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He tardado

Pov: Myoui Mina.

—¿A dónde vamos a ir?

Chaeyoung no tardó en alzar la voz tras notar como yo me las había arreglado para trepar sobre una de las tantas murallas que rodeaban el Gran Palacio tratando de ser lo más rápido posible antes de que los guardias tuviesen que hacer su respectivo cambio de ronda. Como era de esperarse, tras tener que apresurarme no logré calibrar muy bien donde sería el lugar en que caería, así que me lancé a la deriva notando las grandes matas de vegetación rodeando las murallas, esto va a ser doloroso, pensé sintiendo como gran parte de mi trasero y espalda se hundía entre la alta maleza. El aire violentamente escapó de mis pulmones junto con el quejido desprendiendo de mi garganta. En otras circunstancia fácilmente esta caída hubiese sido considerada algo digno de ser preocupante, pero ante la existencia de mi núcleo y la eficiente que tenía para proteger mi cuerpo con él, realmente no tuve mayores daños.

De forma quejumbrosa comencé a salir de la extensa vegetación notando a Chaeyoung de pie frente a mi cuerpo. Rápidamente fruncí mi ceño, pudiste haberme ayudado, pensé con cierta molestia al mismo tiempo en que podía observar como ella tan solo se llevaba sus manos contra su cintura presionando sus palmas en aquella zona mientras que una pequeña sonrisa burlesca comenzaba a florecer de su joven expresión.

Esta niña...

—Has estado en situaciones peores—fue todo lo que dijo mientras que se encogía de hombros provocando que yo bufara ligeramente fastidiada de su tranquilidad—... por cierto, ha sido una buena caída... lo dejaría dentro del top cinco—comentó al mismo tiempo en que yo hacia mi mejor esfuerzo por colocarme de pie.

La miré sin mucha emoción.

—Tienes un par de hojas en...

—Cierra la boca—la interrumpí al mismo tiempo en que me llevaba mis manos contra mi cuerpo sacudiendo mi prenda y luego cabello de cualquier rastro de hoja o suciedad que pudiese quedar—¿Hay alguien cerca? —cuestioné mientras que giraba mi rostro buscando la presencia de cualquier individuo que pudiese notar mi existencia.

—Siento un par de seres vivos, pero provienen del otro lado—comentó mientras que mi atención se iba hacia su cuerpo notando como ella apuntaba sin mucho interés en dirección de la muralla donde yo anteriormente había estado tratando de subir—...¿Dónde iremos?

—No lo sé—admití observando esta vez detenidamente el cielo, ¿Cuándo fue la ultima vez que le di un vistazo a la luna?, me cuestioné incapaz de recordar—... ni siquiera sé si el Duque esta en casa...

La verdad... es que ni siquiera sé llegar al Ducado.

—O sea...—murmuró Chaeyoung llevándose los dedos contra su frente, a simple vista daba la impresión de verse frustrada. La verdad, es que ni siquiera podía culparla por tener esa reacción—tenemos una semana para buscar el nacimiento de Mina, o sea, tu nacimiento que en teoría no es tu nacimiento, pero no tenemos ni siquiera una idea clara de donde podría llegar a estar la única persona capaz de responder nuestras dudas, así que en verdad, tenemos una semana para encontrarlo, bueno... en teoría menos tiempo porque en un semana debemos regresar con mamá Nayeon, así que exactamente tenemos seis días para obtener respuestas—hizo todo lo posible por ordenar sus ideas—¿Estoy en lo cierto?

—Eso... ha sido bastante acertado—respondí observando como ella soltaba un pesado suspiro deslizando sus dedos de su frente para presionar las yemas de sus falanges contra el contorno de sus labios—... siempre podemos tomar un carruaje—aclaré tratando de restarle importancia a la situación.

No nos queda de otra más que ser optimistas.

Chaeyoung me sostuvo la mirada.

