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Rendirse no es una opción

Recomendación: CHRIS GREY - DANGEROUS GAME

Narrador omnisciente.

Mientras que el Duque se mantuvo encargado de crear conexiones fiables en el interior de la Capital asegurándose, claramente, de que el Rey no tuviese ni la más mínima sospecha de una posible revolución por su parte, la joven princesa Nayeon estuvo haciendo su mejor esfuerzo por lograr cumplir con cada una de las tareas brindadas por el Duque queriendo terminar lo más pronto y satisfactoriamente posible para así poder comenzar con su tan anhelada venganza. Por el momento, la joven pelinegra lo estaba haciendo bastante bien, aunque claro, aun le faltaba demasiado para poder acabar con todo lo que el Duque le había ordenado, pero por lo menos, gracias a la exhaustiva charla con Hyeon llegó a la conclusión de que lo mejor sería que aceptase de una buena vez la jugosa oferta dada por la profesora Lee Yoomi.

Aun cuando la idea no le gustase, Nayeon sabía perfectamente que, la única manera de conseguir la salida de la Academia en el plazo estipulado por el Duque sería a través del basto conocimiento que tanto la profesora Lee junto con los profesores serían capaz de brindarle, pero para poder conseguir lo que tanto anhelaba debía esforzarse, quizás más, que cualquier otra persona, realmente Nayeon no tenía tiempo para quejarse, no podía siquiera decir que no, porque en el fondo era consciente que sería un día perdido, un día donde las preguntas; ¿Qué sucedió? ¿Quién la mató? ¿Por qué ir tras ella?, no podrían ser respondidas. A pesar de que, de momento solo la profesora Lee sabía más o menos que tipo de núcleo Nayeon manejaba, la chica sabía que, solo sería cuestión de tiempo para que otro profesor estuviese interesado en su poder, aunque claro, si eso no llegaba a suceder, ella no dudaría en ir tras ellos.

En el fondo, Nayeon no podía evitar el sentirse asustada por todo lo que se le avecinaba, al fin y al cabo, dentro de la Academia solo podía confiar en Hyeon quién, a base de juramento seguía estando fielmente a su lado. La chica se quedó en silencio con sus ojos dorados perdidos en sus delgadas manos, a pesar de estar experimentado aquel desagradable sentimiento de impotencia sabía que no tenía más opciones que aventurarse ante lo desconocido; aquella era la única alternativa que tenía de poder conseguir lo que tanto estaba anhelando obtener.

Poder.

¿Por qué era tan complicado obtener algo tan simple como el poder?, Nayeon realmente no era capaz de poder entenderlo, mucho menos lo podría comprender Hyeon quién generalmente se la pasaba en su mundo con aquellos ojos color miel perdidos en sus profundos pensamientos autodestructivos. Durante la mayor parte del tiempo el joven caballero se mantenía a un lado de Nayeon con sus dedos aferrándose en la pequeña joya que colgaba tranquilamente de su cuello siendo el único objeto que lo ayudaba a mantener la cordura. Aquella minúscula piedra había sido el primer y último regalo que Mina le dio específicamente a él, el único accesorio que él podía orgullosamente alardear de su propiedad. No está de más aclarar el hecho de que nadie tenía permitido el tocar su pequeño tesoro, francamente, Hyeon podría fácilmente asesinar a cualquier idiota que estuviese dispuesto en siquiera sugerir la idea de que sus sucias manos estuviesen envueltas en su collar.

Además de Nayeon, el regalo de Mina era la segunda cosa que él cuidadosamente cuidaba, dándole prioridad por encima de su propia salud.

A pesar de que el tema de Mina generalmente ambos trataban de no tocarlo, Nayeon al igual que su silencioso caballero terminó por volverse codiciosa con aquel pequeño obsequio que brillaba en uno de los dedos de sus manos, siendo el único objeto que permanecía envuelto sobre su piel; no importaba que estuviese haciendo, Nayeon por nada del mundo se lo quitaba, aun si alguien le exigía que lo hiciese, por que aquel pequeño anillo que debió convertirse como el principio de su plena felicidad, terminó siendo el único recordatorio de aquel fatídico día, era el objeto que la mantenía anclada a la rubia, el único material que constantemente le hacía recordar lo débil que fue, lo tonta e ingenua que fue al creer que podría lograrlo por sí misma.

Aun cuando Nayeon no lo verbalizaba, era evidente que el deshacerse de aquella promesa envuelta en su dedo sería como si estuviese aceptando el hecho de que Mina jamás volvería.

