El Aroma de Jazmines
Había una joven que se encargaba de un pequeño puesto, lleno con canastas de flores. Taemin caminaba un poco más lento cuando pasaba por allí, porque le gustaba el olor ligeramente dulce que flotaba en el aire. Era refrescante al final de un día agotador. A veces incluso compraba algunas flores, solo un puñado de jazmines. Eran demasiado pequeñas para hacer un ramo y la joven generalmente se sentaba trenzándolas en guirnaldas y otros adornos. A él realmente le gustaba el olor, así que las ponía en un pequeño plato sobre su mesita de noche y pronto su habitación se impregnaba de ese hermoso y dulce aroma.
Pero un día cuando se detuvo a comprar unos jazmines, encontró a la joven cerrando su puesto. No tenía flores y cuando Taemin le preguntó, ella dijo que se mudaba al pueblo de al lado. Taemin le deseó suerte y comenzó a alejarse solo para detenerse ante su llamado.
Ella le tendió una pequeña bolsa que contenía una sola semilla.
—Mi abuela me dio esto. Solía decir que la flor que nazca de esta semilla es mágica, florece en el deseo de tu corazón.
—No puedo aceptarlo.
—Se lo vendo si gusta comprarlo. Aunque no crea en la historia detrás de ella, es una rara especie de flor silvestre. Es resistente y no requeriría mucho cuidado.
—Pero...
—Ya las flores no me son de utilidad, señor... y le agradecería cualquier precio que pudiera darme por ella. Elegí hacerle esta oferta solo a usted porque no conozco a nadie más que aprecie las flores de esta manera.
Taemin no pudo rechazar la oferta después de que ella lo puso así. Por lo tanto, se encontró caminando a casa, con una semilla probablemente demasiado costosa que ni siquiera sabía en qué se convertiría.
~*~
Taemin compró una pequeña maceta al día siguiente y plantó la semilla de la forma en que lo recordaba de su clase de jardinería en la escuela. La regaba de vez en cuando, pero apenas creció.
Con lo ocupado que estaba, se olvidaba de regarla a veces. Trabajaba en la entrada de datos, simplemente sentado frente a la computadora, escribiendo todo el día, digitalizando documentos físicos. Era un aburrido trabajo de escritorio, pero ganaba lo suficiente para estar cómodo. Sus padres le habían dejado una pequeña casa para que no tuviera que preocuparse sobre el alquiler. Apenas tenía amigos. Se había alejado de todos ellos. Sus amigos habían dejado el pintoresco pueblo para seguir una carrera más dinámica en la ciudad o estaban casados y atrapados en sus nuevas vidas.
Solo él había permanecido inmóvil en un mundo que había cambiado drásticamente a su alrededor.
Era pacífico vivir así... pero en ocasiones se sentía solitario porque al final del día tenía un incidente gracioso que quería contarle a alguien y no tenía a quién, así que solo suspiraba, recordando la memoria, esperando que no se desvaneciera de él eventualmente.
~*~
Un día decidió ir a ver una película de la nada después del trabajo. Habían pasado años desde la última vez que vio una en el cine. Cuanto terminó, regresó a su casa, luciendo más lúgubre de lo que había estado antes de decidir ir a verla. No lo había molestado antes... o tal vez fue el género del filme... pero finalmente se sintió consciente de lo solitario que estaba... viendo una película completamente solo en una sala llena de personas, de las cuales ninguna había venido sin compañía.
No podía recordar un solo diálogo o actor de la película. Todo lo que recordaba era cómo algunas personas se acurrucaban juntas. Cómo la risa resonaba en las partes graciosas. Cómo el intermedio estaba lleno de murmullos y conversación. Cómo los jóvenes ayudaban a sus padres a subir los peldaños hasta sus asientos. Cómo los niños reían y jugaban, corriendo de sus lugares en mitad de la película. Cómo algunas personas bromeaban, conversando animadamente sobre lo que habían visto mientras salían. Cómo algunos se tomaban de la mano, susurrándose el uno al otro mientras se quedaban hasta que los créditos terminaran.
