Capítulo 19: La culpa, el karma y la desesperación
La mayoría de las películas y series de televisión muestran que cada vez que existe un sentimiento de culpa, la gente comienza a imaginarse cosas dónde realmente no las hay, y palabras que ni siquiera han sido dichas, pero que tu mente está tan jodidamente agobiada que en lo único que puedes pensar es en lo que hiciste y no debiste haber hecho. Te atormenta en todos lados, no importa cuánto intentes que no lo haga.
Como ocultarle lo de Wolfer a Matthew, y, básicamente, a todos los demás.
Tener que actuar normal, con Matt justo a mi lado, en el asiento del piloto, mientras él hablaba de lo orgulloso que estaba de mí por haber decidido dejar a mi madre llevar a cabo su inútil castigo y no rebelarme contra ella... Les digo, torturador en todos los sentidos.
La razón por la que decidí que acataría el castigo de mamá fue porque prefería evitar cualquier conversación con ella, fuese para mal o para bien. Tenía claro que Stephanie era un caso perdido en el cual no quería involucrarme. Había gastado demasiada energía en el pasado tratando de hacerle entender muchas cosas y no me había llevado a ningún lado, por lo que era mejor volver a cuando pretendía que no existíamos.
—Ya te he dicho, dejaré que piense que es una buena madre con buenos castigos —repetí, hundiéndome en el asiento de su Volvo.
El sueño estaba a un paso de vencerme. Anoche no fue mi mejor noche.
—Al parecer alguien necesita una generosa cantidad de cafeína —comentó divertido, girando el volante hacia la entrada de la escuela—. ¿Te encuentras bien? ¿Te quedaste despierta hasta tarde o qué? —Su pregunta me tomó fuera de guardia, ya que estaba tratando de pensar en otra cosa que no fuera en lo de anoche.
—Sí, estuve hablando con West —me recuperé rápidamente, irguiéndome sobre el asiento.
De repente las ganas de dormir no fueron más que una idea lejana.
«Eso no te hizo ver para nada sospechosa, Dyl, para nada».
—Estás... muy tranquila con esto —comentó, aparcando en su lugar habitual—. Siendo honesto, no pensé que fueras a dejarlo así como así, creí que saldrías diciendo que tenías un macabro plan para darle una lección o quitarle las llaves del Jeep mientras no ve.
—Estoy cansada de todo el drama, eso es todo —resoplé, evitando contacto visual.
Sentí su mano dándome un cariñoso apretón en mi brazo, el cual solo provocó que mis órganos se destriparan por la culpa.
—Sugiero que hagamos algo acerca de eso —opinó, sonriendo—. La intervención de ayer al parecer funcionó de maravilla, así que deberíamos salir a divertirnos.
Entrecerré los ojos hacia él. No sabía si era el sentimiento de culpa que me hacía ver a Matthew de tan buen humor, pero estaba actuando más radiante y positivo que su habitual dosis.
Empujé la paranoia a un lado para indagar más en ello.
—¿Cuál es la verdadera razón de tu buen humor? —pregunté, enarcando una ceja.
Reprimió una sonrisa.
Sí, algo definitivamente estaba pasando.
—Bueno, ya que lo preguntas... pues, pasé ayer por Mikey's, y me topé de nuevo con el chico misterioso de ojos azules...
—¡No! —expresé, esbozando una amplia sonrisa al leer entre líneas.
—Sí —sonrió, ruborizándose.
—¡No me digas que tomaste mi consejo y lo besaste! —le dije, entusiasmada por él.
—¡Dylan, por favor! —volvió a reprenderme, rodando los ojos—. No beso a desconocidos.
—Después de un «hola», deja de ser un desconocido —opiné, haciendo un baile sugerente con mis cejas.
—Pues no, aunque Paige nos presentó, su nombre es Theo, hablamos durante un rato, intercambiamos números... Y aún no ha escrito.
—¡Entonces escríbele tú! —lo presioné, sintiéndome demasiado feliz con la idea de mi querido amigo dejando la estúpida relación abierta.