—¿Dónde vamos a sacar un carruaje ha estas horas de la noche? —cuestionó tratando de mantener la calma—mamá... ¿No tienes ni la menor idea de que hacer, cierto? —decidió preguntar derechamente la situación en la que estábamos así que yo simplemente apreté mis labios mirando hacia otra dirección.

—Bueno... igual es una bonita noche, caminar no nos haría nada ma...—me quedé en silencio tras notar como Chaeyoung me había dado la espalda comenzando a caminar en dirección contraria donde se suponía que debíamos ir. Me mantuve en mi sitio con mi atención fija en la manera en que ella trataba de hacer lo mejor que podía para ignorarme—es...—murmuré elevando una de mis manos en un vano intento por llamar su atención.

Es hacia el otro lado, pensé siendo consciente que no sería muy inteligente de mi parte gritar en medio de la oscuridad.

¡Lo sé!

Ella respondió mientras que bruscamente se giraba comenzando a caminar hacia mi dirección. Chaeyoung pasó por mi lado sin siquiera tomarse la molestia de darme un vistazo, ella tan solo continuó con su caminar aun cuando ni siquiera tenía una idea de hacia dónde se dirigía, yo en cambio, tras notar su forma de actuar decidí tan solo esconder el intenso color rubio de mi cabello con ayuda de la gruesa capucha para luego emprender mi camino justo de tras de ella notando como la luz de la luna no tardaba en convertirse en nuestra fiel compañera de viaje.

Caminamos quién sabe por cuanto tiempo, el sendero que comúnmente dividía el palacio de la ciudad principal era mucho más extenso de lo que yo había recordado, así que el sol lentamente comenzó a hacerse de notar, probablemente celoso de que la luna hubiese estado iluminando nuestro caminar. Cabe aclarar que el silencio entre las dos continuó sin ningún tipo de cambio, a pesar de que era evidente que Chaeyoung ya no estaba más molesta conmigo, no parecía tener interés de entablar una conversación, así que acepté su decisión, la verdad, es que había echado de menos el silencio a mi alrededor.

Fue bastante ruidoso el convivir con los elfos.

—Por este lado—comenté tras notar a las primeras personas—... ingresa en mi núcleo—no había sido realmente una sugerencia, yo quería que ella estuviese escondida.

Como era de esperarse Chaeyoung obedientemente ingresó en mi interior, protegiéndose en el interior de mi núcleo mientras que yo me llevaba una de mis manos hacia mi cabeza tomando con mi dedo indice y pulgar el borde de mi capucha tirando de esta hasta lograr cubrir gran parte de mi rostro. En un completo silencio y con mayor tranquilidad decidí aumentar mi caminar ingresando en las calles de la ciudad para notar el panorama de la situación, ¿Por qué...?, me cuestioné dándole un vistazo al desolado y triste lugar que en algún momento había sido conocido como la ciudad principal, ¿Qué ocurrió acá?, me pregunté viendo atentamente como la gente parecía desesperada por algo de comida.

Por mero instinto agaché mi cabeza tras sentir que algo iba directamente hacia esa dirección, por impulso me giré llevando mis dedos contra el mango de mi espada notando como un hombre, enflaquecido y visiblemente en mal estado se trastabilla ante mi repentina reacción.

—P~Pareces un noble... dame todo lo que tengas—ordenó al mismo tiempo en que yo podía notar como, de una de sus huesudas manos sobresalía un palo de madera. Era bastante evidente que ya lo había usado con otra persona—tu maldita gente causó esto, así que está bien que yo te lo quite todo—aclaró escupiendo las palabras con cierto grado de molestia.

Tras escucharlo no pude evitar el fruncir mi ceño.

—¿A que se refiere? —cuestioné tratando de hacer mi voz lo más rasposa que pude, siendo consciente que las cosas podrían empeorar si es que él se daba cuenta que yo era realmente una chica.

