Capítulo 35. Cenizas que cuentan.
Un hombre que se bajaba de aquella mesa de reuniones, y con la mirada de todos los presentes sobre sus hombros, esa era la mejor forma de describir la situación actual por la que pasaban ese grupo de autoridades reunidas en el castillo. Y quien dejo ver su desconcierto en primera instancia fue aquel caballero de poder incinerador.
-¡¿Quién demonios te atreves como para ingresar a este sitió de esa forma?! ¡No creas que por estar indefenso tendré piedad contigo!
A diferencia del resto de capitanes que tenía sus armas afuera y otros se ponían en guardia, la reacción de Orier fue diferente al ver a la figura quitarse la capucha. Este hombre guardo su arma y dejo ver una sonrisa sincera al reconocer al sujeto, el cual al ver a esta persona igual sonrió y se dirigió a él.
-¡Giron, ha pasado mucho tiempo desde que te vi!
-Ju, ju, lo mismo digo Orier, te ves muy bien luego de tantos años que no nos hemos visto; aunque lamento que sea en estas circunstancias.
Un apretón de manos por parte de ambos fue lo que dejo a los demás presentes con las alarmas a un lado, pero algunos otros seguían ocultando sus respectivas armas para pelear en caso que se dé la situación. Viendo como los presentes seguían desconfiados del hombre que ingreso de manera tan peculiar, fueron las palabras del monarca que calmaron la situación.
-Señoras y señores, no deben preocuparse, el señor Giron fue invitado personalmente por un servidor y ambos Presidentes. A diferencia de lo que puede que estén pensando en este momento, les apuesto que la ayuda de él será necesaria para responder a las dudas después de todo.
Ya con lo dicho por el hombre que llevaba la corona, las armas bajaron y el aura de Gendar que comenzaba a emanarse se disipo de la sala, dejando solo rastros de la posible pelea que se armaría de una u otra forma. Pese a ello, el rostro de un desconcertado hombre y lleno de rabia se podía notar en los alrededores de la mesa.
Alex seguía con esa postura en contra de los aventureros, y no dudo en comentar al ver la cercanía del Shinigami con el Oso Naufrago.
-No me extraña que sean tan cercanos, al final de cuentas ambos tienen una apariencia que denota la falta de eficiencia en su trabajo.
-¡Ya basta Alex, te lo advierto, si vuelves a lanzar algún comentario fuera de lugar o buscar perjudicar la imagen de alguien más, te pediré que te retires de la sala!
Escuchar la advertencia era otra cosa, ya con eso en mente, provoco que ese hombre tomará asiento, pero a su vez, no dejaba de mostrar desconfianza ante el hombre que tenía justo frente a sus narices. Y con un ambiente más calmado, la junta continuó, pero ahora con un nuevo invitado que traería noticias algo desconcertantes para todos.
Maxwell tomaba del café que estaba cerca de él, mientras explicaba la razón del por qué ese sujeto los acompañaba en una reunión muy importante. Mientras que Giron, esperaba su turno para comenzar a hablar.
-Nosotros tres hemos decido añadir a la junta a una persona más, aunque pensamos que jamás llegaría, parece que su falta de puntualidad es notoria, no tiene nada que ver con evadir sus responsabilidades
-Obviamente mi repentina aparición en esta sala ha causado preguntas e intriga en los presentes, siendo sincero, no los culpo para nada, y pido que me disculpen al haber interrumpido así la reunión.
Uno de los capitanes reacciono ante el comentario de aquel aventurero.
-Hubieron miles de formas para que ingresará a la sala sin causar alboroto alguno, señor.
Que Sinius dijera eso provoco que las miradas estuvieran ahora dispersas por la sala, unos esperaban las respuestas por parte de las tres autoridades, mientras que otros pocos seguían observando la figura de aquel hombre que llevaba un manto sobre él. Fue el Rey mismo quien tuvo que hablar otra vez para que todo se calme.
-No desconfíen ni duden, señoras y señores, la razón de que el señor Giron nos acompañe es, como menciono el señor Thorner, sumamente importante. Ya que así como ven a este sujeto aquí frente a sus narices, es alguien que ha logrado lo que pocos han conseguido, ingresar al Noveno Mar, y regresar con vida.
El líder de la Casa Australis, Brans, fue quien tomó la palabra posteriormente, hablando cordialmente y buscando la razón ante las dudas.