Ella no podía permitir el poseer ese tipo de pensamientos, no cuando tenía una venganza por cumplir.

—Nayeon—la chica bruscamente giro su rostro en dirección del sonido notando a Hyeon cómodamente apoyado contra la pared—¿En qué tanto piensas?

—En nada—ella respondió mientras que terminaba de arreglarse.

Hoy comenzaba su entrenamiento cuerpo a cuerpo con la profesora Lee.

—... Es probable que hoy solo te haga realizar hechizos hasta que vomites—Hyeon confesó consiguiendo que ella tan solo le sostuviera la mirada—te llevaré una botella de maná para que sigas entrenando.

—Que reconfortante de tu parte—Nayeon respondió con un deje de sarcasmo en el tono de su voz—no creo que la profesora Lee sea tan violenta conmigo... digo, es mi primer día.

Hyeon tras escuchar su aclaración no pudo evitar el inclinar ligeramente su cabeza en señal de confusión, para luego, sin siquiera ocultar sus intenciones, decidió esbozar una sonrisa arrogante logrando fácilmente el molestar a su acompañante.

—A pesar de todo... sigues siendo demasiado ingenua—Hyeon respondió sin importarle si eso podía llegar a ofender la contraria, mientras que, con calma despegaba su espalda de la pared—como futura Reina no deberías tener ese tipo de pensamientos—agregó al mismo tiempo en que comenzaba a caminar en dirección de la más baja—digo... cualquiera podría traicionarte, así que no está demás pensar lo peor de ellos.

—¿Tambien debería desconfiar de ti? —Nayeon replicó observando como el más alto simplemente se detenía elevando una de sus cejas para luego sacudir su cabeza en negación.

—¿Yo?, estoy amarrado a usted bajo juramento—le recordó sin estar realmente ofendido por el repentino ataque—pero es diferente con mi hermana... de ella siempre deberías pensar lo peor.

—Suenas como si ella me hubiese elegido solo para tratar de asesinarme—Nayeon replicó mirando atentamente como su acompañante tan solo se encogía de hombros manteniendo en todo momento esa sonrisa jovial que tanta molestia le causaba.

Hyeon simplemente decidió restarle importancia al asunto, como si para él no fuese gran cosa, pero claro, para él era fácil pensar de esa forma teniendo en cuenta que ya había pasado gran parte de su juventud experimentando el poder que su hermana mayor poseía. Hasta cierto punto se podría decir que él ya sabía cómo manejarla, pero en cambio Nayeon, ella no tenía ni la menor idea de lo que estaba por vivir.

—Tendrás que vivirlo para entenderlo—respondió consiguiendo que la pelinegra tan solo frunciese su entrecejo sin poder entender la tranquilidad en su voz—...—se quedó en silencio llevándose sus manos contra su cabello ahora corto—no te preocupes, me aseguraré de que no mueras.

Fue todo lo que el más alto dijo. En silencio el chico se llevó sus dedos contra su prenda superior enfocándose por completo en lo que tenía que hacer.

Nayeon en cambio simplemente decidió permanecer con sus labios completamente sellados y la mirada fija en como su acompañante comenzaba a arreglar la manga izquierda que se balanceaba sin parar ante la falta de extremidad, en silencio el chico llevó la manga sobrante en dirección del comienzo de su pantalón donde sin siquiera dudarlo la escondió en aquella zona tratando de dejarla lo suficiente tirante para que quedase camuflada con el resto de su prenda. A pesar de que ya había pasado un año desde el accidente que se llevó consigo la vida de seis personas en total, contando la de la joven heredera del Ducado, era evidente que para Hyeon aún era muy poco tiempo para aceptar la pérdida de su miembro. En más de una ocasión la pelinegra había sido testigo de la forma en que el más alto se quejaba con suavidad, a pesar de que ella no podía entender el sentimiento de perdida, era evidente que él estaba haciendo su mejor esfuerzo por ocultar lo que realmente debía estar sintiendo, quizás por el hecho de que tenía a alguien que proteger, o simplemente porque se negaba aceptar el hecho de que estaba en una evidente desventaja en comparación del resto de sus compañeros. Francamente, cual sea que fuese el verdadero motivo de su forma de actuar, Nayeon no podía evitar el sentir lastima de su situación, pero aquello jamás saldría de su boca porque sabía que eso lo lastimaría más que cualquier otra cosa.

