¿Quieres Hablar De Ello?
Recomendación: Fleuri - Hurts Like Hell.
Pov: Im Nayeon.
En el momento que abrí los ojos lo primero que pude notar fueron las blancas nubes que danzaban suavemente por el mar azulado proveniente del cielo. En silencio me erguí sintiendo el suave del césped acariciando a través de mis dedos mientras que el frescor de las hojas de los árboles se adentraban en mis fosas nasales. Sinceramente no sabía dónde estaba, pero el lugar en sí me transmitía calidez, así que no le di mayor importancia. Con calma me terminé de levantar sintiendo la forma en que el viento soplaba tranquilamente sobre mi cuerpo avisándome que prontamente iban a bajar las temperaturas. De forma instintiva me abracé el torso notando como este estaba siendo cubierto por un bonito vestido de flores amarillas. No recordaba donde lo había sacado.
Mi cuerpo rápidamente se tensó, en el momento que noté, desde la lejanía un conocido cuerpo esbelto y esa larga cabellera rubia danzando ante el frescor del viento. Sin siquiera dudarlo comencé a caminar hacia su dirección queriendo asegurarme de que realmente estuviese en lo correcto.
Cada paso que daba comenzaba la brisa a volverse más violenta, como si el mismo clima me estuviera advirtiendo que no continuara caminando, pero no podía quedarme así, no podría vivir sin saber si realmente era ella. El viento sopló con violencia, así que instintivamente me llevé una de mis manos hacia mi cabeza agarrando entre mis dedos el sombrero que reposaba sobre mi coronilla, para que este no llegara a volarse, mientras que lograba divisar desde la lejanía como Mina estaba de pie al borde del acantilado con un bonito traje azul característico del Ducado. A simple vista parecía estar en silencio observando con calma los hechizos que explotaban en el aire, como si no tuviese ningún tipo de preocupación por su alrededor. Sin siquiera darme cuenta cómo era posible, la noche ya había caído sobre nuestros cuerpos, y la luna danzaba tranquilamente sobre nuestras cabezas mientras que los hechizos explotando iluminaban a cada segundo nuestros cuerpos. Mi corazón no tardó en agitarse ante la emoción desbordante que estaba sintiendo al comprender que no habia estado equivocada; nuevamente ella estaría frente a mi. Sonreí por impulso a la vez que el jadeo se desprendió de mis labios ante el mismo cansancio que se apoderaba de mi cuerpo.
La emoción de tenerla junto a mi se inyectó en el interior de mi cuerpo provocando que mis manos comenzaran a temblar, acompañado por la forma en que, a base de tropezones hice todo lo posible por llegar a donde ella estaba. No tardé en sentir la forma en que mi pecho se apretaba y mi garganta se secaba. Minari... pensé sintiendo el calor envuelto en mis mejillas. De forma jadeante continué subiendo sintiendo que cada vez estaba más lejos de ella. Frustrada apreté mis labios a la vez que me inclinaba haciendo todo lo posible por poder moverme con la mayor rapidez posible. Está ahí, pensé estirando impulsivamente mis manos en un vano intento por poder tocarla. Solo un poco más, me animé mientras que movía mis dedos en un desesperado intento por alcanzarla. Solo dejame verla una vez más, solo una vez más, supliqué a la vez que mis piernas se debilitaban.