-¡Ya te me hacías conocido!
Esa reacción volvió a llamar la atención de todos, incluyendo la de Giron, el cual se preparaba para dar explicaciones en caso de que se requiera escuchar su voz.
-Tu eres el hombre que logro derrocar a un General del Noveno Mar, así como al resto de su batallón... ¡Shinigami el de los "ciento cuarenta mil Uris"!
-Un hombre que tiene una recompensa por su cabeza... ¿Por qué alguien con esa fama puede estar en este lugar sin miedo a que algún caza recompensas venga por su botín?
La pregunta hecha por Jeanne hizo que ahora si hablase aquel sujeto que controlaba las cenizas a su antojo.
-Los rumore sobre mi persona son ciertos, y aunque odie admitirlo, esa cantidad es exactamente por haber hecho una hazaña de tal magnitud en territorio enemigo; no obstante, la recompensa la tengo yo por haber estado varios años en ese sitio, y esa misma ganancia, será la que les quitara todo rastro de duda de nuestra situación.
-No veo nada de titubeo y mucho menos duda en lo que dices, pero deja de ser tan misterioso y dinos eso que ayudará a que entendamos esta situación, o mejor dicho, ¡Pruébanos lo que dices!
El señor Valueser fue quien tomo iniciativa, mientras colocaba su mazo de hierro en el suelo y volvía a sentarse, tomando una postura dominante con ambos brazos cruzados. Teniendo como respuesta, la mano de Giron metiéndose en la túnica que cubría su cuerpo, y sacando de allí lo que parecía ser una esfera luminosa de un color violeta.
-Como única prueba que puedo darles, es esto, así que... ¿Quién quiere experimentar lo mismo que vivieron en aquella prueba los novatos?
Rompiendo la esfera, una especie de vórtice se formó de los trozos del cristal que cayeron al suelo, y una bruma de color violeta empezó a imbuir por completa a la sala. Otra vez, cada persona allí presente saco sus armas, y solamente cuatro se quedaron de pie sin tomar alguna acción, entre ellos, los dos Presidentes, su majestad, y quien rompió la esfera de cristal.
Un portal parecía formarse en medio de la sala, pero no se podía ver salir nada de ese lugar, aunque los lideres estaban preparados para enfrentar lo que sea que saliese del sitió, fue su sorpresa cuando este mismo vórtice implosionó y termino regresando todo a la normalidad, con excepción de que en la mesa, donde estaba formándose ese portal, ahora estaba presente un color parecido al de aquellas pareces de la cueva donde ocurrió el incidente.
Antes de que siquiera alguno de los capitanes dijera algo, Giron tomo la palabra para evitar los reclamos, incluso vio como el miedo había tomado posesión de su amigo, Orier. Mientras que la rabia adornaba el rostro de otros presentes que querían molerlo a golpes al haber visto una amenaza casi formándose en la habitación.
-No se alarmen, afortunadamente, esa cosa era un portal defectuoso que pude robar de una instalación militar del Noveno Mar; por lo que si querían pruebas para culpar a alguien del incidente, aquí tienen la suficiente evidencia.
Tomando asiento, el hombre de las vestimentas extrañas continuo hablando, sin que fuese interrumpido por ningún presente; ya que ahora todos querían saber otra cosa, ¿Cómo fue que obtuvo esa cosa y salió vivo de esas instalaciones?
-Les contare una historia que paso hace años en un lugar donde solía pasar tiempo de calidad en mis ratos libres. Un día como cualquier otro, cerca de una ciudad de aquella isla que tenía nombre de piedra preciosa, una cosa se hizo presente, solamente supimos de su existencia unas pocas personas. Lamentablemente, una de esas personas dio su vida por aquella razón que en ese tiempo me parecía inexplicable, mientras que un servidor...
Levantando su pierna derecha, la puso en la mesa de reuniones, y mientras que poco a poco iba siguiendo con su relato, se recorría el pantalón para ir mostrando la "cicatriz" que le dejo ese suceso.
-Dio una parte de sí mismo, para ver progresar a una nueva era.
Las cenizas eran la prótesis de aquella pierna que le fue arrancada, su bota, que debía cubrir a su pie, terminó cayendo a un lado y la cicatriz que quedaba en el resto de su extremidad fue apreciada por los presentes del lugar. Sabían que el trabajo de un aventurero debía ser de riesgos, pero a tal punto de que una pierna se te fuera arrebatada, era señal de que diste una pelea de vida o muerte.
