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La cruda realidad

Recomendación: Sweater weather/ The neighbourhood. 

Advertencia: Narración cruda. Si eres sensible a situaciones agresiva, y violencia explícita, te recomiendo saltarte los primeros 5 párrafos. 

Mini explicación:

1-. 100.000 monedas de cobre = 1 moneda de oro.

2. 1 moneda de plata = 1000 monedas de cobre.

3. 1 moneda de oro = 10.000 monedas de plata.

Pov: Myoui Mina.

Luego de la venta de aquel desnutrido niño semihumano, el presentador rápidamente dio pie a que arrastraran a otra persona más. Un corpulento hombre que debía estar rondando entre los 100 y 150 kilos arrastró con una pesada y sucia cadena a una muchacha igual o más delgada que el chico anterior. A simple vista ella parecía tener frío con aquellos trapos que cubrían a duras penas su inocencia, como pudo se las arregló para cubrirse de las miradas lujuriosas por parte de los nobles, pero en verdad, no importaba cuanto lo intentase, sus manos eran mucho más pequeñas que sus senos. Mi cuerpo se tensó en el momento que el presentador agarró de su delgado mentón y la obligó a alzar la mirada, parecía que intentaba dejarle en claro lo que pronto le ocurriría, que fuese consciente que no importaba cuánto esfuerzo hiciese por huir, ella, ella sería prontamente comprada por algún monstruo que estaba sentado en esa amplia habitación. Sinceramente, había pasado mucho tiempo desde la última vez que vi unos ojos tan carentes de vida. Me recordaba a la guerra. Lugar donde la esperanza hace mucho tiempo habia sido pisoteada. Puse todo de mi para no reaccionar, fue difícil notar sus ojos marrones mirando sin emoción al publico extasiado que tenía frente suyo. La gente la veía como si fuera una especie de animal de circo, parecía que en cualquier momento le lanzarían comida para pisotear aún más su autoestima. Bruscamente giré mi rostro al notar la forma en que el presentador tiró de su cadena haciéndola gritar de dolor. Esto era inhumano. Era tan horrible que me dificultaba muchisimo mantener la calma. 

Agradecía el hecho de que Sooyoung me hubiese proporcionado una máscara, ya que esta estaba ocultando mis expresiones. Rápidamente escuché como mi acompañante regresaba, la miré en silencio notando como se había cambiado de ropa tratando de que su busto fuese aún más notorio, lo más seguro es que tenía en mente el lograr seducirme. No le di mayor importancia regresando mi atención al escenario. La muchacha desnutrida rapidamente fue despojada de sus prendas, si es que se le podía llamar prenda a los jirones sucios de tela que envolvía su torso y entrepierna. Apreté con fuerza de mis dientes al escuchar la emoción en el publico. 

—¡Bien ahora les tengo una bella dama de la raza de los pandas rojos!—exclamó el hombre mientras que la pobre niña trataba a duras penas ocultar sus orejas redondas entre su castaño rojizo cabello corto—¡Aún no ha cumplido su mayoría de edad, pero sigue siendo virgen!—y él sonaba emocionado mientras que yo hundía mis dedos sobre los reposabrazos, sintiendo lo tenso que estaban mis hombros—¡Comenzaremos con cien monedas de cobre!—¿Eso no sería equivalente a un sueldo de plebeyo? me cuestioné comprendiendo que la niña, su vida, valía unas meras cien monedas de cobre—¡¿Quién da más?!.

—¡Doy cinco mil monedas de plata para que me dejes matarla!—exclamó un hombre que estaba en la segunda fila frente al escenario.