Rápidamente giré mi hombro derecho tras notar como él había tratado de golpearme en esa zona, con toda la intención de tratar de inmovilizarme. Si debía ser del todo sincera, gran parte de mi no se atrevía a defenderse, porque sabía que un solo golpe por mi parte fácilmente podría matarlo ante el estado en que él se encontraba, pero a la vez, era consciente de que debía tener cuidado, sobre todo con la punta de su palo; yo no sabía que tipo de infecciones podría llegar a contraer si esa cosa lograba lastimarme, mucho menos sabía si mi núcleo sería capaz de curarlo.

No podía dejar que la lastima nublara mi juicio.

—El Duque Myoui y el maldito Rey Im.

Mi cuerpo instintivamente se tensó tras escuchar sus palabras, ¿Qué tiene que ver el Duque en todo esto?, me cuestioné aun cuando sabía que era evidente que la guerra había logrado causar un daño irreparable en los habitantes del reino Im. Sinceramente, no me atreví a preguntar, no quería saber si mis sospechas eran acertadas o no, quería quedarme con la duda, porque no estaba del todo segura si podría cargar con esa culpa.

Yo ya no podía con más culpas.

Decidí mantener mis ojos fijos en su agotada expresión.

—Esta maldita guerra es su culpa... el pueblo esta muriendo por su egoísmo.

Instintivamente retrocedí.

—¡Perdí a mis hijos en esa estúpida guerra! —alzó la voz llevándose las manos hacia su rostro mientras que yo podía sentir las palabras atrapadas en mi garganta—¡Lo perdí todo! ¿Para qué? ¿Para quién? —cuestionó hacia el aire, desesperado por una respuesta, una que claramente ni el cielo, mucho menos yo, seriamos capaces de darle—...—se quedó en silencio, dando un par de pasos hacia atrás, hasta que su frágil cuerpo trastabillo adhiriendo su trasero contra el suelo—esta maldita guerra... todos hemos perdido a alguien... todos tenemos una razón por el cual llorar...

Francamente, el oír sus palabras habían sido mucho más dolorosas que los cincuenta latigazos que había recibido en mi juventud, es más, si pudiese cambiar las cosas usando mi cuerpo como sacrificio, yo realmente lo haría.

Ni siquiera dudaría en eso.

—Lo lamento—me disculpé notando como él ni siquiera parecía estar prestándome gran atención.

Mamá... no puedes ayudarlo.

Como no Chaeyoung nuevamente apareció cuando más la necesitaba. Por mero impulso asentí con mi cabeza mientras que comenzaba a retroceder notando como cada vez estaba más lejos de él. Aun cuando era consciente de que no podía hacer nada para mejorar su situación sin exponerme como la hija del Gran Duque, decidí mantener mi atención fija en su cuerpo observando atentamente como aquel huesudo hombre parecía tener sus días contados, ¿Acaso... esto es mi culpa?, me cuestioné aun sabiendo que la pregunta podría ser fácilmente considerada como egocéntrica, pero realmente no pude evitarlo, siempre lo había sentido de esa manera, por muy pequeño que fuese la situación, todo y cada una de las situaciones donde alguien más sufría se debía netamente por mi culpa.

Mis decisiones lastimaban a las personas.

Había olvidado ese pequeño detalle.

Mamá, esto no es tu culpa.

Chaeyoung rápidamente trató de despejar mis pensamientos mientras que yo le daba la espalda al hombre tratando de continuar con mi rumbo. Instintivamente me lleve mis manos contra mi rostro tratando de quitar cualquier rastro de llanto que pudiese quedar sobre mi piel. Las lágrimas no iban a solucionar las cosas, yo ya habia aceptado eso hace bastante tiempo, no podía, ni debía recaer en lo mismo. No soy una niña... nunca lo he sido. En un completo silencio y tratando de no pensar en las emociones que mi pequeño espíritu estaba comenzando a desbordar decidí simplemente cruzar la calle notando como todo estaba igual que del lado que venía.

La gente parecía muerta en vida. Era una situación angustiante.