—No lo sé... —Se encogió de hombros—. Quiero hacer las cosas bien, hablaré con Patrick primero.
—Bueno, pero mientras esa conversación ocurre, no veo nada de malo en intercambiar mensajes de texto con el chico, ¿bien? Si te gustó, no deberías perder tiempo.
—Deja de robarte mis líneas, yo soy el Oprah aquí, no tú —dijo en tono burlón.
—Hablo en serio, no trates de desviarme fuera de ello —Le di un juguetón empujón—. Sabes que insistiré hasta que lo hagas.
—Desgraciadamente lo sé, por eso es que siento que he creado un monstruo —Se echó a reír, rodeando mis hombros con su brazo—. Un monstruo esponjoso, lindo, maduro y racional.
¿Ven? A este tipo de cosas es a lo que me refiero.
—Sí, ahora soy un jodido Osito Cariñosito —bromeé, forzando una risa.
Oh, si tan solo supiera.
—Aunque, estoy pensando en un mejor plan... Podríamos ir esta noche a Mikey's, donde Paige quizá haya mencionado que Theo estaría, ya que es el nuevo cantinero del bar —sugirió cauteloso.
—¡Por supuesto que sí! ¡Joder, Matt, siempre dejas lo más importante para lo último! —le reclamé, haciéndolo reír.
—Lo siento, esta vez sí fue intencional —se rio, divertido.
Me abstuve de seguir reprendiéndolo, así que entramos al edificio en silencio, dando por hecho nuestra salida esta noche.
Yo solamente podía pensar en la posibilidad de ser la que arruinaría el buen humor de mi amigo.
Esperaba que no.
Como si fuera poco con la charla de Matt, la escuela estaba también atormentándome. Literalmente hablando, los pasillos se habían convertido en un repetitivo recordatorio del robo de Wolfer. Pósteres señalando la victoria, más pósteres de insultos a Thorton, caricaturas explícitas, palabras de apoyo al equipo.
Resistí la tentación de comenzar a masajearme las sienes como una loca.
—Por supuesto que siguieron con el plan. —Matthew negó con la cabeza en desaprobación al ver lo obvio—. No me sorprende en absoluto.
Tragué saliva con fuerza.
—Sí... A mí tampoco —concordé, esforzándome en no lucir cómo me sentía.
El timbre sonó antes del probable colapso que tendría si seguía diciendo esas cosas.
Odiaba tener que mentirle, pero más odiaba tener que arruinarle el día luego de saber lo de Theo.
***
—Todos estamos de acuerdo en que fue estúpido e innecesario —opinó Matt, ya estando en la hora del almuerzo, sentados con Charlie y Jackson.
Los dioses ignoraron mis pedidos, sin piedad alguna.
Mi amigo llevaba criticando y convenciendo a todos en la mesa de que el plan de Hunter y Brett había sido... estúpido e innecesario. Estaba comenzado a creer que el karma, los dioses, incluso el mismo Dios tenía un serio problema conmigo y pretendía atormentarme hasta el punto de confesar el crimen.
—Hay que ver el lado bueno, aun así ganamos el partido, ¿no? —inquirió Jackson, dedicándome una furtiva mirada. Si antes no sabía el por qué le había hecho prometer no decirle nada a Matt, ahora lo tenía claro.
—¿Estás defendiéndolos? —le preguntó él, enarcando una ceja.
—En mi opinión... no tengo opinión —intervino Charlie, probablemente fastidiada de escucharlo hablar de lo mismo—, no es nuestro jodido problema lo que el tonto mariscal haga, y mucho menos lo que Hunter Idiota McLaggen haga.
—Sí es nuestro problema, están arruinando la imagen y transparencia del equipo, ¿no es así Dylan? —Matthew se volvió hacia mí, esperando a que apoyara su argumento.
Puse todo de mi parte para darle una respuesta sin levantar sospechas.
—Brett Mardshaw arruina la imagen del equipo con tan solo su presencia —comenté, con una sonrisa burlona—, y mi opinión es que no me arrepiento de haber rechazado ser parte de eso.
«Bien, Dylan, bien hecho».