-Lo único por lo cual me arrepiento, es no haber podido salvar a mi compañero de aquella bestia que nos sorprendió en un momento de tranquilidad. Desde ese día, los días libres fueron algo que deje de pensar, abandone a personas queridas, pero también me di a la tarea de hacer algo, ¡Buscar a quienes habían provocado eso!
Orier fue quien pregunto antes que nadie sobre esa situación.
-¿Por qué crees que alguien pudo estar detrás de ese incidente? Perdón si se escucha fuera de lugar lo que me cuestiono, pero con tanta información, parece que esto se está haciendo más confuso.
-Descuida, no es para nada fuera de lugar esa pregunta, de hecho, creo que esto puede verse relacionado con lo que ocurrió hace unos años con tu gremio, Orier.
La atención del capitán se hizo más presente cada vez más ante el asunto a contar, siendo el momento en que Giron hablo, en que todo se fue haciendo más claro.
-Si no me equivoco, en aquella catástrofe que afecto a tu gremio, la figura de alguien se hizo presente con aquella traición por parte de uno de los aspirantes; pues bueno, en lo que me paso a mí, también vi a alguien detrás del portal, con la diferencia de que en esa ocasión, acompañaba al jefe de mazmorra. Fue mucho antes incluso que lo tuyo, claro, pero una vez que viví eso, fui directo con el Presidente para solicitar el permiso de explorar otra frontera.
-El lugar que este joven exploro, fue el territorio enemigo, aquel cuyo poder militar ha provocado que junto a nosotros y los Guardianes, se convierta en una Potencia Mundial de peligro si se decide entrar en guerra.
Complementaba el Presidente Thorner, dejando seguir con la explicación al explorador.
-Cuando se me fue dado ese permiso, me di a la tarea de explorar aquel territorio por bastante tiempo, en ese lapso supe que gente de otro mar había estado haciendo ciertos experimentos relacionados con portales, por lo que me di a la tarea de conseguir evidencia de su actuar. Y regrese apenas hace unos cuatro meses, tiempo en el que estuve, con apoyo de conocidos y gente cercana, indagando lo que descubrí.
-¡¿Compartías información confidencial?!
Cuestionaba Alex, y aunque el tono en que preguntaba era lleno de rabia como siempre, no fue puesto en silencio por su superior, pues era una pregunta valida ante lo se escuchó.
-No soy alguien extraordinario en todas las áreas, y como habrán visto, esto que les mostré.
Decía mientas apuntaba al suelo y señalaba los restos del cristal.
-Es algo que incluso la ciencia de nuestros mares puede llamar "innovador" y "extraño" al mismo tiempo, por ello tuve que recurrir a especialistas en esa área.
-¡¿Otro miembro de esa extraña asociación que llaman los "Diez Misterios"?! Si es así mis dudas sobre su actuar no desaparecen para nada.
Esa última pregunta hizo que el Vice capitán que estaba cumpliendo el rol de su superior hablase al escuchar nuevamente al líder de casa hablar.
-Oye, ya deja de quejarte de todo "cabello de rábano", deja que el sujeto siga hablando.
-¡Eres un atrevido si crees que dejaré que me insultes así!
-¡Llevas toda la reunión jodiendo con que "tú eres bueno", "los aventureros son traidores"! ¿Acaso te sientes tan inferior que tienes que estar insultando cada cinco segundos, o no puedes dejar que otros hablen en la reunión sin interrumpirlos?
-Desgraciado pirata...
Esas fueron las últimas palabras de Alex, ya que luego de eso, no volvió a pronunciar algo en todo lo que quedaba de la reunión. Ya la explicación por parte del aventurero explorador dio fin, teniendo ahora como representante de la palabra al monarca.
-Creo que con esto, la preocupación puede hacerse presente. Y nuevamente les pido su apoyo para que atendamos este asunto, por parte mía llevare esto a niveles más grandes con gente importante. Pero ustedes, necesito que vigilen los movimientos del Noveno Mar alrededor de las fronteras, y que sean cuidadosos en estos mismo, ya que lo que menos queremos es que exista una conmoción masiva de las masas.