Para la buena suerte de mi salud mental, fue cuestión de segundos en que logré divisar un carruaje estacionado a un par de metros de donde yo me encontraba, el cochero estaba acariciando tranquilamente a su caballo, como si estuviese tratando de alentarlo para que continuara mientras que las pocas personas que andaban por la calle no parecían muy interesadas por su presencia. No da la impresión de ser un noble, pensé buscando por todos lados algún escudo noble dibujado en alguna zona del carruaje, deberá ser seguro, y con eso en mente comencé a trotar hasta lograr quedar a su lado.

Él tras notar mi presencia simplemente se puso delante de su caballo, como si, instintivamente estuviese tratando de protegerlo.

—Solo quiero un viaje—aclaré viendo atentamente como él fruncía el ceño.

—Las personas comunes no tienen dinero para darse ese tipo de lujo, así que ve a estafar a otro idiota, yo no moveré a mi caballo por nada—él respondió como si estuviese acostumbrado a que la gente lo estafase.

Me quedé en silencio tratando de analizar la mejor opción.

¿Debería deshacerme de él y robar su caballo?

No tengo ni la menor idea de con quién Chaeyoung se ha estado juntando, pero claramente este tipo de enseñanzas no son las que yo le he estado inculcando. Claro que no, rápidamente respondí mientras que mantenía mi atención fija en el contrario. Francamente, por lo poco que había observado, era bastante evidente que él amaba a su animal, así que realmente no creo que sea tan idiota como para tratar de hacerme algo, aunque claro él ha sido la única persona que he visto con un carruaje así que no me queda más opción que creer que todo estará bien. Solté un suave suspiro para luego con calma mirar hacia mi alrededor percatándome del hecho de que nadie parecía estar prestando gran atención a la interacción que estábamos manteniendo.

Con una completa calma y siendo más que consciente de que las cosas podrían salirse de control, decidí meter mis manos en el interior de mis bolsillos rebuscando en una de las bolsas que tenía con dinero. Ni siquiera le dije la cantidad, con bastante tranquilidad saqué una moneda y la presioné directamente contra su pecho viendo atentamente sus ojos brillando en desconcierto.

—Esto debe ser suficiente para convencerte—comenté notando como él agachaba su mirada al mismo tiempo en que sus dedos sostenían lo que yo le acababa de dar.

De forma brusca amplió sus párpados tras notar el tenue brillo dorado proviniendo de la moneda. Con cierta tosquedad cerró su palma tratando de asegurarse de que nadie más que él fuese consciente de lo que tenía posesión.

Buen chico.

—C~Claro... Adelante—y torpemente comenzó a moverse abriendo la puerta para tratar de ayudarme—por favor... tomé asiento joven caballero—tal parecer que no fue capaz de reconocer.

No sabría decir si estaba o no ofendida ante ese comentario.

Siendo consciente que no era el momento ni el lugar para aclarar la situación, decidí simplemente ignorarlo mientras que me subía al carruaje sentándome justo al medio del lugar, así que el carruaje del Duque es el extravagante, pensé tras notar la ausencia de oro y materiales lujosos, ni siquiera tenía un buen asiento, pero bueno, no es como si eso fuese realmente importante. Rápidamente pude escuchar como el contrario cerraba la puerta para luego subirse a la plataforma que le correspondía con sus manos agarrando confiadamente las riendas que mantenían a su caballo tranquilo.

—¿Dónde desea ir? —cuestionó tras la pequeña ventana que nos separaba.

—Al Ducado Myoui—respondí viendo a través de esa pequeña rendija como él tensaba sus hombros—¿Sucede algo? —pregunté sin poder contener mi curiosidad.

—Bueno...—murmuró mientras que agitaba las riendas obligando al caballo a que tuviese que moverse—generalmente las personas no suelen ir a ese lugar... o por lo menos no por decisión propia—confesó al mismo tiempo en que yo podía ver como el animal aumentaba su velocidad.

Escuchar su sinceridad me sorprendió.

—¿Por qué? —pregunté mientras que el carruaje continuaba avanzando. Él se mantuvo en silencio como si no estuviese seguro de querer confesar todo lo que sabía—... he estado fuera del reino por varios años—aclaré sin dar mayores detalles notando como el contrario seguía con sus labios sellados sin tener siquiera interés de tratar de mantener una conversación conmigo.

