Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 26. Corrupción

Al día siguiente me encontré a Lena nuevamente en la silla escribiendo. Me miró y rápidamente hizo un caos porque removió todos los papeles. Decidí acercarme a ayudarla, pero Oliver se interpuso en mi camino.

—¿Hoy no traes café? —preguntó sonriente.

—No me ha dado tiempo, encima he venido corriendo —contesté con un bostezo.

—Hoy Lena se ha levantado con un humor de perros.

—Vaya, así lleva estos días, ¿por qué no me sorprende? —pregunté al aire.

Miré por encima del hombro y vi a Lena recostada en el asiento con ¿alivio? Me excusé y me acerqué a ella y le pedí perdón por no haberle traído su cafeína. Ella solo asintió con una sonrisa.

—Hace un momento te veía un poco alterada —miré la mesa casi vacía—, ¿va todo bien? —fruncí el ceño mientras me sentaba.

—Sí, solo que me quedé pensando en el caso —dijo muy convencida—. Por cierto, Kane habló  con Bat, la mujer de Sophie. No ha sacado nada en concreto, pero ha afirmado indirectamente que la agente Moore está viva. Me pidió por favor que todavía no encontráramos su paradero, que esperáramos y que confiáramos en ella —explicó y escuché atentamente hasta que Maggie golpeó la puerta y Lena se levantó—. Voy a ver los vídeos, ahora vengo. Si quieres, pásate.

—De acuerdo —musité cuando vi a Lena desaparecer por la puerta.

Fui a por varios cafés para llevar. Me daba la impresión de que esa tal Maggie estuvo o está colada por Lena por las risas y sonrisas que le dedicaba. Incluso me atrevo a decir que Maggie quería preguntarme algo anoche, pero salí apresurada por lo mismo. Me acerqué a la puerta entreabierta y me paré al escuchar la risa de Lena.

—Si te cansa el dedo puedo seguir yo —rio Maggie.

—Déjalo, creo que aguantaré —siguió Lena riendo.

No podía más e interrumpí la conversación abriendo la puerta.

—He traído café —bajé los vasos, pero Lena me detuvo.

—No hacía falta, Sawyer ya había traído —sonrió hacia Maggie.

—Ah, ¿sí? —puse los cafés nuevamente en el portavasos y Maggie me miró divertida—, eh, ese es el señor Fintz —miré hacia el portátil ignorando a Maggie.

—Está estudiando el sitio —anotó la agente Sawyer.

—Y mira quién es su compañera —miramos el vídeo más de cerca—, su mujer —expresó Lena con la boca abierta.

—Con qué no sabía nada —dije con la ceja alzada.

—Y no estaba solo, mirad quién está detrás —apuntó Maggie con el dedo.

—Esa es Sophie —concluyé y nos miramos entre todas.

Maggie fue rápidamente en busca de Kate para que viniera a verlo personalmente. Lena se recostó en su asiento y contempló la pantalla. Y ahí estaba de nuevo el silencio, aunque fue interrumpido por Kate. Maggie volvió a sentarse en su sitio y reprodujo nuevamente el vídeo.

—Entonces, ¿Sophie era la compañera de Fintz?

—Sí, eso parece —contestó Maggie—, supongo que descubrió que Racing guardaba algo valioso en esa caja y necesitaba a Fintz para abrirla.

—Pero si trabajaban juntos, ¿por qué le mató? —preguntó Kate frunciendo el ceño.

—A lo mejor Racing tenía razón cuando dijo que no había honor entre ladrones —dije cruzándome de brazos.

—O a lo mejor no fue ella —interrumpió Kate.

—Pero están sus huellas en el cadáver —Lena señaló al portátil y miró nuevamente a Kate.

—Que trabajase con Fintz, lo que dijo su mujer... no encaja, aquí hay algo más —protestó la inspectora Kane.

—Pues parece que vamos a saber qué es —señalé hacia el ventanal de la oficina y vi como Sara acompañaba a la señora Fintz.