No pude evitar ampliar mis párpados al escucharlo. Impulsivamente me incliné notando como el presentador lo veía con sorpresa para luego simplemente sonreir. Con fuerza mordí mi labio inferior escuchando de fondo como la gente había comenzado apostar esta vez para matarla de la peor forma posible. Agobiada agaché mi cabeza sintiendo mis dedos temblar. La verdad, es que las ganas de comprarla cada vez aumentaban con el pasar de los segundo, tenía una necesidad ardiente de sacarla de este horrible lugar, aquellos ojos carentes de vida y ese cuerpo tan frágil como una rama seca me llamaban a ser salvada, pero era consciente de que esta no sería ni la primera, mucho menos la última vez que los nobles iban a tratar de comprar y matar a alguien más. Suspiré aflojando la presión en mi labio inferior. Sinceramente, podría salvarla, realmente podría simplemente ofrecer una moneda de oro y acabar con esto, pero no sé si iba a ser capaz de salvar al siguiente, o al siguiente de ese, ¿Qué iba hacer si aparecía un niño? ¿También lo compraría?, debía pensar con claridad que iba hacer, ya que en sí, mis acciones impulsivas terminarían convirtiéndose en un bucle interminable. 

Francamente, aunque tuviese el dinero suficiente para comprar a todos los esclavos, ¿Qué haría con ellos? no podía simplemente dejarlos en libertad, no cuando había una gran probabilidad de que lo único que supiese fuese estar encerrados en una habitación lo suficientemente pequeña para ser incapaz de moverse con libertad. Tampoco sería un movimiento estratégicos llevarlos conmigo, llamaría demasiado la atención y en sí, eso era lo que menos quería causar.  Chasqueé mi lengua contra mi paladar al alzar la mirada y notar como el noble que había ofrecido aquellas cinco mil monedas de plata se había levantado de su asiento comenzando a caminar hacía el escenario. Tuve la intención de levantarme, de detener la estupidez que aquel desgraciado estaba por cometer, pero mi cuerpo se paralizó, confundida comencé a sentir mis piernas calientes y frágiles así que apoyé mi espalda contra el respaldo del asiento. 

No estaba del todo segura lo que había ocurrido, pero una parte de mi daba por hecho de que Sooyoung había interferido con mi verdadero deseo. 

"Mina... no eres un héroe, no puedes salvarla".

Oh... es verdad, lo había olvidado. Yo no era un héroe, no tenía por qué interferir en esta situación. Impotente me quedé en mi sitio notando como el hombre se había inclinado susurrando algo al oído de la niña para luego soltar las cadenas de su cuello. Ella, asustada simplemente atinó a alzar la mirada notando como él le sonreía como si fuese algún tipo de salvador. Sin siquiera dudarlo la muchacha se puso de pie y a duras penas se las arregló para comenzar a correr mientras que el rato de noble se quejaba por el espectáculo. Ver aquella acción de su parte me desconcertó, por un segundo realmente creí que le había dejado en libertad. En silencio pude notar como subía hacia la zona donde yo estaba, corriendo hacia la puerta donde anteriormente había ingresado. ¿Lo va a lograr? pensé girando mi rostro para ver cómo ella abría las puertas, sin embargo, a pesar de que tenía la libertad acariciando maliciosamente sus manos, la espada atravesó su pecho antes de que ella pudiese dar un pie en dirección del pasillo. Sorprendida amplié los párpados notando el guardia que estaba frente a la muchacha. Aquel corpulento hombre en silencio pateó el estómago de la chica sacando el arma de sus carnes para luego ver como ella caía al suelo. La sangre comenzó a borbotear de sus heridas mientras que el noble que le había comprado se reía en el escenario. Impulsivamente me puse de pie. Por un segundo tuve el deseo de posar mis manos sobre su pecho para detener la hemorragia, pero Sooyoung controló mis piernas haciéndome regresar a mi puesto mientras que mis ojos veían con culpa como la niña giraba el rostro posando sus orbes carentes de emoción en mi abrumada expresión. 

La niña murió luego de unos segundos de agonizante silencio. Cuando el guardia pateó su rostro y ella no reaccionó, dio la señal de que realmente estaba muerta provocando que los nobles comenzaran a reir y vitorear por lo alto, mientras que yo estaba haciendo todo lo posible por no vomitar ante el asco que me causaba toda esta situación. Francamente, fue en ese momento en específico que comprendí que los nobles no sólo habían asistido para comprar a otra persona, algunos solo habían ingresado para ver cómo los mataban. 

La venta de esclavos continuó, pero en verdad, decidí desconectarme y simplemente no escuchar como la puja iba en aumento con el resto de los semihumanos que aparecían en el escenario. 

