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44. Liam.





LIAM

La música sigue explotando en mis oídos mientras mi respiración se agita y comienzo a sentir un ligero ardor en las piernas. Siete kilómetros después puedo notar lo cansado que estoy.  Doblo por una residencia y corro por la acera. A las nueve de la noche no hay muchas personas por las calles. Algunos que otros estudiantes que vuelven a sus casas y muy pocos como yo que corren un jueves a la noche.

Desde que Emma y yo dejamos de vernos también deje de ir al gimnasio. Ese era su lugar y ella termino molesta conmigo, no creo que sea un movimiento inteligente seguir yendo. Tyler dejo después de un mes y Aggie creo al cabo de dos.

Giro en una esquina para empezar el camino de vuelta al departamento ya que me aleje mucho, siete kilómetros para ser exactos. Voy mas lento porque la respiración me esta jugando una partida engañosa y mis piernas solo quieren tirarse a una cama. Media hora después, estoy subiendo en el elevador del edificio hacia el departamento. Toco el timbre porque no cargué mi juego llaves y Tyler se demora su jodido tiempo en dejarme entrar.

—¿Qué demonios estabas haciendo? —espeto cuando paso a su lado—. Fueron cinco minutos.

—Ya sé, es que... —titubea y noto lo incómodo que se ha puesto. Antes de que pudiera preguntar, la respuesta aparece solita por el pasillo que da a las habitaciones.

Es Margot, usando una sudadera de Tyler que le queda hasta la mitad de sus muslos. Noto su cabello castaño desordenado y los labios ligeramente hinchados.

—¿Has aprovechado de que me fui para follar? —le pregunto con una mirada acusadora a mi amigo—. Eh, hola Margot.

Ella está avergonzada. Me sonríe sin enseñarme sus dientes y baja la cabeza.

—Vete a ducharte, Liam —dice Tyler y hace gestos con su cara aprovechándose de que Margot no lo ve. El mensaje es bastante claro: «Me avergüenzas una vez más y te mato».

—Puedes traerla cuando yo este, tengo unos auriculares muy buenos —bromeo.

Mientras paso al lado de Margot, me pregunto en qué habrán quedado. Tyler no es tan descuidado como para volver a caer en la misma piedra otra vez más, no después de todo lo que pasó. Sabe que mezclar amigos y el amor es peligroso. Aunque a juzgar por lo que acaba de pasar, tengo una idea bastante clara de cómo concluyó todo.


Salgo del baño con una toalla envuelta y al pasar por la habitación de Tyler, veo que Margot ya se ha ido y él esta viendo una película tirado en su cama. Hacemos contacto visual y me río, porque en mi cabeza ya hay  mil bromas y cargadas listas para los momentos más oportunos después de lo que pasó hace un rato. Tyler alza una zapatilla del suelo y la tira. La esquivo y esta se estrella en la pared del pasillo.

—Vamos a tener que hablar, Aiken.

—Y una mierda.

Niego con la cabeza y voy a mi habitación. Me cambio rápidamente y mientras lo hago, marco a Aggie para chequear y preguntarle qué está haciendo.  Pongo el teléfono en alta voz y lo dejo sobre mi escritorio.

—¿Hola? —pregunta la rubia en un tono aburrido.

—Hola, ¿qué haces? ¿Quieres que suba chocolates?

Oigo su risa.

Me seco el cabello con la toalla y la cuelgo en una silla, luego la lavaré.

—Estaba terminando un trabajo sobre los medios y comunicación pero puedes venir. Hay una nueva película que quiero que—

—Liam, tienes que prometerme que no le dirás nada a nadie hasta que ella y yo aclaremos las cosas. Es difícil y Margot de verdad me gusta, no quiero arruinarlo, ya sab...—

Tyler se calla al verme hacerle señas con mis manos de que se calle. Finalmente lo hace, pero es tarde porque escucho la respiración de Aggie a través de la linea y sé que ha escuchado todo. Tyler se inclina a mi escritorio a ver con quien estoy hablando, está acostumbrado a que sea Quinn pero esta vez no lo es.  Su rostro palidece cuando lee el nombre de Aggie en la pantalla.

Cierro mis ojos con fuerza, esta no es manera para que Aggie se entere de que Tyler está saliendo con su única amiga. Miro a Tyler y luego al teléfono, ninguno sabe qué decir. No hasta que Aggie corta la llamada.