No tardé en sentir mis rodillas hundiéndose en el suelo mientras que la humedad propia de la tierra y césped se impregnaban en mi vestido. Rápidamente mi cuerpo comenzó a temblar al comprender que no importaba cuánto me esforzara, cuanto lo intentara; ella seguiría estando lejos de mi. Sinceramente, estaba irritada. Me frustraba demasiado el no entender por qué razón las cosas se habían complicado hasta este nivel. En realidad, ni siquiera entendía el motivo del por qué la perdí en primer lugar, ¿Realmente fue culpa de mi padre? me cuestioné sintiendo los ojos arder, ¿Acaso fue mi propia debilidad la que la mató? indagué en mi mente en busca de respuestas, ¿O ella lo hizo por otra razón? no lo creía, pero no podía evitar el pensar en esa posibilidad. Furiosa por mis propios pensamientos no pude evitar el apretar mis dientes entre sí, ¿Por qué era tan difícil? ¿Por qué no podía tenerla junto a mi? me cuestioné sintiendo como mis ojos comenzaban a picar. No... no te atrevas, pensé llevando mi mano en dirección de mi rostro. No iba a llorar, me había hecho una promesa, y si quería darle paz a la muerte de mi prometida, entonces me debía asegurar de cumplir mi propia palabra. Cuando me aseguré de haber impedido cualquier intento de llanto por mi parte, tomé la decisión de presionar ambas manos contra el suelo dispuesta en volver a ponerme de pie, con tal de conseguir tocar a mi prometida.
Francamente, no me importaba volver a caer, no me importaba lastimar mis rodillas una y otra vez, si debía caer para tenerla junto a mi, entonces lo haría las veces que fuesen necesarias.
De repente, cuando tenía toda la convicción de colocarme de pie algo se interpuso en mi camino. Confundida por la evidente obstrucción de visión, tomé la decisión de alzar mi mirada sintiendo como la molestia que embriagó momentamente mi cuerpo, velozmente se disipó permitiendo que la sorpresa quedase reflejada en mis facciones mientras que las palabras no tardaban en atorarse en mi garganta. No dije nada. Aturdida, como si alguien me hubiese abofeteado, me quedé viendo la manera en que Minari había dejado uno de sus mechones detrás de su pequeña oreja para luego simplemente inclinarse estirando aquella conocida mano delgada, pero fuerte, tosca, pero femenina hacia mi dirección, en señal de que simplemente la tomase como tantas veces lo había hecho en el pasado.
Como en estos momentos ella se encontraba a contra luz emitida por los hechizos explotados no pude ver su rostro, pero no era necesario. Yo podría identificar ese cuerpo donde fuese.
—M~Minari...—murmuré sintiendo como mis ojos nuevamente volvían arder. Impulsivamente apreté mis labios tratando en vano de poder disipar las rebeldes lágrimas que querían quedar en exhibición, pero mis esfuerzos habían sido en vano, ya que cuando ella se inclinó un poco más, y yo fui capaz de ver su rostro, no pude contener más aquellas sofocantes emociones que golpeaban sin parar mi cuerpo—M~Minari...—la llamé nuevamente tratando de ver a través de mis propias lágrimas como ella me había sonreído mientras que su fría mano se posaba sobre mi mejilla deslizando suavemente sus dedos sobre mi piel, intentando en silencio poder limpiar mi llanto—M~M~Minari—la llamé casi sin aliento.
—¿Sí?—cuestionó con suavidad.
Mi cuerpo se paralizó. Por fin habia logrado oír su voz, por fin había logrado sentirla cerca de mí, después de tanto tiempo, de tantos días, ella había regresado a mi lado. Como era de esperarse, las lágrimas comenzaron a deslizarse velozmente sobre mis mejillas sin ningún tipo de control. A pesar de que era evidente de que había perdido el control de mis emociones, traté de hacerme la fuerte, pero... ¿Cómo lograrlo? mi promesa ya no tenía sentido ahora que estaba frente a mi, secando silenciosamente mi dolor, con una suavidad y calma tan propia de ella. Adolorida me incliné presionando mi frente contra su pecho, sintiendo como mis hombros no tardaban en sacudirse ante mi llanto descontrolado. Jadee con fuerza, sollocé en alto, mientras que sentía su palma tocando toscamente mi cabeza como tantas veces lo había hecho en el pasado. Con fuerza aferré mis dedos a su prenda, tenía que, de alguna manera asegurarme de no perderla, de no dejarla que se marchara.