—No me tengas lastima—Hyeon la sorprendió al retomar la conversación provocando que Nayeon tan solo ampliase sus párpados observando como él sin siquiera dudarlo, alzaba su mirada consiguiendo que sus ojos nuevamente se encontrasen—... todos cargamos con algún tipo de recordatorio de aquel maldito día—confesó palpando la zona donde la pelinegra anteriormente había curado.

—... lo siento—Nayeon no pudo evitar el disculparse.

Hyeon la observó con calma.

—Odio las disculpas injustificadas—el chico respondió sin cambiar de expresión—tu disculpa no traerá a los muertos a la vida, ni hará que mi brazo se regeneré—aclaró sin importar el sonar rudo—las cosas no cambiarán aun si nos esforzamos en ello...—era evidente que estaba haciendo su mejor esfuerzo por no sonar dolido—aun si duele, hay que aceptar esa realidad.

—A pesar de eso, yo realmen...

—No es necesario—el chico le interrumpió mientras que le daba la espalda caminando en dirección de la pared donde se encontraba su espada recostada—realmente no necesito eso—confesó al mismo tiempo en que guardaba su arma a un costado de su cintura—así que ahórratelo...—pidió deslizando su mirada hacia las facciones ajenas—porque no lo necesito, lo que yo quiero es descubrir a los culpables.

Nayeon tras escucharlo no dudó en inflar su pecho tratando de verse con confianza.

—Sé que en este último tiempo no he hecho más que generar decepción, pero me aseguraré de atrapar a los culpables aun si debo sacrificar mi vida para conseguirlo—afirmó logrando que el contrario simplemente la mirara.

—... Creeré en ti.

Nayeon no pudo evitar el sentir como sus orejas se tornaban acaloradas por culpa de las palabras dadas por Hyeon; ésta estaba siendo la primera vez desde que alguien, además de su ex prometida, decidía confiar plenamente en sus acciones, aun cuando él más que nadie había sido testigo de su propia vulnerabilidad y falta de talento. El hecho de Hyeon estuviese dispuesto en dejar todo a su voluntad demostraba cuan fuerte era realmente el poder de los juramentos. Nayeon estaba genuinamente impactada.

Se sentía abrumada.

Cuando la conversación dio por finalizada, ambos decidieron en un completo y absoluto silencio abandonar la habitación de la pelinegra para ir directamente hacia la sala de entrenamiento donde la profesora Lee ya se encontraba en su interior esperando tranquilamente a que su siguiente experimento llegase.

La mayor no podía simplemente negar el hecho de que sintió curiosidad por la existencia propia de la joven princesa desde el primer momento que la observó, francamente, no sabía dar una explicación clara del porqué de esto, no sabía si se debía por la nostalgia que le causaba aquel ferviente deseo de obtener el poder propio de un heredero o simplemente se debía ante aquellos ojos tristes y desesperados tan parecidos a los de su pequeño hermano quién, en sus años de juventud bajo la tutela del Conde Lee, luchó con todas sus fuerzas para obtener aquel ferviente reconocimiento por parte de su padre, reconocimiento que jamás fue capaz de conseguir por mucho que lo intentó. Sinceramente, cual sea el motivo real, estaba completamente alejado de lo que tanto Nayeon como Hyeon pensaban, realmente Lee no estaba interesada en el núcleo de la princesa, ¿Por qué lo estaría?, si el pequeño Hyeon también posee un núcleo de ese calibre, con la única diferencia de que el joven muchacho jamás pudo usarlo de la forma correcta ante su nula compatibilidad con el maná.

Pero esa información ni Hyeon ni Nayeon debían de ser consciente, no por ahora.

Yoomi terminó de arreglar el escenario de la princesa justo a tiempo para verla ingresar en el interior de la sala de entrenamiento en compañía de su hermano menor.

—Llegan tarde—la mujer rápidamente aclaró consiguiendo de esa manera que la pelinegra bruscamente posara su atención en dirección del más alto notando como este continuaba estando relajado.

—Pero llegamos, ¿No? —Hyeon respondió sin ocultar su hostilidad.

—La puntualidad también es importante—replicó Yoomi observando como su hermano entreabría sus labios dispuesto en debatir—ahórratelo Hyeon, dentro de estas paredes, yo soy quién tiene el control absoluto, así que no hay nada que tu puedas decir que me haga cambiar de opinión—agregó consiguiendo que el contrario no le quedase de otra más que permanecer en silencio—... bien, lo dejaré pasar por hoy—cambió su atención hacia la princesa notando lo evidentemente incomoda que se veía—rápidamente dime qué tipo de afinidad posees y que hechizos se te dan mejor.