—¡Que emocionante situación, ¿No les parece?!—cuestionó el presentador provocando que las risas continuarán resonando en el lugar—¡Ahora! ¡Creo que ya han tenido suficiente de ver a estos sucios semihumanos, ¿Verdad?!—preguntó en alto causando que la gente gritara en afirmación—¡Ohoho. Bien, esa es la emoción que quería ver!—él parecía estar extasiado mientras que yo jugaba maliciosamente con el mango de mi espada—¡No los haré esperar! ¡Hoy les hemos traído una belleza sin igual. Es algo agresiva y dominante, pero nada que un par de golpes no puedan hacerla cambiar!—me quedé en silencio notando como él, con calma giraba su rostro haciéndole la señal al hombre que anteriormente había traído a los semihumanos—¡Les presento a un verdadero Elfo!—bruscamente me incliné al escucharlo y al parecer no fui la única que reaccionó de esa manera ya que las exclamaciones de emoción y sorpresa resonaban en el lugar—¡Lo sé... Lo sé, ¿Un elfo? sí, les hemos traído uno!—y él parecía satisfecho por la reacción del publico.

Rápidamente arrastraron a una chica hacia el escenario. Te encontré, pensé notando ese conocido cabello verde ondulado ingresando en escena. Me mantuve en mi sitio observando como su largo cabello verde caía por su espalda y hombros. Deslicé mi mirada tratando de ver que tanto daño había recibido, a simple vista se podía ver que su cuerpo estaba cubierto por una que otra prenda desgarrada, se notaba por los rasmillones en sus blancas rodillas y los moretones alrededor de sus brazos que había luchado por sobrevivir. Bruscamente el presentador agarró el mentón de la muchacha haciéndola ver hacia el frente. Ella furiosa arrugó el puente de su nariz mientras que su afilada mirada se posaba en los emocionados nobles, intentando verles con el suficiente asco para que comprendieran que no tenía ninguna intención de volverse una esclava. Me quedé en silencio al notar como la luz reflejaba su atractivo rostro compuesto por; una nariz pequeña y respingona, unos labios carnosos y rosados, cejas finas pero bien rellenas, pestañas largas y ligeramente encrespadas, pero lo más bonitos eran aquellos brillantes ojos verdes idénticos a dos preciosas gemas.

A diferencia de los demás esclavos, esta era la primera vez que veía unos ojos tan llenos de vida. 

—¡Comencemos con cinco mil monedas de plata!—el hombre dio incio a la puja, así que rápidamente metí mi mano a mi bolsillo notando las tres bolsas que Sooyoung me había preparado para separar las monedas de plata, cobre y oro. 

La bolsa más pequeña era la que contenía el oro, así que no dudé en envolver mi palma sobre esta, preparada en comenzar a pujar cuando el silencio reinara en el lugar. 

—¡Ocho mil monedas de plata!—exclamó un hombre cerca del escenario.

—¡Una moneda de oro!—exclamó otro haciendo que los ojos del vendedor se iluminaran ante la codicia. 

—¡Una moneda de oro y cinco mil monedas de plata!—respondió otro por detrás. 

La puja estaba yendo en aumento, y claro, tenía sentido que la gente se volviera loca cuando tenían un bello elfo frente a sus ojos. Me mantuve tranquila escuchando de fondo como la chica que me trajo a este lugar me cuestionaba si estaba interesada en comprarla. Ni siquiera me tomé la molestia de verle, fingiendo desinterés asentí con mi cabeza mientras que apoyaba mi codo contra el reposabrazos, dejando caer mi mentón sobre mi palma abierta. 

Luego de una media hora la puja había llegado a estar en tres monedas de oro, el vendedor comenzó a mirar alrededor notando que nadie más iba a pujar. 

"Mina". 

Lo sé, pensé notando como el publico se veía frustrado por no tener aquella cantidad de dinero. 

—¿Nadie da más?—cuestionó el hombre notando cómo la gente se veía entre sí, frustrados de notar que alguien más se iba a llevar a la elfo—¡Entonces la elfa se vende a la una... a las dos... y...

—¡CINCO MONEDAS DE ORO!—exclamé en alto causando que todo el mundo girara su rostro para verme bajo sus máscaras como yo me mantenía tranquila en mi asiento.