—Minari...—la llamé prácticamente sin aliento a la vez que movía mi cabeza dejando descansar mi mejilla esta vez sobre su hombro. Su mano, en todo ese momento se mantuvo sobre mi cabeza con sus dedos tamboreando sobre mi cuero cabelludo con la suficiente suavidad para no llegar a lastimarme—Minari...—no dejé de llamarla, siendo incapaz de decir algo más por mero temor de que me distrajera y que ella terminara por desvanecer de mi lado—Minari~...
A pesar de que era consciente de que ella me estaba consolando, y que yo tenía mis dedos aferrados a su prenda, las lágrimas no habían dejado de deslizarse por mis mejillas al comprender que, a diferencia de antes, esta vez su cuerpo no me transmitía ningún tipo de calor. Frustrada de entender que mis pensamientos comenzaban a jugarme una mala pasada, decidí encajar mis dientes sobre mi labio inferior. Yo ya lo sabía. Muy en mi interior era consciente de que ella, la que me estaba sosteniendo en estos momentos no era real, pero no quería por nada del mundo perder lo poco que me quedaba de su recuerdo.
—Minari—me mantuve diciendo su nombre en alto. Manteniendo en mente el deseo de que, con eso fuese más que suficiente para poder retenerla a mi lado—Minari...—estaba sin aliento y la cabeza comenzaba a darme punzadas, pero no me detuve—Minari~.
—Estoy aquí.
—Minari—no me detuve sintiendo sus dedos deslizándose por mi cabello—Minari~...—mi voz era suave y calmada mientras que mis dedos habían perdido gran parte de sensibilidad ante la fuerza con la que los estaba hundiendo sobre la prenda mi prometida—Minari... Minari...—una y otra vez, la llamaba sin detenerme, sin siquiera tomar un poco de aliento.
—No me iré de tu lado—aclaró con una tranquilidad que me lastimó. Mientes, pensé mientras que apretaba mis párpados sintiendo como las lágrimas continuaban cayendo libremente por mis mejillas—me quedaré a tu lado...—continuó hablando con calma. No me mientas, pedí escuchando la forma en que ella trataba inútilmente de tranquilizarme, pero yo ya sabía perfectamente que no se quedaría a mi lado, y que no importaba cuanto la llamase, tarde o temprano me dejaría—me quedaré por que me gustas.
Abrí los párpados con fuerza mientras que mi corazón latía con la suficiente violencia para envolver mis oídos. En silencio, me alejé de su pecho para poder notar como su mano seguía estando sobre mi cabeza. La miré directamente a los ojos, no me sonrías de esa forma, pedí al notar que me había sonreído de la misma forma que lo hizo el día que cayó del acantilado. No me mires con esos ojos, supliqué sintiendo como las lágrimas resbalaban por mi mentón. No me mires como si estuvieras a punto de marcharte, y eso era lo que menos quería, pero ella al parecer leyó mi mente ya que sus cejas se doblaron en una expresión de dolor que rompió mi corazón. Rápidamente solté su prenda estirando mis manos en dirección de su cuello. La abracé con fuerza sintiendo mi respiración pesada y la forma en la que mi corazón estaba revoloteando sobre el interior de mi pecho. Velozmente pude sentir sus brazos rodeando mi cintura como si tuviese temor de que yo perdiera el equilibrio mientras que su fría respiración chocaba contra mi mejilla.
—Te...—no pude hacerlo. No pude confesar lo que sentía por ella.
—Te quiero... pero es momento de que me olvides—y su suave pedido fue un golpe de realidad para mi.
Sorprendida amplié mis párpados notando como los los hechizos de los magos se habían acabado dejando el sol deslumbrante y el sonido de la cascada cayendo de fondo. Me quedé quieta notando como Mina ya no estaba entre mis brazos, ¿Huh? pensé aturdida a la vez que, con fuerza alzaba mi mirada viendo desde lejos como Mina caminaba hacia el barranco. ¿Eh? no lo podía creer. Rápidamente me puse de pie y comencé a correr a su dirección. No, pensé sintiendo como mis pulmones ardían. No lo hagas, supliqué notando como ella continuaba caminando hacia su fatal destino. ¡No me dejes! pedí estirando mi mano para poder alcanzarla mientras que las lágrimas caían suavemente por mis empapadas mejillas. ¡No me abandones! grité en el interior de mi cabeza mientras que veía como ella continuaba su camino sin importar escuchar mis pisadas siendo acompañadas por mi pesada y agitada respiración.