Había comprado un poco de cerveza y abrió una lata mientras se acomodaba en la mecedora junto a su ventana. Se sentó con las piernas cruzadas y se balanceó lentamente, dando pequeños sorbos, suspirando mientras dejaba que su corazón diera vueltas libremente.
Poco tiempo después, al concentrarse en la ventana que tenía delante, finalmente se dio cuenta de que la maceta que se encontraba sobre el alféizar... ahora tenía una elegante flor blanca entre hojas cortas. Parecía un jazmín, pero era más grande.
Se levantó y el aroma que golpeó sus sentidos fue de jazmín, pero más dulce, fresco. Tocó el suave brote, una pequeña sonrisa abriéndose camino en su rostro.
Suspiró mientras se alejaba, terminando su bebida y yendo a la cama.
~*~
Tenía libre al día siguiente, pero Taemin se despertó al amanecer. Se sirvió un poco de cereal y se sentó nuevamente en la mecedora, recordando que su flor ya podría haberse abierto para entonces.
Cómo había esperado, el brote había florecido y la flor ahora parecía más grande. Simplemente se sentó a mirarla, hundiéndose en pensamientos a los que no podía seguirles el ritmo.
Mientras masticaba lentamente los Fruit Loops que ahora estaban blandos, notó que la flor se movía de forma extraña. Lo ignoró al principio, pensando que era la brisa, pero se siguió sacudiendo... como si algo la estuviera moviendo.
Dejó el tazón a un lado y caminó hacia el alféizar de la ventana, moviendo la maceta para poder echarle un vistazo. Tal vez un insecto había quedado atrapado entre los pétalos o algo-
Sus ojos se agrandaron cuando apartó ligeramente los pétalos blancos... porque sentado en el medio no había un insecto, sino una persona pequeñita. Retiró su mano en pánico, parpadeando y asegurándose a sí mismo que había visto mal. Pero la flor se sacudió de nuevo, así que volvió a alcanzar los pétalos, moviéndolos y congelándose en su lugar.
Ciertamente era una personita.
Taemin se apartó otra vez, alejándose de la ventana. Caminó por la casa, sus pensamientos por todos lados, errático. Volvió a acercarse a la flor y la personita ahora se estaba asomando entre los pétalos. Solo se quedó mirando esa cabecita, quien le sonreía inocentemente.
Taemin negó fervientemente, cerrando los ojos y cuando los abrió de nuevo, la carita todavía estaba allí, la sonrisa en su rostro intacta.
Taemin estaba seguro de que estaba viendo cosas... o tal vez era el alcohol remanente en su sistema. Así que se dio la vuelta, decidiendo ignorar lo que vio, pero unas palabras le atravesaron la mente.
"Soy real. No una alucinación."
Taemin giró, con los ojos muy abiertos.
"Sí, puedo oír lo que piensas. Nos comunicamos a través de nuestras mentes, no por la voz. Mi voz no sería audible para ti de todos modos."
Taemin se asustó. Empujó la maceta fuera para poder cerrar la ventana y se giró, su frente arrugándose en tensión ante la extraña persona que había salido de esa rara flor.
Solo mi mente jugándome bromas por la historia que escuché sobre la semilla, pensó para sí mismo. Decidió dormir un rato más, con la esperanza de que su cuerpo se deshiciera del alcohol que probablemente le estaba haciendo alucinar.
~*~
Taemin durmió hasta bien entrada la tarde, y toda la escena de la mañana fue olvidada cuando salió a dar un largo paseo hasta la cafetería del pueblo por una comida apropiada. No estaba de humor para cocinar, así que regresó con una porción extra lista para la cena. La puso en el refrigerador y cuando miró el cereal sin terminar en el fregadero, finalmente se acordó de la maceta.