—¿C~Cinco?—cuestionó el vendedor abrumado de escuchar el dinero que estaba dispuesta en ofrecer—¿A~Alguien da más?—preguntó tratando de mantenerse tranquilo mientras que yo veía sin mucho interés como el hombre que había ofertado aquellas tres monedas de oro era la misma persona que horas atrás había comprado a la semihumana que murió frente a mi—¡Entonces se venderá la elfo a ese caballero por cinco monedas de oro... a la una... dos...

—¡CINCO MONEDAS DE ORO Y MIL DE PLATA!—el mismo hombre que apostó anteriormente por tres monedas de oro, volvió alzar la voz manteniendo esta vez sus ojos fijos en mi dirección—¡No trates de apostar conmigo, tengo dinero suficiente para alimentar esta ciudad!—exclamó con arrogancia mientras que yo me mantenía con calma.

"Mina...".

Sooyoung... solo por ahora, no digas nada, pedí sintiéndome irritada de comprender que el mismo bastardo que había lastimado a la pobre muchacha trataba desesperadamente de conseguir a la elfo. 

—¡Amable caballero de máscara negra. ¿Aumentará la oferta?!—cuestionó el presentador mientras que yo solo mantenía mis ojos fijos en el otro bastardo.

—¡Diez monedas de oro!—respondí notando cómo, a pesar de que el hombre tenía su rostro cubierto por una máscara, la sorpresa en sus ojos se notaba claramente. 

—¡¿D~DIEZ MONEDAS DE ORO?!—cuestionó el presentador mientras que sus ojos rápidamente se posaban en el sorprendido noble—¿Aumentará la oferta?—inquirió sediento de conseguir más dinero.

—¡Lo subo a doce monedas de oro!—el hombre no dudó en alzar la voz mientras que sus ojos arrogantes me veían desde su puesto.

Suspiré. No tenía tiempo para estar perdiéndolo con este idiota.

—¡Cincuenta monedas de oro!—aumenté mi oferta causando que las exclamaciones de sorpresa no tardaran en hacerse de escuchar en el interior del lugar. Aturdido el hombre con el que estuve luchando velozmente se puso de pie, para luego simplemente girarse permitiendo que sus penetrantes ojos azulados se posaran hacia mi dirección. Me mantuve tranquila con mi mano aun puesta sobre mi máscara mientras que observaba cómo él hacía todo lo posible por controlar la ira que debía estar carcomiendo en estos momentos su cabeza—...—en silencio lo ignoré viendo esta vez al aturdido presentador—¿Qué está esperando? Di el ganador—ordené notando como el vendedor aturdido simplemente asentía con su cabeza. Mis ojos regresaron donde el noble notando cómo, a pesar de tener el rostro cubierto, aún podía notar su cuello rojo, posiblemente causado por la rabia que aun debía estar sintiendo—¿Vas a seguir pujando?—cuestioné causando que él simplemente se girara tomando asiento. 

—¡Vendida por cincuenta monedas de oro!—por fin dio finalizada la puja así que impulsivamente me puse de pie notando como la chica seguía estando parada a mi lado.

—¿A ti debo entregarte el dinero o a otra persona?—cuestioné notando como ella parpadeaba confundida por la cantidad de dinero que estaba a punto de dar, para luego simplemente sacudir su cabeza en negación, como si recién ahora entendiera mi pregunta—llévame donde la elfo—pedí comenzando a caminar hacia la salida notando como la mujer seguía estando lo suficientemente aturdida como para pensar con claridad—...—en silencio la miré por sobre mi hombro—¿No puedes caminar?.

—¿Ah? Sí, sí, lo siento mucho... lo llevaré inmediatamente—aclaró comenzando a caminar por delante de mí. 

