Order 2
Cuando todos salían de las aulas, Seika miró por lo que creyó sería la última vez a su senpai. Y digo que creyó porque se sabía la dirección de su amado en secreto; aunque había algo que le causaba intriga. ¿Por qué Rodrigo la vio con ternura y no como los otros? ¿Sería que sabe lo que ella siente por él? ¿Acaso, si era así, estaba consciente de los homicidios que ella cometió? Decidió no darle mucha importancia y hacer lo mejor que sabía hacer: seguirlo hasta su casa.
No obstante, el escenario que se armó fue el más inesperado para ambos.
Cuando Rodrigo llegó a la puerta de su casa, volteó para mirar a su alrededor. Seika se agachó, ya que no sentía el valor para volver a ser vista de esa manera; tan dulce y agradable no podía ser su rostro.
-Me gustaría que, al menos, salieras de ahí-dijo el chico dirigiéndose a los arbustos, justo donde su yandere se escondía-. Si ya lo sabes, o al menos eso creo, no deberías estar nerviosa.
Salió de golpe, dándose con algunas ramas que estaban encima de ella. Rodrigo soltó una leve risa, que sonaba a todo menos a burla. Esa risita agradable hacía que Seika se pusiera un poco nerviosa, cosa que aumentaba más al estar frente a su senpai; caminó con las piernas un poco temblorosas mientras vacilaba en sus palabras:
-Perdón... no e... no era mi inten... q-quiero de...
-Ya, ya, lo comprendo. Al menos puedes sentirte más a gusto, ¿me equivoco?
-No, para nada.
El chico la tomó de la mano. Su rostro se enrojeció, ¿que haría ahora con su soñado muchacho? Los pensamientos le invadían la cabeza, pero de repente se vieron interrumpidos por una situación que ninguno de los dos se esperaba.
-¿Eh?-la chica estaba confusa-¿Qué suced..?
-Silencio-le tapó la boca para oír mejor.-''No puede ser,'' pasó en su mente, ''¿él de nuevo?''
Al otro lado de la puerta se oían voces que platicaban entre sí. Parecía que Rodrigo lo había vivido con anterioridad, y deseaba volver a hacerlo con toda la posibilidad existente. La niña lo veía un poco preocupada. ''Quizás no debí seguirlo,'' pensaba, ''pero no me resistí. De todas formas estoy aquí, así que por fin sabré cómo es realmente mi senpai.''
-¿Por qué te esmeras en que no esté?-preguntó una voz adulta desde el interior de su casa-Sabes bien a qué vine.
-Rodrigo-alzó la mirada con toda la valentía que pudo-, ¿quién es el que está adentro? ¿Y de qué habla?
-Parece que al fin la chiquilla se atrevió a acercarte-habló otra voz más joven-. Esto no puede ser mejor.
Seika no entendía nada. ¿Será que la estaban esperando también? Y si era así, ¿por qué? Rodrigo la miró por unos segundos a los ojos y, antes de que hiciera algo, abrió la puerta. El escenario fue quizá el más inesperado que Seika vio; en la sala se encontraban un militar y 7 jóvenes civiles, 4 hombres 3 mujeres; ella no llegaba a una conclusión clara. Pero Rodrigo, en ese momento, dio un paso adelante y le dijo lo siguiente al oficial:
-Pensé que le había dejado en claro que no pensaría en unirme a su iniciativa, en especial al lado de estos... hijos de corruptos.
-Esa frase nos ofende, querido-dijo en un susurro una chica que estaba al lado del militar-, mas lo dejaremos pasar.
-Porque ahora-habló el general-, también trajiste a una nueva recluta al grupo.
-¿Qué grupo?-preguntó extrañada la japonesa.
-Oh, eso-alegó un niño sentado en el sofá-. Es algo que llamamos: The Secret Group.
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