[Prólogo Azteca]
Azteca recuerda cómo 'nació'.
Si es que su creación podía referirse como un nacimiento.
En un momento solo estaba ahí, era parte de la tierra, del agua, de los animales que habitaban el lugar y en el siguiente se encontraba siendo capaz de sentir esa tierra, nadar en esa agua, tocar esos animales.
En lo que pareció un simple momento dejó de ser un 'eso' para convertirse en un 'él'.
Ellos (sus humanos, su gente) lo llamaron Tenochtitlan, pero a veces le llamaban Dorado y a veces Azteca (no sabía porque, pero ese nombre le gustaba más que los demás).
Y no era el único en existir, recuerda a otros como él, a algunos los conoció al explorar el continente en sus primeros años de vida (una ciudad en una montaña y los colores del arcoiris en su cara, ella era muy arrogante).
A otros los enfrentó en campos de batalla (un águila devorando una serpiente sobre un nopal adornaban su rostro, casi todas sus cicatrices las obtuvo de él).
Y otros vinieron desde lo más profundo del mar y les conoció por casualidad (alas tan doradas como el oro de su ciudad y le dio grandes ideas para la forma de sus templos, nunca lo volvió a ver).
Él no era solo un country (así se les llamaba a los que eran como él), era un imperio, era grande, era fuerte.
Y estaba tan solo...
Su gente era genial, pero no podían entender por completo lo que era ser como él, la carga que era saber que podrías vivir para ver morir a todos y cada uno de ellos junto a sus descendientes o caer y desaparecer antes de que eso pasara, el poder sentir cuando alguno de ellos moría o nacía, o escuchar siempre murmullos en la parte posterior de tu cabeza, tratando de decirte algo pero no pudiendo entenderlos.
"Son tus dioses, intentan hablar contigo, pero nunca los entenderas" Todos lo que eran como él le dijeron "Te acostumbraras, nosotros lo hicimos".
Y no es como si pudiera ir a visitar así como así a ninguno de ellos, el más cercano estaba a semanas de caminar o correr casi sin detenerse, y eso no es algo que pueda simplemente hacer sin causar pánico por su seguridad.
Así que si, el Imperio Azteca se sentía muy solo y a veces, en las noches más oscuras, subía hasta el más alto de sus templos y simplemente... deseaba, deseaba tener a alguien para hablar, que aunque se fuera, lo hiciera con la promesa de volver, alguien...
Alguien que fuera su amigo, era todo lo que quería.
Obtuvo eso y algo más.
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Y comenzamos una nueva historia larga con esto :D
Habrá dos prólogos, uno para Imperio Azteca y otro para Imperio Español, en los próximos días publico el de España.
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