—¿Podemos cambiar de tema ya? —pidió mi compañera—. No me apetece seguir hablando acerca de chicos con bajo coeficiente intelectual.
Alabada seas, Charlotte.
Matt por fin dejó ser el tema y comenzó otro sobre una salida grupal a Mikey's por la noche. No discutí acerca de la propuesta ni un segundo. Mientras ambos estuviésemos alrededor de más personas, menos tendría que preocuparme por actuar normal. Y si el día transcurría sin peligro, daría el asunto como olvidado y podría volver a mi habitual ser.
Mientras la conversación seguía su rumbo, una persona captó mi atención unas mesas más allá de la nuestra. Por supuesto, era Hunter, con su sutil manera de hacerse notar. Parecía no recordar el pequeño detalle de que Matthew no estaba enterado del reciente trabajo.
No, corrijan eso; claro que lo recordaba, solo estaba tratando de hacerme enojar. Como siempre.
Antes de fulminarlo con la mirada para que me dejara en paz, mi visión fue bloqueada por Becka Ashton, quien se sentó deliberadamente en la silla frente a él.
Me inquieté al instante. ¿Qué podrían hacer Becka y Hunter en una misma mesa? Nada bueno, sobre todo con lo que él sabía y que a ella le podría interesar.
Tuve el intenso impulso de levantarme en ese momento e ir hacia ellos, si Hunter se atrevía a decirle algo que no debía, Becka sabría cómo usarlo en mi contra. La idiota masoquista no sabía cuándo darse por vencida.
Simulé disfrutar mis ravioles mientras los chicos seguían hablando, les prestaba atención vagamente, ya que no me permitiría desviar mi mirada de aquellos dos hasta que Becka se alejara. ¿Por qué? Porque no confiaba en McLaggen, no todavía.
Los observé conversar, con la curiosidad susurrándome posibilidades al oído. Quizá Hunter ahora mismo le estaba diciendo acerca de nuestro beso en el cuarto de Ramón, o de los exámenes robados, o cómo le ayudé a deshonrar descaradamente a West...
«Mierda, Carter, recobra la compostura».
Quise gritar un histérico "¡Sí!" en cuanto la campana sonó, dando por terminada la tortura llamada Hora del Almuerzo.
Vi a Becka levantarse al fin, caminando lejos de la mesa y luego desapareciendo entre las porristas.
Cosas qué hacer en el día:
1.- Actuar normal. (Esto incluye dejar la paranoia, culpa, e inquietud).
2.- Hablar con Hunter. (Solo por si las dudas. Usar la fuerza si es realmente necesario). (Quizá si lo sea).
***
Tenemos que hablar. Ahora
Le di a enviar y esperé, percatándome de que el tic en mi pierna aumentaba de velocidad cada segundo.
Para poder estar en completa paz durante la noche, tenía que estar cien por ciento segura de que Hunter no había abierto su gran bocota. Pretendía hablar con él después de la escuela, pero no logré alcanzarlo, ya que Matthew estaba apresurándome.
El teléfono vibró, sacándome con brusquedad de mis pensamientos.
¿Cursiva y subrayado? Oh Dios, mejor me apresuro.
P.D: ¿Tu casa... o la mía?
Bufé, dándole al botón de Responder.
Hilarante. Ja, ja... ja.
P.D: Fuera del contexto que sé que quisiste mostrar: En mi casa. Ahora
Asumí que su no respuesta significaba que ya estaba en camino, así que mientras esperaba, subí a darme una ducha y a arreglarme para la salida a Mikey's. Admitía que me sentía algo ansiosa de conocer mejor a Theo, sobre todo sabiendo el efecto que causaba en mi querido amigo. Tenía una leve esperanza en que fuese el chico indicado para que Matt al fin pudiese olvidarse de Patrick. Necesitaba olvidarse de él.
Oh, en serio me había convertido en un jodido Osito Cariñosito.
«¿Dylan Osito Cariñosito de ahora en adelante?». No.
Unos treinta minutos después, el timbre sonó, justo cuando terminaba de ponerme la blusa. Y luego de nuevo. Y unas muy molestas veces más.
