Capitulo XI✔
Él se pensó mi propuesta por un momento, pero como lo supuse, desistió. Después de unos cuantos segundos en silencio retiro su pie de la entrada y sonrió de esa manera maliciosa que logra acelerar mi corazón. Puedo negarme muchas veces lo atractivo que es, más eso no cambiará el físico del muy condenado.
"No te olvides de lo excitada que estabas cuando llegó" aquella vocecilla de mi cabeza provoca que mis mejillas se calienten y ruego a Dios que él no lo note.
Cuando ya estab dispuesta por segunda ves a cerrar la puerta su vos me detuvo.
—No olvides el trabajo de Historia, ah, y... tampoco olvides escribir mi nombre.— dicho esto se dio media vuelta dejándome parada en el umbral de la puerta como una tonta. ¿Esque acaso piensa que are el trabajo sola y de pasada lo pondré como si me hubiese ayudado?, ¡Pero será idiota, que le den!
Eithan es de esas personas que logran confundirte sin que te des cuenta. Hace apenas unos minutos atrás parecía vulnerable, tranquilo y amable. Más al momento de decir que me ayudaría sin embargo sus cambios de humos son tan drásticos que la bipolaridad le quedo corta. Desde aquel momento en que me lo crucé por primera ves logró despertar en mi la curiosidad y el misterio que toda su persona desprende. Me sentí atraída a él y no me culpen por eso, ¿quién en su sano juicio no se sentiría atraída por tremendo chico? Más sin embargo como seguramente ya lo notaron esa atracción que siento hacia él también me molesta a un nivel extremo. Odio y a la ves admiro su sarcasmo. Siempre tiene una respuesta para todo y es que es una persona de la cual nunca se que respuesta o reacción tendrá.
¿Quien eres realmente Eithan?
* * *
—¿Y te gusta?—preguntó mi madre por tercera ves en la cena.
—No mamá, ¡no me gusta!.— sentensie yo pinchando un pedazo de zanahoria del plato.
—Es lindo,— Continuo con picardía, si mamá ya se que es lindo pero no lo voy a aceptar delante de ti para que me atormentes con tus platicas sexuales.
—Pues ligatelo tú — contesté entre dientes ya fastidiada con su insistencia. Pero es que esta mujer jamás desiste.
—¡Ariana!— reprendió mi madre mientras soltaba una sonora carcajada. "Pero valla que se está divirtiendo"
—¡Mamá! — contraataque yo en seriedad
—Esta bien, esta bien—levanto ambos brazos en señal de inocencia — lo pillo, ¿si?, solo recuerden que cuando llegue el momento deben protegerse. — Espera, ¿qué? ¿Protegerse? Ah mierda, ya capte el mensaje.
—Sabes que, yo me piro.— tome mi plato decidida mientras me ponía en pie para irme a comer a mi cuarto y ver televisión.
—Esta bien, ya no diré nada.— dijo tomando mi mano evitando que me fuera, la mire dudosa y volvió a hablar — lo prometo. —retome mi lugar y tomé el tenedor para seguir comiendo pero entonces mi mente calló en cuenta de papá, otra ves no nos acompaña a cenar.
—¿Y papá?—pregunte tragando un pedazo de pollo, mamá desbio la vista a su plato con incomodidad.
—Dijo que tenia mucho trabajo.—dio por finalizada la conversación cuando se puso en pie y se encaminó a dejar su plato al fregadero, una ves hecho esto se volvió asía mí con una expresión triste en su rostro, expresión que enseguida fue remplazada por curiosidad. Sus ojos grises se achicaron analizando mi cabello a detalle, ¿qué rallos? — Te teñiste el cabello?— pregunto en tono acusador, ¿ah? Acaso escuché bien, ¿pero que mierda?
—¿Es que acaso eres daltónica mamá?— pregunte con la burla palpable en mis palabras y es que recordaría bastante bien el hecho de que me hubiese teñido el cabello, cosa que no hice pues ponerse colorante en el cabello es un pase para algo llamado frizz y paso de tener mi pelo como cepillo escoba vieja. Mi madre me dedico una mirada irónica mientras elevaba una espesa ceja y se cruzaba de brazos de manera intimidante. Genial, ya estoy en problemas y solo por que mi linda mami ve muros contra achetes cuando no ahí absolutamente nada que ver.