—¡MINARI!—grité con todas mis fuerzas notando como ella se detenía en la orilla. En silencio se giró permitiendo que yo notase como sus ojos fríos me veían desde la lejanía—¡NO LO HAGAS!—y continué gritando manteniendo mis manos estiradas hacia su dirección. Ella con calma miró por sobre su hombro para ver cuál sería su final—¡POR FAVOR! ¡NO ME DEJES! ¡NO TE VAYAS!—no me detuve. Grité con todo lo que tenía, grité desde lo más profundo de mi cuerpo. Grité hasta sentir como mi garganta se desgarraba mientras que podía ver con los ojos llenos de lágrimas la forma en que ella con tranquilidad me daba una cálida sonrisa para luego simplemente dar un paso hacia atrás—¡MINA!.
—Me gustas, Nayeon—y fue todo lo que dijo mientras que se lanzaba hacia atrás.
—¡NO!—grité levantándome de golpe a la vez que podía notar la oscuridad envuelta a mi alrededor. Me desesperé—¡MINA! ¡MINA!—la llamé una y otra vez mientras que podía sentir una cálida mano agarrando mi brazo, en un vano intento por detener mis intentos por encontrarla—¿Mina?—cuestioné girando mi rostro para ver aquel par rojizo característicos de ella mirándome fijamente en la oscuridad. Impulsivamente me lancé envolviendo mis brazos alrededor de su cuello—t~te amo Minari—me confesé sintiendo como su cuerpo se paralizaba—te amo muchisimo, así que no me dejes, por favor, no te vayas de mi lado—continué hablando mientras que sentía como su mano se presionaba contra mi cabeza. Mi cuerpo no tardó en tensarse. A pesar de que la acción era parecida, su mano era mucho más grande de lo que recordaba—...—en silencio comencé aflojar mi agarre, sintiendo como la suave presión que debí sentir contra mi pecho, esta vez no estaba presente—¿Eh?.
Me quedé completamente aturdida al notar como, de forma lenta el rostro esculpido del nuevo heredero del Ducado quedaba expuesto en mi campo de visión. No tardé nada en comprender lo que había hecho. Avergonzada huí de su tacto echando mi cuerpo hacia atrás mientras que veía la forma en que él se había llevando una de sus manos contra su nuca. De forma impulsiva llevé mis rodillas contra mi pecho a la vez que parpadeaba con rapidez tratando de acostumbrar mi vista a la oscuridad de la habitación. Luego de uno segundos, por fin pude notar el cuerpo de Hyunjin; a simple vista él parecía estar realmente incómodo por lo que yo había hecho, pero en verdad, yo lo estaba mucho más que él.
—¿Tuviste una pesadilla?—cuestionó tratando de no tocar el tema de lo que había ocurrido minutos atrás—¿Quieres hablar con respecto a mi hermana?—preguntó tratando de no hacer más incómoda la situación, pero si hablaba de Mina, era obvio que todo esto sería incómodo para los dos.
—No...—respondí mientras que miraba hacia otra dirección luego de percatarme de que él andaba sin su camiseta—...—me quedé en silencio llevando mis dedos contra mi rostro en un vano intento por disipar las lágrimas.
—... ¿Por qué nunca le dijiste que la amabas?—cuestionó mientras que yo terminaba de secarme las lágrimas.
—Hyunjin.
—¿Sí?—cuestionó el chico sorprendido más que nada de que yo le hubiese llamado por su nombre sin ningún tipo de honorífico.
—No quiero hablar de ella—admití sabiendo que en este estado, mis emociones solo iban a empeorar—...—en silencio volví a recostarme mientras que le daba la espalda—lamento el haberte despertado... puedes seguir descansando.