Caminó hacia la ventana y lentamente la abrió, convencido de que no vería nada extraño ahora que se encontraba totalmente sobrio, bien descansado y alimentado. Pero el brote había florecido por completo, los pétalos se habían abierto maravillosamente y en el medio, un hombrecillo estaba sentado, dormitando, con la cabeza apoyada en sus brazos.
Taemin permaneció boquiabierto, sus ojos fijos en la pequeña figura. Solo había visto la cabeza al principio porque los pétalos se habían agrupado a su alrededor. Era diminuto, pero se trataba definitivamente de un hombre adulto, no mucho mayor que él si hubiera sido... más grande. Estaba vestido normalmente, una camisa, pantalones, botines. El aire a su alrededor relucía levemente... algo como polvo brillante rodeándolo.
Taemin se tambaleó hacia atrás, chocando con la mecedora, el sonido haciendo que el hombrecito se despertara. Taemin estaba entrando en pánico, sin poder pensar claramente.
Estuvo a punto de cerrar las persianas, pero unas palabras se colaron en su cabeza otra vez.
"¡Espera!"
Taemin se detuvo.
"Tú plantaste la semilla, no puedo irme a menos que te conceda un deseo."
Como si leyera sus pensamientos, las palabras del pequeño hombre invadieron su mente de nuevo.
"Soy un hada. Tomo la forma de una semilla en la naturaleza y cuando soy plantado, crezco como una flor, una que el plantador encuentre hermosa. La flor crece, se marchita y vuelvo a una semilla. Solo puedo tomar mi forma de hada si el plantador tiene un corazón puro. Y cuando mi forma de hada es liberada, solo puedo volver a mi estado latente cuando le conceda un deseo a mi plantador."
Estuvo inquietantemente silencioso por un momento.
"Todavía no me crees." Las palabras del hada revolotearon en la mente de Taemin.
Se tambaleó hacia atrás, cerrando la ventana y apartándose, cayendo en el sofá. Sacudió la cabeza, encendiendo la televisión y aumentando el volumen, tratando de distraerse. Por supuesto, todavía estaba viendo cosas. No existían seres como las hadas o espíritus-
Taemin saltó cuando vio al hombrecito en la mesa de centro, suaves y relucientes alas desvaneciéndose en el aire mientras se acercaba a él, cruzando los brazos.
"Realmente no me importa si me crees o no. Solo pide un deseo y me iré."
Era tan pequeño, pero Taemin pudo darse cuenta de la molestia que reflejaba su expresión, de lo paciente que estaba siendo a regañadientes.
—No tengo ningún deseo —respondió suavemente, aún inseguro de si lo que estaba haciendo era cuerdo.
"Entonces supongo que tendré que esperar hasta que tengas uno." Se relajó un poco, mirando a su alrededor. "El mundo de los humanos realmente ha cambiado desde la última vez que estuve aquí." Cuando se volvió, sus ojos encontraron la televisión y se quedó absorto, asombrado y lentamente se dejó caer sobre la mesa, viendo el programa que Taemin había puesto.
—¿No puedes solo concederme algún deseo que quieras? —preguntó—. Entonces podrías irte.
"Me advirtieron de nunca forzarle un deseo a mi plantador."
—¿Pero por qué?
"El precio de ese deseo de ser otorgado es mi propia existencia."
Taemin suspiró, vacilante, pensando en algo que quisiera pedir.
El hada se giró, sonriendo.
"Piensa más duro, Taemin."
Él gruñó.
—Cállate.
~*~
Era una presencia inofensiva, Taemin se dijo a sí mismo, mientras le dejaba volar y examinar todo con interés. Taemin se estaba preparando para el trabajo y cuando estuvo listo, se dirigió a la entrada. Cerró la puerta detrás suyo en silencio, no queriendo que el hada lo siguiera.
Todavía no estaba seguro de si creer si su existencia era real o no... Lo sabía, podía sentir que era real... pero simplemente no quería aceptarlo. ¿Magia? ¿Hadas? ¿Mitos? Siempre habían sido nada más que historias. Era abrumador darse cuenta de que todo eso tal vez era real. Que había otro mundo existiendo junto al en que él vivía.
