08. Lo prometo
C h a p t e r e i g h t
❝I PROMISE❞
ﺴ
—Dime de nuevo ¿qué tiene que ver una fiesta con nuestras sesiones? —preguntó Alana, al instante en que Kenneth abrió la puerta de casa de Halvo para ella. El lugar ya estaba lleno, y ella mantuvo una cara de desagrado cuando vio que todos estaban ebrios.
—No tiene nada que ver —volteó hacia ella con una sonrisa sobre el rostro.
—Entonces, ¿por qué estoy aquí? —cuestionó mientras ambos entraban. Alguien corrió por la escalera y casi noqueó a Alana si ella no le hubiera visto y dado un paso hacia atrás.
—Ten cuidado —dijo Kenneth, tomando su mano de forma instintiva para luego guiarla a otra parte de la casa —. Fui yo quien te trajo aquí, así que tal vez podrías divertirte un poco, Bundrick.
—¡Yo puedo divertirme! —exclamó, mirando alrededor. Vio a Jared Dawson y Tom Kingsley hablando con varias chicas mientras bebían quién-sabe-qué en vasos rojos de plástico. También pudo ver a Garrett Halvorsen bailando provocativamente con una chica a la cual no distinguía bien.
Kenneth encorvó una ceja y tomó un vaso del pasa manos de la cocina para luego dirigirlo hacia ella, aún con esa mirada sobre su rostro —. Entonces, ¿puedes explicarme por qué no parece ser así?
—Mi definición de divertido es, aparentemente, diferente a la tuya. Yo considero divertido salir con mi mejor amiga e ir de compras. Tú, obviamente, piensas que las fiestas y embriagarte es divertido —Alana rodó sus ojos.
—Bueno... —dijo entrecerrando un poco el ojo izquierdo —. ¡Bienvenida al mundo de diversión de Kenneth Thompson! —exclamó abriendo sus brazos.
Ella trató lo mejor que pudo de esconder su risa, pero no lo logró —Vamos, te mostraré alrededor —. Kenneth sonrió con orgullo.
. . .
Después de veinte minutos de caminar alrededor de la residencia Halvorsen y observar a la gente -o más bien burlarse de ella-, Kenneth y Alana se encontraron de nuevo en donde empezaron, excepto que esta vez Kenneth estaba decidido a que ella tomara un trago.
—No —ella sacudió su cabeza.
—Vamos, Alana. Vive un poco —Kenneth rodó sus ojos.
—No —dijo de nuevo. Alana tomó su cabello y lo ató en una cola de caballo, Kenneth observando cada movimiento —. Quiero mantener todas mis células cerebrales, gracias.
—¡Tienes un exceso de ellas! —exclamó —. ¿Qué pasa si pierdes un par de ellas? Harvard aún te amará.
Alana miró el contenido dentro de aquel vaso. No sería tan mala idea probarlo... ¿o sí? Después de algunos segundos, tomó rápidamente un pequeño sorbo pero en cuanto el líquido pasó por su garganta, Kenneth lo notó y empezó a alentarla gritando y riendo. Alana tosió un poco.
—¿Qué es esto?
—Cerveza —se encogió de hombros —. Los chicos de preparatoria no tienen suficiente dinero para lo bueno.
Alana observó cómo él tomaba todo el líquido restante de su vaso de un solo trago. Su quijada cayó al suelo cuando después de aquello, él parecía estar perfectamente bien. Considerando que era su tercer vaso.
—¿Qué? —cuestionó, en cuanto notó que ella lo observaba.
—Eso es realmente malo para ti —dijo, con el rostro lleno de preocupación.
—Oh, ¿ahora te preocupas por mí? —sonrió de lado.
Alana sacudió su cabeza —. No, solo me preocupa el bien de nuestro país. Somos bastante tontos, especialmente desde que las personas hacen esto... —señaló el mismo vaso que sostenía en sus manos.
—Escucha, veré qué se trae Halvo entre manos —dijo, extendiendo el cuello para buscar a su amigo entre la gente —. ¿Estarás bien aquí por un momento?
—Soy una chica grande, Kenneth —contestó. Él sonrió de lado y empezó a alejarse. Alana observó a él y a Halvo saludarse prácticamente como si fueran a iniciar una pelea, lo que le hizo reír un poco. Tom Kingsley y Jared Dawson se acercaron a ellos y ahora los cuatro se encontraban en medio de la sala conversando.
—Hola —ella volteó, encontrándose con un chico para nada familiar. De hecho, ni siquiera parecía un chico. Parecía de al menos unos veintitrés años.
—Uhm, hola...
. . .
—¿Cómo diablos pudiste traer a Alana Bundrick aquí? —Garrett preguntó, incrédulo. Seguía observándola por detrás de la espalda de Kenneth.
—En mi auto, amigo —Kenneth sonrió después de responder con sarcasmo.
Garrett rodó los ojos —. No, me refiero a, ¿cómo la convenciste?
—Pues, le tomó por sorpresa —se encogió de hombros —. Le dije que deberíamos hacer algo relacionado con estudiar esta noche, y ella aceptó.
—¿Alana de verdad te creyó eso? —preguntó Tom, sorprendido —. Creí que por lo menos ella lo analizaría demasiado o algo por el estilo.