Probablemente quiera dinero.

Comentó Chaeyoung mientras que yo suspiraba, claramente iba a querer dinero.

—Te daré veinte monedas de or...

—Dicen que después de la muerte de su hija se volvió loco—rápidamente comenzó a hablar mientras que yo presionaba mi espalda contra el respaldo del asiento—... al año del fallecimiento de su hija, despidió a casi todos los sirvientes del Ducado. Se dice que ni siquiera está junto a su esposa—mi cuerpo se tensó tras escucharlo, ¿Qué tan rápido se propagó la información?, me cuestioné notando como él seguía sosteniendo las riendas—... corre el rumor que nadie sale con vida del Ducado... ¿Realmente quiere que lo llevé hacia esa dirección?

—Solo son rumores—respondí girando mi rostro para ver hacia el exterior notando por debajo de la capucha como todo a mi alrededor comenzaba a volverse conocido para mis ojos—... ¿Qué pasó con los demás hijos del Duque?

—Uno se comprometió con la princesa Nayeon y el otro... no se ha sabido mucho de él, creo que esta en el Norte—confesó tratando de ser lo más sincero posible mientras que yo asentía distraídamente con mi cabeza—solo sé que el Duque ha estado yendo a la guerra de forma constante, así que no hay nadie que cuide el palacio Ducal.

—¿La gente no ha ido con intenciones de robar?

—Esos son los que no vuelven—admitió mientras que yo volvía a asentir con mi cabeza, francamente, era una situación esperable, el Duque no suele tener piedad por nada que no sea relacionado directamente con sus hijos—... también se dice que ha tumbado a casi todos los familiares de la Duquesa Myoui.

¿Qué?

—¿A qué te refieres? —cuestioné sin entender el cambio de conversación.

—La verdad es que no sé muy bien lo que sucedió—admitió con cierta vergüenza, bueno... por lo menos no va a mentirme, pensé mientras que mi atención nuevamente recaía en su espalda—solo sé que el Duque sometió a toda la familia de la Duquesa, y dejó al joven Siwon como parte de su división.

Siwon... me suena ese nombre, pensé tratando de recordar donde lo había escuchado.

—... El viaje llega hasta acá—confesó de repente provocando que yo frunciese el ceño. Con cierta vergüenza él giró su rostro enfocando su atención en mis facciones—El Duque llegó hoy por la mañana a las tierras de la gran ciudad, así que ningún carruaje tiene permitido pasar desde esta limitante—agregó apuntando en dirección de unos de los árboles, por mero instinto seguí su movimiento notando como de uno de los arboles sobresalía una pequeña bandera negra con el escudo del Ducado dibujada en dorado—... puede darme menos del dinero por no terminar el viaje.

—No importa—le resté importancia a la situación mientras que me levantaba. Con tranquilidad salí del carruaje, para luego meter mis manos sobre uno de los bolsillos de mis holgados pantalones oscuros. Ni siquiera me tomé la molestia de contar el dinero, tan solo saqué un puñado de monedas y se la entregué—gracias por la información.

—Espera...—me llamó tras notar que le había dado dinero de más—esto es demas...

—Esta bien—le resté importancia al asunto viendo como él parecía simplemente desconcertado ante la facilidad que yo tenía para desligarme del dinero—úsalo en tu caballo—aclaré mientras que le daba la espalda comenzando a caminar en dirección del Ducado.

¿Estará bien dejarlo irse sin más?

Chaeyoung cuestionó mientras que yo seguía con mi camino sintiendo el sol dando directamente contra mi cabeza. No puedes simplemente deshacerte de la gente porque te de la gana, aclaré sintiendo como sus emociones cambiaban en el interior de mi núcleo, no todo se resumen en matar Chaeyoung, agregué mientras que introducía mis manos en el interior de mis pantalones sintiendo como mi muñeca se rozaba con el mango de mi espada.