Cruzó el puente hacia la parada de autobús, subió a uno, se sentó en su asiento habitual y se apoyó contra la ventana, presionando su frente contra el frío vidrio.
Suspiró, dejando que su aliento empañara la ventana y sus ojos miraron casualmente abajo, antes de agrandarse, encontrando una cabecita asomándose desde el bolsillo de su abrigo.
Su sorpresa casi salió verbalmente, pero la reprimió. De mala gana, levantó una mano por el hada, pero este fue más rápido y salió volando de su bolsillo. Se sentó en la pequeña protuberancia de la ventana, sonriendo inocentemente. Más que probable porque sabía lo que Taemin estaba pensando en ese momento.
"Déjame aprovechar el tiempo que esté aquí. Nadie aparte de ti puede verme de todos modos."
Taemin suspiró derrotado y volvió a recostarse contra la ventana, asegurándose de mantener sus ojos solo en el paisaje por el que pasaban.
~*~
¿No puedes solo quedarte en mi bolsillo?, pensó Taemin con molestia, observando al hada dando círculos por todos los cubículos en la oficina.
"Pero nadie puede verme aparte de ti."
Exacto. Me estás fastidiando. No puedo trabajar.
"De acuerdo, déjame echar un último vistazo y regresaré a ti."
Sus últimas palabras tomaron desprevenido a Taemin. Regresaré a ti.
El hada había captado sus pensamientos y lo estaba mirando con los ojos muy abiertos.
Taemin solo se aclaró la garganta y comenzó a leer mentalmente los datos que tenía que ingresar, para poder evitar que el hada se enterara de más cosas privadas.
~*~
Cuando Taemin se acomodó con su cena (una receta rápida de pasta que solía preparar), encendió la televisión. El sonido del aparato trajo al hada al sofá, donde se sentó sobre la rodilla doblada del más grande, pronto quedándose ensimismado con el programa que el humano había puesto.
Taemin realmente podía ver cualquier cosa, todo lo que necesitaba era una distracción que relajara su mente de la confusa información que ingresaba día a día. No era el primer episodio, tal vez el tercero o cuarto, así que el hada continuaba preguntándole para que llenara las partes faltantes y así pudiera entender.
Taemin se sorprendió por la cantidad de interés que el hada mostraba en un programa tan mundano, y esa era tal vez la razón por la que no estaba molesto cuando ayudaba a llenar los vacíos que tenía.
Era cliché y terminó con un tenso final. Taemin solo suspiró, pero el hada estaba ansioso, con los ojos grandes y preocupados.
"¿Dónde está el resto?"
—Saldrá al aire mañana —respondió Taemin, levantándose con su plato y el hada voló de su rodilla, flotando cerca—. ¿Tú comes?
"Sí. Bebí un poco de néctar cuando llegamos a casa."
—¿Puedes comer comida humana?
"Me advirtieron que no. Tal vez podría matarme". Hizo una pausa, escuchando los pensamientos de Taemin, frunciendo el ceño. "Tal vez."
Taemin se rio entre dientes.
—Estaba bromeando.
~*~
"¿Puedo salir a volar un rato? No puedo alejarme mucho de ti de todas maneras. Me aseguraré de no estorbar tu vista. Volaré a algún lugar fuera de tu-"
—Adelante —susurró Taemin, mientras empujaba las gafas que se habían deslizado ligeramente de su nariz.
"¿Por qué usas esos? Pareces tener buena vista."
No mejora mi vista. Es para proteger mis ojos. Mirar la computadora por ocho horas al día puede dañarlos.
"Interesante." Las palabras del hada se infiltraron en la mente de Taemin mientras salía volando de su bolsillo. "Te quedan bien."
Y se fue, probablemente revoloteando cerca de una ventana, mirando los jardines de afuera.