—Curación y todos los hechizos relacionados con el atributo de agua—Nayeon respondió sin siquiera dudarlo consiguiendo que la contraria tanto solo mantuviese su atención completamente enfocada en su ansiosa expresión, a pesar de que no emitió sonido, la pelinegra no podía evitar el sentir que no era suficiente—... puedo extraer el agua de un ser vivo sin necesidad de recitar un hechizo.

Aun sin ser consciente de lo que había dicho, era evidente que estaba confesando el haber asesinado a alguien provocando que la profesora Yoomi simplemente la viese con genuina sorpresa.

—¡Nayeon!

Y como no, Hyeon rápidamente reaccionó al comprender lo que su acompañante acababa de hacer; ella sin saberlo había brindado más información de lo que realmente necesitaba dar. Era más que evidente que él aun desconfiaba con cierta plenitud en su hermana mayor, porque aun si compartían sangre, ella no dudaría en acabar con su existencia si es que lo veía necesario. Mientras tanto, Nayeon simplemente observó con cierta confusión como el más alto aun sabiendo la clara desventaja que tenía con su hermana, decidió colocarse delante de ella en señal de protección.

Aun cuando la desconfianza le dolía, más proveniente de Hyeon, Yoomi entendía perfectamente el por qué de su reacción.

Ella había cometido bastantes errores.

—Hyeon... entiendo que tu papel como caballero te obliga tener que reaccionar de esta manera, pero yo realmente necesito saber que tipo de potencial posee la princesa para poder enseñarle de la manera correcta—Yoomi aclaró observando como el más alto tan solo le continuaba viendo con evidente desconfianza.

—Sigues siendo parte de la familia Condesa—el chico replicó llevando sus dedos contra el mango de su espada—nadie me asegura de que no usarás estas información para tu favor—agregó manteniendo su afilada mirada en la tranquila expresión de la contraria.

Yoomi al notar la evidente hostilidad proveniente de su hermano, decidió simplemente deslizar su mirada en dirección de la princesa, observó sin omitir palabras, percatándose rápidamente las marcas que sobresalían de la piel de uno de sus brazos, ¿Acaso... es un juramento de caballero?, se cuestionó genuinamente sorprendida de que tuviese tanta gente a su disposición, eso no es algo fácil de conseguir, pensó siendo consciente de que rara vez los caballeros decidían realizar su juramento, porque los nobles en sí, no eran la clase de persona que merecían tener ese beneficio, ¿Es por qué proviene del Ducado?, y era una posibilidad, ya que se sabía a ciencia cierta que el Ducado era la potencia con mayor juramentos poseía bajo su dominio.

—... Si juro por mi núcleo, ¿Será suficiente para que confíes? —Yoomi preguntó tras unos minutos de completo silencio consiguiendo que la observase con sorpresa—sé perfectamente que sabes lo que eso significa.

—Si rompes el juramento tu núcleo se desintegrará—Hyeon respondió logrando que Nayeon rápidamente deslizara su mirada de su rostro hacia el ajeno tratando de entender lo que ellos claramente estaban decidiendo—sacrificaste muchas cosas para llegar a donde estas—le recordó viendo como su hermana asentía con su cabeza—...—se quedó en silencio sin poder entenderla—¿Por qué llegarías a hasta ese extremo?

—Bueno...—ella respondió mientras que soltaba un suave suspiro—¿Tu no hiciste lo mismo? —cuestionó presionando sus dedos contra su propio brazo en señal de que ya había visto la marca.

—Es diferente.

—¿Por qué? —cuestionó mientras que Nayeon simplemente continuaba en silencio viendo la interacción de los dos—¿Por qué eres un caballero? O quizás... ¿Por qué eres hombre?

—El género no tiene nada que ver con esto, Yoomi—aclaró Hyeon irritado mientras que su hermana simplemente volví a suspiraba—... podrías poner en peligro a la princesa.

—Oh... por favor, puedes crear una mentira más creíble—la contraria se quejó tras escucharlo—si tu preocupación es que nuestro padre pueda hacer algo, entonces no te preocupes, porque yo soy la más fuerte de la familia—aclaró consiguiendo por fin que Hyeon se quedase en silencio—... casi diez años han pasado desde que dejaste la familia, tu no tienes idea de todo lo que ha cambiado.