En silencio le seguí el paso. Impulsivamente apreté mis labios en el momento que tuve que pasar por sobre el charco ya seco de sangre perteneciente a la niña que murió frente a mis ojos. Incómoda miré hacia otra dirección haciendo todo lo posible por olvidar la manera en que sus orbes se habían encontrado con las mías. A pesar de que era evidente que no tenía ganas de vivir, aun así, yo fui capaz de notar el sutil brillo de anhelo que se reflejaba en su mirada. Un anhelo de querer vivir que nadie le permitió tener. Era un sentimiento miserable. Rápidamente me mordí el interior de mi mejilla tratando de olvidar lo que había ocurrido, tratando de simplemente fingir que ese tipo de cosas no me afectaban, pero a pesar de que no era la primera vez que alguien moría frente a mi, si que era la primera vez que me afectaba tanto el ver detalladamente la manera en que sus ojos perdían el brillo de la vida. Volví a suspirar llevando mi mano contra la nuca. 

"Hiciste lo correcto".

Cállate Sooyoung, pedí sabiendo perfectamente que lo que menos quería era oír que lo había hecho bien, porque sabía que si realmente lo hubiese hecho bien, hubiese comprado con todo el oro que tenía en mi poder a cada uno de los esclavos, pero no lo hice, me dio tanto miedo que las cosas no salieran como lo había planeado, que simplemente hice la vista gorda, como si la vida de esas personas fuesen menos que cualquier otra. Sin querer, había actuado de la misma forma que cuando estaba en el ejército, fingiendo que la vida de los combatientes de los otros países fuese menos que los de mis compatriotas, aun cuando en mi cabeza era consciente de que seguían siendo personas con familias esperando sus regresos, regresos que mis manos se encargaron de que jamás ocurrieran. 

Con calma ingresamos en una habitación, esta se encontraba desolada, así que la chica me hizo tomar asiento mientras que me avisaba que pronto vendría la elfo junto con el vendedor. Yo no respondí, con tranquilidad me crucé de brazos manteniendo en todo momento mi espada fijamente puesta alrededor de mi cintura. Era evidente que la muchacha trataba de ganarse mi favor al ofrecerme una taza de té, pero solo bastó con que le mirara a los ojos para que comprendiera que solo quería que me dejara en paz. Avergonzada me dio una tímida sonrisa, para luego hacer una reverencia, huyendo de la habitación. Solo cuando fui consciente de que estaba completamente sola pude relajar mi cuerpo comprendiendo lo tensa que había estado en todo momento. Adolorida llevé mi mano contra uno de mis hombros sintiendo los músculos aún agarrotados. Como pude me las arregle para masajearlos mientras que sentía como Sooyoung continuaba en mi interior.

 No sabría explicar cómo se sentía tener dos espíritus elementales en mi interior, en sí, era completamente diferente a tener a Mina, no me sentía inquieta mucho menos sentía que en cualquier momento perdería el control de mi cuerpo, en realidad, todo lo contrario, sentía una calidez peculiar alrededor de la boca de mi estómago que subía hasta mi cuello, como si alguien me estuviese constantemente abrazando, de inmediato asumí que debía tratarse de la pequeña Chaeyoung, ya que no había forma de que fuese Sooyoung que tratase de ser así de apegada. Jamás lo diría a viva voz, pero me hubiese gustado tener en estos momentos a la bebé en mis brazos, solo para poder sentir aquel amor incondicional que solo ella me ofrecía. Francamente, cuando la noche caía y Sooyoung se mantenía junto a mi, no podía evitar pensar el miedo que me causaba la simple idea de imaginar tener a la bebé lejos de mí. A pesar de que llevaba más de un mes junto a ella, era más que suficiente para comprender que gran parte de mis emociones dependían netamente de ella. 