Taemin se quedó mirando el vago reflejo de su rostro en la pantalla, antes de sonreír un poco y susurrar:
—Bueno, me alegra saberlo.
~*~
Taemin había dejado de prestar atención al drama que había puesto hace tiempo. El hada era mucho más divertido de ver. No restringía sus palabras al igual que sus expresiones mientras reaccionaba ante cada cliché giro de la trama y diálogo sentimental.
No pudo evitar reírse cuando el hada voló hacia la televisión, las fuertes palabras resonando en la mente de Taemin.
"¡No puede terminar ahí! ¡No puedo esperar otro día para saber el resto! ¡Muéstrame! ¡Muéstramelo todo!"
—Los dos episodios siguientes saldrán al aire la próxima semana. —Taemin rompió su burbuja y el otro se desplomó en estado de shock.
"¿Tengo que esperar una semana? Oh, me advirtieron bien. El mundo humano es realmente cruel."
Taemin estalló en carcajadas ante sus palabras.
—Puedes ver otro diferente mientras esperas —sugirió, tratando de calmar su risa.
El hada voló hacia él, descansando sobre su rodilla.
"¿Quieres decir que hay más historias de humanos en este caja?"
—Sip —Taemin cambió el canal—. Oh, mira, este está comenzando desde el primer episodio. Es una repetición y una maratón. No tienes que esperar una semana para este.
El hada se dio vuelta con interés, pronto quedándose absorto con el nuevo show.
Al momento siguiente se volvió para mirar a Taemin, una sonrisa divertida en su rostro.
"Vaya, gracias. También creo que tú eres lindo."
El más grande se aclaró la garganta con vergüenza antes de levantarse rápidamente, yendo a su habitación. Refunfuñó porque podía escuchar las risas divertidas del hada llenando su cabeza. Se volvió en su cama y comenzó a tararear una canción, para ocultar sus pensamientos del hombrecito.
~*~
—¿Tienes un nombre? —Taemin preguntó casualmente un día mientras trabajaba en su sistema, bebiendo café.
El hada eventualmente se había aburrido de los cubículos y almacenes en la oficina de Taemin y solo revoloteaba cerca de las ventanas, sentado en una rama cercana, observando las calles y jardines. Pero no pasaba mucho tiempo allí y con frecuencia volvía a meterse en el bolsillo de la camisa del más alto, jugueteando con el bolígrafo que había puesto dentro. También revoloteaba por su escritorio, a veces observando intensamente las teclas que Taemin presionaba, tratando de entender qué hacía exactamente el humano durante tanto tiempo frente a otra caja.
"Me advirtieron que no lo revelara."
Taemin se rio entre dientes.
—¿Hay algo contra lo que no te hayan advertido?
"El conocimiento integrado en mí me advierte contra todo lo humano. Mi único deber es ayudarte a realizar tu verdadero deseo. Tengo prohibido decirlo. Tú tienes que darte cuenta y desearlo. Tal vez esté prohibido contarte incluso esto... y estoy volando demasiado cerca de los límites establecidos por la naturaleza, pasando tanto tiempo en el mundo humano, entreteniéndome con los placeres de este mundo."
Hizo una mueca después de escuchar los pensamientos de Taemin.
"¿Minho? ¿Que me veo como un completo 'Minho'? ¿Qué se supone que significa eso?"
—Así te voy a llamar —susurró Taemin, sonriendo un poco ante el disgusto en el rostro del hada—. Parece que también te gusta.
El más pequeño solo suspiró, derrotado.
"Al menos es un nombre simple."
—Minho.
El hada se volvió hacia él torpemente.
Minho.
Minho.
Minho.
Minho.
"Deja de llamarme, ya me acostumbré."
Taemin rio entre dientes, pero su risa se calmó cuando pensó en lo que el hada le había dicho hace un momento.
—Entonces sabes lo que realmente deseo.