-

—Escúcheme bien, señora Fintz. No nos interesa si le ayudó a su marido a robar ese banco, lo único que nos importa es lograr a quién lo mató —suspiró Lena—. Sophie Moore.

—¿Cree que Sophie Moore mató a mi marido? —frunció el ceño la mujer—. Voy a decirle que clase de mujer es esa. Hace unos años pilló a marido y a su hermano menor, Barry, en un atraco. Era la primera vez para Barry le dejó escapar. Fernando, mi marido, fue cinco años a la cárcel, pero nunca olvidó que hizo Sophie por su hermano. Por eso hizo este último trabajo para él, para devolverle el favor.

—Pues menudo favor porque hemos encontrado las huellas de Sophie en el cuerpo de su marido —Lena se echó hacia delante desafiante, pero la mujer no iba a ser menos.

—No me lo creo —dijo segura.

—Me da igual que se lo crea o no —aseguró Lena—, sin embargo, todo apunta a que estuvo ahí. Torturó y mató a su marido.

—¿Qué había en la caja, señora Fintz? —interrumpió Maggie—, tenía que ser algo valioso para que Sophie matara a su marido a sangre fría en vez de repartirlo.

—No había nada que repartir —rio la mujer.

—¿Qué había en la caja del banco? —pregunté amenazante.

—Un libro —suspiró derrotada—, de cuentas. Un libro que contenía todos los pagos y negocios de Racing en todos sus negocios... no solo los legítimos.

—Una contabilidad de todas las ilegalidades de Racing podía valer como una fortuna como chantaje —me acerqué a la mujer.

—Podría si lo tuvieran —interrumpió la mujer—, pero al entrar en el banco, la caja estaba vacía.

Dejamos que la señora Fintz se fuese y Lena y yo nos fuimos a la pizarra con Maggie, Kate y Sara. Repasamos de nuevo con los datos que nos había ofrecido la esposa.

—Así que la tía mata y tortura a su compañero después de colarse en un banco para robarle a su jefe algo que no estaba ahí dentro —alcé la ceja.

—Dicho así parece una locura —comentó Maggie.

—Oye, ya sé que era mi compañera, pero por muchas vueltas que le doy no tiene sentido que Sophie matase a Fintz —dijo Kate cruzándose de brazos.

—Inspectora Luthor —interrumpió el de asuntos internos—, mi equipo tiene una escucha de todos los móviles de varios miembros son claves de la organización de Racing. Estamos atentos a toda mención de Sophie Moore.

—¿Y? —preguntó Lena con los brazos cruzados.

—Y no somos los únicos que le buscan. Racing ha puesto precio a su cabeza.

—Se habrá enterado de que habrá intentado robarle el libro de cuentas —pensó Lena.

—No es la única que le ha traicionado a Sophie —se dirigió a Kate y ella frunció el ceño, pero luego cambió su gesto.

—Bat —comenzó a caminar hacia la puerta y Lena le preguntó a donde iba—, va a ir a donde nosotras hemos ido antes, hacia su mujer y su hijo.

—Sara —Lena ordenó con la mirada que fuese tras ella y asintió—, voy a enviar a una patrulla.

Kane y Lance nos informaron que cuando llegaron, la puerta estaba abierta de par en par. Rodearon toda la casa y no había rastro de ninguno de los dos, así que suponíamos que había sido Racing. Lena y yo esperamos a Maggie y las otras dos a que volviesen de hacer su trabajo.

Estoy bajando por las escaleras, Sara se ha adelantado —comentó Kate cuando tenía la intención de colgar, pero no lo hizo o no se dio cuenta, porque su voz seguía escuchándose. —¿Cómo es que estás aquí? Hay policía 24 horas.

Gracias por cuidar a mi mujer y mi hijo, Kate —contestó una mujer.

—¿Dónde están, Sophie? —su nombre nos hizo mirarnos con los ojos abiertos.

Están en un lugar seguro dónde Racing no pueda encontrarlos. ¿Sabes? Ser un fantasma te da ventajas porque parece que ni existes —escuchamos como se reía.

Así que hace años nos la jugaste y ahora trabajas para Racing.

—¿Es eso lo qué crees?