—¿¡Qué mierda, Liam!? —exclama él de repente, enojado conmigo.

—¡Tú fuiste el que entró a mi habitación contándome sobre Margot!

—Joder, ¿¡qué mierda iba a saber yo?!

Refriega su rostro con sus manos y niega con la cabeza. Me quedó parado en medio del dormitorio sin saber qué hacer, mucho menos que decirle. Mi mejor amigo se tira a mi cama boca abajo con las manos cubriendo su cara.

—Dios, soy un imbécil —murmura.

—Sí, lo eres. Ahora tienes que improvisar, ¿qué vas a hacer? ¿qué le dirás a Aggie?

—Cállate, Liam. No ayudas una mierda.

Pongo mis ojos en blanco. Me siento a su lado en la cama.

—Tienes que hablar con ella. Aggie merece una explicación.

—Lo sé. Pero no quiero hablarle. No de esto. Han pasado apenas tres meses desde que rompió con Nick. La semana pasada fue la primera vez que nos saludamos cuando nos cruzamos en el elevador. Apenas empezamos a recuperar nuestra amistad, ¿y ahora Margot? —habla. Me cuesta entenderlo porque está muy entretenido jugando a asfixiarse con el edredón de mi cama.

—¿Margot vale la pena todo esto? —le pregunto sin ganas de seguir pateando el drama y alargándolo.

Se queda callado por un rato, mientras tanto, ya tengo el jodido puño listo para acomodarle las ideas. ¿Sigue pensando si Margot realmente le gusta? ¿Después de que Aggie se haya enterado?

—Creo... creo que sí. Pero vale la pena solamente si Aggie está cómoda con ello. Porque entre ella y Margot, siempre elegiré a Aggie. Sigue siendo mi mejor amiga a pesar de todo.

—Iré a verla —le digo. Me paro de la cama y me dirijo a mi armario para buscar una sudadera.

—No, tengo que ir yo —dice Tyler sorprendiéndome. Volteo con el ceño fruncido—.  Liam, yo la cagué, yo debo ir a dar explicaciones.

—Te acompaño.

—No, tengo que ir solo —resopla. Desordena su cabello y levanta.

—No hagas nada estúpido o te parto la cara —le advierto a medida de que se va de la habitación. No responde pero sé que lo ha entendido con mucha claridad.

Me tiro de espaldas a la cama y cierro mis ojos. Confiar en Tyler cuando se refiere a Aggie aún sigue haciéndome ruido. Nada es igual que antes, Nick apenas me habla estando en Dartmouth, Aggie ha cambiado mucho aunque no lo parezca, han pasado meses pero ella sigue deprimida por la ruptura.  Tyler va y viene con el maldito habito de emborracharse para hacerse sentir un poco mejor. No le está yendo muy bien en los estudios, tiene dos asignaturas suspendidas este semestre. Resumiendo, nada está bien.

Mi celular suena y cuando leo en la pantalla que es papá, me apresuro a atender.

—Hola, ¿tienes noticias?

—Hola querido padre, ¿cómo estás? Yo muy bien, ¿tú? —dice él burlándose.

—¿Cómo estás?

—Lo mejor que puedo, la investigación no me deja dormir. Estoy muy nervioso, pero antes de que vayamos a eso,  ¿cómo te encuentras tú? ¿Todo bien? —pregunta y su voz logra calmarme.

Malcom y yo siempre tuvimos nuestras idas y vueltas. Desde que tengo memoria discuto con él por absolutamente todo, tenemos personalidades muy parecidas. Siempre queremos tener la última palabra, somos egocéntricos y pensamos tener la razón la mayoría de las veces. Mi hermana Blair era su hija favorita, sin duda. Los padres siempre dicen que no tiene un hijo preferido pero a medidas que vas creciendo, te das cuenta de que sí. Sí hay un favorito, en este caso era Blair. Más que nada porque ella sabía como conseguir lo que quiere. No por nada papá le regaló un viaje con todo incluido a Cali para ella y todas sus amigas cuando tenía diecisiete. Ni tampoco fue por nada que le regalasen un Porsche último modelo cuando apenas cumplió los dieciséis. Blair apenas sabía como andar en bicicleta sin caerse.