Luego de una hora de estar esperando a que alguien llegara, las puertas por fin se habían abierto, en silencio alcé mi mirada notando fácilmente como un corpulento hombre de cabello blanco ingresaba junto con el vendedor que anteriormente había estado extasiado por el dinero que yo había ofrecido. Detrás de ambos adultos, ingresó la elfo siendo prácticamente arrastrada por aquellas firmes cadenas que envolvían tanto su delgado cuello como sus muñecas. Ignoré a los hombres centrándome en ella, a simple vista parecía estar furiosa, con el ceño fruncido y los dientes expuestos, en sí, era como un perro agresivo a punto de morder si le estirabas la mano. Sin embargo, entendía perfectamente el por qué de su molestía. Confundida pude notar como, debajo de las cadenas un collar estaba adherido a su piel, a diferencia del resto de los semihumano, esta era la primera vez que notaba aquel material cubriendo su cuello, así que asumí que era algo que no debía dejar pasar. La chica al notar que yo le veía rapidamente trató de zafarse, dispuesta en atacarme, pero el vendedor con facilidad la hizo quedarse quieta. No me gustaba como ella estaba actuando, al parecer, la cadena la lastimaba, así que instintivamente me puse de pie, pero antes de siquiera poder acercarme, el más alto se me acercó. En silencio, él me miró como si estuviese tratando de ver quién demonios era el loco que ofrecía cincuenta monedas de oro como si no fuese la gran cosa para él, mientras que yo solo esperaba con tranquilidad de que terminara de una buena vez. Al darse cuenta que no podía reconocerme simplemente estiró su mano en espera de que yo la aceptara, francamente, no tenía ninguna intención de querer estrechar su mano, si fuese por mi, se la cortaría, pero entendía en que situación estaba así que acepté su contacto sintiendo como él velozmente permití que aquella abrumadora intención asesina brotara de su cuerpo. 

Su instinto asesino era un poco más suave que el del Duque, así que no causó nada en mi, pero si él quería jugar, entonces no perdería. 

—Disculpe...—hablé con tranquilidad mientras que mis ojos se encontraban con lo suyos. Él parecía divertido, así que rapidamente desprendí mi intención asesina como el vapor que desprendía las máquinas de calor. Como era de esperarse él me vio con sorpresa, entendía perfectamente el por qué de su reacción. En sí, con lo de mi vida anterior, y lo que Mina había estado haciendo desde que era joven, era comprensible que el instinto asesino en mi fuese mucho más fuerte que el del propio Duque, así que no era sorprendente notar su reacción—¿Acaso quiere morir?—cuestioné con tranquilidad mientras que ejercía presión notando como la sorpresa en él no había disminuido ni siquiera un poco. 

—¡Pff. Jaja, que divertido eres!—aclaró el hombre mientras que el instinto asesino que desprendía su cuerpo rápidamente se disipaba. Solo cuando noté que él ya no quería matarme, decidí también ocultar el mío—me agradas—admitió a la vez que soltaba mi mano dejando rapidamente aquella extremidad detrás de su espalda. Yo me mantuve en silencio notando como él, visiblemente incómodo miraba por sobre su hombro haciendo una señal al vendedor para que trajera a la elfo—es una buena mercancía. 

—Ten—ni siquiera esperé que me explicara, con tranquilidad le lancé la bolsa de oro notando como él rápidamente la aceptaba. Con calma la abrió notando que, efectivamente estaba el dinero—si quieres puedes contarlo... esperaré. 

—Sé que está justo—aclaró con una confianza que me llegó a desconcertar—no pareces el típico ladrón—confesó encogiéndose de hombros mientras que le hacía una señal al vendedor para que me entregara las cadenas—es agresiva y tiene un poder mágico alrededor de un mago de nivel 8—oh... es más fuerte que el Duque, pensé recordando como él me había dicho que su maná era de nivel 7—al parecer no habla, pero no dudará en atacarte si es que bajas la guardia, así que hemos suprimido su maná con este collar—avisó agarrando el mentón de la chica para que yo pudiera notar que, efectivamente había estado en lo correcto con que tenía algo pegado a su cuello—es una belleza... lastima que sea agresiva. 

Tomé las cadenas sintiendo mis dedos arder. Esto no me gustaba, sentir que estaba tratando a un humano como un perro me hizo sentir asqueada, pero por su bien, traté de fingir indiferencia.

—Toma su mano—pidió el vendedor así que yo confundida lo hice—ahora simplemente acéptelo.

—¿A que te refie... ¡Agh!—gruñí sintiendo la quemadura en mi palma. Confundida la solté a la vez que me veía la palma notando la evidente estrella envuelta en ella—¿Eh?—murmuré mientras que alzaba mi mirada notando como la marca estaba envuelta en su pecho; ella también tenía una estrella—¿Las marcas no se hacen a través de un juramento mutuo?.