Sí, definitivamente era el idiota de McLaggen.
Bajé las escaleras a velocidad increíble, contando el tiempo que perdí atándome las zapatillas.
—¡Lanie! —me saludó al abrir, dedicándome una media sonrisa—. Qué considerado de tu parte arreglarte para mí.
Puse los ojos en blanco, apartándome de la puerta para invitarlo a pasar.
—Claro, solo se me olvidó quedarme sin sujetador para seducirte totalmente —respondí, con todo el sarcasmo que pude encontrar en mi interior.
Se echó a reír.
—De verdad tenemos que hablar.
—Sí, ya eso lo dijiste —comentó, dándole una ojeada a la casa antes de volverse hacia mí—. Aunque primero, tu parte del trabajo.
Sacó un pequeño sobre del bolsillo de su chaqueta y me lo colocó en mis manos.
—Gracias.
—Doscientos dólares en efectivo, ni más ni menos —añadió—. Ahora, ¿cuál es esa cosa tan urgente que tenemos que hablar?
—Becka. —Me crucé de brazos, mirándolo detenidamente en busca de alguna actitud fuera de lo normal.
—¿Becka la Hoompa Loompa? —preguntó, enarcando una ceja—. ¿Qué hay con ella?
Tuve que apretar los labios para no reírme. ¿Qué? Ese era en verdad un buen apodo. Aunque, vergüenza y ofensa para los Hoompa Loompas del mundo.
—¿Por qué se sentó contigo en la hora del almuerzo? —indagué, sin dejar de examinarlo con la mirada—. ¿Quiere algo? ¿Te ha preguntado algo? ¿Le dijiste algo?
—Calma, Carter —se rio, divertido—. ¿De eso se trata todo? ¿De Ashton?
Él no entendía que Ashton era un tema más delicado de lo que pensaba. Él no había estado aquí para todo el drama que había desencadenado el año pasado con el simple propósito de joderme la vida.
—No debes confiar en esa chica —le advertí, ocultando la inquietud y enojo que sentía al hablar sobre ella—. Dime que no le dijiste nada importante.
—¿Cuál es el problema entre ustedes dos, de todos modos? —Fue su turno de examinar mis movimientos—. ¿Le robaste el novio o qué?
No exactamente.
—Es una larga historia que no me apetece contarte —contesté, fastidiada—. Te pedí que vinieras para saber si no le hablaste sobre nuestra... Tregua convencional.
Permaneció en silencio unos segundos, claramente eligiendo entre si decirme o no. Alargando la espera como un fiel hijo de puta.
—No, querida Lanie, no le dije nada —dijo entonces, descansando sus manos en mis hombros—. Ella quería saber por qué habíamos ido al baile de bienvenida juntos y cuál era nuestra relación. Le dije que no era de su incumbencia y que debía reconocer que su manera de persuadir era impresionante, pero eso de mover el cabello y tocarme el brazo... no funciona conmigo. La chica es linda, pero verás, las chismosas no son realmente mi tipo. ¿Feliz con mi respuesta?
El alivió drenó mi cuerpo de toda tensión encontrada.
—Este sería el momento en que me agradeces —sonrió con suficiencia.
—Ya te agradecí una vez y eso fue mucho por esta noche, McLaggen —Le devolví la sonrisa, dándole una mirada asesina a las manos que continuaban masajeando mis hombros.
—Entiendo, un paso a la vez. —Quitó sus manos—. Entiendo.
Caminé hacia la puerta, haciendo un gesto de despedida.
—Le diré a Matthew que ya estoy lista, así que puedes irte. Eso sería todo.
—¿No puedo esperar y saludar? —inquirió, fingiendo decepción.
—¿En se...? —Mi frase fue interrumpida debido a la voz de Kurt Cobain cantando In Bloom. El tono de mi teléfono.
Podría ser cualquiera, Matthew para preguntarme si estaba lista, o West para ver cómo me encontraba, o...
Sawyer. Era Sawyer.
Era una agradable sorpresa, sin duda.
