Capítulo 21: Asuntos Incompletos
Aquí les viene Dylan Carter con las noticias matutinas:
1) La Sra. Brown despertó sintiéndose bien.
2) El doctor confirmó que su estado de salud mejoraba a cada minuto.
3) El microondas no sufrió daños permanentes, sólo unas cuantas deformaciones en su interior.
4) Seguía funcionando en perfectas —algo así— condiciones.
Luego de pasar alrededor de treinta minutos en la cocina intentando que el pobre artefacto no luciera tan destruido, logramos limpiar lo suficiente para que mamá no tuviera un paro cardíaco y se le antojara prolongar mi castigo debido al accidente de palomitas.
Sawyer y yo no dormimos. Ambos esperamos noticias de su madre durante toda la noche, bajamos las municiones de la habitación y nos instalamos en la sala a ver un maratón de películas de acción que estaban dando en la televisión. No sacamos más el tema de Hunter, de Matthew, no hablamos de nada, en realidad. Nos limitamos a disfrutar de la compañía del otro... y eso estuvo bien para ambos.
—¿Estás usándome como excusa, Carter? —me preguntó él, divertido, mientras tratábamos de mantener nuestros ojos abiertos y comer el desayuno al mismo tiempo.
—Si quieres que me arriesgue a pasar el día en detención por quedarme dormida en clase, está bien, iré a la escuela, pero espero que te dé remordimiento si eso llega a pasar —le contesté, mordisqueando el sándwich de queso y salami que me había preparado como agradecimiento por su estadía—. Además, quiero ir a ver a las chicas contigo. —Hice un puchero.
—Dyl, te llevaré a la escuela —insistió, arrebatándome un pedazo del pan antes de lograr detenerlo—, luego puedes mandarme un texto y pasaré por ti si quieres.
—Tú, amigo mío, te has convertido en un universitario aburrido en muy poco tiempo —dije en tono burlón, señalándolo con mi dedo índice.
—No caeré en tus juegos mentales, amiga mía —me atajó, levantándose de la mesa rápidamente al ver que habíamos terminado—. Ahora ve a arreglarte, yo me encargo de los platos sucios.
Lo obedecí a regañadientes, sin tener ni las mínimas ganas de soportar la jornada escolar. Sawyer estaba de visita, y me necesitaba, y aun así, me obligaba a asistir a mi tortura diaria. Bueno, quizá el rubio tenía un motivo oculto; que se trataba de mí, ordenando mi jodida vida de una vez por todas.
Debía confesarle todo a Matthew, ese fue el trato esta mañana, debía disculparme y tal vez suplicar perdón. También necesitaba decidir qué hacer con Hunter y nuestra tregua convencional.
Hice mi rutina mañanera a tiempo récord a pesar de mi horrible estado de agotamiento. Sawyer me esperaba en la entrada, también aseado, con ropa limpia y con un humor totalmente diferente al del día anterior. Al parecer, la noche fue rejuvenecedora para ambos.
—West me comentó que tienes nuevos amigos —dijo de repente, ya estando en camino a la escuela—. Jackson y Charlie, ¿no?
—Sip, son de primer año, los conocí en detención —respondí, pestañeando para alejar las incontrolables ganas de dormir.
—Muy The Breakfast Club de tu parte —se burló, riendo entre dientes—. Pero es bueno que tengas más compañía que Matthew.
—¿Y que Hunter? —Enarqué una ceja, entendiendo la indirecta.
—Veo que estás comprendiendo. —Se detuvo en un semáforo—. Ayer no era el momento, pero me gustaría preguntarte algo.
Sentí que el ambiente entre nosotros se tensó ante sus palabras, haciéndome temer de su pregunta. En caso de que fuese lo que creía que era, no existía un momento correcto para hablar de eso.
—Adelante, Brown —lo incentivé, tragando saliva con fuerza y enfocando mis ojos en la carretera.
—¿No hay ninguna otra intención oculta en esa cosa entre Hunter y tú? —Me examinó con la mirada.
No sabía si sentir alivio porque no hubiese mencionado el otro tema dentro de un auto en movimiento del cual no podría escapar. O disgustarme por lo que, en sí, estaba insinuando.
—¿A qué te refieres con «intención oculta»? —inquirí con recelo.
—No lo sé... —Se rascó la parte trasera de la cabeza.
—¿Estás insinuando que me gusta Hunter? —le espeté, sintiendo indignación.
