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Capítulo 4: De problemas existenciales y llamadas telefónicas

Gracias a Hunter, la pequeña celebración de «aniversario de amistad» que habíamos planeado Matthew y yo, tuvo que cancelarse. Dado que Chase no tenía una llanta de repuesto, tuvimos que esperar que una grúa nos llevara al taller más cercano para arreglarla.

«Gracias, hermano, a pesar de los kilómetros de distancia, tu estupidez sigue persiguiéndome».

Luego de esperar horas conmigo en el taller, Matthew se excusó y fue a casa a ayudar a su madre con la cena. Tuvo la esperanza hasta el último minuto de poder al menos pasar un rato en Mikey's, pero insistí en que las malteadas no se irían a ninguna parte. De hecho, estaba tan emocionalmente agotada del día, que todo lo que quería hacer era llegar a casa, lanzarme en mi cama y tener una íntima sesión de terapia de gritos con mi almohada.

"Trabajaré hasta tarde, pero ten por seguro que estaré para nuestro desayuno.

Con amor, mamá."

Puse los ojos en blanco y despegué la nota amarilla del refrigerador. Desde el verano, mamá había entrado a una nueva etapa de intensidad. La ida de Chase a la universidad le había afectado más de lo que pensé en su momento. Ahora, buscaba «involucrarse más» en mis asuntos, ya que era la única hija que le quedaba en la ciudad. Y con lo de «involucrarse más», me refiero a aparecerse en la puerta de mi habitación, a cualquier hora del día, asustándome como la ostia, solo para «asegurarse de que estoy bien».  

Hice bola el papel, lo lancé a la basura y abrí el refrigerador para sacar una Coca-Cola.

¡Argh!

Estando ya en la comodidad de mi habitación, lancé mi mochila contra la puerta del armario en un gran rugido cargado de frustración

—¡El peor día de mi puta vida!

Oficialmente, era el comienzo de mi íntima terapia de gritos. Detención, Hunter McLaggen, Nueva York con un novio a 975.0 km de distancia, Nueva Jersey con mis amigos a 834.4 km. A ese paso, iba a necesitar gritar durante toda la noche para poder aliviar mi frustración.

Había pasado tan solo un día del año escolar y ya extrañaba la vieja rutina junto a mis chicos. Sentarme con ellos en el almuerzo. Con Chase, enojándose porque nunca lo dejábamos elegir los planes para después de la escuela. Con Sawyer, lanzándole pedazos de comida a la cara con claras intenciones de cabrearlo. Con West, observándolos y sacudiendo la cabeza como si no entendiera por qué continuaba juntándose con ellos, aunque contradictoriamente, sonriendo como si se sintiera el chico más afortunado del mundo por pertenecer a un grupo tan caótico.

No hubiera podido pedir a más nadie que a Matthew para compartir conmigo la experiencia del último año de secundaria, pero... la Dylan Sensible no podía evitar sentir una pequeña punzada en el pecho al pensar en la ausencia de los chicos.

«Vamos, Dylan, puede que solamente estés así por el día que tuviste. No dejes que nada de esto te afecte, no dejes que la Dylan Sensible gane».

Gracias a los dioses, la melodía de mi teléfono detuvo mis miserables pensamientos. Corrí hacia mi mochila y me apresuré a encontrarlo. Sonreí aliviada cuando la pantalla iluminada mostraba el nombre de Sawyer.

—¡Eh, desconocida! —me saludó él con entusiasmo.

—¿Qué tal, Saw? —le devolví el saludo, dejándome caer en la alfombra de la habitación.

—Me siento ofendido porque no ha pasado ni un día de escuela y ya parece que estás muy ocupada para nosotros —bromeó entre risas.

Ocupada declarándole la guerra a un imbécil, pero sí, eso podría contar cómo estar «ocupada».

—Lo siento, estaba a punto de responder tu mensaje de texto cuando... —resoplé pesadamente—. Bueno, cuando un imbécil captó mi atención.

—¿«Un imbécil captó mi atención»? ¿Te peleaste con alguien? ¿En tu primer día?

—Sí, algo así, ¿estás desocupado para escuchar la historia de cómo tuve un día de mierda? —le pregunté—. Comienza con un chico en motocicleta y termina en detención.

—Tuviste mi atención en «día de mierda» —terció, robándome una sonrisa.

Abrí la boca para narrar mi día de mierda, más un pequeño sonido me interrumpió.

—Espera, Sawyer, tengo otra llamada —le hice saber mientras le daba un vistazo a la pantalla de mi celular.