—Me hiciste creer que habías muerta —contestó Kate enfadada—, y ahora me apuntas con una pipa.

—Eres una buena policía, Kate —dijo Sophie—, pero si suelto el arma, me arrestarás. Y ahora que estoy tan cerca, no puedo permitirlo.

—¿Tan cerca de qué?

—Racing tiene en nómina a un poli corrupto. Y para que no pillara a Racing, tendió una trampa a los de asuntos internos y ellos se lo tragaron hasta el fondo —su voz sonó más suave.

—¿Y por qué no acudiste a mí? —preguntó Kate enfadada.

—Los casos como los míos son contagiosos. El topo de Racing soltó tantas mentiras para que pudieran encerrarme y una vez en la cárcel, Racing hubiera mandado a alguien para que pudieran matarme sin limpiar mi nombre —contestó Sophie más enfadada.

—¿Dónde has estado? —Kate suavizó el tono.

—Aprendiendo y observando, así supe el hallazgo del libro de cuentas. Todos los pagos ilegales y nombres, incluso el del poli corrupto que me la jugó —explicó.

—Pero el libro no estaba en el banco.

—No sé como Racing encontró a Fintz —su voz se tornó seria.

—Tú estabas allí —exclamó Kate—, encontramos tus huellas.

—Ya estaba muerto cuando lo encontré. Yo solo le cerré los ojos. Venga ya, Kate, me conoces...

—¿Y el libro? —preguntó con cautela.

—Sé dónde está, pero necesito más tiempo, Kate —sonó casi a suplica—, solo hasta mañana por la noche —y luego hubo un silencio en el que Lena iba a colgar, pero le dije que esperase un momento.

—Esto lo llevábamos cuando éramos compañeras.

—Y lo sigo llevando —dijo Sophie y supusimos que era el llavero.

—Entonces hay alguien más cuando estuvo trabajando con nosotras cuando éramos solo agentes de policías —concluyó Kate.

—Sea quien sea, Racing está intentando dar conmigo y hará lo que sea para hacerlo. Tal vez sea parte de tu investigación.

—Maggie —dijo Kate y Lena y yo nos miramos.

Lena colgó antes de que Kate se diera cuenta de que estábamos espiando su conversación. Suspiramos a la vez y fruncimos el ceño.

—No me lo puedo creer —musitó Lena.

—¿Lo siento? —dije sin sentirlo de verdad.

Ella negó con la cabeza y esperamos a que Kate y Sara viniesen. Supimos que en cuanto llegara, Kate nos iba a contar todo en privado y Lena frunció el ceño mirando de lejos a Maggie. Nos contó que tenía el llavero impoluto.

—Es ella —terminó de explicar Kate.

—Tiene que ser fijo —aportó Sara.

—Le gustaban los casos raros, pero era solo para acercarse y acariciar a los ladrones para Racing —dijo Kate seriamente.

—Había algo que no me gustaba de ella —confesé y todas me miraron—, demasiado guapa, seguro que paga clases de yoga para mantener su cutis —comenté divertida y Kate rodó los ojos.

—Todos estos años forrándose con la pasta de Racing —comentó la agente Kane.

—Nos ha tomado el pelo, nos ha utilizado para encontrar al cómplice de Fintz —aportó Sara—, y seguro que nos tienen fichadas.

—Vamos a atrapar a esa hija de puta —se levantó Lena de su asiento de un salto—, ha tenido que contactar con Racing, así que tendrá otro teléfono.

—Podríamos quitarle la tarjeta que tiene dentro, y si es así, podríamos ver sus llamadas —planeó Sara.

—¿Pero como vamos a quitarle su teléfono? —pregunté cruzándome de brazos.

—Tengo una idea —Lena se adelantó y fue hacia él.

Nos dijo que iría a la sala de entrenamientos con ella para vacilar un poco y mientras, nosotras, con unas tenazas, romperíamos el candado de su taquilla para hallar el móvil. Lo conseguimos y rápidamente fuimos hacia la oficina. Llamamos a Winn para que pudiera acceder con rapidez el contenido del móvil. Pero estaba limpio.