"Y tú también lo harás. Está, después de todo, justo frente a ti. Solo tienes que entenderlo."
~*~
Pasaron unos pocos días más y Minho se convirtió en una presencia constante en la vida de Taemin. Era cuando Minho estaba viendo un drama, mordiéndose el labio mientras aleteaba en tensión por la trama intensa, que Taemin se percataba de lo contento, de lo relajado... de lo feliz que estaba. Su leve reflejo le devolvía la mirada desde la pantalla que permanecía mayormente oscura por el momento... y su corazón encontró paz en ese descubrimiento.
Minho era una existencia aberrante, pero el único a quien había dejado que le afecte, el único que le había dado una especie de consuelo de alguna manera.
Ninguna de sus relaciones había sido tan reconfortante, no había favorecido a nadie hasta tal punto. Lo había intentado. Nunca sucedió. Sabía que nunca era bueno obligar a una persona a quedarse a su lado... y por eso nunca lo forzó. Realmente creía que las amistades, el amor, el cariño, las conversaciones transparentes, la risa desenfrenada, todo se suponía que debía salir sin esfuerzo alguno, naturalmente.
Algo así nunca había ocurrido.
No hasta que un hada había florecido de una extraña flor, preguntándole si había un deseo que pudiera concederle.
"También me he encariñado contigo, Taemin." Las palabras de Minho invadieron su mente. "Pero no puedo quedarme. Tienes que pedir un deseo. Mi tiempo se supone que solo debe colisionar con el tuyo... no entrelazarse. Aunque no pidas un deseo, me iré una vez que la flor se marchite."
Hizo una pausa, respondiendo al siguiente pensamiento en la mente de Taemin.
"Y no volveré a crecer. No para ti. La semilla pasará a alguien más, de una manera u otra. La naturaleza se encargará de ello. Y cuando florezca para otra persona, me convertiré en una existencia diferente... algo, alguien que su corazón desee. La forma en la que me ves... es en lo que tu corazón, tu alma me moldeó. Retendré el conocimiento de este tiempo, del deseo que otorgué... pero tu identidad se desvanecerá de mi conocimiento. Es la ley de la naturaleza."
Finalmente se giró a mirarlo, sonriendo -su sonrisa un poco triste en las esquinas.
"Pero tú te quedarás con cada momento del tiempo en que colisionamos. Así que recuérdalo bien."
La cara de Taemin se distorsionó. Sus ojos estaban cubiertos con dolor, con una rabia hirviendo.
—Deseo... —comenzó, su voz temblando ligeramente con pesar, con furia—. Deseo que siempre permanezcas a mi lado.
"Eso va más allá de mi poder, Taemin. Por favor, desea de nuevo. En realidad no quieres eso. Piensa... piensa en lo que tu corazón realmente anhela. Piensa en lo que te dije antes. Piensa en ello y desea otra vez."
—Deseo que puedas quedarte.
"Es un deseo vacío, Taemin. Puedo aceptarlo, pero no se hará realidad."
—Entonces que así sea. No deseo nada más.
El chico se levantó y fue rápidamente a su cama, lágrimas amenazando con dejar sus ojos.
"Perdóname por ser egoísta. Pero no voy a dejar que desperdicies tu deseo. Perdóname por ser incapaz de hacerte ver qué es lo que realmente quieres. Perdóname, porque te concederé un deseo por mi propia cuenta."
La ira de Taemin se redujo ante esas palabras, pero solo logró que su corazón se llenara con más consternación, con pánico, con miedo. Se levantó, dándose cuenta de lo que había hecho. Lo que él había presionado a que Minho hiciera.
Minho.
Minho.
Minho.
—¡Minho!
Taemin salió de la cama y se apresuró hacia la sala, sus ojos buscando desesperadamente unas suaves alas blancas hechas de brillo mágico revoloteando por algún lado. Pero todo lo que encontraron sus sentidos fue una habitación vacía y el televisor mostrando un drama.