—Las de esclavos son distintas—aclaró el hombre con tranquilidad—ellos son marcados de manera incompleta por nosotros, y solo cuando son comprados realizamos la marca definitiva para que jamás puedan lastimar a su amo—respondió mientras que me daba una sonrisa, haciendo que yo apretara mis labios ante el asco que me había causado el comprender que él disfrutaba hacerle esto a las personas—así que solo basta que el comprador sostenga su mano para que nosotros terminamos el hechizo—no lo entendía, sonaba estúpido y complejo, pero el dibujo en mi mano era evidente, así que sabía que realmente me había encadenado a ella.

—¿Y como rompo el contrato?—cuestioné notando como él me veía como si fuese alguna clase de ser estúpido.

—¿Habla en serio?.

—¿No sueno en serio?—repliqué viendo cómo él veía a su jefe para luego simplemente suspirar.

—La única forma de querer romper el contrato, es deseando su libertad—¿Eh? pensé confundida mientras que observaba cómo él se rascaba la cabeza—si realmente desea su libertad, entonces el contrato finalizará... es un poco estúpido, porque nadie jamás gastará dinero para dejar a alguien libre, así que realmente nadie ha roto un contrato antes—me informó, algo que claramente no me interesaba. 

No dije nada más. En silencio posé mi atención en la chica notando como ella no dudó en escupir mi mascara para luego elevar uno de sus pies enterrando su talón contra mi estómago, casi llegando a golpear a mi núcleo. A pesar de que ella poseía una fuerza digna de aplaudir, yo ni siquiera me moví porque básicamente no sentí dolor, ¿A esto se refería con que no puede lastimar a su amo? pensé notando como ella se veía frustrada al comprender que realmente no me había hecho daño. 

Antes de siquiera poder aclarar que estaba bien, me sorprendió el notar como el vendedor velozmente enterraba su puño contra el rostro de la chica haciendo que ella cayera al suelo mientras que la sangre chorreaba de su nariz.

Perdí el control.

Rápidamente saqué mi espada y de un solo movimiento que ni siquiera el alto peliblanco pudo notar balancee mi arma deslizando la afilada hoja sobre la muñeca del agresor. En silencio esta extremidad rebotó en el suelo mientras que el aturdido hombre simplemente se miró la muñeca notando la falta de palma y dedos. Rápidamente el peliblanco me miró con sorpresa mientras que yo daba un paso en dirección de la chica.

—No la toques—aclaré a la vez que llevaba el dorso de mi mano contra mi máscara limpiando la zona donde ella había escupido—no toques lo que es mío—odiaba hablar de esta forma, pero necesitaba que quedase completamente claro que no había forma de que yo permitiera que siguieran lastimando a la gente—mataré a todo a aquel que la toque. 

"Mina. Debes calmarte".

Sooyoung trataba de relajarme, pero no había forma de que yo me tranquilizara cuando acababa de ver aquellos ojos con el mismo brillo que había tenido la mirada de la princesa la primera vez que la conocí. En sí, ella estaba asustada de mí, aparte del visible odio que sentía por mi presencia. En silencio mantuve mi atención en el hombre notando como el vendedor seguía llorando tratando de recuperar su mano, la elfo en cambio simplemente se quedó en el suelo con sus dos manos alrededor de su nariz, en un vano intento por detener el sangrado. 

—Atacaste en mi propiedad—aclaró el hombre mientras que yo simplemente me mantenía calmada—¿No temes a las repercusiones?—cuestionó provocando que yo me mordiera la lengua.

Por Dios, he amenazado al propio Rey del Imperio Im, ¿Qué está hablando este idiota? pensé sabiendo que yo ya había llegado a tocar fondo mucho antes de ver a este imbecil. 

—Si le temiera no hubiese cortado su mano—respondí encogiendome de hombros—si algo me molesta solo lo hago desaparecer, así de simple—aclaré sintiendo que algo en mi estaba mal, pero no sabría decir el qué. En sí, esta vez se sentía diferente, en realidad, desde la última vez que vi a Mina, las cosas en mi se habían sentido peculiarmente extrañas, pero aun no averiguaba la causa de ello—deberías estar agradecido que lo he dejado con vida.