—¡No! Es decir... no lo sé, solo estoy intentando saber por qué es que comenzaste a tolerar mierda de idiotas como él.
—¡Eso no tiene nada que ver con que me guste o no! —le dije, molesta—. Joder, y la respuesta es un gran no, sabes que amo a...
Me detuve inconscientemente antes de finalizar la oración, lo cual nos hundió en un momento bastante incómodo, ya que no tuve tiempo de salvar la estupidez que acababa de hacer. Él notó que me había privado de decirlo, y no precisamente por atragantarme con mi propia saliva.
Joder.
—Que amas a West —completó por mí, rompiendo el minuto de silencio.
—¡Sí, exacto! —le grité, en un estúpido intento de recobrar la compostura y aclarar la tensión que se había formado en el ambiente—. ¿Y ya podemos dejar de hablar de Hunter? Acabamos de comer el desayuno.
Gracias a Dios, él me siguió la corriente.
—Tema cerrado —sentenció, haciendo un gesto de "labios cerrados"—, pero espero que al menos le hables a Matthew sobre esto.
—Lo haré, lo haré —le aseguré.
Ninguno de los dos comentó nada más hasta llegar a la escuela.
Sawyer se despidió de mí en la entrada de la escuela, prometiéndome que llamaría si algo ocurría y que pasaría por mí luego para ir a visitar a Sarah y a su madre en el hospital. Más allá de eso, fue una despedida bastante incómoda. Me regañé mentalmente por haber sido tan tonta.
Pero todo el asunto de Sawyer quedó en segundo plano al ver que Matthew me esperaba de pie junto a la puerta principal. La realidad me golpeó, no estaba lista para confesar, aunque sabía que debía hacerlo.
«Vamos, Carter, lo más horrible que puede pasar es que se cabree y te deje de dirigir la palabra durante el resto del año escolar».
Muchas gracias, subconsciente.
Caminé hacia él mientras les rezaba a todos los dioses que podía recordar. Necesitaba que todos ellos me echaran una mano con esto. Enojar a Matthew no era una de mis cosas favoritas.
—¿Era ese Sawyer? —Fue lo primero que me dijo, mirando un microsegundo por encima de mis hombros, para luego poner sus ojos en mí—. ¿Cómo se encuentra? ¿Mejor que ayer?
Tomé una respiración profunda, preparándome.
—Él está bastante mejor que ayer, nos quedamos despiertos toda la noche esperando noticias. Ambas estarán bien —le contesté.
Le recé a los dioses una última vez y abrí la boca para comenzar a confesar el crimen:
—Matt, tengo que contarte algo, y espero no me odies después de que sepas lo que hice... pero te mentí cuando te dije que no fui parte de lo de Wolfer, la verdad es que sí lo fui, y me siento como la mierda por no habértelo contado. Quería decírtelo antes pero no sabía cómo hacerlo, la culpa me estaba matando. Por favor, por favor, no me dejes de hablar durante el resto del año escolar.
Tuve que tomar aire después de terminar, ya que no había hecho ninguna pausa para respirar entre oraciones.
Lo miré, esperando otra reacción, no lo sé, que comenzara a despotricar con su jerga de chico inglés o algo por el estilo, que me sermoneara al estilo Oprah y me replicara el error que había cometido. Alguna otra cosa, menos que se quedara mirándome fijamente con una media sonrisa curvada en sus labios. Una sonrisa de satisfacción.
—¿Crees que no lo sabía ya? —me preguntó, manteniéndose sereno, de brazos cruzados frente a mí.
«¿Qué?». ¿Qué?
—¿Qué? —pregunté en voz alta, descolocada—. ¿Lo... sabías?
¿Cómo era que se había enterado de eso? ¿Quién le habría dicho? Si había sido McLaggen, tendríamos una seria charla acerca incumplimiento de contrato. Y si había sido Jackson, oh, se llevaría una buena lección por no saber guardar secretos aje...
—Sé que tu mente está maquinando ahora mismo, pero nadie tuvo que decírmelo para saberlo. Eres mi mejor amiga, Dyl, te conozco, siempre supe que no ibas a controlar tu impulsividad. Solo me decepciona que no me lo dijeras y que, bueno, lo hicieras. Tenía la esperanza de que fueses más fuerte que eso —Se encogió de hombros mientras sus palabras hacían que mi estómago se revolviera debido a la culpa—. Supongo que estaba equivocado.