Él no dijo nada, pero no había necesidad de que lo dijera, yo podía sentir la forma en que me veía.
—No te guardes las cosas... así no podré solucionar nada—aclaró mientras que yo podía sentir como se recostaba a mi lado, posiblemente dándome la espalda también—a pesar de como están las cosas entre las dos, fuiste el primer amor de mi hermana, así que no puedo simplemente ignorar lo que te sucede.
—Silencio.
—...—se quedó en silencio durante unos segundos, para luego simplemente removerse sobre el colchón—si vuelves a tener pesadillas, aquí estará mi mano—no eres Mina, pensé apretando con fuerza mi puño sobre la almohada. No es la mano que yo quiero tocar, pensé sintiendo la forma en que las lágrimas resbalaron por el puente de mi nariz hasta caer sobre mi almohada, no eres tu a quién quiero tocar—buenos noches... princesa.
Me quedé en silencio, ¿Por qué? ¿Por qué él actuaría como ella? pensé sintiendo la fuerza con la que latía mi corazón mientras que las lágrimas en silencio continuaban su recorrido. No te confundas, me ordené sabiendo que jamás iba a verlo como lo veía a ella, no importaba cuánto se esforzara, cuan parecido fuesen, yo jamás iba a amarlo.
—J~Jamás te amaré—lo dije a viva voz, escuchando como él suspiraba.
—No esperaba eso tampoco... solo quiero que no seas infeliz, por lo menos no a mi lado—aclaró con tranquilidad provocando que yo me girarse. Lo observé en silencio. Él tenía sus manos puestas debajo de la almohada con sus ojos fijos en el techo. Las sábanas le llegaban hasta el estómago, así que el pecho estaba descubierto. Sinceramente, se notaba que cuerpo había sido bien trabajado, pero no me causaba nada. Durante un segundo realmente me cuestioné por qué no sentía nada, pero rápidamente recordé el hecho de que había visto a Mina... no había forma de que sintiese algo por alguien más, luego de ver a mi prometida en paños menores—mi padre ya me lo contó.
—No sé de que estás hablando—aclaré notando como él giraba su rostro. Sus ojos juguetones me vieron con diversión para luego simplemente soltar otro suave suspiro regresando su vista al techo.
—Reina... tu quieres convertirte en reina de este imperio—respondió a lo que yo ya me había imaginado que pudiese saber. No dije nada. Simplemente me mantuve en silencio notando lo tranquilo que se veía—... te ayudaré—aclaró luego de unos minutos de completo silencio. Con calma mantuve mis ojos en su perfil. Él... Mina realmente había sacado gran parte de sus rasgos—te haré Emperatriz de este imperio... así que encárgate de saber que demonios ocurrió con mi hermana.
—Lo iba hacer sin importar si me convertía en reina o no.
—Asumí que lo harías—él se mantuvo calmado. Como si el hecho de que me hubiese aferrado a él al confundirlo con su hermana menor jamás hubiese ocurrido en realidad—...—el silencio nuevamente lo envolvió, pero a diferencia de los silencios incómodos que normalmente se creaban a mi alrededor, este era inusualmente cómodo—princesa—me llamó mientras que volvía colocar toda su atención en mi rostro. Yo lo miré de forma atenta. Sinceramente, temía abrir la boca y que mis palabras le dieran oportunidad de indagar en cosas dolorosas—¿Realmente estas bien con mantenerte en silencio con respecto a tus sentimientos?
—No sé a que te refieres—aclaré tratando de no encontrarme con sus ojos.
—... ha... no insistiré con el tema—se dio por vencido, así que yo estaba agradecida por ello—solo quiero que sepas que si en algún momento decides hablarlo, entonces, estaré aquí.
No dije nada. Sorprendentemente avergonzada de comprender que él era mucho más cálido de lo que se veía a simple vista, tomé la decisión de simplemente girarme, y esta vez, no hice nada por volver a tener algún tipo de contacto con él, y para mi suerte él tampoco hizo el intento de hablar conmigo.
