia, dejando besos húmedos y succionando en los puntos más sensibles de Nayeon. Con una mano comenzó a acariciar uno de sus senos, recibiendo gemidos como respuesta.
La cadera de Nayeon se movía, buscando contacto contra el abdomen de Tzuyu, esta bajó un poco más y comenzó a besar los senos de la rubia, quien rodeó el cuerpo de Tzuyu con sus piernas, para mantenerla lo más cerca posible.
La punta de la lengua de Tzuyu trazaba el borde de la areola con rapidez, luego pasaba la lengua por el pezón y finalmente lo succionaba, repetía ese patrón una y otra vez. Pasaba de un pecho a otro, masajeando el que no recibía la atención de su boca.
Ambas disfrutaban mucho ese momento, pero Tzuyu pensaba que, si iba a cansar su lengua, tendría que ser en algo más interesante. Así que dejó unos besos más y comenzó a bajar por su abdomen, dejando alguno que otro chupón, Nayeon prácticamente guió su cabeza hasta allí abajo, donde la humedad seguía intacta.
Tzuyu vio con atención y pasó su lengua en toda la extensión, recibiendo un gemido de parte de la rubia, separó un poco los pliegues con sus dedos y lo hizo de nuevo, después se alejó solo un poco para poder besar la cara interna de los muslos, pero mucho no le gustó a Nayeon, ella necesitaba atención en otro lado.
-N-no, vuelve ahí.- dijo entrecortada, presionando la cabeza de Tzuyu contra ella.
La menor rió e hizo caso a su novia, pasando la lengua entre los labios mayores y luego los internos, bien en el centro de todo. Podía sentir la esencia de Nayeon en su boca.
Chupaba un poco su clítoris y luego bajaba nuevamente a toda la extensión, la rubia estaba maravillada, aseguraba que iba a tener otro orgasmo pronto, más pronto de lo que le gustaría.
Aunque Tzuyu estaba muy bien con lo que hacía, también quería un orgasmo, así que bajó una mano hasta su centro y comenzó a acariciarlo, estaba segura que podría llegar a correrse solo frotando su clítoris.
Su otro brazo rodeaba el muslo de Nayeon para mantenerla quieta y poder seguir bien con su trabajo. La rubia tenía la espalda curva y tiraba un poco el pelo de Tzuyu, terminaría con el cabello enredado.
La tensión en su vientre comenzó a hacerse cada vez más fuerte, necesitaba liberarse, y Tzuyu estaba igual, ahogaba sus gemidos contra el centro de la rubia.
-Tzuyu, para o me voy a correr.- habló con dificultad, no quería correrse aún, era muy pronto, y Tzuyu lo hacía muy bien como para que todo terminara rápido.
La pelinegra se alejó un poco -Entonces aguanta.-
Nayeon frunció su ceño frustrada y se alzó un poco para poder ver a Tzuyu, tiró un poco de su cabello para que levantara la cabeza y entonces se encontró con la mirada oscura y desafiante de la pelinegra, que jadeaba en espera. La miraba con la ceja alzada y Nayeon al ver eso, su mentón humedecido y labios brillantes, solo pudo frustrarse más por lo sexy que se veía. Gimió frustrada y se tiró para atrás de nuevo, presionando la cabeza de Tzuyu contra ella nuevamente.
Tzuyu sonrió de lado y siguió con lo suyo, le gustaba divertirse con el límite de Nayeon, así que apuró los movimientos de su lengua, en zig-zag sobre su clítoris, la rubia gemía con ganas, empujando su cabeza sobre su centro como si pudiera acercarse más. Disminuyó la intensidad y escuchó la frustración de Nayeon. Chupó pausadamente su clítoris, rozando sus dientes por error en la zona tan sensible, recibiendo un fuerte tirón en su cabello, que la hizo quejarse.
La menor seguía masturbándose, le estaba costando enfocarse en ambas cosas a la vez, quería correrse de una buena vez pero también quería que Nayeon lo haga. Aceleró ambos movimientos, y los gemidos de las dos comenzaron a escucharse más, los de Tzuyu se ahogaban en su garganta, mientras que los de Nayeon se podían escuchar bien claro.
Nayeon comenzó a mover su cadera y sus muslos amenazaban con cerrarse, Tzuyu lo apretaba con fuerza para que no se moviera, estaban muy al borde del orgasmo.
Sin embargo, Tzuyu sentía el suyo tan pero tan cerca que tuvo que disminuir un poco el movimiento con su lengua para enfocarse en ella misma, sus dedos se frotaban fuerte contra su clítoris y sus piernas se cerraron contra su mano cuando alcanzó el orgasmo, se alejó del centro de su novia un momento para poder disfrutarlo al máximo. Fue en ese momento donde gimió tan fuerte que Nayeon se dio cuenta que Tzuyu se estaba tocando, la vio con los ojos cerrados y toda su cara representaba placer, eso bastó para exitar más a la rubia e hizo que bajara su mano nuevamente a su centro, acariciando su clítoris mojado.
Tzuyu quería terminar ella misma con el orgasmo de Nayeon, así que tan pronto como se recuperó del suyo, hizo a un lado la mano de la rubia y la entrelazó con la suya, volvió con los movimientos de su lengua y las succiones.
Los muslos de Nayeon comenzaron a temblar y la pelinegra sabía que no faltaba nada para que se corriera, así que bajó un poco hacia su entrada e hizo presión, recibiendo con gusto todo el orgasmo de la mayor, acompañado de un fuerte gemido y un tirón de cabello. Sus caderas y muslos seguían temblando mientras Tzuyu se encargaba de no dejar rastros del orgasmo, pasando su lengua por toda la superficie.
Nayeon la observaba con la mirada nublada, expectante a lo que iba a hacer. Tzuyu finalmente se alejó, con la respiración agitada. Tenía una pequeña gota cayendo por su mentón, Nayeon la notó y se le hizo extremadamente sexy, pero casi muere cuando Tzuyu pasó su dedo por ahí y luego lo llevó a su boca, no dejaría que se desperdicie ni un poco.
Nayeon jadeó completamente fascinada, tenía a la mujer más sexy del planeta como novia, entre sus piernas, y acababa de darle un orgasmo. Mierda.
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