—Y eso es porque no fue Maggie —interrumpió Lena desde atrás que nos dio un susto de muerte.

En la sala de entrenamientos, Lena estuvo hablando con Maggie. La conversación llegó a su fin cuando Maggie dijo que sospechaba de que la estábamos investigando. Dijo que perdió su llavero hace años y que le preguntase donde estaba la noche en que mataron a Fintz.

—Y tu cuartada se confirma —Sara tiró los folios sobre la mesa—, estuvo jugando a un partido de baloncesto con unos críos desfavorecidos.

—Si sirve de algo, esos chicos ganaron el partido —comentó Maggie con sonra.

—Lo siento, Maggie, teníamos que descartarte —se disculpó Sara.

—No te preocupes, vamos a olvidarlo —y miró a Lena—, hay un poli corrupto y tenemos que cazarlo.

—¿Sabes cuántos policías han pasado por donde nosotras? —Kate se dirigió a Maggie y ella asintió apenada.

—Sea quien sea es una persona muy buena que sabe lo que hace —dijo Lena frunciendo el ceño.

—No vamos a encontrarle —Kate dio un puñetazo a la palma de su mano—, al menos no a tiempo. Me voy a dar un paseo —y salió sin más.

Intentamos frenarle, pero fue hacia el garaje. Sara se adelantó y gritó.

—¿A dónde vas? Pensaba que ibas a dar un paseo.

—Necesito ayudarle, a Sophie. Si no se la cargarán y le darán el muerto a ella. No quiero que me frenes —Kate levantó la palma de la mano para que Sara detuviese el paso, pero ella abrió los brazos.

—No lo haré, iré contigo. Somos compañeras.

—Gracias, pero debo hacerlo sola. Son mis problemas, Sara. Solo necesito que me apoyes —abrió el coche para meterse y miró a Lance.

—Está bien, lo haré —dijo apenada.

Se abrazaron y Kate le susurró algo que no pudimos escuchar. Arrancó y se marchó. Subimos rápidamente y nos quedamos mirando hacia la pizarra. El capitán preguntó como iba el caso, pero le dijimos que estábamos bloqueados, pero fruncí el ceño y giré mi cabeza.

—No, no lo estamos —todos me miraron—, alguien mintió a asuntos internos estos años.

—Para alejar las sospechas del poli corrupto —dijo Lena.

—Así que el que mintió a asuntos internos sabrá quién es el policía corrupto. Solo tenemos que pedirle el nombre del informador al de asuntos para interrogarle.

—Eso es imposible. Los de asuntos internos no dan el nombre de un informador —comentó Maggie.

—Eso habrá que verlo —el capitán Henshaw salió de la oficina.

Después de largos minutos, que parecían horas, Henshaw sacó la fotocopia de todo el informe del caso del informador que asuntos internos ofreció. Les prometió que era un caso importante y que le subirían un poco el sueldo y haría favores. Sacó la fotocopia y Lena lo cogió.

—Esto es imposible. El nombre que sale es el de Kate Kane.

—¿Eso que significa? —preguntó Maggie.

—Que no había informador —aseguró Henshaw.

—Señor, ¿hay forma de saber si el de asuntos internos sirvió como tal cuando estuvieron Kate, Maggie y Sophie?

Henshaw cambió su rostro a uno más serio. Encaminó hacia la oficina de registros antiguos. Y efectivamente, no aparecía su nombre como asuntos internos. Sara nos contó que lo que le había dicho Kate cuando se abrazaron era donde se iba a cometer el atraco, así que fuimos hacia allí rápidamente.

Entramos con la patrulla y las armas apuntando hacia la puerta del banco y entramos. Vimos al de asuntos interno andando rápido hacia nosotros, la salida, con el libro en la mano.

—Gracias a Dios, Sophie y la agente Kane casi me matan —intentó decir con la voz ronca.

—Suelte el arma o me lo cargo —amenazó Lena.

Este lo soltó e intentó huir por detrás, pero Sara estaba preparada para que no lo hiciera y se detuvo al instante con las manos alzadas.