—Ella en definitiva está cayendo por nuestro amigo —el chico Halvorsen dio un par de palmadas en la espalda de Kenneth. Él solo sonrió, y en cuanto estaba a punto de decir algo, Jared aclaró su garganta.
—Uhm, Ken. Al parecer Liam Harris ya la notó.
Kenneth volteó de inmediato. Liam Harris era un universitario ex estudiante de la preparatoria a la que ellos acudían que siempre se colaba a las fiestas y seducía a las chicas. No le importaba su edad o si no eran populares; solo tenían que ser bonitas.
Era obvio que Alana era su próximo objetivo, y al parecer estaba haciendo un buen trabajo con ella, porque no estaba haciendo nada al respecto por alejarlo de ahí.
Kenneth marchó hasta ellos y aclaró su garganta. Alana le miró con sorpresa y Liam no apartó los ojos de él con una media sonrisa sobre los labios.
—¿Qué hay, Thompson? —saludó —. ¿Ya conociste a Alana? —miró a la chica, pero Alana mantuvo su vista sobre Kenneth, parecía un tanto asustada. Pero no había forma de que él dejara que aquel tipo le pusiera una mano encima.
—Ella está conmigo, Harris —Kenneth colocó su brazo alrededor de Alana —. Así que ya puedes irte.
—¡D'aw, vamos! —exclamó, aquella sonrisa aún seguía presente —. Apenas estábamos empezando a divertirnos —Kenneth no tuvo que decir nada más. Su mirada lo hizo todo —. Está bien, está bien... —Harris bufó antes de alejarse.
—Gracias. Él era algo raro —dijo ella, alejándose de su abrazo.
—Sí, solo trata de mantenerte alejada de él. Tiene reputación de convencer a cualquier chica de acostarse con él, y no es para nada genial, ya que él tiene veintitrés —Kenneth se encogió de hombros —. Pareces aburrida —agregó, observándola. También se veía bastante cansada, pero ¿de qué podría estar cansada? Era sábado. ¿Sería posible que se hubiese quedado despierta la noche anterior solo para estudiar?
—Este no es mi tipo de escena, Kenneth —contestó. Kenneth asintió de forma comprensiva.
—Entonces, hay que irnos.
Alana estuvo a punto de protestar, pero asintió y luego ambos lucharon entre la multitud atiborrada en la casa de Garrett para poder abrir la puerta y salir. Se sorprendieron cuando el clima era mucho más fresco que allá dentro.
—¡Espera, olvidé mi bolso! —exclamó, deteniéndose en medio del patio delantero de los Halvorsen.
—¿Trajiste bolso? —preguntó Kenneth, confundido.
—Sí, lo dejé en la habitación de Garrett cuando me mostró todas sus fotografías familiares. Lo dejé sobre su cama.
—Oh, está bien —dijo él, aún sin recordar que ella había traído un bolso —. Esperaré aquí, entonces.
Ella asintió y corrió dentro. Kenneth esperaba y golpeteaba su con su pie sobre el asfalto. Empezó a tararear una tonada que había compuesto días atrás en su guitarra. Después, empezó a patear sobre la calzada. ¿Por qué estaba tardando tanto?
La puerta del frente se abrió y Kenneth alzó la mirada con esperanza, pero no era Alana. Tan solo era otra chica, que luego vomitó sobre el pórtico.
—Ya que... —dijo, deshaciendo sus brazos cruzados. Volvió adentro evitando a la chica del vómito y corrió a zancadas por las escaleras directo a la habitación de Garrett.
Se detuvo de repente. Estaba con seguro. ¿Por qué estaría cerrada con seguro? Kenneth colocó su oído contra la puerta y se dedicó a intentar escuchar.
—¡Oh, vamos! No puedes sentirte de verdad atraída hacia Thompson... —dijo una voz masculina. Kenneth sabía que era la voz de Liam.
—¿Qué diablos estás haciendo? —era Alana —. ¡No, aléjate de mí!
—Puedo ser rápido, Alana...
—¡Aléjate de ella! —exclamó Kenneth, después de haber abierto la puerto de una sola tacleada.
Liam se alejó de Alana, pero Kenneth ya estaba demasiado furioso, y le dio un puñetazo justo en el ojo.
—¡Mierda! —Liam se encontraba ahora en el piso retorciéndose de dolor.
—¡Vete de aquí! —gritó apuntando a la puerta. Liam lanzó a ambos una mirada desagradable y azotó la puerta al salir de ahí.
Kenneth se dio la vuelta, encontrándose con una Alana temblorosa. Estaba aferrada a su bolso. Ella le miró asustada y molesta, pero más asustada que nada. Él nunca le había visto de esa forma antes. Con él, Alana siempre tenía una postura de confianza en sí misma, pero justo ahora, se veía demasiado asustada.
—Oye, ya todo está bien... está bien —dijo de forma tranquila —. Yo estoy aquí —la rodeó con ambos brazos y ella se aferró a él —. Lo lamento, Alana —murmuró honesto. ¿Cómo pudo haberla dejado entrar sola? Era un idiota —. Lo lamento tanto.
—Por favor, no vuelvas a traerme aquí —su voz era temblorosa —. Por favor...
Kenneth asintió y dejó que su rostro descansara sobre su pecho. Él le abrazó aún más fuerte.
—No dejaré que eso pase de nuevo —. Alana asintió. Su rostro aún sobre el pecho de él —. Lo prometo.
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