—Podría matarte—aclaró dando un paso hacia mi dirección.

—Adelante—lo animé notando la expresión de sorpresa que reflejó sus facciones; él no parecía comprender la razón del por qué a mi no me importaba morir—pero no creo que te atrevas a lastimar a una persona que puede conseguir fácilmente cincuenta moneda de oro—aclaré encogiendome nuevamente de hombros—así que... yo que tu, simplemente finjo que no ha ocurrido nada.

Él parecía que estaba a punto de decir algo, era notorio el hecho de que estaba enfurecido, pero como era de esperarse simplemente apretó los labios para luego hacer una reverencia aceptando de esa forma que la discusión había llegado a su fin. En silencio me acerqué nuevamente donde la elfo notando como su nariz ya había dejado de sangrar. Con rapidez ella se puso de pie antes de que yo tuviese siquiera el tiempo de poder estirar mi mano para ayudarla. Me mantuve en mi sitio notando como a simple vista ella parecía estar dispuesta en volver a atacarme si lo veía necesario, así que yo, con cuidado estiré mi mano tocando solamente las cadenas que tenía alrededor de su muñeca, tratando de que quedase en claro que no tenía ningún intención de ir más allá. Pude escuchar como el hombre dio un paso hacia mi dirección, dispuesto en hacer algo, pero solo bastó con darle una mirada por sobre mi hombro para que se quedara en su sitio. 

Ya siendo consciente que él no trataría de interrumpir continué con la elfo dejando caer las cadenas que envolvía tanto sus manos como cuello.

—¿Como le quito el collar?

—¿Estas loco?—cuestionó el hombre confundido—a pesar de que tiene el sello de amo y sirviente, su magia podría perfectamente matarte—aclaró mientras que yo solo lo miraba sin tener realmente interés de salir lastimada—...—se quedó en silencio, parecía no comprender mi comportamiento, pero claro, no es como si me importara ser comprendida—ha... solo debes ser capaz de encontrar un mago de nivel 7 o superior para romper el hechizo—aclaró mientras que yo solo me quitaba mi capa envolviendo el cuerpo de la chica—... ¿Realmente le quitaras el collar?.

En silencio saqué de mi bolsillo una moneda de oro y se la lancé notando lo desconcertado que se veía.

—Compensación por la mano de tu subordinado, y también para que te quedes callado—aclaré notando como él parecía ofendido, pero aun así asintió con su cabeza—me marcho. 

Y sin decir mayores palabras abandoné el lugar mientras que la elfo me seguía el paso. Sinceramente me sorprendió notar lo calmada que estaba la chica. Francamente, había asumido que huiría en el momento que soltara sus cadenas, pero en vez de huir para salvar su vida, simplemente se mantuvo tranquila a una distancia prudente entre su cuerpo y el mío.

En silencio le di un vistazo, ella no parecía confiar en mi. 

"Yo no confiaría en alguien que me compró y cortó fácilmente la mano de un humano".

Suspiré al oír el comentario de Sooyoung mientras que me encontraba de frente con la chica que me estuvo guiando con anterioridad. A simple vista parecía nerviosa, como si quisiera decirme algo, pero al final, no se atrevió y yo tampoco mostré interés para saber la razón de su comportamiento. Rápidamente ambas abandonamos el edificio, el frescor de la noche no tardó en acariciar nuestros cuerpos, yo, ante la falta de la capa podía sentir el frío penetrando bajo mi chaqueta y camiseta. Instintivamente giré mi rostro notando como la elfo trataba de ocultar sus orejas puntiaguda con el gorro de la capa, sin mostrar mayor reacción por el clima. 

Asumí que ella no tenía frío.

Sooyoung, la llamé en mi mente.

"¿Sí?".

¿Puedes buscar un lugar donde alojarnos temporalmente?, pedí sintiendo como ella se desprendía de mi cuerpo. Asustada giré mi rostro notando como la elfo estaba mirando el suelo.

"Tranquila, no puede verme... vendré en un momento".

Aclaró con un tono divertido mientras que yo, de forma instintiva me llevaba la mano al pecho. Esta loca me va a matar, pensé a la vez que tomaba una bocanada de aire tratando de relajarme.

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