En la oscuridad de la magia y la traición, los sacrificios más grandes a menudo revelan las verdades más dolorosas

Cassandra Clare

Meredith se encontraba en Mystic Falls, luego de que Stefan la contactara para que los ayudara en la búsqueda de Silas. A pesar de los sentimientos encontrados que tenía por algunos de los involucrados sabía que su conocimiento y habilidades podrían ser cruciales. Cuando llegaron al almacén donde Shane había estado trabajando, el ambiente estaba tenso. Además de Meredith y Stefan, Klaus y Caroline también estaban presentes.

El grupo caminaba entre papeles y objetos esparcidos por toda la habitación. Las investigaciones de Shane estaban por todas partes, pegadas en las paredes y en las mesas, con símbolos que pocos lograban comprender.

—¿Qué estamos haciendo aquí? —preguntó Caroline, mirando alrededor con una mezcla de disgusto y curiosidad.

—Si Shane estaba trabajando para Silas, es probable que lo haya ayudado a planear su siguiente paso —respondió Stefan, mientras revisaba los papeles en su mano.

Caroline arqueó una ceja y soltó una risa sarcástica.

—Me imagino la lista de pendientes de Shane como todo un villano: robar sangre, hacer masacres, ir a la tintorería —bromeó, cruzándose de brazos.

Klaus, que observaba en silencio desde un rincón, no pudo evitar intervenir.

—Los villanos inteligentes usan subordinados para esas tareas mundanas, como la tintorería —dijo con una sonrisa de suficiencia, obteniendo una mirada de desaprobación de Caroline.

Caroline suspiró y luego miró a Stefan con una expresión de fastidio.

—Aún no entiendo por qué trajeron a Klaus —preguntó, sin molestarse en ocultar su desagrado.

Stefan levantó la mirada del mapa que sostenía y se encogió de hombros.

—No sabemos de lo que Silas es capaz. Un híbrido inmortal podría ser útil, al igual que alguien mitad bruja —añadió, dirigiéndose a Meredith con una sonrisa cómplice.

Meredith, que hasta ese momento había estado observando el lugar en silencio, arqueó una ceja y bromeó:

—Es bueno saber que me trajeron solo por mis poderes mágicos. —Su tono era ligero, aunque una parte de ella se sintió un poco molesta por la situación.

Stefan solo sonrió.

Klaus, por otro lado, no pudo evitar comentar:

—Damon debe estarse divirtiendo con la versión sin humanidad de Elena —dijo, su tono impregnado de diversión oscura.

La mención de Elena hizo que la expresión de Meredith se endureciera. Nunca le había caído bien la chica después de todos los conflictos que había causado entre Stefan y Damon, sus hijos. Sin embargo, mantuvo la calma y no dijo nada.

Stefan, siempre el defensor de su hermano, replicó rápidamente:

—Damon sabe lo que hace.

—No subestimes el poder de la oscuridad, Stefan —replicó Klaus, su mirada fija en el vampiro más joven—. Incluso aquellos con el corazón más puro pueden sentirse atraídos por ella.

Antes de que la conversación pudiera volverse más incómoda, Caroline, que había estado revisando una pila de libros, interrumpió.

—¡Creo que encontré algo! —dijo emocionada, sosteniendo un libro viejo y polvoriento—. Bonnie mencionó algo sobre triángulos de expresión...

Stefan tomó el libro y lo abrió en la página que Caroline señalaba. Su rostro se tornó más serio mientras leía en voz alta.

—"En algunas escuelas de magia, la expresión puede ser usada como un centro de poder. Se dice que la suma de sacrificios sobrenaturales componen la energía mística creando un Triángulo de Expresión" —citó.

Meredith se acercó más, mirando los símbolos con interés.

—Humanos... el fuego del consejo... demonios... —murmuró mientras señalaba los diferentes símbolos que Shane había dibujado.

—Y luego está el fracaso híbrido de Klaus —añadió Caroline con una sonrisa maliciosa.

Klaus la fulminó con la mirada.

—No lo llamaría un fracaso —respondió con voz tensa, pero claramente conteniendo su mal genio—. ¿Cuál es el tercero?

Meredith frunció el ceño, observando el triángulo en el dibujo. Guardó silencio, reconociendo lo que Shane había estado trazando.

—Brujos... —dijo finalmente, con un tono grave.

Todos se quedaron en silencio por un momento, procesando la magnitud de lo que aquello significaba. El Triángulo de Expresión requería tres tipos de sacrificios sobrenaturales: humanos, híbridos y brujos. Esto no era un simple juego de poder. Silas estaba buscando algo mucho más oscuro de lo que habían anticipado.

—Esto es peor de lo que pensábamos —dijo Stefan en voz baja, mirando a cada uno de los presentes.

Klaus permaneció en silencio, su rostro impasible, aunque Meredith pudo notar la preocupación oculta en sus ojos. Sabía que este era solo el comienzo de algo mucho más grande, algo que los pondría a todos en peligro, incluidos los seres más poderosos.

Caroline, Klaus y Meredith llegaron a un claro en el bosque poco después de que Stefan los guiara hasta el lugar. El sonido de un canto bajo y oscuro los rodeaba, y la atmósfera estaba cargada de magia. Frente a ellos, un grupo de brujos estaba realizando un ritual, y en el centro de todo, Bonnie, con expresión dolorida y fuera de control, estaba atrapada por la magia de la expresión.

Stefan, que ya había presenciado la escena antes, se adelantó rápidamente, con una expresión grave en su rostro.

—Están vinculados —dijo, mientras miraba cómo los brujos sostenían las manos, creando un círculo de energía—. Si esto sigue, Bonnie va a matarlos.

Klaus, observando la situación con frialdad, habló primero.

—No, no lo hará. No si la matan primero primero —replicó con su habitual tono despectivo, como si la solución fuera evidente.

Caroline, con una mezcla de desesperación y determinación, lo fulminó con la mirada.

—¡No! Debemos salvarla —dijo, con la voz quebrada por la preocupación.

—¿Salvarla? ¿Cómo? —preguntó Klaus, acercándose a Caroline con sus ojos llenos de duda y escepticismo—. La única manera es matarla. Si no lo hacemos, Silas conseguirá lo que quiere, y perderemos de todas formas.

El aire se volvió más tenso a medida que los hechizos de los brujos se intensificaban, pero pronto fueron interrumpidos por una voz conocida que emergió de entre los árboles.

—Espíritus, tomen su alma, liberen a esta niña de la oscuridad... —era la madre de Bonnie, Abby, quien había sido convertida en vampiro, pero ahora intentaba desesperadamente salvar a su hija, invocando a los espíritus.

Los ojos de Bonnie se llenaron de terror mientras gritaba de dolor, sintiendo la lucha interna entre la magia de la expresión y los hechizos de su madre. Abby, con un cuchillo en la mano, se acercó más a Bonnie, lista para dar el golpe final, creyendo que ese sacrificio podría salvarla.

—¡No! —gritó Caroline cuando vio lo que iba a suceder.

Sin pensar dos veces, Caroline corrió hacia Abby con una velocidad sobrehumana, arrancando el cuchillo de sus manos antes de que pudiera clavarlo en el corazón de su propia hija. Sin embargo, antes de detenerse, Caroline actuó por instinto y hundió el cuchillo en el abdomen de Abby, quien soltó un grito ahogado antes de caer al suelo, sus ojos abiertos por la sorpresa.

El silencio cayó de inmediato sobre el claro, roto solo por los ecos de los cantos que se desvanecían, mientras los demás brujos caían junto a Abby, sus cuerpos rígidos por la ruptura del vínculo mágico.

El grupo quedó en silencio, con la gravedad de lo ocurrido cayendo sobre ellos como una pesada carga. Bonnie estaba a salvo, pero el costo había sido alto.