No sabía lo tanto que había estado esperando su llamada hasta que mi corazón dio un salto al leer el nombre de West.

—Así que... ¿la oficina de Patch? —Fue lo primero que dijo al contestarle—. Has roto el récord al haber ido con Patch el primer día de escuela, ¿sabes? Después que Chase le quitó el peluquín al profesor de Química y lo suspendieran por tres días, nadie había podido superarlo.

No pude evitar reírme. El recuerdo del señor Horton corriendo pasillo abajo persiguiendo a Chase y cubriéndose la calva con ambas manos, tenía un espacio especial en mi memoria.

—Sé que no debería reírme, pero, eso fue épico.

—Sí lo fue —se rio él—. Entonces, ¿qué carajos pasó para que terminaras en la oficina del director?

—Sawyer está en la otra línea —le indiqué—. ¿Puedes esperar un minuto? Tal vez quiera unirse a nosotros, y así puedo contarles sobre mi día de mierda a los dos.

—Claro —dijo, risueño.

—Vale, ya regreso —sonreí y cambié la llamada—. ¡He vuelto! West está en la otra línea, listo para escuchar también la historia del día de mierda, ¿te apetece una llamada grupal de Skype para poder quejarme mejor en video?

—Lo siento, un compañero de clase justo me ha enviado un mensaje de auxilio, necesita ayuda en la biblioteca —se disculpó, sonando repentinamente extraño—, pero definitivamente tienes que contarme lo que pasó luego.

—Oh, está bien...

—Te llamaré mañana, fue bueno saber que no nos has remplazado aún —bromeó, divertido. Sin dejarme decir adiós, colgó la llamada.

Solté un largo suspiro interno. ¿La rareza de la que hablaba en la mañana con Matthew? Bueno, ahí la tenían.

—Bebé, ¿estás ahí?

—Sí, sí, aquí estoy —Sacudí la cabeza al escuchar la voz de West.

—¿Qué hay de Sawyer? ¿Se unirá?

—No, tuvo que ir a salvar a un amigo en la biblioteca —contesté, mordiéndome el labio.

—Está bien, yo estoy sentado y listo para escuchar todo lo que pasó en el transcurso del día. No omitas nada, quiero detalles.

Una sonrisa se escapó de mis labios y me puse cómoda mientras comenzaba a contarle cuán miserable había sido mi día. Le hablé de Hunter, de la guerra de comida, de Becka y de Timothy. También le mencioné acerca de lo de Patrick y Matthew y de que Patch se había fumado alguna droga extraña, ya que ahora se comportaba como un director de verdad.

—De repente me han entrado ganas de ir al aeropuerto por un vuelo a Columbus. —No había ninguna pizca de diversión en su voz—. Hay alguien que necesita saber que nadie se mete con mi chica.

Tu chica manejó la situación bastante bien y le dejó claro que nadie se mete con ella —puntualicé.

—Bebé, terminaste en detención —me recordó, regresando a su faceta burlona.

Touche —reconocí, soltando una risa sarcástica.

—Pero, poniéndonos serios, debes escuchar a Matthew, no dejes que ese Hunden o Hulber o cómo mierda se llame te provoque, ¿bien? Te conozco lo suficiente como para saber del tipo de paciencia que tienes con personas como él —me pidió, sonando preocupado.

—West, que le ha perforado una llanta al Jeep de Chase —le recordé con molestia—. ¿Acaso no me has escuchado cuando te decía esa parte?

—Sí, lo hice —resopló él—, solo déjalo ir, la reemplazaste de todos modos, ¿no?

—Sí, pero por su culpa tuve que gastar el dinero que traía encima —gruñí.

—Prométeme que te mantendrás al margen si te vuelve a molestar.

—No lo sé, ¿y qué si hace algo realmente malo?

—Dyl, prométeme que te mantendrás al margen. No le des la importancia al idiota de verte cabreada.

—No puedo prometerte eso.

—Carter, por favor.

—¡Joder! ¡Está bien! ¡Voy a controlarme, ¿de acuerdo?! —expresé, irritada—. ¿Estás feliz?

—Bastante feliz —rio mi chico, divertido ante mi explosión—. Sé que te prometí toda la noche para hablar, pero el entrenador ha organizado una especie de cena de convivencia con el equipo y Kyle ya me está mirando raro porque tenemos que irnos.

—No hay problema, podremos seguir hablando otro día —le aseguré, tratando de no sonar decepcionada por el corto tiempo.

—«Otro día» suena lejano, mañana te llamaré, ¿sí? —comentó, sin tardarse en captar mi desánimo. 

Él era un experto en eso. Mala mía por siquiera intentar.

—Está bien —sonreí—. Te amo.

—Yo te amo más —respondió.

—West... —Tragué saliva con fuerza, sintiendo que la Dylan Sensible iba a ganar cualquier batalla interna que estaba teniendo con mi fuerza de voluntad.

—Sí, ¿bebé?

—Los... extrañé mucho hoy. —Me llevé la mano a mi rostro para limpiar la humedad que había en mis mejillas.

Jodido Hunter, jodido primer día, jodida distancia que hacían que la Dylan Sensible tomara el control y me convirtiera en la llorona que nunca había sido hasta el momento.

—¿Estás bien? —me preguntó él, preocupado—. Dylan, ¿estás llorando?

—No —me apresuré a contestar, tomando la manga de mi sweater como pañuelo—, ¿qué dices? Claro que no estoy llorando.

—Puedo oírlo —dijo, serio—. Por favor, si te sientes mal, no quiero que me lo ocultes.

Asentí, para luego sentirme más estúpida porque él no podía ver que estaba asintiendo.

—Sí estaba llorando —admití en voz alta, dándole la razón—, pero ya no, fueron como, treinta segundos de debilidad. No volverá a ocurrir.

West soltó una suave risa.

—¿Quieres que me quede? Puedo quedarme aquí, encender la laptop y podríamos charlar vía Skype hasta que te sientas mejor —propuso.

—He dicho que ya estoy bien. —Recobré la compostura—. Solo fue un momento de debilidad, ya pasó el momento de momento, así que eres libre de irte.

—No lo sé... Sabes que no me molestaría quedarme para hablar contigo, si eso es lo que quieres.

—West —le dije, firme—. De lo único que hablaré contigo es sobre ti, yéndote con Kyle a cenar y yo, yendo a... no lo sé, probablemente dormir hasta mañana.

Escuché un largo suspiro al otro lado de la línea. Él sabía que no iba a dejar que se quedara y evadiera su compromiso solo por mí.

—¿Estás segura? Porque, si Kyle se va, la habitación quedaría sola, y podríamos... Tú sabes...

Me tardé unos segundos en comprender a lo que se refería con ese «podríamos...». Cuando caí en cuenta de que se refería a hacer cosas pervertidas, hice una mueca de vergüenza. No estaba lista para eso, y mucho menos ahora mismo. 

—¡West, no tendremos sexo telefónico! —le espeté, estremeciéndome de tan solo pensar en ese desastre—. Ni siquiera lo pienses.

—¿Por qué crees que iba a decir sexo telefónico? —se carcajeó—. En serio te has convertido en una completa pervertida.

Puse los ojos en blanco, sintiendo calor de repente.

—¿Ah, sí? ¿Entonces que ibas a decir? —indagué, suspicaz.

—Iba a decir que podríamos quedarnos hablando hasta tarde sin molestar a nadie —se defendió, a pesar de que la diversión en su voz lo delataba por completo—, pero ya que mencionas eso del sexo telefónico...

—¡Ja! En tus más profundos sueños, Collins.

—En realidad, no sabes la cantidad de sueños que tengo contigo —terció en tono pícaro.

—Mejor vete con Kyle antes de que mis ganas de golpearte por estar siendo tan tonto se intensifiquen.

—Está bien, me iré, pero piensa en ello. —Casi pude imaginarlo frente a mí, sonriéndome con travesura y guiñándome el ojo mientras decía eso.

Resoplé internamente. «Por favor, Dylan Sensible, ya fue suficiente por hoy».

—Mañana te llamaré sin falta. Te amo, Carter —se despidió entonces.

—También te amo.

Colgué la llamada, dejándome caer con pesadez sobre la alfombra. Permanecí en esa posición durante un rato, con los brazos extendidos y mirando el techo de mi habitación. Hablar con Sawyer y con West me había calmado un poco, pero ser consciente de que lo de la distancia estaba afectándome de una manera que no esperaba, me preocupaba.

Solamente debía soportar unos... tres meses más para ver a mis chicos de nuevo.

Sí, creo que sobreviviría.

N/A 2014: Jajajaja, me gustó el título xD. West es un loquillo, un auténtico loquillo. Sawyer, I love you baby, :(. Dylan... ¿y tú crees que esos meses serán faciles? Jajajaja, no me jodas. Te quiero, bebé xD

Pues, como ya es casi Navidad, la comida de hoy será unas buenas hallacas de su preferencia. Engorden con hallacas. ENGORDEN. Okno jajaja.

Bueno, chaito, no olviden que los quiero muchote así bien grandote y tampoco olviden comentar ;).

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