Yo no tenía ni la menor idea que el soñar con Mina cambiaría por completo mi vida en lo siguientes días.
Pov: Myoui Mina.
Ingresar en la ciudad Ōnamuji fue mucho más sencilla de lo que me había imaginado. Como no tenía ni la menor idea de las costumbres de este mundo y sus leyes, a pesar de haber sido reencarnada en la cuna del Ducado, por suerte tenía a Sooyoung quién se encargó de dormir a los guardias antes de que estos me hicieran un chequeo de identidad. Sorprendida de notar que su magia era prácticamente invencible para cualquier mortal, decidí firmemente que jamás la haría molestarse. Con calma arrastré los cuerpos de los hombres durmientes y los dejé recostados en la pared, era un lugar seguro, así que no debía preocuparme de que alguien los lastimara. Satisfecha por mi buena acción, me incliné tomando al pequeño cachorro de tigre, sintiendo como Chaeyoung dejaba recostado su hocico sobre mi antebrazo mientras que una de sus piernas caía entre mis brazos. Ella estaba durmiendo. Sabía perfectamente que la bebé continuaría durmiendo, así que ingresé en el lugar notando rápidamente que no era la única persona que llevaba el rostro cubierto por una máscara. No sé realmente la razón del por qué en esta ciudad se tenía permitido el uso de este tipo de objetos. Sinceramente, la curiosidad picaba mi garganta, pero no hice el intento de indagar en ello, más que nada, por temor de desviarme de mi propósito real.
Sooyoung se mantuvo silenciosa en el interior de mi cuerpo. Francamente, ser consciente de que, además de Mina, había alguien más apoderándose de mi interior me incomodaba muchísimo, pero no había forma de que yo pudiese hacer algo al respecto, así que decidí no pensar en ello. Las únicas veces que Sooyoung habló fue para indicarme hacia dónde debía caminar. En un principio, cuando ingresamos los plebeyos se hacían de notar, en sí, no eran plebeyos pobres, o por lo menos yo no usaría es palabra para referirme a su persona, pero con el pasar del tiempo y mientras más ingresábamos en el lugar, me pude percatar de que tan erróneo habia sido mi pensamiento.
En un momento determinado de nuestra caminata, nos cruzamos con un niño quién deliberadamente chocó contra mi pierna, era evidente su mal nutrición al rebotar contra mi extremidad, así que estuve tentada en dar una moneda de plata, pero Sooyoung rápidamente me detuvo al hacerme saber que si le daba la moneda y alguien se la veía, aquel pobre niño tendría dos opciones; que lo tacharan como ladrón o que le dieran una paliza para robarsela. La vida era una mierda.
Al final terminé por comprar una rebanada de pan. Espero que él niño no hubiese muerto.
Luego de ese percance continuamos con nuestro camino sin mayores inconvenientes. Cuando Sooyoung me hizo saber que ya habíamos llegado, instintivamente me detuve. No lo había identificado de inmediato, pero el picor de mis dedos y el calor envuelto en mi pecho, eran sensaciones que había tenido en mi vida anterior antes de ir a la guerra, ¿Acaso estaba experimentando estrés? me cuestioné sorprendida de que esta situación mi cuerpo lo estuviera comparando con la guerra. Francamente, si no fuese porque Chaeyoung se removió sobre mis brazos, lo más seguro es que me hubiese quedado paralizada frente a las puertas del bar. Avergonzada de saber que ellas se habían dado cuenta de lo que me había ocurrido, simplemente sacudí mi cabeza en negación mientras que, con calma ingresaba en el bar, sin antes Sooyoung encargarse de llevarse a Chaeyoung al mismo espacio que ella estaba por temor de que los esclavistas quisieran a la niña y más ahora que era un pequeño cachorro exótico.
Sinceramente, en el momento que di un paso en el interior del lugar, pude ver lo notorio que era que no cualquiera podía estar en ese lugar, ya que los ojos velozmente se posaron en mi cuerpo como si fuese algún tipo de bicho raro.