¿Cómo piensas ingresar?

Ella siguió preguntando, pero sin atreverse a salir de mi núcleo. Si veo demasiados guardias, supongo que mostraré el mango de mi espada, le respondí siendo consciente que todos serían capaces de reconocer el arma proveniente del Ducado.

Pero sabrían de tu existencia.

Solo debo decirles que la encontré por ahí, aclaré sin darle mucha importancia al asunto.

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—¡Identifícate!

De forma brusca me detuve observando como los guardias se encontraban resguardando la entrada del Ducado, vaya... ni siquiera alcancé a buscar una alternativa, pensé observando atentamente como ellos no dudaban en sacar sus espadas dispuesto en atacarme. En silencio le di un vistazo a su afilada arma, no pude evitar sentir cierta nostalgia por el recibimiento.

—¿Quién eres? —cuestionó uno de los caballeros mientras que yo llevaba mis dedos contra mi cintura—¡Si te mueves te mataré! —aclaró sonando bastante sincero, pero yo de todas formas desfundé mi arma moviéndome con la suficiente rapidez para detener su ataque con la afilada hoja de mi arma—¿Cómo te atreves? —preguntó con cierto aire arrogante.

¿Debería bajarlo de su nube?

No, yo me encargo.

—Dejadme pasar—ordené con cierta agresividad notando como él no dudaba en fruncir su ceño—tengo algo que el Duque querrá ver.

—¡Te cortaré esa maldita lengua por tu arrogancia! —aclaró el contrario con bastante fastidio mientras que yo no dudaba en mover el mango de mi arma enterrándola bruscamente en la boca de su estómago—¡Cough! —se quedó sin aliento al mismo tiempo en que sus rodillas se azotaban contra el suelo.

—Mira esto—ordené apuntando el mango de mi arma directamente hacia el rostro del contrario—¿No se les hace conocido? —cuestioné logrando que su acompañante me viera con cierta sorpresa.

—¿P~Por qué tienes esa arma? —preguntó con cierto desconcierto.

—Déjenme pasar... si quieren pueden llevar el arma como intercambio—aclaré logrando que el único de pie no le quedase de otra más que llevarse los dedos contra su nuca.

Era evidente que él quería que yo me quitase la capucha, pero no tenía la suficiente autoridad como para hacerlo.

—Está bien.

Y así sin más me las arreglé para ingresar en lo que anteriormente había sido mi hogar. Si debo ser sincera, fue bastante sorprendente el notar lo desgastado que se veía el interior del Ducado, ya no quedaba rastro de lo que alguna vez fue, no quedaba nada que indicara que acá descansaba una de las potencias más grandes del Imperio. A pesar de que lo estaba viendo con mis propios ojos, no era capaz de aceptar que el lugar se hubiese deteriorado al punto en que se había transformado en lo mismo que era la ciudad Imperial: una miseria.

—Espera acá—ordenó abriendo las puertas de una de las habitaciones.

Yo no dije nada, simplemente ingresé en el interior del lugar sin antes claramente entregar mi arma, aun cuando era más que consciente que si ellos querían podrían fácilmente deshacerse de mí, pero como tenía previsto, tan solo cerraron la puerta dejándome en plena soledad. Con tranquilidad decidí caminar en el interior de la habitación, me dediqué a observar cada pequeño detalle del lugar, notando que había pasado un buen tiempo desde que alguien se tomó la molestia de limpiar los pocos muebles que adornaban el cuarto. ¿Tan grande fue el daño que causó mi ausencia?, y a pesar de que lo estaba viendo, aun cuando estaba siendo testigo, no podía simplemente aceptar que todo esto ocurrió por mis acciones.

¿Qué le dirás al abuelo?

Chaeyoung llenó mi cabeza con esa pregunta. Francamente, ni siquiera había pensado en que iba a decir, probablemente solo me iba a disculpar, aunque dudaba que eso fuese de gran utilidad, pero no sabía que más decir, no esperaba que todo se fuese a la mierda.

