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Capítulo 5

—¿Matarnos? ¿Quiere decir que de todas formas corremos el riesgo de morir? —Myeong estaba aterrorizada.

El aire se tensó con el nerviosismo y el miedo de todos los chicos. Lo que ese tal Jimin había dicho los había llenado de pavor, pues esos dos seres de sonrisas y mentes crueles les estaban arrebatando cualquier esperanza de salir vivos de aquel juego poco a poco.

Todos se miraron entre sí, sabiendo perfectamente lo que debían hacer: jugar el juego de ese par de monstruos. No había otra forma. Sabían que sería difícil, y la incertidumbre de no saber a qué se enfrentaban los preocupaba aún más. Pero si querían sobrevivir, no había lugar para el miedo.

Sin embargo, a Myeong y Misuk les estaba resultando más complicado. Myeong estaba muerta de miedo, temblando de pies a cabeza. Sus rodillas se debilitaron y cayó desconsolada al suelo. Baek se acercó para abrazarla.

Mientras tanto, Misuk se sentía muy mal. Le costaba cada segundo respirar con regularidad y sentía sus manos frías. Su pecho no había comenzado a dolerle, lo cual era una buena señal, pero debía calmarse si no quería tener un ataque.

—Misuk, mírame, por favor. —Taehyung tomó la mano de Misuk y la llevó a su pecho—. Trata de seguir el ritmo de mi respiración, trata de calmarte.

Misuk intentó hacer lo que le pedía, aunque le resultaba muy difícil porque Jimin y Sang Yon no dejaban de verlos con superioridad.

—Escúchame. —Misuk conectó su mirada con la de Taehyung—. Todo estará bien. Nadie de nosotros morirá. Ahora respira profundo y relájate. Te necesitamos serena para poder ganar el maldito juego.

Misuk dio un fuerte suspiro antes de asentir a las palabras de Taehyung. Aun se sentía un poco mareada, pero estaba más calmada.

Jungkook gimoteó de dolor, llamando la atención de Misuk. Baek estaba de rodillas a su lado, tratando de pensar qué hacer con su brazo herido, pero simplemente no se animaba a hacer nada, quizás por el miedo a empeorarlo todo. Entonces Misuk se acercó lentamente hasta adoptar la misma posición de Baek para tratar de ayudarle.

—Déjame revisar eso.

Hacía un año que había tomado un curso de primeros auxilios, aunque en ese momento estaba en desventaja. No tenía un botiquín a mano para curar las heridas, y sus manos no dejaban de temblar en una mezcla de nervios y ansiedad. Lo único que se le ocurrió hacer fue quitar los pedazos de cerámica para evitar que se lastimara más.

—¿Por qué pierden el tiempo con estas cosas? —Jimin estaba cansado de esperar—. Su vida está en juego; deberían preocuparse…

—Nosotros no somos egoístas como tú.

Todas las miradas se dirigieron a Misuk. Sus ojos vacilaban entre el suelo y el rostro oscurecido por el enfado de Jimin debido a su falta de respeto al dirigirse hacia él. A pesar de todo, siguió hablando lo más claro que su tembloroso cuerpo se lo permitió.

—Las heridas de Jungkook son una desventaja para todos nosotros. Todos tenemos que estar bien para jugar sin contratiempos.

Jimin se rió. Una risa que estremeció a Misuk.

—¿Crees que eso servirá de algo? ¿Acaso curarlo les hará ganar? —se burló.

—M-me falta poco para terminar —desvió el tema.

No sabía cómo refutar aquello, pero sí sabía que tenía que ayudarlo.

Todos esperaron expectantes la respuesta de Jimin, quien no apartaba sus ojos de Misuk con un aire de maldad. Taehyung era el que estaba alerta y en posición para defender a su amiga si era necesario.

Jimin se inclinó un poco hacia Sang Yon para hablarle al oído. Quizás estaban considerando si castigar a Misuk por haberle faltado el respeto a Jimin. La verdad es que todos estaban esperando que ella también fuera aventada por los aires como lo hizo Jungkook, o algo peor. Pero después de que Sang Yon inclinara levemente la cabeza, Jimin volvió a hablar.