Volteó hacia el alféizar y sus ojos perdieron brillo al encontrar la flor marchita, cayendo del macetero. Caminó hacia allí y no había ninguna semilla dentro del agujero que la flor había causado en la tierra cuando cayó.
No. No. Se supone que debe estar aquí. No puede haberse ido completamente-
Trató de agarrarla para buscar mejor la semilla, pero sus dedos se resbalaron, haciendo que la maceta se deslizara de la ventana, cayendo al jardín. Salió corriendo de la casa con una linterna, y buscó entre los pedazos rotos y el barro que había caído sobre el gras... pero no encontró ninguna semilla.
Su corazón se retorcía dolorosamente ante la maceta rota, ante la tierra, ante la flor marchita en su ventana. Ante la nada frente a él. La nada en la que Minho se había convertido.
Las lágrimas finalmente lo dejaron y se quedó ahí, mirando las piezas rotas del macetero, piezas que reflejaban su roto corazón.
~*~
Días pasaron. Suficientes días que Taemin perdió la cuenta de ellos, de todo. La flor marchita ahora colgaba en su pared, deshidratada, preservada y enmarcada. Apenas podía verla a veces... y otras, se paraba en frente, observándola por un largo rato.
Se ahogó con el trabajo, quedándose más tiempo aún cuando sabía que no le pagarían horas extra. Era un trabajo del gobierno, después de todo. Sin embargo, a veces no podía concentrarse en su teclado, en su pantalla, siendo atacado por el recuerdo de palabras que le daban compañía y confort, memorias de una cara paciente y preocupada que escuchaba a su mente divagar, sus quejas frustradas de lo repetitivo que era su trabajo, cómo su jefe nunca consideraba su carga anterior antes de darle más.
No podía ver la televisión sin pensar en él, así que esta permaneció apagada durante un largo, largo tiempo.
A veces, anhelaba ese dulce olor a jazmines que siempre flotaba en el aire cuando Minho estaba alrededor. Una florería había abierto en un lugar cercano a su oficina, pero siempre la pasaba velozmente, más aún cuando notaba una canasta de jazmines en la ventana de la tienda.
Sabía que era cobarde de su parte intentar escapar de aquellas cosas que desencadenaban sus recuerdos. Pero era la única forma que tenía de evitar que su corazón doliera.
Su corazón se entumeció eventualmente. Sabía que los recuerdos, las emociones relacionadas con ellos, las buenas, incluso las dolorosas estaban enterradas en algún lugar. Pero había aprendido a mantenerlas de esa manera.
Y así su vida volvió a la triste mundanidad que era antes.
~*~
Taemin estaba tecleando un día, demasiado absorto en su trabajo. Así es cómo solía ser ahora.
Era una de las formas en que todo permanecía enterrado dentro de él, era una de las formas en que podía olvidar la desesperación que había dentro suyo, la soledad, la pérdida. Era una de las formas en que podía mantener su corazón alejado de su mente, era una de las formas en que no podía dejar que su desesperación se filtrara en sus acciones, en sus expresiones.
Pero algo le hizo detenerse.
El aroma de jazmines. Venía de algún lugar cercano.
Se volteó y encontró la espalda de alguien parado en el cubículo al lado suyo, hablando con su jefe.
El olor... probablemente provenía de este extraño.
La voz de su jefe lo sacó de sus pensamientos y se puso de pie.
—Tenemos un nuevo empleado de traslado, Taemin. Pedí que enviaran a alguien. El trabajo se pondrá intenso debido al proyecto de construcción que comenzará este mes. Enséñale bien.
Taemin se inclinó en obediencia y su jefe asintió, dándole palmaditas en el hombro antes de regresar a su puesto. Taemin observó a su jefe cerrar la puerta de su oficina antes de girar hacia el nuevo empleado.
Sus ojos se encontraron con un rostro familiar. Un rostro cuyos recuerdos había enterrado dentro de sí, un rostro que a veces se convencía de haber sido una larga y cruel alucinación.