—¿Así que... no me odias?, ¿no estás enojado conmigo?
—Como dije, estoy un poco decepcionado —resopló, haciéndome sentir peor—, igual te prometí que te dejaría hacer lo que quisieras mientras me mantuvieras fuera de ello, así que olvidemos el asunto de Wolfer y finjamos que nada ocurrió, ¿de acuerdo?
Sin dejarme hablar de nuevo, él comenzó a caminar hacia dentro del edificio, dejándome atrás.
Fruncí el ceño. No sabía si sentirme aliviada porque se lo había tomado tan bien, o terrible por su clara decepción debido a mí. Estaba siendo raro al respecto, tan raro que me estaba asustando. Matthew nunca controlaba a su Oprah interior y hasta yo estaba consciente en que merecía al menos un sermón sobre las mentiras. No esperaba esa respuesta. De hecho, toda su actitud era extraña.
Y la rareza siguió tomando el control de nuestro día. Tal vez eran efectos colaterales de mi paranoia, o tal vez las horas sin dormir estaban jugándome sucio, pero Matthew se encontró particularmente callado. Solo hablaba si yo tenía una pregunta o para responder de manera vaga cualquier comentario hecho por compañeros de mesa.
Algo había pasado entre la noche anterior y esa mañana, algo de lo cual no me había enterado aún.
—Oigan, ¿se enteraron que encontraron a Libby Slarton y Joshua Penn bajo las graderías besuqueándose? Timothy los llevó con Patch, y creo que los suspenderán —comentó Jackson, con ojos muy abiertos y una sonrisa amplia, como si fuera el chisme del año—. Quiero decir, es Libby La Rara Slarton y Joshua El Deportista Estrella, ¿qué con eso?
Todos en la mesa de la cafetería levantamos la vista hacia él, enarcando una ceja.
—¿Y eso nos debe interesar porque...? —añadió Charlie, con su habitual tono indiferente.
No pude evitar sonreír un poco. Ya le había cogido cariño a los comentarios sarcásticos y aleatorios de Charlie. Estaba haciendo bien su papel de mini Dylan.
Jackson se encogió de hombros, entendiendo la indirecta, tomó asiento y comenzó a comer su almuerzo sin hacer otro comentario acerca del 'chisme del año'.
Le di un par de mordiscos a mis alitas de pollo antes de percatarme que Matthew, quien se encontraba junto a mí, no estaba comiendo de su bandeja, sino que tenía su cabeza metida en su celular. Viéndolo de cerca y con más detenimiento, Matthew parecía cansado, no había peinado bien su cabello y sus ojos iban adornados con ojeras. Era clara señal de desvelo.
—Oye, Matt —llamé su atención. Él alzó sus ojos hacia mí, sobresaltado—. ¿Te encuentras bien? Has estado extraño toda la mañana, y no estás comiendo. Tú amas las alitas de pollo.
Vi su lucha entre contarme o no contarme lo que sucedía. Segundos después, se dio por vencido y guardó el celular en su bolsillo.
—¿Recuerdas cuando dije que quería hacer las cosas bien con Patrick y hablar con él? Ese mismo día le envié un mensaje de texto para decirle que quería charlar.
—Está bien... —lo incité a que continuara, evitando sacar conclusiones prematuras.
—Pues... anoche recibí una llamada de Patrick vía Skype —me dijo, tomando el tenedor para jugar con su ensalada—, quería presentarme a su nuevo novio, Adrien. Se acaban de mudar juntos.
—Oh, mierda —Fue lo único que mi boca pudo emitir—. Mierda, Matt, ¿me estás tomando el pelo?
Él negó con la cabeza, manteniendo sus ojos en la bandeja de comida. Eso fue suficiente para ponerme en modo mejor amiga sobreprotectora y territorial.
Jodido Patrick. Jodido Adrien.
—¿Por qué no lo mencionaste antes? —exhalé, enfurecida no con él, sino con su ex—. ¿Qué estúpido ex te llama vía Skype para decirte que tiene nuevo novio y que vive con él? Jesús.
Eso lo hizo reír un poco, pero yo no estaba bromeando, yo estaba cabreada.
—Estaré bien, Dyl —Intentó esbozar una sonrisa al ver mi profundo ceño fruncido—, tal vez era lo que necesitaba, algún tipo de cierre. Ahora sé que no tengo que sentirme mal, o... esperar.
—¡Que le den a Patrick! —espeté, haciendo que los demás en la mesa se sobresaltaran—. ¡No quiero verte lamentándote por ese imbécil, ¿me oyes?! No necesitas llorar a un idiota que te llama vía Skype solo para restregarte a su nuevo novio —le repliqué.
—Dylan, estás loca —se rio, divertido ante mi descargue.
—Estoy hablando muy en serio, Fitzgerald —le dije, tajante—. De hecho, estoy hablando tan en serio que esta noche iremos a Mikey's con un plan de ataque para Theo el cantinero de ojos azules.
—Déjalo, Carter —Sacudió la cabeza, avergonzado—. Sawyer te necesita más que yo. Mi drama amoroso puede esperar unos cuantos días.
—Entonces cambio mi invitación a un entretenido paseo al hospital, tú, Sawyer y yo. Piénsalo —Le di un apretón a su brazo—. No hay manera que pases la tarde solo hoy, Fitzgerald.
—Aw, es la Dylan Osito Cariñosito, ¿no? —Matthew me rodeó los hombros con su brazo—. Está bien, iré con ustedes.
Sonreí ampliamente, percatándome que el nombre Dylan Osito Cariñosito le iba perfecto a esa faceta de mí. Y que no me molestaba en absoluto.
Tal vez, de ahora en adelante, permanecería así.
***
La cantidad de felicidad que sentí cuando la jornada escolar terminó fue tan inmensa como la cantidad de sueño que tenía acumulado hasta el momento.
Sawyer me esperaba junto al Prius de su padre en cuanto Matthew y yo abandonamos el edificio. Parecía mucho más radiante en comparación al día anterior, lo que significaba que había buenas noticias.
—Una Sarah muy enérgica te espera para trenzar tu cabello como lo vio en un vídeo de YouTube esta mañana —comentó él con una gran sonrisa en su rostro.
Esas eran bastantes buenas noticias.
¿Otra buena noticia? Hunter por alguna razón, se había abstenido a acercarse durante el día. ¿La razón? Ni idea, tal vez el chico sí tenía corazón después de todo, y sabía que no estaba de humor para bromas, ya que incluso teniéndome tan cerca en nuestra clase de Literatura, se limitó a saludarme con un movimiento de cabeza y eso fue todo.
—Estoy dispuesta a todo un jodido cambio de imagen si eso significa que está totalmente bien —Le sonreí de vuelta—. ¿Y tu madre?
—Ambas están más que bien —contestó Saw—, mamá un poco cansada, pero es normal.
Acompañamos a Sawyer en el hospital durante toda la tarde. Le tomé la palabra entonces cuando su hermanita Sarah decidió que yo era su modelo de cabellos y experimentó en mí tres tipos de trenzas (aunque eran más tres tipos de nudos). La niña estaba tan alegre que parecía ajena a lo que había ocurrido, al igual que la Sra. Brown, la cual terminó con un severo caso de rubor en las mejillas después de todos los chistes de Matthew.
West llamó un rato mientras estuvimos allí, solo para llenar la habitación con las risas de la pequeña Sarah y ser acaparado por la niña. Ella parecía tener un leve enamoramiento con mi chico. No la juzgaba si el encanto Collins la había atrapado.
El Sr. Brown le compró a Sawyer un boleto de avión de regreso a Nueva York sin decírselo. Él le reprochó a su padre como por una hora, insistiendo en quedarse, pero al final, estuvo convencido de que todo iba a estar bien y que debía regresar a sus clases en Nueva York.
Unas horas después, cuando las horas de visitas terminaron, decidimos hacer una parada en Mikey's para una especie de mini celebración/despedida/Matthew-ahoga-tus-penas-en-alcohol/Matthew-coquetea-con-Theo, antes de que cada uno se fuera a su casa.
—¿Quieres otra, guapo? —Paige se acercó a preguntarle a Sawyer, obviando el hecho de que su visita le alegraba tanto como a mí. Había estado sobre él todo el tiempo.
—No, gracias, Paige —contestó él, dedicándole una sonrisa con guiño incluido—. Creo que he tenido suficiente por esta noche.
—¿Qué mierda acabas de decir? —expresé, incrédula, llevándome una mano al pecho con exagerado dramatismo.
Sawyer Brown estaba rechazando una bebida. El apocalipsis se acercaba, nos moriríamos pronto.
—Estoy comenzando a preocuparme, en serio, ¿te hicieron algo en Nueva York? —añadí, riendo.
—Dyl, mañana tengo que tomar un vuelo temprano, además, he aprendido la lección de que mezclar no es bueno, créeme, la he aprendido y de mala manera —comentó, luciendo ligeramente avergonzado debido a algo que nos ocultaba.
—Sawyer —intervino Matthew, achispado ya por las cervezas——. Estamos en una celebración, y tú más que nadie se merece unas onzas más de alcohol. Vamos, ¿qué tan malo puede ser?
Lo de Matthew-ahoga-tus-penas-en-alcohol estaba al parecer funcionando de maravilla para él.
—Veamos... —Se puso pensativo—. Malo nivel: Llamar a tu ex novia y confesar que no la has superado frente a su novio actual. Sí, creo que puede ponerse bastante malo —dijo, tomando el último trago de su cerveza, tragando fuerte.
Matthew comenzó a ahogarse con su bebida mientras nos sumergíamos en un literal minuto de silencio.
—Ups, momento incómodo —sentenció Matt, apenado, mientras se levantaba torpemente de su asiento, sabiendo que no debió mencionar nada—. Bueeeno, hora de irme por ahí. Estaré coqueteando si me necesitan.
Gracias, querido amigo, acabas de matar el ambiente de una forma dolorosa e irte a coquetear como si nada.
Dejé que otro minuto de silencio pasara, pensando en cómo responder a eso.
—Pensé que... —Logré hablar, armándome de valor antes de arrepentirme de retomar el inesperado tema de conversación.
—Chase me lo contó hace unas cuantas semanas —me cortó, girándose hacia mí—. No quise mencionarlo anoche porque... es vergonzoso, estaba jodidamente ebrio y lo que salió de mi boca fueron comentarios incoherentes influenciados por mi amiga Corona.
—¿Comentarios incoherentes? —Sacudí con la cabeza—. Sawyer, ¿crees que no me he dado cuenta de la forma en que huyes cuando West y yo estamos alrededor?
No tenía sentido continuar disfrazando las cosas entre nosotros. Si se había atrevido a traer el tema a colación, entonces era hora de hablar de ello. De decirnos todo.
—Joder... —Él dejó escapar un largo resoplido, apoyando sus codos sobre la barra y pasándose las manos en su rostro con estrés.
—Tenemos que hablar de ello —añadí, seria.
—Está bien, pero vayamos afuera. No aquí.
Se levantó, mirando de reojo hacia Paige, quien estaba a unos cuantos metros de nosotros, probablemente escuchando la conversación y haciendo el momento más familiar de lo que me hubiese gustado.
«Vale, aquí vamos».
Tomé un largo respiro y lo seguí.
Nota de la autora 2015:
Pero hola, vaaaaaale. Bueno, esta es la respuesta para las que preguntaron si también suburía capítulo de The Senior Year jajajajaja.
Volví también por aquí, sweeties. Como dije en mi otra historia XOXO, Blogger Girl, gracias por ser tan pacientes y esperar, una de las razones principales por las que me fui durante un tiempo fue para enfocarme en la universidad. De nuevo, perdón por ausentarme tanto tiempo sin avisarles jajajaja, prometo que intentaré escribir lo más que pueda, encontrar un equilibrio entre las cosas de la universidad y esto, ¿ok?
Bueno, como sé que habrán comentarios que dirán que ya ni se acuerdan de lo que ha estado pasando en la historia haré de recap jajajaja.
Aquí va:
"Entre el capítulo anterior de The Senior Year (inserte voz de presentador justo aquí):
Dylan se fue de loca por ahí con Hunter y robó a la mascota Wolfer sin habérselo dicho a Matthew, lo cual la estaba matando de culpa.
Becka la Hoompa Loompa se sentó con Hunter con el propósito de no sé qué vaina, y a la Dylan casi le da una embolia porque quería saber, así que llamó a Hunter a su casa y se resolvió todo, pero entonces Sawyer bello llamó porque la mamá tuvo un accidente y tuvo que volver a la ciudad.
Sawyer durmió en casa de Dylan (dejen su mente cochinas, mal pensadas, hijas del Señor).
Sawyer quemó el microondas de los Carter (ggg, burda e' loco).
The End.
(Todo léase con voz de presentador)."
Los amo, besitos, y no olviden comentar sobre el capítulo, los estaré leyendo. I always do. ;)
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