William y Maxwell fueron los siguientes en hablar respectivamente, ambos tomando una postura firme.
-Los caballeros nos enfocaremos en la vigilancia de los reinos cercanos, quiero que cada uno mande pelotones como agentes de la justicia en los reinos cercanos, pero sin levantar la mínima sospecha de todo eso. También, creo que es momento de que nuestras fuerzas militares se actualicen y comencemos a tener a la tecnología más cerca de nuestro alcance, así me daré a la tarea de crear un departamento relacionado con la innovación.
-Nosotros por lado, tomaremos el frente directo, crearemos campañas que cubran las regiones fronterizas, tanto en mar como en tierra. Pero no quiero que sea todo de golpe, necesitaremos turnarnos en cuanto a los tiempos, pues los aliados del Noveno Mar, los Guardianes, puede que comiencen a moverse si ven cierta situación. Hay unos como Alujus, Driade, Joana, Marlon y Ve, que no me preocupan; no obstante, en el caso de Chargor, Beatriz y Crixo... mi preocupación crece mucho si me pongo a pensarlo.
Y por último, el Rey pronunció sus palabras finales en la reunión.
-Como ven, la situación requiere del apoyo de cada uno de ustedes, así que por favor, necesito que me digan, ¿Estarán dispuestos a apoyarnos en todo esto?
Asentando con la cabeza, los líderes, por más obstinados y llenos de rencor hacía en otro bando que tenían frente a ellos, escucharon la petición del monarca y aceptaron brindar su ayuda en todo lo que se avecinaba en el futuro. Y fue entonces, que la reunión dio fin de una vez por todas.
Terminando la junta de los líderes, ahora algunos hablaban entre ellos, platicando como viejos conocidos y sobre asuntos que a muchos les correspondía por su posición. Entre los grupos que se formaban, el de Orier, Falcón y Giron estaba de pie en la esquina frente a la ventana; teniendo al segundo al mando como primero que hablo.
-No creí verlos en un buen rato, ke, ke, ke. Y mucho menos espere ver a este sujeto con una pierna faltante.
-Tampoco pensé ver a dos conocidos en este lugar tan de pronto, creía que el viejo Rugmad vendría a la junta.
-Ya sabes Giron, problemas con gente que quiere derrocar al anciano.
-Es una lástima, creí que al fin podría tener una conversación con una cerveza de por medio con ese viejo fósil.
Un choque en la espalda por parte de Orier, fue lo que hizo que este entrará en la conversación.
-No eres el único que ha estado esperando el momento para tomar algo con ese anciano, aunque parece que busca evitarnos.
-¡Oigan, oigan! dejen a mi Papa en paz, es un hombre ocupado aunque no lo parezca.
-Creí que lo único que lo mantenía ocupado era estar en bares bebiendo con bellas doncellas y señoritas.
Ese comentario dado por Giron provocó la risa del trio. Y un comentario del hombre pirata fue lo que hizo que las risas siguieran, así como la curiosidad que empezó a hacerse presente en el lugar.
-Saben, creo que Alex se burló mucho de os aventureros este día, y creo que es justo que el "karma" le dé una pequeña visita, ke, ke.
-Sea lo que sea que planees hacer, ten cuidado, porque ese tipo esta tan loco que seguro te quema.
-Tranquilo Orier, yo sé cómo cuidarme. De todas formas, unos amigos me ayudarán.
Aunque quería seguir escuchando lo que planeaba hacer ese tipo, en el momento en que Orier observo como el Presidente se desocupaba, fue de inmediato a preguntarle algo, despidiéndose así de sus dos compañeros de generación. Aun así, estos siguieron conversando por un buen rato.
Acercándose poco a poco, el Presidente vio como tanto Orier como Sindra se ponían frente a él, para al mismo tiempo, hacerle la misma pregunta.
"¿Señor, podría decirme el nombre de esos aspirantes que fueron parte de la pelea contra el jefe de mazmorra?"
Dejando a los dos capitanes extrañados, y con el anciano simplemente respondiéndoles.
-Mejor vamos a mi oficina...