—Que sea rápido.

Misuk no se atrevió a añadir nada más y continuó con su labor. Entre susurros y miradas atemorizadas, Jungkook señaló su estupidez por ponerse en peligro por su culpa. Pero su vida ya corría peligro; ponerse un poquito en riesgo no era realmente tan malo.

Sin embargo, ahora se sentía más nerviosa por la mirada de Jimin, que le lanzaba cuchillos afilados. Cada cierto par de segundos, Misuk dirigía sus ojos hacia él, encontrando esa mirada molesta que la volvía más torpe en su tarea. Trató de apurarse lo más que pudo, llegando a lastimar a Jungkook.

—Estás listo —anunció en voz alta para que todos escucharan.

Taehyung la ayudó a ponerse de pie al lado de los demás. Myeong también había dejado de llorar. Todos se quedaron en silencio a partir de ese momento; solo se escuchó el fuerte chirrido de la puerta negra al ser abierta.

Nadie pudo evitar su curiosidad y giraron sus cabezas en dirección al pasillo. Se trataba de un largo corredor con piso de madera, paredes del mismo rojo que toda la casa y lámparas colgando del techo. Sin embargo, parecía el único lugar de toda la casa en buen estado. Las siete puertas eran de madera tallada y pintadas de negro, y en su interior guardaban un infierno con diferentes formas para matarlos.

—Les deseo mucha suerte a todos. Pero sobre todo, no olviden divertirse. Después de todo, solo es un juego. —proclamó alegre Sang Yon, seguido por una risa que dejaba ver cuánta maldad había en su ser.

Taehyung bufó y Misuk creyó escuchar también una maldición de su parte. Afortunadamente, ni Jimin ni su compañera lo escucharon.

—Vamos —Baek los miró a todos y fue el primero en avanzar.

Todos los demás le siguieron con un caminar indeciso y lento, posponiendo solo un poco más la difícil prueba que les esperaba. Myeong era la única que se negaba completamente a avanzar; las otras dos chicas la tomaron cada una de un brazo para jalarla hacia el pasillo de la muerte.

Dentro de aquel pasillo se sentía pesado, y el ambiente era frío. Una extraña sensación inquietante y un escalofrío les recorrió la columna: era miedo.

—S-solo debemos entrar a las habitaciones por diez minutos para buscar una llave. No es tan difícil, ¿cierto? —Si eso era un intento de Baek para calmar al grupo, había fallado.

—Tal vez, ¿pero cómo sabremos cuándo el tiempo se acabe? —Myeong habló—. Y si el tiempo se nos agota, ¿de verdad moriremos? ¿Sin oportunidad de salvarnos?

Las reglas eran demasiado tajantes. Quizás contenían matices que habían sido olvidados de señalar, y de ser de aquella forma, ninguno se atrevió a dar la vuelta y preguntar. Era mejor mantenerse lejos de Jimin y Sang Yon.

La puerta se cerró de un fuerte golpe que sobresaltó al grupo.

—Después de lo que esos dos monstruos me hicieron, más nos vale obedecer todo al pie de la letra.

—Coincido. —Asintió Misuk—. Podemos tratar de contarlo de manera intuitiva.

—Pero, ¿y si salimos muy rápido y nos sobra mucho tiempo? ¿No será un desperdicio? —Todos estuvieron de acuerdo con el comentario de Myeong.

—No es como que tengamos muchas opciones, ¿verdad? —comentó Taehyung—. Propongo que seas tú quien cuente el tiempo, así estarás más tranquila. Ahora, escojamos una habitación y acabemos con todo esto.

Había pequeños letreros por encima de las puertas con el nombre de las habitaciones. Todos parecían inofensivos, pero ocultaban una forma horrible de morir. Si no fuera por aquello, tal vez incluso les parecerían llamativas e interesantes las temáticas de cada habitación. Pero ocultando una forma horrible de morir.

—¿Qué dicen si empezamos con esta? —Hye señaló la primera puerta del lado izquierdo—. Parece la más simple.

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