—¿Por qué nadie esta pidiendo mi opinión? —Nayeon por fin alzó la voz consiguiendo que los hermanos Lee rápidamente giraran su rostro para prestarle atención—... es de mala educación el ignorarme—aclaró logrando que ambos agachasen sus cabezas avergonzados por el comportamiento que habían adoptado—... júralo por tu núcleo.

—¡Nayeon!

—Silencio, Hyeon—la chica respondió mientras que su mirada estaba completamente enfocada en la profesora—... usted es muy fuerte, puedo sentirlo, así que prefiero que esté de mi lado que en mi contra—confesó notando por el rabillo de sus ojos como su acompañante tan solo apretaba su mano en señal de frustración—jura por tu núcleo que no harás nada para lastimarme.

—... Eso ha sido un movimiento bastante inteligente por su parte—Yoomi halagó las palabras de la princesa notando como los ojos dorados de la contraria brillaban con cierto temor—...—en un completo silencio estiró su mano agarrando el dorso de la mano ajena para luego simplemente inclinarse presionando su frente sobre sus nudillos—juro por mi núcleo marrón oscuro que protegeré y velaré por la seguridad de la Princesa Nayeon.

A diferencia del juramento dado por los caballeros, este fue lo suficiente corto para aturdir a la pelinegra quién, impulsivamente dio un paso hacia atrás sintiendo la piel de su antebrazo ardiendo por culpa de la marca. En un completo silencio la chica observó como la contraria simplemente se enderezaba permitiendo que, de su antebrazo expuesto se pudiese notar la marca circular con forma de octágono adornando su piel. El hecho de que la marca fuese dibujada de esa manera significa que el poder que Yoomi posee es lo suficientemente poderoso para tener que ser encasillado en ocho puntos. Simplemente era algo asombroso, que no todo mago podría fácilmente conseguir aun si se esforzaban por ello, pero por la forma en que Nayeon observaba su nueva marca, demostraba que no tenía ni la menor idea de que acababa de conseguir una aliado abrumador.

—¿Marrón oscuro? ¿Desde cuando tienes ese nivel? —cuestionó Hyeon desconcertado por lo que había escuchado y por lo que obviamente estaba viendo, adornando la piel de su acompañante—tu originalmente tenías una afinidad Azul.

—Eso fue hace diez años, Hyeon—replicó Yoomi manteniendo en todo momento una tranquila actitud—... mientras seas capaz de comprender la naturaleza verdadera del maná, tu núcleo no tardará en comenzar a mejorar—aclaró sin darle mayor importancia a lo que estaba diciendo, como si lo que estuviese soltando no fuese algo que todo mago querría saber.

—Espera... ¿Acaso... estas diciendo que, si yo llego a comprender la naturaleza propia del maná, voy a ser capaz de llegar a estar a tu nivel? —Nayeon cuestionó tratando de saber si lo que había escuchado realmente había sido lo correcto.

Yoomi tras escucharla simplemente asintió con su cabeza.

—Sencillo, ¿No? —cuestionó consiguiendo que ambos chicos la observaran con confusión—en realidad... no sería descabellado pensar que podrías llegar al nivel blanco—agregó logrando que Nayeon simplemente parpadeara abrumada por toda la información que estaba recibiendo—solo depende de tu esfuerzo.

—El esfuerzo no siempre funciona—se quejó Hyeon logrando que su hermana le prestara atención—y lo sabes... así que no la ilusiones.

—En casos excepcionales como este, claramente funcionará—replicó llena de confianza consiguiendo que el más alto tan solo chasqueara su lengua contra su paladar en señal de irritación.

Era más que evidente que él no estaba confiando plenamente en sus palabras, simplemente no podía borrar todo lo que su familia había hecho en él, así que la desconfianza hacia su persona era más que justificada y eso Yoomi lo sabía, como también sabía que el muchacho se había quedado sin más justificaciones para poder refutarla.

—... Si no hay nada más que agregar... por favor Princesa, ataqué a ese maniquí—la mujer pidió mientras que apuntaba en dirección del maniquí de madera que estaba a unos metros de distancia—¡Surgit! —y exclamó algo que la pelinegra no pudo entender.

—¿Eh? —fue todo lo que la chica pudo decir notando como el maniquí seguía estando en su sitio.

—Ya me escuchaste, puedes usar todo lo que tienes para tratar de derribarlo—aclaró dejando sus manos puestas detrás de su espalda—no importa si son hechizos o simplemente decides usar tus propias manos... lo único que te pido es que lo derribes—respondió observando como la chica simplemente la veía con desconfianza.