—Ya sabe cómo va esto, no oponga resistencia —dijo Maggie corriendo hacia él para cogerle las manos. No solo eso, sino que también metió las manos en su bolsillo y sacó sus llaves y tenía el llavero partido.

—Teniente, queda detenido por el asesinato de Fernando Fintz —Lena leyó sus derechos.

—¿Dónde esta Kane? —preguntó Sara acercándose a él y luego le dio un empujón al no contestarle—, ¡¿qué dónde coño está la agente Kane?! —preguntó con rabia y su cabeza señaló hacia atrás.

Fuimos corriendo a socorrerle por si había pasado algo. Sara no paraba de llamarle por su apellido hasta que llegamos a la puerta. Estaba Kate presionando la herida que seguramente el de asuntos internos hizo.

—Necesitamos una ambulancia en el banco de Holynwell de Midvale, tenemos un agente herido —ordenó Sara por radio—. Lo tenemos y el libro también.

—Sophie, esta es mi compañera, Sara. Y mi otra compañera, Kara —me miró con una sonrisa y se la devolví.

—Os abrazaría, pero no puedo moverme con una bala en la cadera —intentó reírse, pero luego se quejó.

No tardaron en llegar la ambulancia. Nosotras fuimos directamente a comisaría para hablar con el capitán.

—Y con el libro de cuentas que nos ha otorgado la agente Sophie Moore tenemos motivos suficientes para arrestar a Racing.

—Me voy a beber un whisky. Buen trabajo, chicas.

Aunque Sophie hizo un buen trabajo también, no se libró de estar encerrada unas horas en la cárcel. Kate y Sara llamaron para que pudiesen llevar a Moore a nuestro departamento para ver el arresto de Victor Racing. Y así fue, todos aplaudieron su presencia.

—Lo has conseguido —gritó Kate dándole un fuerte guantazo en el hombro—, y lo mejor de todo, es que eres libre —y Sophie frunció el ceño.

—Fintz trabajó solo, y este es nuestro caso y así vamos a cerrarlo —aseguró Maggie.

—Y no creo que Racing demande a nadie durante un largo tiempo porque asegura que ese libro no es suyo —crucé de brazos con una sonrisa.

—Así que es hora de volver con la familia —y miramos todos hacia un lado viendo a la mujer e hijo de Moore que ella no tardó en correr para abrazarles.

La noche se hizo e Imra apareció inesperadamente por comisaría. Le invité a sentarse conmigo mientras firmaba en papeleo, ya que estaba sola y Lena estaba con la estúpida de Maggie.

—Vaya... habéis dado vueltas en círculos —comenzó a reírse de mi—, pero eres muy lista, Kara. Si no fuera por ti ni tener esa idea de buscar a ese informador inexistente, todavía estuvierais bloqueados. Incluso has llegado a tiempo. Te felicito por tu segundo caso en Midvale.

—¿Verdad? ¿Qué harían sin mi? —comencé a reírme e Imra me siguió.

—¿Qué te apetece cenar, pequeña Danvers? —se recostó en el asiento y me miró sonriente.

—Pues la verdad es que... —cogí el bolígrafo y lo estruje contra mi mejilla pensando—, no tengo ni hambre.

—Eso es imposible, Kara Danvers sin tener hambre. Creo que debo arrestarle por mentirle a la autoridad —sacó las esposas.

—Entonces, deténgame —solté el bolígrafo y junté mis manos.

—Acabas de delatarte tú sola —comenzó a reírse—, tienes hambre.

Las carcajadas se hicieron sonoras en todo el departamento. Lena no tardó en llegar con Maggie que también se estaban riendo, y mi sonrisa se borró de inmediato, aunque mantuve una fingida para que no se notara y seguí escribiendo el informe.

—¿Lena está de juerga y tú te encargas del papeleo? Lo veo muy justo. Ahora entiendo porqué te ha echado tanto de menos —comentó con sorna.

—Calla —imploré porque Lena estaba a pocos pasos.

