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Chapter Eleven

Hay amores tan bellos que justifican todas las locuras que hacen cometer

Plutarco

Los tres estaban en el bar de Gloria

—¿Y Rebekah?—Preguntó la mujer—

—Ya vendrá—aseguró—puedo hacer que aparezca—Gloria se alejó para mirar a Stefan—¿Qué tienes?, creí que Chicago te encantaba

—¿Por eso nos querías de tus compañeros?, ¿Porque te gusta como torturo a gente inocente y quieres coquetearle a mi madre?

—Pues, me encanta la presencia de Meredith—la mujer suspiró—pero eso esa solo la mitad

—¿Cuál es la otra?—Preguntó Meredith—

—Mi bello ángel, la otra mitad es que Stefan quería ser mi compañero—sirvió bebidas—por la amistad

Hubo un corto silencio hasta que Stefan habló

—Si somos tan amigos, ¿Por qué sólo te recuerdo como el híbrido qué sacrificó a mi novia en un altar de fuego?—Klaus sonrió—

—Todo lo bueno tiene que terminar—Klaus le informó que tuvo que hipnotizarlo para hacerlo olvidar

—... Me hipnotizaste para hacerme olvidar—murmuró—

—Era momento de que Rebekah y yo nos fuéramos, tener un nuevo inicio—Tomó un sorbo—

—¿No deberías ser otra persona?—Klaus miró a la mujer—a menos que ocultes tu rastro

—Se terminó la historia—Les hizo saber—

Meredith sintió una presencia qué conocía bien. Al voltear a la puerta del lugar encontró a Damon ahí. Meredith y Stefan se miraron

La excusa perfecta fue que necesitaban "un trago real". Klaus no hizo pregunta alguna

Al salir, Stefan sujetó a Damon de la camiseta y lo arrinconó junto a un coche

—¡¿Qué te pasa?!—Gritó el menor—

—¡¿Qué les pasa a ustedes?!—Meredith se interpuso separando los

—¡¿Qué les sucede a ustedes dos?!—alzó la voz la pelinegra—

—Stefan asesina a mi pareja un día y me salva al otro—Meredith miró a su hijo menor—¿Eres bueno o malo hermanito?

—Klaus casi vio a Elena, tienes que sacarla de aquí—Advirtió la mujer causando qué Stefan la mirase con sorpresa—si, sabía que conocía esa presencia y era Elena

—Ella no irá a ningún lado hasta que Stefan estés en rehabilitación—advirtió—Verónica está algo enojada porque no le dijiste que te irías

—Elena es la clave de todo, Klaus no puede saber que está viva—advirtió—

—Debió morir en el sacrificio y no sucedió, ahora Klaus no puede crear híbridos—Le hizo saber la mujer—y su bruja está a segundos de descubrirlo

—Dile a Elena qué vaya a casa y se olvide de mi—Damon miró a otra dirección. Stefan y Meredith voltearon encontrando a Elena ahí—

˖⸙̭❛

Damon y Meredith entraron al bar y se sentaron junto a Klaus

—Parece que en este lugar ya dejan entrar a cualquiera—habló el rubio refiriéndose al hombre Salvatore—

—Eso no me ofrende—Klaus sonrió—

—No te das por vencido—sujetó una pequeña sombrilla—

—Devuelveme a mi madre y a mi hermano y no tendrás que odiarme más

—Qué conflicto—Miró a Meredith—Le prometí a mi bello ángel que no morirías, ¿pero cuántas veces tengo que dejarte ir Damon?, es claro que no vendrías aquí así que—Damon sonrió—

—¿Qué te digo?, las emociones me gustan, Olvidate de ellos, yo soy más divertido—En un momento, Klaus cortó la pata de una silla y sujetó a Damon—

—No será divertido cuando mueras—antes de poder acercarse, el híbrido salió volando—¿En serio?

—Con mis hijos no, Klaus—Le advirtió

—No tienes que negociar la libertad de ellos—Miró a Damon—porque jamás pedirán volver

˖⸙̭❛

Damon se fue junto con Elena. Madre e hijo fueron con Klaus en busca de Rebekah

—Pueden pasar—Les hizo saber el híbrido. Una rubia se veía confundida al ver a Meredith pero tras su mirada caer en Stefan la sonrisa en su rostro no tardó en aparecer—

—¿Stefan?—el hombre la veía extrañado por lo que Klaus se acercó

—Recupera la memoria—Ordenó y todos los recuerdos comenzaron a surgir en el hombre Salvatore—

—¿Rebekah?—caminó lentamente hacia ella pero Klaus habló—

—Stefan—el mencionado miró a Klaus comenzando a recordar todo lo que vivió—

—Te recuerdo... Somos amigos—Meredith no sabía que pensar ante esta situación—

—Eso somos, amigos—su vista cayó en Rebekah para luego mirar a Meredith—Rebekah, esta bella mujer es la madre de Stefan; Su nombre es Meredith

—Un placer—habló la rubia recibiendo la misma respuesta, de hecho hasta ahora parecía más amable qué Klaus—

—Te preguntarás por qué estás aquí... Gloria me dice que tu sabes como contactar a la bruja original—Rebekah rodó los ojos—

—¿La bruja original?—comentó con sarcasmo—

—Es lo que Gloria necesita—La rubia tocó su cuello pero se detuvo al notar que algo faltaba—

—¿Mi collar?—Miró a Klaus—¿Qué hiciste?, nunca me lo quito

—No lo sé—Le hizo saber—dime que no es lo que necesita

—¡Dámelo!—Klaus la tomó por los brazos—

—¡Dime que no es lo que necesita Rebekah!—Gritó, la chica se soltó y comenzó a buscar en el ataud pero al no encontrar nada lo lanzó al suelo—

˖⸙̭❛

Los Salvatore y los Mikaelson se encontraban de compras en busca de ropa para Rebekah

—Creo que le falta una parte—Les hizo saber—

—Pues no—la mujer salió con un vestido negro—

—Entonces las chicas actuales se visten como prostitutas—Klaus rió—me veían feo cuando usaba pantalones

—Tu los usaste para que en la actualidad no usaran nada—La rubia se concentró en la música—

—¿Y esta horrible música?, suena como un accidente de tren vía—Meredith puso atención—

—Es Dance, me parece—Informó—

—¿Por qué?, ¿danzan?—Meredith asintió ante su pregunta—

—¿Terminaron?—Preguntó el híbrido

—¿Y por qué estás tan gruñón?—Se acercó—

—Necesitaba algo tuyo para saber por qué mis híbridos mueren, una cosa, tu collar y tu lo perdiste—Meredith notaba el cierto nerviosismo en su hijo—

—No lo perdí, solo no aparece hace noventa años—Miró a Stefan—¿Qué te parece?

—Me gusta—Rebekah lo miró mal—¿qué?, dije que me gusta

—Yo sé cuando mientes, Stefan—el Salvatore miró incrédulo a Klaus y Meredith—

—Buen trabajo—comentó con sarcasmo—

—Tu le sacaste la daga del pecho—Rebekah les informó que los podía oír

Voy a tomar un poco de aire-Informó Stefan y se fue-

—¿Te agrada tu cuñada mi bello ángel?—Meredith rodó los ojos—

—Vuelve a preguntar eso y tomaré esa copa y la reventare en tu cabeza—advirtió—

—Al menos ahora me adviertes, no como la última vez que lo hiciste—La pelinegra rió al recordar las múltiples veces que lo golpeó con cristales o piedras—¿ya te hago sonreír?

—No lo arruines—pidió—

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