Comenzó a acercarse a mi sin borrar la expresión severa de su rostro, una ves que estuvo frente a mí, tomó un mechón de cabello y lo halo para mostrarmelo. D-I-O-S M-I-O juro de que no ser por que estoy sentada es que no me eh caído de bruces contra el piso, pues mi cuerpo entero comenzó a temblar cuando divice el mechón de cabellos rojos enredado entre los dedos de mi madre, decir que estoy sin palabras es poco...
—¡Me cago en la puta!— fue lo único que logré decir mediante un susurro sin apartar la vista del rojo brillante que descansa entre los dedos de mi madre. Solto el mechón de cabello y reprendio a mi grosería pero yo apenas y la escuchaba.
—Esas palabras, Aria. —regañó— ¿así que daltónica, no?— su sarcasmo era tan evidente como el rojo mágico de mi pelo.
—Yo...eh.., yo...— balbuce sin saber que contestar.
—Tú...tú...,—imitó mi madre, irritada.
—Fue Susan.—acuse a mi amiga de la nada, y es que es la única que se me ocurre en estos momentos y de la única de la que mi madre creería. Negó lentamente atando cabos en su mente, me creyó, su expresión lo dice todo. Sin embargo me siento en la necesidad de limpiar un poco el nombre de mi amiga, se que mamá quiere a Susan y mucho así que no quiero dejarla como la mala. —Fuí su conejillo de indias para esté tinte de fantasía, en un par de días de quitara.... no te dije para que no te molestaras. — ella relajo sus facciones y asintió con la cabeza.
—Hu-um, lo supuse.—finalizo ya más calmada con mi mentira, —¿Terminaste?— dijo en referencia al plato de comida, hace apenas unos minutos atrás tenía pensado ir por una doble porción sin embargo por esto hasta el apetito se extinguió.
—Si,—susurre y me levante de un salto para salir prácticamente corriendo al auxilio de mi habitación. Mi cabello rojo, ¿rojo? En que momento paso eso, y por que mierda no lo había notado. Es que esto cada ves más se esta saliendo de mis manos sin previo aviso y yo me quedo en estado de no saber que jodidos hacer. Tengo miedo y muchísimo.
Una ves dentro de mi habitación corrí al espejo a observar mi reflejo ¡mierda! Mi cabello tenía un mechón rojizo bastante visible. Esque tenía una leve punzada de esperanza para que todo fuera algún reflejo de la luz o yo que se. Pero quería negarme a esto que estoy observando. Y entonces pasa lo que eh estado evitando. ¡Pierdo los nervios!
Mi rostro se contrae al borde del colapso y en desesperación tomó mi cabeza con ambas manos mientras niego frenéticamente al reflejo del espejo, estoy asustada, frustrada con tantos sentimientos martirizado mi sensatez y con ninguna bendita idea de saber que es lo que le está pasando a mi mundo para que colisione de esa manera. El miedo en mis ojos es palpable, las lágrimas nublan mi vicio mientras balbuceos salen de mis labios acompañados de sollozos que a estas alturas ya me es inevitable controlar.
—No, no, no— niego frenéticamente aferrada a mi cabeza— esto tiene que ser una maldita broma,— susurre para mí bajando mis manos al respaldo del tocador. Observe mi demacrado rostro, mis mejillas sonrojadas al igual que mi nariz, mis ojos hinchados y las lágrimas resbalando por mis mejillas. Es que soy tan débil que apesar de que sé que llorando no solucionare nada las lágrimas siguen callendo cual cascada derramando un mar de emociones. ¿En qué momento mi vida se volvió este enredo de emociones? No lo sé, y ya estos demaciado agotada para averiguarlo.
Limpió mis mejillas con el dorso del brazo y voy a tumbarme en la cama. Ignorando por completo el hecho de que tengo muchas cosas que averiguar y consentrandome en el fugaz aroma que desprenden mi sábanas, ese aroma tan pelicuar y exquisito que Eithan dejo impregnado ellas.
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