—Kara, ha sido un placer conocerte —Maggie me estrechó la mano—, lo siento —se dirigió a Imra y alzó la mano—, soy Maggie Sawyer, ayudé con este caso tan raro que...

—Sí, me lo ha contado Kara. Soy Imra Ardeen.

—¿Imra? —preguntó con las cejas fruncidas—, ¿Ardeen? —cogió su móvil y después de unos minutos, habló de nuevo—. Eres mi novata —dijo finalmente.

—¿Novata? —entrecerró un ojo y alzó la ceja del otro.

—Sí, todavía no te han enviado el informe, pero vas a trabajar conmigo.

—¿No eres inspectora? —preguntó Imra perpleja.

—Sí, pero aquí siempre se echan varias manos encima. Nuestro lema es: dos mentes piensan mejor que una. Así que cuanta mas gente, mejor —sonrió y observé como Imra la miraba con la boca abierta.

—Pues eres impresionante —aporté cuando finalmente firmé y me levanté—, seguro que me la guiarás bien —le levanté el pulgar y me aparté para irme.

—Kara —Lena me siguió el paso—, gracias por hacer el papeleo.

—De nada. Estabas de cháchara con tu amiga, y para no perder el tiempo, lo hice yo —sonreí con sorna.

—¿Te vas sola? —alzó la ceja divertida.

—No, Imra viene... —miré hacia alrededor, pero ella no me siguió—, conmigo... —musité y miré a Lena que ella me hizo un gesto para que mirase hacia atrás.

Allí estaba Maggie conversando con Imra como si se conocieran toda la vida. Incluso podría decir que estaban tonteando. Mis ojos se abrieron de par en par, pero sonreí al ver lo feliz que se mostraba la morena.

—Deja los celos hacia un lado, anda —Lena me guiñó el ojo y fue hacia donde estaban.

—¿Celos de ti, señorita Luthor?

—No, de Maggie —me sacó la lengua e iba a contestar, pero se veía tan tierna que solo sonreí hasta que anduvo varios pasos hasta quedar cerca de mi—, no estoy con ella y nunca lo he estado. Y jamás lo estaría. Dime que me equivoco, de que no has estado celosa por ella —su rostro tornó con seriedad y vi sus ojos llenos de esperanza.

—No te equivocas —musité.

—Se comporta así conmigo porque ella, junto a Oliver y Winn, son los que me sacaron un poco de la tristeza. Ellos saben quien eres realmente. Kara... yo... —se acercó.

—No, Lena... aquí no —musité echándome hacia atrás—, sé que todavía estás enamorada de mí. Lo siento, pero te escuché con Constantine —ella bajó la mirada—, y tengo que decir que yo también lo estoy, siempre lo he estado —me miró de nuevo con los ojos vidriosos—, pero tengo un miedo aterrador a que, si volvemos a intentarlo, pase algo y me hagas de nuevo lo mismo.

—No quise hacerte daño. Fue un error, y quiero que sepas que no lo volveré hacer. Iré contigo hasta el final del mundo, te esperaré y te encontraré hasta mi último aliento si pasa algo la próxima vez. Confía en mi —intentó acercarse y se paró a mis pies—, por favor.

—Tendrás que demostrarlo, pero ahora quiero que sigamos siendo compañeras.

Ella solo asintió con pena y yo reprimí mis ganas de llorar. Después de unos largos minutos, Imra se acercó felizmente y vio mi cara.

—Sushi pues —me agarró por encima del hombro nada más despedirme de Lena.

—Gracias... —musité apenada.

—¿Por ser la mejor amiga que te va a llevar a cenar a un sitio increíble con tu comida favorita? —preguntó y asentí con una sonrisa—. Bien, pero invitas tú.

—Oye... deberías hacerlo tú ya que te veía pedirle el número a tu nueva y futura compañera y seguro que ella te invitará algún día —alcé la ceja.

—¿Celosa, Danvers? —comenzó a reírse y negué con la cabeza.

—Feliz por ti.

—¿Y cómo sabes que nos hemos dado el número? —comencé a reírme y me zafé de su agarre—, pero... ¿cómo lo sabes?

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro