Capítulo 34. Reunion de Casas y Gremios.
En medio de los pasillos del castillo, un hombre con apariencia similar a la de un mochilero se paseaba como si nada. Mientras metía sus manos en su bolsillo, iba tarareando una canción de piratas, una que sonaba en cada bar en el que ellos parasen para descansar. Con cabellos en rastas, un tatuaje que le cubría parte de su brazo y un chaleco que tenía algunos accesorios e incluso un arma de fuego que portaba en su cinturón, aquel sujeto recorría los pasillos.
Llegando a una puerta que bloqueaba su paso, se topó con aquella estructura de madera, custodiada por dos guardias que tenían sus armas viendo hacia arriba. Las lanzas que servían para atacar a todo intruso que quiera sobrepasar los límites que protegía, aquellos hombres estaban listos para atacar a cualquier extraño que se pasease por allí. Pero al ver a ese hombre, simplemente le abrieron la puerta como si nada y dejaron pasar a la continuación del pasillo.
-Gracias muchachos, juro que si tuviese cambio les dejaría algo, pero ahora vengo a prisas ke,ke.
Siguió caminando hasta que se topó con un escritorio que estaba en medio del camino, y detrás de eso, estaba una hermosa joven. Aquella mujer se trataba de la secretaria de Maxwell, la cual estaba haciendo su trabajo de recibir a los invitados en la reunión, pero al ver llegar a ese sujeto, su rostro amigable cambio a uno de disgusto.
- ¡¿Tú que haces aquí, rufián de agua salada?! ¡Esta es una reunión únicamente de Presidentes y Capitanes, alguien de tu rango no debería estar aquí!
Preguntaba la mujer, mostrándose furiosa de ver a ese sujeto.
-Lo siento, sé que debí de avisar antes que sería yo el que llegaría, pero mejor tarde que nunca jeje.
-Llegas tarde, ya estaba a punto de iniciar la reunión, por lo que deberías saber que estabas a nada de insultar la puntualidad de los otros capitanes.
Al ver a la chica de ese humor, al hombre no se le ocurrió una mejor idea que tomar una flor que tenía en su cabello y quitársela para ponerla en el pelo de la chica.
-Sabes, en las islas del Sexto mar existe un árbol que siempre crece cuando siente la presencia de algo lindo cerca de si, un animal, una persona, o cualquier cosa.
Mientras iba acomodando la flor, la chica se iba sonrojando poco a poco, sintiéndose incomoda incluso de sentir las manos cercas de aquel hombre, que pese a no hacer nada malo, para ella no era apropiado hacer eso en su trabajo.
-Esa flor es de ese árbol y creo que quedaría mejor en el cabello de una hermosura como tú, Sandra. Y perdona si te he hecho enojar, no es bueno ver a alguien con esa linda cara con ese mal humor.
La sonrisa ligera que el chico dejaba ver a la recepcionista hizo que ella pareciera un tomate, buscando refugiarse en una carpeta que tenía a su lado.
En medio de ese coqueteo por parte del sujeto, dos figuras entraban a escena.
-Chico, deja de estar coqueteándole a mi secretaria.
Al mirar a la persona que dijo ese llamado de atención, el muchacho observo al Presidente Thorner, el cual estaba con ambos brazos cruzados y mostrando molestia de ver a ese joven seductor; mientras que la otra figura, se trataba del Rey, el cual se limitó a escuchar las palabras del anciano.
-¡Señor, por favor, no piense que yo...!
-Descuida Sandra, conozco las maneras de actuar de este chico.
Buscaba calmar a su secretaría el Presidente, esto al ver como ella se inclinaba para pedir disculpas ante la situación que el Rey y él tuvieron que ver al entrar al pasillo. Por otro lado, al ver a su majestad, tanto la chica como el sujeto de rastas se pusieron de rodillas para saludarle.
-Su majestad, Presidente Throner, me alegra verlos en buen estado de salud.
Escuchar esas palabras saliendo del chico hizo que Maxwell hablase.
-¡Déjate de formalidades, Falcón! No me creas tan estúpido, chiquillo pirata, estuve presente cuando te dieron tu recompensa antes de que tu capitán decidiera unírsenos al Gremio de Aventureros.
Al escuchar eso, Falcón levanto su cabeza y se disculpó por sus formalidades, aunque en realidad lo hacía de manera algo burlesca, ya que en cierta forma le gustaba ver el lado cascarrabias del Presidente. Una vez que el saludo concluyo, el hombre de mayor edad volvió a hablar, pero esta vez, hacía la presencia del joven.
-Veo que viniste solamente tú, así que supongo que Rugmad no nos acompañará en esta reunión de suma importancia.
-Lo siento anciano, pero el viejo tuvo un imprevisto al momento en que veníamos, era resolverlo o habría un problema en uno de los territorios que está bajo nuestro estandarte. Así que como buen segundo al mando me ofrecí para cubrirlo en esta ocasión.
Una vez que escucho lo que dijo el chico, a Maxwell no le quedo de otra que aguantarse sus palabras ante lo que había escuchado, pero por otro lado el Rey simplemente le dijo un comentario al pirata.
-Es una lástima que el Capitán Rugmad no pueda estar acompañándonos, pero no dudo que será un buen representante, vice capitán Falcón.
-Espero que alcance sus expectativas, mi señor.
Ya cuando todo ese asunto había terminado, los tres hombres se dirigieron hasta la sala de reuniones que queda del otro lado del pasillo; sus pasos resonaban por el eco del lugar, y mientras que la joven secretaria observaba a su jefe, su majestad y al rufián caminando; pudo percatarse como este último se despedía de ella guiñándole un ojo. El rubor volvió a dominar en su rostro, pero tan pronto como pudo busco controlarse y centrarse en su trabajo, aunque decidió dejarse la flor en su cabello, ya que pese a todo si la veía bonita.
Y así fue, como al llegar a la puerta donde estaba la sala de reuniones, se toparon con William, el cual los esperaba, y con un simple gesto, confirmo que ya todos estaban listos para dar inicio. Por lo que de inmediato, al llegas hasta la puerta, esta se abrió y pudo observarse a las figuras más importantes de las Casas y Gremios que servían a la Triple Alianza.
La reunión de Casas y Gremios, daba comienzo, con los representantes tomando sus respectivos lugares, cada uno junto al grupo que les correspondía dirigir, mientras que el Rey, como la máxima figura de autoridad, se sentó en el centro de toda la larga mesa, y para dar inicio a que las voces inicien su habla, el Rey presento el asunto a discutir.
-Me alegra que todos hayan podido venir a esta reunión de emergencia, por desgracia, la situación por la cual se ha dado el aviso no es para nada un gusto.
Los capitanes se limitaban simplemente a escuchar al Rey hablar, aunque las miradas de preocupación y de disgusto era algo que se podía observar alrededor de toda la mesa. Incluso entre los mismos líderes existía cierta tensión debido a la rivalidad que ha existido desde tiempos inmemorables entre los caballeros y los aventureros; aun con todas esas diferencias, el deber por salvar y mantener la paz en los mares es mayor que sus barreras.
-Como se han enterado en el mensaje que hemos mandado a cada uno de ustedes, e incluso por las noticias que de alguna u otra forma han logrado filtrarse en estos días, los acontecimientos recientes no son algo que podemos llamar como un "incidente" y dejarlo pasar por alto.
En eso, el monarca tomo el informe que tenía frente a él, uno en el cual detallaban a detalle todo lo que hasta ese momento se sabía por parte d ellos altos mandos en relación a lo ocurrido. Incluso el asunto del portal había podido terminar de redactarse, aunque a las prisas debido al tiempo que les tomó entrevistar a los jóvenes, eso no fue impedimento para no colocar esas declaraciones fuera de la junta que se estaba llevando acabo.
-Como pueden observar, hemos dejado un informe por parte del Presidente Thorner y el Presidente Marshal, en este se ha redactado todos los detalles que se pudieron observar ese mismo día. Desde las declaraciones de los superiores hasta aquellas que fueron proporcionadas por aspirantes que lograron enfrentarse a una amenaza mayor... un jefe de mazmorra.
Eso último dejo atónitos a los capitanes que estaban por presentes, cada uno de ellos leyendo el informe y viendo las pruebas que estaban adjuntadas en este mismo, entre ellas, la imagen de aquella criatura que nuestro grupo enfrento para ganar tiempo. Muchas de las figuras que estaban sentadas en esa mesa larga, estaban con el ojo puesto especialmente es el asunto del jefe y la parte que explicaba lo del portal que pudieron divisar los jóvenes.
Aunque algunos creían en las palabras de los chicos, había otros, como el caso del capitán Alex Lake, el líder de los Caballeros de Eridanus; el cual al leer todo lo que acontecía a la declaración de aquellos que ahora son aventureros, simplemente quito su cigarro de la boca y lanzo una carcajada.
-¡Ja!, disculpe mi atrevimiento su alteza, pero no soy alguien que pueda tomarse en serio las palabras de unos chiquillos que dicen haberse enfrentado a un jefe de mazmorra por su propia cuenta y salir victoriosos.
La manera en que este decía sus palabras eran sentidas para los capitanes de los gremios, puesto que conocían la actitud y pensamiento que aquel hombre tenía sobre los aventureros, y si fuese por él, los sacaría a como dé lugar de la ecuación. Un hombre de cabello rosa, tenía una barba recortada y siempre llevaba en la boca un cigarro; y de igual forma, su armadura de color naranja y café llevaba el emblema de su casa; teniendo a un guerrero que domaba a las estrellas con sus propias manos.
Aun con todo ese porte que aparentaba su madurez dentro de la asociación, cuando se trataba de molestar a los "rivales" del otro lado de la mesa, se volvía la persona más nefasta con quien podrías toparte. Al ver como la mirada de los suyos se volvía hostil hacía ese capitán, el Presidente Thorner decidió tomar la palabra para tratar de mejorar el comportamiento del sujeto que recientemente opinó.
-Puede que las palabras de unos jóvenes que aspiran a un futuro no sean suficientes para usted, señor Lake, pero déjeme decirle que tanto su superior como un servidor, fuimos espectadores de la supervivencia de ese grupo de chicos que peleo contra un guardián del mismo infierno. Y si no fueran pocas esas palabras de aquellos que lo vivieron, un aventurero de mayor rango también dio una declaración de la situación sobre todo lo ocurrido con la bestia.
Escuchar a su Presidente hablar causaba alivio entre los demás capitanes, pero el ver cómo pese a esas explicaciones, el necio de Alex seguía insistiendo, no permitía que las emociones de rencor se esfumaran en esa mesa.
-Lo comprendo señor Thorner, pero al ver esta declaración y viendo quien fue la persona que la dio, me causa más inconformidad. "Cidka..." ¿No ese es el nombre de uno de los "Diez Misterios? Un grupo de aventureros cuya fama ha llegado a causar que más de uno de ellos obtenga una recompensa por su cabeza.
Viendo la manera en la que lo decía, no cabía la menor duda en la mente de los aventureros, pues observaban en sus palabras de aquel capitán el objetico de causar cizaña entre ese grupo con su facción. Para sorpresa de muchos, hubo una persona que no se dejó y decidió contestarle, el mismo hombre que era considerado un pirata dentro de esa sala.
-Ahora que lo dices... ¡Es verdad! Se trata de ese sujeto, Cidka. Espera un minuto, ¿No fue el mismo que logro terminar un trabajo en las cercanías de la isla Jerand y le quito el logro a uno de tus tantos grupos?
Una sonrisa burlesca se veía en el rostro del sujeto con rastas, y al mismo tiempo, la cara de molestia se veía en aquel capitán que inicio todo ese problema de desprestigió.
-¿Qué estas insinuando, granuja del mar? ¡Y por cierto, tú no deberías estar en este lugar, ya que esta reunión era solo para líderes, no para manos derechas o lo que seas tú en tu sucio barco!
Esa forma en la cual Falcón veía que el hombre que tenía frente a él buscaba evadir su pregunta, fue la señal que necesitaba para darse cuenta que logro su cometido de hacerlo enfadar con ese obvio odio que sentía por los aventureros.
-¡Ke, ke, ke! Bueno, ya que lo mencionas tienes razón, no debería de estar aquí. Aunque lamento decirte que mi capitán me ha mandado como representante en todo este asunto mientras él resuelve unas cosas en otro mar.
-Ah ya veo, entonces el anciano decrepito ya no está en condiciones para llegar hasta acá. Se me hacía extraño que alguien como tu viniera en vez de tu asqueroso jefe al que los tuyos llamas "Padre"; pero con lo que acabas de decir me queda claro que sus días están contados.
-No te preocupes, que ese viejo aun con los años pesándole encima, puede convertirse en una carga molesta para tí si desea enfrentarte. Ni se te ocurra olvidarlo, Alex, la gente que trabaja bajo su bandera nunca le da la espalda a una pelea.
Los dos de mayor rango que veían la discusión que tenían dos de los suyos, se limitaron a reprenderlos ante tales palabras.
-¡Capitán Lake, le pido que por favor sea consciente de lo que dice a los demás miembros de esta mesa, ya que no toleraré ninguna falta de respeto! Eso lo incluye a usted también, señor.
Al ver la mirada que se posaba sobre sus hombros por parte del sujeto de la armadura oscura; el líder que tiempo atrás se burlaba de los dicho por los novatos se disculpó, ofreciendo unas disculpas no tan honestas y llenas de enfado a los presentes que estaban del otro lado. Por parte de Maxwell, este reprendió a Falcón en relación con avivar las provocaciones.
-Señor Falcón, le pediré de la manera más atenta que deje que echarle más leña al fuego a todo este asunto. Si esta en representación del Capitán Rugmad, lo mejor sería que solo opinará en relación al tema que se ha presentado y no a cosas externas.
-Mil disculpas Presidente Thorner, e igualmente, le pido que me perdonen presentes.
Esa sonrisa burlesca jamás despareció de su rostro, dejando lleno de ira al otro sujeto con quien discutía y causando algo de felicidad al resto de sus iguales que estaban hartos de escuchar las palabrerías que decía ese capitán de caballería.
Cuando todo volvió a estar en calma, el Rey procedió a continuar hablando, esto mientras recogía los papeles e iba pidiéndoles a los presentes que pasarán a dicha página en la cual este se encontraba.
-Ahora que tengo su atención nuevamente, les pido que por favor visualicen la página 15 del informe realizado. En dicha hoja se adjuntó la evidencia de lo que parece ser aquel rastro que dejo el portal del cual emergieron esas criaturas.
Y tal y como este describía, se encontraba una imagen de una de las paredes de la caverna que a diferencia los alrededores de ese sitio, se encontraba de un color distinto, como si se tratará de una mancha color violeta que incluso llego a dejar un rastro de quemadura en las piedras cercanas. Una vez que se analizó la imagen otra capitana fue quien alzo la voz.
Aquella mujer tenía un peinado corto, color negro era aquel cabello que combinaba con parte de su armadura, que tenía resaltando bordes de color plateado y donde en cada una de sus hombreras que llegaba a ver su emblema al cual servía; una estrella que era flechada por un tipo de centauro. Se trataba de la capitana Jeanne Darce; quien a diferencia de su compañero, esta tenía un semblante al hablar que dejaba ver su respeto y cortesía hacía los demás, sin importar origen o facción, aquella mujer de cabello corto siempre buscaba darle más peso a la razón que al odio sin motivo alguno.
-Ofrezco mis disculpas si el comentario que daré a continuación resulta un poco ofensivo o molesto para mi allegados, pero me parece algo "extraño", que saquemos conjeturas con esta imagen.
Los presentes fijaron sus miradas a la caballero, la cual señalaba con su dedo aquella parte de la imagen con otro color diferente al del resto de la caverna.
-Estoy de acuerdo en que debemos dar un veredicto en cuanto a este caso en particular, pero creo que requerimos de más pruebas y algo más que la palabra de unos jóvenes que podrían estar aturdidos por el momento de aquella situación.
Complementando el comentario dado por la caballero, el capitán de los Bestias Soldados, Tan, Valueser, un hombre que llevaba el cráneo de una criatura cubriendo la mayor parte de su rostro, así como una melena que cubría más allá de sus hombros y una notable falta de vestimenta de su torso para arriba. Este sujeto hablo igual de la situación, compartiendo algo del razonamiento con la mujer que tenía casi frente a su persona.
-¡Concuerdo con la líder de la Casa Corona, esto no puede tomarse como únicas pruebas para decir que algo grave está ocurriendo ahora mismo! Ustedes más que nadie en esta sala conoce bien la situación que andamos llevando fuera de La Capital con el asunto de los Guardianes y los movimientos de los Rebeldes.
La mirada de aquel hombre iba hacia los dos Presidentes que estaban frente a frente al inicio de la mesa, uno a cada lado del Rey; el cual se limitaba a hablar y escuchaba junto a las otras dos autoridades.
Sir Mantrol Stark, el capitán y líder de la Casa Lyra fue el siguiente en tomar la palabra; ahora dirigiéndose a ambas autoridades que estaban sin una palabra en su boca.
-Por el silencio, puedo deducir que esta reunión fue tan de imprevisto que ni siquiera se tienen todas las pistas necesarias para darle seguimiento; aunque al menos el mostrarnos unas simples pruebas nos dan un indicio de lo que planean decirnos, señores...
Los dos Presidentes bajaron la cabeza, esperando que el ambiente no vuelva a ser tenso como hace un momento, pero fue el hablar de otra figura lo que provoco que estos levantaran su vista.
-Un ataque enemigo...
Aquel hombre que alzo la voz, era el Capitán Sinius Thorner, el cabecilla de los Reyes de la Luz, un sujeto de armadura dorada y con una capa que se hacía brillar con la luz misma, lo cual contrastaba con la mirada seria que siempre tenía; y de igual forma, sus lazos con aquel hombre que portaba el mayor rango dentro de los aventureros, el lazo de abuelo y nieto.
La primera en mostrar su sorpresa al escuchar eso fue la capitana Aimus Lacfifit, la cual controlaba a los considerados como "barbaros", Cazadores de Fuego. Con un cabello naranja como el mismo fuego, y con un parche que cubría su mayor herida en batalla, la mujer de gran estatura y que llevaba ropas desgarradas y de tonos cafés con rojos, dejaba ver esa incertidumbre.
-¡¿Planea decirnos acaso que este acontecimiento no fue algo natural, señor Sinius?!
-Creo que las palabras del capitán de los Reyes de la Luz son claras, además, también tengo la ligera sospecha de que se tiene a un posible culpable y del cual todavía no se nos ha dicho nada, ¿verdad?
Brans Lenfond, el líder de los Caballeros Australis, y un hombre cuyo peinado tupido y de gran tamaño, así como de un notable color rojo ladrillo que adornaba esa cabeza que llevaba, fue el que lanzó la pregunta al aire a los superiores. Parece que tanto la pregunta de la mujer cazadora y el hombre de armaduras que le llegaban hasta el cuello fueron eficaces, ya que ambos hombres optaron por hablar.
William fue quien primero menciono parte de sus sospechas al respecto del asunto, y confirmo lo inevitable.
-Lamento que esto se haya adelantado, pero las conjeturas y sospechas no queríamos que se dieran de una vez, al menos pensábamos estar seguros antes de decírselos.
La mirada fría y de preocupación eran notorias en el hombre, así como sus puños que estaban apretando lo más fuerte que podían a si mismos, demostrando ese miedo que sentía y ocultaba.
-La verdad es que al momento de ver esa situación, y con aquella posibilidad nula de que pudiera ocurrir algo así en dicho sitio, solo nos dejó con algo en claro... ¡Estamos ante el inicio de una nueva Era de Guerra!
Esa verdad, provoco que el rostro de todos cambiará para mal, ya que esas palabras eran las que menos querían escuchar en su vida nuevamente. A varios de ellos les toco escuchar ese aviso cuando eran simple novatos, jóvenes con sueños que les tocó vivir los estragos de la Octava Guerra y vieron caer a varios de sus amigos y seres queridos por los recurrentes ataques que ocurrían entre mares.
Sindra fue la que hablo a continuación, demostrando en sus palabras el descontento y la rabia de volver a escuchar eso en su vida.
-Esto es serio señor Marshal, han pasado apenas quince años desde que la Octava Guerra dio fin con la muerte del Rey del Noveno Mar de esa época, a muchos de nosotros nos tocó vivir eso de primera mano... ¡Entrar en otro periodo como ese no es algo que debemos permitirnos!
Con un golpe en la mesa, el reclamo de la capitana dio fin, para seguidamente, uno de los caballeros líderes hablase.
-No me gustaría decir que no siento miedo, pero eso sería mentir a mis convicciones y en la Casa Hydra es lo que jamás hemos buscado hacer. Aun así, tengo que expresar mi descontento por recibir esta noticia en estas circunstancias, especialmente porque sería algo grave mandar a estos jóvenes a enfrentarse en un conflicto bélico apenas y han salido de un infierno.
El sujeto que hablo previamente se trataba de Ryman Aleand, un semi elfo de cabellos azules y que portaba una armadura que en su mayoría cubrían los colores azules y plateados; y llevaba consigo siempre una capa que le ayudaba a cubrirse del frio en aquellas misiones gélidas donde tenía que enfrentar a la nieve como su enemigo principal.
Ourone Noritran, el capitán de los Perseguidores hablo por primera vez en la reunión, este era un hombre que muy pocas veces dejaba que su voz se escuchará, en la mayoría de ocasiones prefiriendo hacer ademanes y mostrar señas que articular palabras. Sus cabellos dorados eran acompañados por una cinta de color naranja que cubrían sus ojos, pero que irónicamente, tenía en su borde un ojo de clarividencia. Así mismo, una túnica morada que estaba adornado de símbolos que parecían tratarse de runas mágicas y animales apagados a la divinidad como un cuervo en cada lado.
-No siento un aire de mentira en sus palabras, Presidente, pero me temo que aún hace falta un clavo en esta pared, ¿El nombre de aquellos a quienes realmente le atribuyen el ataque es, el Noveno Mar?
Maxwell fue quien respondió a la pregunta del extraño hombre, el cual llevaba un conjunto de cartas en su mano y las ocultaba a la vista de los suyos, en ellas, una que representaba a la mentira se hacía notar, una luna que dejaba ver una sonrisa burlona dentro de dicha carta.
-No negaremos que está entre las posibilidades, puesto que pese a que hemos tenido alguno que otro encuentro con gente que proviene de dicho mar, entre ellos hombres de la milicia, simplemente han quedado en ello, breves roces de dos facciones. Aun así, el hecho de que esto se considere como algo fuera de lo normal y que posiblemente haya sido creado por "alguien", deja la incógnita de quien pudo ser.
-En cuyo caso, y siguiendo lo dicho por el Presidente Thorner, las sospechas hacia el Noveno Mar sería algo que tendría que informarse de inmediato a los demás representantes de la alianza y al Consejo.
El Rey Lionel estaba hablando en un tono muy extraño, como si quisiera titubear al momento de hablar de los culpables y del Consejo, ya que de algo estaba seguro, pronto tendrían que dar la cara a esos hombres que veían todo a su alcance.
-Terminando esta reunión mi prioridad será buscar llevar esto hacía esos hombres, sé que es peligroso y arriesgado, pero debemos de tomar cartas en el asunto. Es por esa razón que les pido como persona, como aquel hombre de familia que nos apoyen en este movimiento arriesgado.
Todos observaban al gobernante agachando la cabeza, pidiendo a sus aliados que estaban en esa mesa el depositar su confianza en lo que tenía en mente. Los demás participantes se limitaban a hablar, pero las dudas seguían en el aire. Uno de los que hablo de lo solicitado por el monarca fue Dark "Sin nombre", un apodo extraño, para una persona de la cual poco se sabía; excepto que medía más de dos metros y medio y cuya armadura morada siembre emanaba una bruma igual de oscura que la voz gruesa y poderosa que se cargaba consigo.
-Su majestad, como persona fiel a la corona puedo decirle que cuenta con todo mi apoyo y el de la Casa Cráter. Aun con ello, si me sigue causando curiosidad el por qué la preocupación de que esto se vuelva algo grave, como bien menciona, no es el primer roce que ha existido luego de la guerra de hace años, así que bien podría simplemente dejar esto en nuestras manos y no sentirse mortificado.
-Realmente quisiera no compartir el sentimiento de "dejar pasar esto", que comenta el señor Dark, pero como una persona que se siente atraído por este asunto, me causa intriga y terror otra cosa, ¿Cómo fue posible que ese "enemigo" haya conseguido crear un portal de mazmorra en un sitio donde se supone que sería imposible?
Aspecto verdoso, una máscara que acompañada de unos lentes con cristales naranjas, así como una capa de color rojo eran el uniforme que mejor denotaban la presencia del capitán Dimen Dardel, un miembro de la raza de los animorfos con apariencia de reptil y con garras que sobresalían de sus uñas, así como escamas y colmillos propios de un lagarto. Ese hombre que con una voz tranquila y cero agresividad en sus palabras, era el líder de las Espinas Vengativas, y quien en su tiempo, fue considerado el primer animorfo en alcanzar el rango de Capitán Real,
El Presidente Thorner, al escuchar la pregunta nuevamente contesto, pero ahora más seguro que nada, hablo con confianza en la sala.
-Lamento decir que quien haya creado esa manera de abrir un portal de mazmorra dentro de nuestro territorio no es nada más que una amenaza preocupante; y dudo que sea algo natural, así que la posibilidad de que el enemigo haya alcanzado una tecnología así de precisa y grande, puede atribuirse a que este suceso fue una prueba para demostrar si era eficaz su poder,
-Y parece que el hecho de que la noticia ahora recorra los mares solamente dejo al descubierto que su plan funciono con éxito, y lo que sea que haya creado eso, ahora les es eficaz...
Comentaba Orier, mientras un semblante de preocupación, con los ojos cerrados de Max y un ligero toque en su respectiva barba, confirmaban la situación tan preocupante por la que estaban reunidos allí mismo. Y la risa de uno de los presentes solamente avivo más la llama de rabia que existía en el momento.
-Fu, fu... esto es muy gracioso y al mismo tiempo curioso.
William volteó su mirada hacía su derecha, donde observo a Alex con una mirada risueña y juguetona, las intenciones eran obvias, pero el hablar de aquel hombre fue mucho más rápida que la advertencia que el Presidente planeaba decirle.
-Si mi memoria no me falla, hace unos... ¿dos o tres años? hubo un incidente donde se cobró la vida de un tercer al mando de uno de los Gremio Reales, es extraño que las circunstancias de ese descenso sean algo parecidas a lo que hoy nos reúne aquí mismo.
Ahora, la mirada de Orier estaba plasmada en aquel hombre que se jactaba con cada palabra que salía de su boca. Y ante un regaño de su superior, la plática se iba a poner intensa.
-¡Alex, te dije que controlarás tus palabras!
Una ademan hecho con la mano del Capitán de los Osos fue lo que hizo que el Presidente dejará el regaño a un lado, para centrarse en lo que diría ahora el sujeto a quien fue dirigida la indirecta.
-No busque callar ahora a este hombre, señor Marshal, quiero escuchar de su voz todo lo que quiera decir acerca de lo que ocurrió esa vez. Y por favor, no busques hacer que tus palabras sean menos directas, quiero escuchar tu pensar por completo.
Viendo que ahora tenía la atención de todos, Alex siguió con sus dudas.
-Descuida, tu permiso es lo que menos me interesa, Icenar. Pero sinceramente me causa dudas el hecho de que si mal no recuerdo, aquella historia que contaste por la que paso tu grupo fue que "un aspirante", abrió un portal en el sitio donde se llevaba a cabo un entrenamiento, acto seguido, una emboscada por parte de un hombre del Noveno fue lo que provoco la caída de uno de los tuyos.
-¿Y eso qué tiene que ver con lo acontecido?
-Qué es extraño que en dos sucesos que involucra al examen de aventureros se haya dado con la misma señal... ¡Un portal!
El rostro de Orier reflejaba cierta molestia de escuchar las palabras que andaba diciendo el sujeto de cabello rosado, el cual a diferencia del capitán de los Osos llevaba consigo una sonrisa de haber conseguido su propósito, molestar a quien consideraba, junto al pirata, como una escoria en la sala.
-¡¿Insinúas algo relacionado a mi grupo?! ¡Vamos, te dije que no te callaras nada!
-Lo escuchaste, me parece extraño y creo también que es extraño que alguien como tú, un hombre que sin la intención de equivocarme, fie cercano a una persona realmente peligrosa en nuestro mundo.
-Siempre he defendido mi acercamiento con ese grupo, y jamás negare que para mí ellos fueron una luz que ilumino mi camino en los peores momentos; pero eso no tiene nada que ver con lo que dijiste, así que vamos, ¡Di esa sospecha que te guardas!
Todos tenían puesto el ojo en la discusión de ambos hombres, teniendo en mente que cualquier palabra provocaría una posible pelea. Y fue esa sospecha lo que estuvo a punto de causar el fuego dentro del recinto.
-¡Mi sospecha es que eres un traidor! Si no es eso, al menos tengo que decir que todos los presentes eres el que hace un peor trabajo como lider, no solo dejando que un vil novato te traicionará, sino que también dejaste que muera tu hombre más fiel, y si fuera poco, este año ocurrió otro accidente que se llevó la vida de miles de novatos.
-Lo que último dices es cierto, pero eso a querer inferir que soy un traidor me parece ridículo, y si tengo que dar mi vida para probarlo, ten por seguro que lo haré.
-Pues no te veo haciéndolo, o será que tu vida es tan importante como para que sacrifiques a cientos de jóvenes y a uno de tus estúpidos hombres.
Y en eso, la espada de Orier fue desenvainada y con un hielo cubierto dejo salir una gran cantidad de Gendar del arma, haciendo que los presentes en la junta se levantarán de su asiento y se hicieran a un lado. No obstante, el que provoco todo eso tomo su arma y se colocó justo en posición de combate, sujetado su arma, una espada que estaba cubierta magma, la cual al caer destruía el piso de la sala.
-¡Muestra tu maldita cara, traidor de mierda!
-¡Dejaría que me llamases traidor por miles de años, pero jamás dejaré que insultes a mi gremio, y mucho menos a quienes dieron su vida!
Mientras que el resto observaba la escena y alguno se preparaba para detener a ambos capitanes, una manzana caía desde el techo, sobre aquella mesa que momentos antes iba a ser incinerada o congelada por la pelea. Una vez que al fruta toco el suelo, todos fijaron su vista en una persiana que estaba abierta, y en la cual, sentado se encontraba aquella figura que recién llegaba a La Capital.
Bajando de un salto hasta la mesa y colocándose frente a todo el mundo, el sujeto hablo por fin.
-No hay necesidad de ensuciar este castillo con los restos de una pelea, si he venido aquí no ha sido para pelear, si no para hablar con ustedes.
Ambos hombres que instantes antes buscaban pelear, seguían en su postura defensiva, pero ahora con la duda de quién les estaba hablando. No fue sino hasta que Maxwell hablo, que la identidad del sujeto se revelo, y al mismo tiempo, este se quitaba la capucha que cubría su rostro.
-¡Llegas demasiado tarde, casi se matan estos tipos, Shinigami! ¡O prefieres que te llame por tu verdadero nombre, Giron!
Y así, un rostro familiar se hacía presente en la reunión.
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