Por eso, cuando mamá y Blair tuvieron el accidente, y ella murió al instante del impacto, Malcom quedó destrozado. Ese accidente nos cambió para siempre. Dejo una herida muy profunda entre los dos y en vez de acercarnos, nos alejamos. Incluso más cuando Olive desapareció. Papá se sumergió en el trabajo y en la investigación de Blair tanto que apenas lo veía. Acababa de cumplir los dieciséis cuando todo se fue al demonio y estaba solo. Por suerte siempre estuvieron Tyler, Nick, Aggie, Riley y hasta Stefan para que no haga nada estúpido.

Las pastillas antidepresivas comenzaron a circular en mi vida y corazones empezaron a romperse.

Pero en este último año, mi relación con Malcom mejoró. Creo que los dos necesitábamos tiempo para procesar todo lo que nos estaba pasando por separado. Incluso si eso nos tomó casi tres años. Después de todo, solo quedamos él y yo, nos necesitamos. Mamá nos lo dijo horas antes de entrar a cirugía y morir sobre la mesa, nos dijo que cuidemos de Olive y que siempre nos mantengamos juntos, porque sabía sobre nuestras peleas más que nadie. En ese momento, me parecía tonto que me diga eso. Ella saldría de cirugía, se recuperaría y nos ayudaría a cuidar de Olive y los cuatro estaríamos juntos. Yo pensaba eso, no ella. Mamá sabía que eran mayores las probabilidades de nunca más volver a vernos.

Papá me tiene hablando sobre mi vida por unos buenos minutos. Siempre me quejo de la conversación previa a lo que realmente quiero saber, es decir, la investigación de Olive.  Sin embargo, esta vez es diferente. Me entretengo hablando sobre la universidad y lo que estoy haciendo. Papá no sabe absolutamente todo, no tiene idea de los problemas con el alcohol de Tyler, ni lo triste que está Aggie, mucho menos lo cansado y frustrado que estoy yo con esta situación. Sí sabe que Nick no estudia más en Cambridge, solo que cree que es porque Nick sentía que no encajaba en esta universidad. Finalmente, comienza a hablarme de Olive. Hablamos hace dos días, pero siempre estoy al pendiente de nuevas noticias. Ahora estoy al margen, después de que antes que empiece el verano, papá se haya enterado de mis pequeñas investigaciones con Tyler. No le gustó para nada y mucho menos cuando le dije que en realidad, no había conseguido información concreta. Simplemente demasiados bares de mala muerte.

Me cuenta que el detective encargado al caso, Jensen, el tipo que conozco hace más de dos años, está siguiendo la pista más reciente de la que me habló hace meses. El caso de Olive es muy complicado porque no hay mucho de dónde partir, los secuestradores fueron como fantasmas. Es bastante obvio que la gente con la que Malcom se codeaba, maneja una importante red de trata. Y que hayan secuestrado a la hija de una persona tan  importante e influyente como papá, fue más que nada para enviar un mensaje. De otra manera, no se arriesgarían tanto.

Mientras me pone al tanto, solo puedo pensar en Olive. Siempre lo hago, siempre que me hablan sobre la investigación, me imagino su cabello rubio, las dos coletas que le encantaba hacerse y que me vi obligado a aprender a hacer, sus vestidos de colores pastel y la manera en que se reía cada vez que le hacía cosquillas. Se instala en mi pecho esa familiar presión que siento todas las veces que su sonrisa se cruza por mi cabeza. A veces, tengo miedo de nunca poder volver a verla. Me aterra que lo último que le haya dicho es "Cierra la puerta de mi habitación" cuando la niñera tenía que llevarla a la escuela y Olive solo quería despedirse de mi. Trago saliva y vuelvo a prestar atención a lo que dice papá.

—Liam, seré honesto. Las posibilidades de encontrarla cada vez son menos —confiesa sonando abatido. Mi estómago se revuelve. No quiero que pierda las esperanzas, porque sino, yo también las perdería. Necesito su apoyo en esto.

—Solo... No dejemos de buscar.

—Nunca dejaremos de buscarla, sea eso lo último que haga en mi vida. Simplemente no quiero que te hagas muchas ilusiones, ya sabes cómo es, lo hemos vivido por demasiado tiempo.