***
Regresando al instituto donde los chicos descansaban, sin saber que en esa misma isla, se estaba llevando a cabo una importante reunión que culmino hace horas, los jóvenes simplemente descansaban y se recuperaban de sus heridas. La reina por su parte, había abandonado junto con su hijo la sala médica, despidiéndose y agradeciendo nuevamente a los jóvenes, no sin antes haberse llevado unas cartas que le dieron Guno, Hima y Take para sus seres queridos. Los únicos que no escribieron nada fueron Rion y Nirvan, ya que, ante sus palabras, no tenían a nadie a quien escribirle acerca de su situación, aunque pareciera algo triste esa explicación, ellos no reflejaban eso en sus rostros.
La monarca pasaba por los pasillos junto a su hijo, el cual cuidaba de esas notas importantes que le dieron sus amigos, ahora decidió a mejorar y poder ser alguien digno que lleve sobre sus hombros al reino, regresaba al castillo para continuar con su entrenamiento a monarca.
Mientras tanto, dos figuras llegaban a las puertas del instituto, momentos después de que tanto el príncipe como la reina dejarán el lugar; pero una de esas figuras, llevaba debajo de su túnica a una polizonte; y esperándolos en la entrada junto a los guardias, estaba la Directora, la cual al verlos les dejo pasar.
-Ese tonto me explico todo, así que descuiden, pueden entrar, él llegará después.
Siguiendo su paso por los pasillos, ambos fueron directo a la sala médica, en donde los chicos estaban disfrutando de la comodidad de estar siendo atendidos, aunque otros como Rion y Take ya querían dejar el sitio para ir a por su aventura.
-¡Dejen de quejarse, ya dijo la señorita Directora que en dos días podremos irnos de aquí!
Reclamaba Hima ante la queja de sus allegados, siendo Take el primero que la respondió.
-¡Lo sé, lo sé, pero la aventura me está llamando, si no salgo ahora jamás podré ver a Lidney ya preguntarle que se una a mi gremio, tampoco podré conseguir a más miembros y un navío para irnos de la isla!
-Te comprendo Take, aunque realmente lo que no me gusta de estar en estas condiciones es que siento me mi cuerpo se está volviendo más blando, si no entreno pronto de verdad que me sentiré como basura.
Al escuchar esa queja de Rion, la jovencita de cabellos rubios volvió a contestar ante la quejumbrosa voz de sus compañeros.
-¡¿Solo en eso piensas?! Por eso no me gusta que te molestes conmigo por llamarte "cabeza de músculos"
Lo que parecía ser el inicio de una pelea fue detenida por Guno, el cual les pidió a los chicos que pararán, pues haría que los enfermeros regresen y los regañen por el alboroto que andaban causando. Siendo el chico peli azul el que calmo las aguas.
-Tranquilo Guno, no creo que nos llamen la atención, además ni con todo el ruido que andan haciendo han logrado despertar a los des hermanos que están durmiendo como bebes.
Mencionaba el ahora aventurero, mientras señalaba a los dos hermanos caballeros que estaban durmiendo en las camas de al lado. Por otro lado, dos voces se escuchaban en los pasillos, pero era tan bajo el tono con el que hablaban que poco se escuchaba en los alrededores.
-Sí que son ruidosos tus estudiantes, Orier.
-El compañerismo siempre es algo importante para los Osos Náufragos, Sindra, si no estuviesen así, me decepcionaría.
Ya cerca de la habitación, las dos figuras se pararon, y dentro de la túnica de una de ellas, la silueta de una chica joven alía de entre las ropas. Aquella jovencita que hacía acto de presencia, se trata de Lidney, la cual emocionada y agradecida por su capitana, se disculpó con el capitán Orier por su presencia.
-Mil disculpas señor, sé que son sus estudiantes y preferiría verlos solo, pero tengo que ver a mi mejor amigo a cualquier costa, quiero saber si está bien. Así que si seré sancionada o reprimida, cuente con que aceptare el castigo pertinente.
Apenado, el hombre de mayor edad movía sus manos mostrando sus nervios y pena al escuchar esa forma de hablar de la muchacha.
-¡Oye, descuida, no hay nada que me molesté en todo este asunto! De todas formas, creo que a Take le gustaría verte, Lidney.
Sorprendidas, la joven pelirroja pregunto al capitán.
-¿Cómo sabe mi nombre?
A lo que este respondió.
-Bueno, Take hablaba mucho de ti cuando entrenaba en mi gremio, ja ja ja. Creo que no había día alguno en que no mostrará ese entusiasmo de hablar los días de su juventud y compartir las anécdotas con los demás, así que un rostro especial para él debe ser bueno que lo vea.