—Aunque sea de madera, nunca bajes la guardia—fue todo lo que Hyeon aconsejó.

Nayeon tras escucharlo simplemente decidió comenzar a caminar en dirección del muñeco sintiendo clara desventaja por lo que tenía que realizar, ¿Cómo se supone que voy a derribarlo?, se cuestionó siendo completamente consciente de que todo los hechizos que mejor manejaban serían completamente inútiles frente a la madera, ¿Tendré que usar las manos?, y ya estaba pensando de que manera lo empujaría, sin entender el por qué tenía que hacer algo que a todas luces parecía ser fácil.

—Le dije que no bajara su guardia—Hyeon murmuró llevándose su mano contra su rostro para evitar observar como el muñeco de un momento a otro se movía golpeando con todas sus fuerzas las costillas de la pelinegra—es una idiota...—y se quejó escuchando como Nayeon perdía el aliento.

—Oh sí... ¡Olvide decirlo, pero el muñeco se va a defender! —Yoomi decidió avisar cuando claramente este ya había golpeado a la joven princesa derribándola sin ningún tipo de esfuerzo—¡Trata de esquivarlo! —aconsejó haciendo su mejor esfuerzo por no reírse ante la evidente paliza que se avecinaba.

Nayeon en cambio terminó de rodillas en el suelo con sus manos envueltas alrededor de la zona del golpe sintiendo como el aire abandonaba sus pulmones mientras que podía escuchar como el maniquí regresaba a su posición inicial, ¿Q~qué fue eso?, se cuestionó tratando de comprender lo que había ocurrido, mierda... duele, y aun sintiendo el malestar alrededor de su abdomen la chica decidió simplemente colocarse de pie escuchando de fondo como Yoomi le aclaraba que debía moverse, me pudiste avisar antes, pensó a la vez que alzaba su mirada observando como el muñeco estaba frente a ella fingiendo ser dócil, te convertiré en leña, y lo insultó sin más sintiendo como la rabia lentamente subía hacia su cabeza.

Por mero impulso y sin pensar realmente en como defenderse, la joven princesa decidió nuevamente abalanzarse contra su oponente recibiendo limpiamente un puñetazo directo contra su quijada, consiguiendo sin mucho esfuerzo que trastabillara hasta que su trasero terminó tocando nuevamente el suelo.

—¡Usa la cabeza! —Hyeon decidió darle otro de sus grandes consejos mientras que la pelinegra simplemente se volvía a levantar dispuesta en golpearlo—¡Va a golpearte si no te mueves! —aclaró observando como nuevamente la contraria era derribada—... detén esto—pidió enfocando esta vez su atención en su hermana notando como ella veía en silencio la situación—es evidente que solo se va a lastimar.

—¿Crees que su vida ha sido fácil? —Yoomi cuestionó enfocando toda su atención en la pelinegra.

—¿A qué viene esa pregunta?

—Te pregunto... ¿Crees que lo ha tenido fácil? —cuestionó nuevamente consiguiendo que su acompañante se quedase en silencio—por qué para mí, solo con ver la forma en que se sigue levantando, aun cuando solo esta siendo golpeada, me demuestra que no va a rendirse con tanta facilidad—admitió mientras que Hyeon enfocaba por fin su mirada en la pelinegra viendo como ella volvía a levantarse—lo ves... ¿Verdad?, ella no parará hasta lograrlo, así que no la detengas.

—No tiene sentido que solo reciba golpes—Hyeon trató de continuar con la persuasión, aun sabiendo que ella no iba a ceder.

—Ese es el problema que tienes... solo te quedas con lo que tus ojos pueden ver—aclaró Yoomi mientras que se llevaba los dedos contra su mentón analizando tranquilamente cada movimiento que la contraria estaba realizando—para que sepas... ella no está solo recibiendo golpes.

—Como que n...

—Observa bien—Yoomi le interrumpió—por cada golpe que recibe, ella se esta curando—aclaró notando el fino brillo que sobresale de una de sus manos—probablemente ya se dio cuenta que no puede vencerlo, así que está curándose para poder continuar estando de pie, probablemente en espera de poder contraatacar—replicó logrando que Hyeon se quedase en silencio—...deberías confiar más en nuestra próxima Reina.

Hyeon no dijo nada al respecto, él simplemente se mantuvo en su sitio con sus ojos fijos en como la pelinegra una y otra y otra vez caía contra el suelo por culpa del golpe dado a manos del maniquí.

—Realmente espero que lo logre.

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PD: ¿Maratón? 1/??

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