Mi cuerpo bruscamente se paralizó al escuchar como la puerta bruscamente se abría, sorprendida me giré notando por debajo de mi capucha como el Duque sostenía toscamente del marco de la puerta con su cabello revuelto y su ropa hecho un completo desastre. Era bastante claro que había corrido para llegar hasta mi.

—¿Por qué tienes la espada de mi hija? —cuestionó de forma tosca mientras que su intención asesina se desbordaba de su cuerpo—¿Dónde esta mi hija? ¿Dónde esta su cuerpo? —y no paraba de preguntar dejando en evidencia su desesperación—¡HABLA! —bramó al mismo tiempo en que daba un paso en el interior del cuarto cerrando la puerta detrás de él para que nos quedáramos a solas, como si no quisiese que nadie lo interrumpirá a la hora de atacarme.

El Duque había cambiado demasiado, ya no quedaba rastro alguno de lo poco que recordaba. En realidad, se veía lastimado, con vendas cubriendo sus brazos, y parches puestos sobre su frente y quijada, tal parecer que pelear en la guerra fue más difícil de lo que pude imaginar, o quizás él con intención decidió lastimarse.

La verdad, es que él parecía muerto en vida, no pude evitar sentir como mi corazón se estrujaba.

—... Usted me lo dio—confesé con suavidad mientras que me llevaba mis manos hacia mi cabeza deslizando la capucha para ver con mayor comodidad la expresión que él realizó.

El Duque simplemente se quedó quieto con sus ojos ampliados, a simple vista daba la impresión de que no podía creer lo que estaba viendo, como si estuviese dentro de un sueño. No se movió, ni siquiera emitió ruido, tan solo continuó en su sitio mientras que las lágrimas lentamente comenzaban a deslizarse por sus mejillas sin siquiera él darse cuenta de que aquello estaba ocurriendo.

Yo lo rompí.

Observé atentamente como sus rodillas no tardaron nada en colisionar contra el suelo. Ninguno de los dos se atrevió a alzar la voz, simplemente nos quedamos quieto viendo atentamente el rostro del otro.

—¿H~Hija? —cuestionó con su voz quebrada. Mi corazón se hundió ante el sonido lastimoso proviniendo de su voz mientras que mi garganta comenzaba a picar ante el deseo incontrolable que tenía por llorar—¿Mina? —murmuró mientras que se las arreglaba para colocarse de pie—¿Realmente eres tú?

Él ni siquiera estaba parpadeando y aun así las lágrimas caían violentamente de sus ojos. Yo jamás habia visto esa expresión en él, jamás había visto ese llanto en él, parecía que, si alzaba la voz, volveria a caer al suelo y lloraría como un bebé, por ende, solo atiné asentir con mi cabeza.

Tal parece, que el Duque solo necesitaba esa confirmación para salir inyectado hacia donde yo me encontraba, ni siquiera me dio tiempo a reaccionar cuando su cuerpo por completo se había lanzado contra el mío, envolviéndome sobre su brazos mientras que su gruesa y tosca palma se posaba sobre mi nuca, me quedé en mi sitio sintiendo su caliente y entrecortada respiración chocando directamente contra mi hombro siendo acompañado por la suave sacudida de su cuerpo, probablemente a causa de su propio llanto.

—G~Gracias...—murmuró mientras que yo simplemente fruncía el ceño sin poder entender sus palabras—oh... m~mi pequeño bebé... g~gracias por regresar con vida—confesó logrando que fuese mi turno de ampliar mis párpados; él ni siquiera estaba molesto, él tan solo estaba agradecido de que yo hubiese llegado, aun cuando fueron cuatro años tarde.

Yo ni siquiera soy tu hija, pensé, pero por primera vez en mucho tiempo decidí no darle mayor importancia y tan solo llevé mis manos contra su espalda y le devolví el abrazo que evidentemente tanto él como yo estábamos necesitando.

Solo por hoy, fingiré que él realmente es mi papá. 

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