Escuchar eso saliendo de la boca del hombre hizo que el rubor de Lidney tomara toda su cara, quedando roja como un tomate y llevándose las manos al rostro, mostrando esa pena que sentía de toda la situación. Pero siendo que la capitana Sindra la tomase de los hombros, como su luz para tomar la iniciativa y dar un paso hacia adelante para entrar a la habitación.
Abriendo la gran puerta que separaba el pasillo con la sala médica, el chillido de la puerta llamo la atención de los presentes, los cuales al escuchar ese sonido, voltearon a ver hacia esa dirección, viendo como poco a poco la figura de una muchacha se mostraba ante ellos, y con la puerta abriéndose por completo, la amiga de la infancia de Take, y la ahora aventurera, Lidney Siegfried, dejaba verse ante sus compañeros de examen.
La reacción de todos no se hizo esperar, pronunciando el nombre de la joven pelirroja, que al verlos, se alegró y dejó ver una gran sonrisa que demostraba lo agradecida que estaba con el cielo de permitirle ver nuevamente a sus amigos, pero una vez que su mirada volteo a ver a Take, esta fue directo hacía su mejor amigo.
-¡Lid, me alegró que estés bie...!
El joven estaba a punto de gritar su nombre y la felicidad que sentía de reencontrarse con ella luego de que separaron sus caminos durante el examen; pero fue sorprendido al ver que esa misma amiga, con quien había estado más de doce años juntos, se abalanzo sobre l, y entre lágrimas, se acurrucaba en su pecho y dejaba salir su voz temblorosa y llena de felicidad y tristeza combinada.
-¡Me alegra que estés bien, Take! ¡Por favor, no vuelvas a desaparecerte de esa forma y jamás intentes hacer algo estúpido, por favor, no quiero que vuelvas a preocuparme de esa forma! ¡Gracias por estar aquí!
Take vio a su amiga, feliz y contenta de verlo con vida, y eso provoco que un mar de emociones se formará dentro de él, pero controlándose para que ella no se preocupara por algún malentendido, toco su cabello, suave como las flores y lo acaricio, para disculparse por las molestias que había causado.
-Lo siento Lid, me da gusto verte también, y perdona si te preocupe por mi repentina desaparición.
-¡No tengo nada que perdonarte, tonto, simplemente júrame que no volverás a intentar otra cosa como esta!
-¡Jeje, sabes que eso no va conmigo! Pero descuida, juro que jamás tendrás que preocuparte por mí viéndome en este estado.
Al ver esa escena, Hima puso sus manos en su boca, dejando caer lágrimas al ver esa escena tan tierna de reencuentro entre dos amigos, Guno dejaba ver sus sonrisa al igual que Rion y Nirvan. Mientras que los capitanes, esperaban fuera de la habitación, no querían interrumpir el reencuentro de dos jóvenes que pasaron por mucho en estos días.
-¿No planeabas reencontrarte con tus alumnos?
Preguntaba Sindra.
-Lo hare en unos momentos, primero quiero que esos dos jóvenes terminen su reencuentro como se debe. Tu más que nadie lo sabe, que el sentimiento de un reencuentro es algo que jamás debe de interrumpirse por nada del mundo.
Contestaba Orier, al mismo tiempo que cruzaba sus brazos y escuchaba la escena desde su posición, así como la líder de las Luciérnagas, la cual sonreía al escuchar la emoción de su estudiante estrella de esa generación. Pero al mismo tiempo, la silueta de alguien, que observaba la escena se podía ver desde una de las torres aledañas a aquella donde se encontraba el recinto médico, esa figura, observando con binoculares, sonreía al ver a esos dos jóvenes abrazándose en el reencuentro, dejando que su voz se escuche en la nada.
-Me alegra verlos nuevamente, Take... Lidney... me gustaría poder saludarlos como se debe, pero me temo que no es el momento para reencontrarme con ustedes todavía. Por mientras, les felicito desde lejos por haber logrado el primer paso de sus respectivos sueños, ya son aventureros, mis queridos niños.
Levantándose de aquella torre donde vigilaba a sus pupilos, Giron tomo marcha hacía la dirección de la luna que iluminaba su noche, desapareciendo en una nube de cenizas que nadie notaba desde la altura en que estaba.
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