—¡Sawyer! —contesté, sonriendo ampliamente sin poder evitarlo, ignorando a Hunter, quien seguía parado junto a mí—. ¿Cómo estás? Pensé que ya habías olvidado que tenías una amiga en Columbus. Por favor no me digas que Chase está en problemas y por eso estás llamando.
—Dyl —Mi sonrisa cayó igual de fuerte que el golpe en mi estómago al escuchar su voz. Sonaba como si hubiese estado llorando—. Perdón por no avisarte antes... yo... bueno, estoy en la ciudad.
—¿Sucedió algo malo? Tu voz...
—Dyl —me cortó—, mamá y Sarah tuvieron un accidente esta tarde. Vine...vine lo más rápido que pude.
Las rodillas me fallaron, tanto que tuve que sostenerme del brazo de Hunter. Sentí un terrible nudo en la garganta, en el estómago, en todos lados mientras pensaba en lo peor, aunque a la vez, en lo mejor. La verdad, no sabía qué pensar, mi mente seguía procesando la información.
—Oh, por Dios. —Fue lo único que mi boca se dignó a decir—. Pero, ¿qué fue lo que pasó? ¿V-van a estar bien?
—¿Puedes venir al hospital? Necesito a alguien... —Hubo una pausa—. Sólo necesito que vengas. ¿Puedes?
—Por supuesto que sí —le dije, temblorosa—. Enseguida.
Colgó antes de dejarme decir otra cosa.
—¿Pasó algo? —me preguntó Hunter, se le veía un tanto preocupado.
Necesitaba —desesperadamente— llegar al hospital. En lo único que podía pensar era en la pequeña Sarah, en la señora Brown, en Sawyer escuchándose destrozado en la llamada.
Un golpe de realidad hizo que mi sangre hirviera. Rayos, rayos, rayos; no tenía las putas llaves del Jeep. Otra razón para detestar a mamá.
«Dylan, concéntrate, tienes que llegar al hospital».
—Hunter. —Me volví hacia él—. Necesito que me lleves al hospital. De verdad, no te lo estuviera pidiendo si no fuera una emergencia.
—Está bien —Estaba sorprendida de que hubiese aceptado tan rápido. Pero eso era lo de menos importancia—. Si es una emergencia, apresurémonos entonces, Lanie.
Asentí con la cabeza, tomando mi chaqueta, llaves, bolso, y saliendo de la casa casi corriendo.
Hunter me ofreció el único casco que tenía, pero mis manos estaban temblando demasiado como para poder abrochar la maldita cosa. «Mamá y Sarah tuvieron un accidente esta tarde». El rostro de la pequeña Sarah no estaba ayudándome a mantener la calma.
McLaggen se percató de que estaba teniendo trabajo colocando un simple casco, por lo que se acercó, y sin decir una palabra, apartó mis manos con cuidado para hacerlo por mí.
—Agárrate bien —me pidió cuando estuvimos ambos en la motocicleta, jalando mis brazos a su cintura sin dejarme siquiera resistirme.
Como si me hubiese convertido en un robot en modo automático, mis brazos se aferraron a su torso. En todo lo que podía poner mi energía era en rezar porque las cosas no fuesen tan grave como pensaba.
Nota de la autora 2015:
Bueno, bueno, por favor, mis sinceras disculpar por tardarme tanto en subir. No saben lo apenada que estoy.
P.D: Feliz año a todos por aquí.
Las cinscurstancias de la vida, bla, bla, bla, en verdad si me pongo a escribir las razones por las que no había subido, se me aburren xD. Sólo quiero que quede claro que lo siento, e intentaré ponerme las pilas.
Dejando las disculpas atrás, he aquí el nuevo capítulo. Ufff, ese final, sé que me odiarán. #SorryNotSorry. LOL
Les preguntaré de nuevo, ¿hasta ahora qué piensan de Hunter? ¿Y del comportamiento de Dylan?
Y MUY IMPORTANTE, ese chico Theo. Jujuju.
Okaaaay, dejaré de escribir, y esperaré sus comentariossss.
Las quiero siempre y gracias por tenerme paciencia,
Besitos venezolanos <3
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