"Trata de no llamar la atención".
Me ordenó Sooyoung en el interior de mi cabeza así que hice todo lo posible por pasar desapercibida. Con calma y fingiendo desinterés, camine hacia la barra notando una bella mujer de cabello castaño lacio detrás de esta.
—Cariño... ¿Qué te gustaría que te sirva?—cuestionó con un deje tono seductor que erizó los vellos de mi nuca. Inquieta traté de dar un paso hacía atrás notando como ella me veía con esos penetrantes ojos azules, como si estuviese completamente acostumbrada de causar ese impacto en sus invitados—... ¿Por qué no te quitas la máscara y me dejas ver si tu belleza va acorde con tu atractiva voz?—sugirió en tono de pregunta mientras que yo podía sentir mi cuerpo caliente.
¿Sooyoung? cuestioné en el interior de mi mente al darme cuenta que estos sentimientos eran propios de ella.
"Dile que quieres un Vieux Carre frío".
Instintivamente fruncí el ceño al oírla. La verdad es que no estaba muy segura de esto, pero de todas formas iba a seguir sus órdenes.
—Dame un Vieux Carre frío—pedí notando como ella rápidamente elevaba sus cejas mientras que el silencio reinaba en el lugar. Incomoda me mantuve en mi sitio sin quitar mis ojos de su sorprendida expresión. En verdad, esta situación era muy incómoda para mi ya las alarmas en el interior de mi cabeza me gritaban que simplemente sacara mi espada y los matara, pero dejé mi espada bajo la capa y espere con calma que la mujer frente a mi simplemente se relajara de una buena vez.
Como era de esperarse, no tardó en calmar su expresión mientras que me brindaba una espléndida sonrisa, como si el hecho de que yo hubiese hecho mi pedido le causara algún tipo de diversión.
—Vaya... que atrevido...—aclaró mientras que se giraba comenzado a caminar hacia una puerta que estaba a un costado del lugar—le traeré su bebida, caballero—avisó a la vez que yo me sentaba en la barra sintiendo mis manos sudar.
La gente a mi alrededor nuevamente comenzó hablar. Parecían que la incomodidad que yo causé rapidamente se evaporó así que eso me tranquilizó. Instintivamente estiré mi mano contra el vaso que la mujer había dado en el momento en que yo me acerqué.
"No seas idiota, y no toques nada... mucho menos lo bebas".
Me detuve de golpe ante la voz de Sooyoung. Incómoda alejé mi mano del vaso al comprender que la posibilidad de que la bebida tenga algo era lo suficientemente elevado como para darme el lujo de beberlo, así que dejé mis manos sobre la mesa y esperé con calma que la dama apareciera de nuevo. Para mi suerte, aquella esbelta mujer hizo acto de presencia, entre sus manos llevaba un vaso, así que yo solo la miré en silencio notando como la dejaba frente a mi cuerpo.
—Serán mil monedas de plata—aclaró mientras que yo metía mi manos en el bolsillo sacando tranquilamente una moneda de oro. Al dejarlo en la mesa, ella no pudo ocultar su evidente sorpresa mientras que su propio cuerpo se tambaleaba al no poder creer lo que tenía frente a sus ojos—¿V~Va a pagar con eso?—cuestionó provocando que yo me encogiera de hombros.
—Espero que sea una muy buena bebida—respondí notando como ella asentía fervientemente con su cabeza—si lo es... se puede quedar con el cambio—sugerí intentando que quedara completamente claro que, mientras mejor sea su servicios, mayor será su el beneficio que tendrá.
—Déjeme que lo acompañe a un lugar más cómodo—pidió mientras que yo me quedaba en mi sitio sin saber que debía hacer.
"Idiota, acompañala".
Como si la voz de Sooyoung fuese la de la razón, seguí su orden colocándome de pie. En silencio comencé a seguir a la bella mujer notando como ella me adentraba en la habitación que anteriormente había ingresado en busca de mi supuesta bebida.
No hice preguntas a pesar de que la curiosidad me estaba carcomiendo por dentro.
"Detrás de nosotros, está el pasillo de los esclavos, y por la puerta de tu derecha están las escaleras que dan al -A".
A pesar de que Sooyoung me estaba contando no mire hacia esas direcciones, más que nada por seguridad. No me gustaría hacerle creer a aquella desconocida que tenía curiosidad por el lugar que estaba. Para mi suerte mi instinto habia estado en lo correcto, ya que ella a cada pocos segundos me veía por el rabillo de sus ojos, como si se estuviese tratando de asegurar de que yo no estuviese de curiosa mirando hacia otro lugar. Rápidamente ella se detuvo en una amplia puerta, así que yo hice lo mismo. De forma impulsiva posé mis dedos contra el mango de mi espalda observando como ella solo me sonreía para luego abrir las puertas.
—Le dejaré el mejor puesto—aclaró mientras que la luz de la habitación me dejaba momentáneamente sin visión siendo acompañada por el bullicio de la gente que estaba en su interior. Me quedé en silencio notando la cantidad de nobles ocultos bajo sus antifaz mientras que veían con emoción el escenario que tenían a escasos centímetros—bienvenido al club Vieux Carre... aquí encontrará la mascota que siempre soñó—¿Mascota? pensé notando como ella comenzaba a caminar hacia el segundo piso—este es el sector VIP... cómo usted pagó con una moneda de oro tendrá el derecho de ver la mercancia antes que todos, para ello solo debe levantar esta cortina—aclaró apuntando la tela que estaba al lado del asiento de fundas rojas—y podrá ver a la próxima esclava... quién sabe, quizás le quede gustando alguna—ella tuvo el atrevimiento de darme un sutil guiño, como si el hecho de que me estuviese a punto de vender a una persona no fuese gran cosa para ella.
—¡Damas y caballeros! ¡¿Están listos para ver lo que le hemos traído para ustedes?!—la voz resonó en la habitación así que giré mi rostro notando como había un presentador en medio del escenario—hoy hemos tenido buena mercancía, así que espero que hayan traído el suficiente dinero para llevarse a su mascota preferida—mi cuerpo se tensó al notar cómo la gente estaba extasiada por esto—¡Wowow, veo que estan emocionados! ¡No los haré esperar más! ¡Por favor traigan al número 132!—mis manos se congelaron al ver un chico completamente desnutrido siendo arrastrado por una pesada cadena envuelta en su cuello; era evidente el maltrato en su cuerpo y la carencia de vida en sus ojos. No supe que decir al notar como su cola se mecía a pesar del estado en que se encontraba, al parecer, era la mezcla entre un humano y un zorro—está algo desnutrido, pero sigue siendo virgen y completamente sumiso.
—¡Doy 10 mil monedas de cobre!—un hombre gritó desde atrás dando comienzo a la puja.
—¡Doy 10 mil monedas de plata!—y una mujer dio una oferta aún mayor provocando que los ojos del vendedor se iluminaran.
—Señor—mi cuerpo se tensó al oír la voz de la chica que continuaba a mi lado. Instintivamente giré mi rostro notando como ella me veía—¿Está interesado?—cuestionó provocando que yo tuviese que morder mi lengua para no volverme loca.
—No... yo estoy en busca de una mujer—aclaré haciendo mi mayor esfuerzo para mantenerme neutral.
—Oh... entonces, espere sentada, le aseguro que encontrará lo que está buscando—me avisó mientras que se alejaba—disfrute de la venta—el hecho de que relamente estuviese diciendo que lo disfrutara revolvió mi estómago.
—¡VENDIDO A LA MUJER DEL SOMBRERO ROJO!—aclaró el hombre en alto mientras que yo podía ver como el pobre chico era arrastrado hacia el otro lado de la habitación.
Mierda... ¿Qué estoy haciendo acá? pensé al darme cuenta que habia recién presenciado la venta de una persona, y no hice nada para impedir que eso ocurriese.
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