Asiento y resoplo. Sé perfectamente lo que es tener el corazón atrapado en la garganta todo el tiempo, parecer estar tranquilo pero en realidad estás nervioso, pensando, sufriendo en silencio. Los antidepresivos lograban calmarme pero me adormecían demasiado, nunca estaba demasiado atento, nunca pensaba demasiado en las cosas. Ahora que no los tengo más, el dolor es más directo, casi como un sentimiento más personal, un constante recordatorio.

Oigo la puerta del departamento abrirse y sé que Tyler ha vuelto. Me despido de papá, quien me promete visitarme en las próximas semanas y termino la llamada. Ha durado media hora. Salto de mi cama ansioso por escuchar cómo le fue a Tyler.

—¿Qué...?

Tyler eleva su brazo y lanza su celular contra la pared. Este se separa en dos y cae al suelo. Frunzo el ceño.

—Bueno, claramente fue mal.

—No quiero oírte hablar —espeta molesto como si yo fuese el culpable de todos sus problemas.

Ni siquiera se digna a mirarme, camina derecho hasta el estante donde guardamos varias botellas de alcohol. Destapa una de vodka y le da un trago largo.

—Tyler, sabes que esa no es la jodida solución.

No me presta atención, separa la botella de sus labios y resopla.

—¿Y entonces qué se supone que debo hacer? Porque para esto no hay ninguna solución, señor moralista.

Cierro mis ojos con fuerzas, reuniendo paciencia para lidiar con él. Después de unos cuantos meses, uno se aprende todos los trucos para manejar este tipo de situaciones.

—¿Qué pasó? ¿Qué te dijo Aggie? —interrogo mientras me acerco a él. Estoy por quitarle la botella de las manos cuando se mueve velozmente y vuelve a darle otro trago largo sin siquiera poner una mueca.

—Pensé que lo aceptaría —masculla con la botella en la comisura de su boca—. Creí que sería mas comprensiva, no que me echaría todo en cara. Se enojó conmigo, mucho. Joder, incluso si me alejo de Margot, Aggie ya está enfadadísima, apenas puede verme sin largarse a llorar.

Esta vez dejo que tome un trago bastante grande. Lo observo mientras se tira de espaldas al sofá sin derramar ni una gota de la botella. Cierras sus ojos y exhala.

—No puedo perderla para siempre Liam, no después de haber perdido a Nick. Pensé que esto sería un bache más, una pelea que con el tiempo se solucionaría. Esto no va a resolverse, es de esas amistades que terminan en el aire.

Lo último que Tyler quiere oír es que por lo menos, a pesar de sus vueltas y sus problemas, yo sigo aquí. Lo conozco, me lanzará la botella en la cabeza.

—Venga, vamos a comer algo. No puedes beber con el estómago vacio —le digo. Extiendo mi mano para que se levante, esta no es una pelea que puedo ganar. Por lo menos le debo ayudarlo a que la situación sea más ligera.

—Margot me gusta mucho —balbucea al borde de las lágrimas mientras se sienta. Sabe bien que conmigo puede llorar, patalear y hacer todos los berrinches que quiera, al fin y al cabo, somos solo nosotros dos.

—Vamos a arreglarlo, ya vas a ver.

—¿Cómo puedes estar tan malditamente positivo todo el tiempo? —cuestiona de mala gana—. Quinn vive en otro jodido continente y vaya a saber con quién estará. Lo de Emma y ti terminó, ahora nadie sabe donde está. Nick ya no te habla. Y no me hagas empezar con tu familia.

Resoplo.

—Tengo que estar positivo, Aiken. Mi vida se desmoronaría si no lo soy.  La tuya también, al parecer.

—Gracias por todo, Liam —dice en un murmuro—. Todos tendrían que tener a alguien como tú.

Vuelve a beber. Tiro de su brazo, aprovechando que no se ha quitado las zapatillas. Alzo su abrigo y lo obligo a salir del departamento, lo llevaré a un lugar público para que no pueda beber. Tal vez mis problemas se solucionen así.





nota:

la situación Tyler-Aggie-Margot recien empieza, y ni siquiera terminó la situación tyler-aggie-nick. Suerte que tenemos tiempo.

faltan 4 capítulos para que cerremos the same heartbreaker. pueden llorar conmigo.

love, cande

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