Pero este rostro, esta persona era real. Sus ojos eran brillantes, su sonrisa gentil. Taemin no quería volver a creer, pero... la presencia frente a él era innegable. Su corazón se retorcía.
Él... él era real. Él era humano.
—Buenos días.
Taemin salió su aturdimiento y se tambaleó hacia atrás, chocando con la silla.
—¿Estás bien? —preguntó el chico nuevo, su voz destilando preocupación, una voz que era cálida.
—Sí... —Taemin respondió suavemente, su corazón acelerándose ante la sonrisa que se formó en la cara del hombre.
Era encantador. Mucho más encantador de lo que podría haber imaginado alguna vez. Mucho más encantador de lo que recordaba.
—Choi Minho —extendió su mano para un saludo, su sonrisa más brillante y Taemin solo pudo quedarse mirando. Minho estuvo a punto de retraer su mano torpemente cuando el otro se despabiló y la agarró para sacudirla.
—Lee Taemin.
—Por favor, sea bueno conmigo. —Hizo una reverencia y Taemin asintió distraídamente, con los ojos todavía fijos en él, incluso después de que se había sentado y se estaba familiarizando con su sistema de computadora.
—¿Por qué...? —preguntó sin pensar demasiado—. ¿Por qué hueles a jazmín?
—Oh, vaya, ¿se nota mucho? —preguntó Minho, olisqueándose las mangas antes de darse por vencido, sonriendo al final—. Mi madre abrió una florería por aquí cerca. Ayudé en la tienda antes de mi fecha de ingreso. Me sentí mal por ya no poder, así que le ayudé a abrir esta mañana.
—Ah, ya veo —respondió Taemin—. Si me necesitas, solo llámame.
—¡Gracias!
Taemin se dejó caer en su silla y la empujó hacia su escritorio, su cara sin poder disimular más su asombro. Su mente estaba errática, su corazón aún más, y cuando finalmente se alcanzaron el uno al otro, una suave sonrisa creció en sus labios.
Lo sabía. Se veía como un completo 'Minho'.
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Nota de autora: La joven, cuando le vendió la semilla a Taemin, menciona que esta florece en el deseo del corazón del plantador. Taemin deseaba conocer a su otra mitad, su alma gemela, así que el hada de la flor reflejó la apariencia y alma de esa persona. En una conversación, el hada revela que su único deber es ayudar al plantador a darse cuenta de lo que realmente anhela y concederle tal deseo.
Al tomar la forma del alma gemela de Taemin y reflejar a la persona real, el hada logra consolar a Taemin exitosamente, pero él es incapaz de percatarse de que lo que realmente quiere es la presencia de esa persona especial en su vida.
En vez, Taemin pide que el hada se quede con él. El hada sabe cuál es el verdadero deseo de Taemin, pero le está prohibido revelarlo. Sus esfuerzos para hacer que Taemin entienda su deseo real fracasan, así que elige concedérselo por su propia cuenta. De esa manera sacrifica su existencia. Ya que el hada es un espejo de la verdadera alma de Minho, el sacrificio del hada puede verse también como lo que el alma de Minho hubiera hecho en esta situación (sacrificarse por Taemin).
El destino de Minho (real) finalmente se entrelaza con el de Taemin. El aroma de jazmines en Minho indica que se conocieron porque el deseo fue concedido.
N/T: Gracias a fayrenz por haberme dejado compartir esto con ustedes. Espero que con su explicación todo haya quedado más claro.
Este fic va dedicado para mi noona, quien cumple años hoy. ¡Feliz cumpleaños, Paulapoly ! Espero que te haya gustado, te quiero mucho.♥️
Después de no escribir por un tiempo, creo que me siento lista para volver. Las cosas son aún muy difíciles, pero ver a nuestros chicos seguir adelante también me da fuerzas para intentarlo.
¡Falta todavía un epílogo! Lo publicaré estos días. Un comentario me alegraría mucho.♡
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