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Fuera de la barrera

Recomendación: City of the dead/Eurielle

Pov: Myoui Mina.

Mis piernas casi cedieron contra el pavimento en el momento que recibí con las manos desnudas el puñetazo del viejo Jeonsa completamente envuelto por su maná. Instintivamente me sacudí las extremidades sintiendo la piel caliente y tensa, de verdad él esta yendo con toda su intención de matar, pensé genuinamente sorprendida de sus claras intenciones. En un completo silencio y sintiendo el cuerpo vibrante ante el exceso uso de mi maná decidí alzar mis orbes notando como el anciano se encontraba a un par de metros de mi cuerpo con su vista completamente fija en mi expresión: era evidente que él no parecía preocupado, en realidad, se podría decir que era casi obvio la emoción que desbordaba su verdosa mirada, solo se aprovecha de que no puedo defenderme, pensé apretando impulsivamente de mi quijada consiguiendo que él alzara una de sus cejas para luego simplemente inclinarse demostrando de esa forma el estar dispuesto en acortar la distancia con toda la intención de continuar con esta paliza unilateral.

En estos momentos me encontraba en mi undécimo día de entrenamiento con el viejo Jeonsa bajo la atenta mirada de la preocupada Bom quién simplemente se enojó a que yo estuviese a solas con su abuelo. En un principio ella no había estado realmente de acuerdo con el método de entrenamiento de Jeonsa, el simple hecho de que yo tuviese que recibir golpes de maná puro para así colapsar mi núcleo la volvía loca, y si debía ser sincera al respecto a como me sentía, de verdad que podía entender a la perfección el por qué parecía estar enfadada, y francamente, no la culpaba, pero lamentablemente, por mucho que a ella no le gustase la idea, no tenía ninguna intención de detener este agresivo y poco convencional entrenamiento si el resultado final me haría impedir la muerte de Chaeyoung: no podría soportar otra muerte causada por mi culpa.

Simplemente no había opción de perder lo único que me mantenía con los pies sobre la tierra.

A pesar de que no había sido realmente mi intención, no pude evitar el girar mi rostro posando mis orbes en esta ocasión en dirección del cuerpo de Bom notando como siempre ese largo cabello verdoso que fácilmente atraía la atención de las personas del lugar: obviamente, su titulo como princesa y la belleza propia con la que había sido bendecida eran grandes factores para que las miradas recayeran sobre su cuerpo. Bom se encontraba a un par de metros de donde yo estaba, con su espalda adherida a la silla que uno de los guardias que generalmente la escoltaba había traído al día siguiendo mis entrenamiento enfatizando en que ella no debía esperar de pie. Me quedé en un completo silencio con mis pies adheridos contra el suelo al momento en que mi mirada quedó atrapada con la suya: ella me veía sin siquiera tomarse la molestia de parpadear, como si se estuviese tratando de asegurar de que yo no fuese brutalmente golpeada. Debo confesar que la relación entre las dos había mejorado significativamente tras la noche en que pude confesar abiertamente que mi corazón ya tenía propietario, para mi suerte Bom no trató de llevar las cosas más allá, aunque claro, seguía sin perder oportunidad en coquetear cada vez que se le presentaba la oportunidad, pero por lo menos se detenía al notar la mínima incomodidad que floreciera de mi cuerpo.

Mis hombros se tensaron en el momento que vi como ella me brindaba una cálida sonrisa como si me estuviese saludando de esa manera, ¿Por qué haces eso?, pensé a la vez que, de forma brusca miraba hacia otra dirección sintiendo el calor envuelto en la punta de mis orejas, ¿Por qué me avergüenzo?, no pude evitar el cuestionarme al mismo en que mis orbes lentamente regresaban hacia la dirección de donde se encontraba Bom notando nuevamente como ella mantenía toda su atención en mi cuerpo: teniendo en cuanta que lo más cercano que he tenido a una relación en mis más de 30 años de vida mental, fue con la princesa, era más que justificado el hecho de que no entendía muy bien el como funcionaba este tipo de interacciones, pero estaba segura que Bom no tenía ningún tipo de interés en permanecer sobre la línea de amistad, el problema, es que yo no estaba realmente interesada en darle algo más, ya que sabía que, aun si en algún momento mis sentimientos llegasen a cambiar, nadie, ni siquiera ella, sería capaz de impedir que abandone la villa élfica para regresar al Ducado.

Tenía otras prioridades que sobrepasaban el amor.

Impulsivamente solté un suave suspiro siendo consciente de lo problemático que sería el abandonar el lugar, pero no tenía ningún motivo real para mantenerme en este sector, aun sabiendo que no poseía una lugar al cual llamar hogar, sabía que debía regresar al Ducado, más que nada para descubrir quién realmente era Myoui Mina.

Necesitaba respuestas, las cuales no obtendría si simplemente me quedaba al lado de Bom. Francamente, esperaba que ella fuese capaz de comprenderlo.

—Yo si fuese tú me defendería o huiría.

La voz de Jeonsa resonó a mi lado provocando que girara mi rostro hacia su dirección tratando de entender el por qué me estaba dando un consejo como ese. Tras notar su puño yendo directamente contra mi cuerpo, instintivamente di un paso hacia atrás elevando mis manos para detener con las palmas desnudas el ataque que se avecinaba sin ningún tipo de piedad, pero no fui lo suficientemente rápida como para detenerlo, así que velozmente terminé con sus nudillos hundidos en mi esternón. Aun cuando alcancé a tener un poco distancia, el golpe había sido lo suficientemente fuerte para hacerme perder el equilibrio terminando con mi trasero adherido contra el suelo y aquella maldita sensación de perdida de aliento envolviendo por completo de mi cuerpo. Instintivamente me llevé mi palma contra la zona del golpe haciendo todo lo posible para poder respirar.

—¡Abuelo!

—Concéntrate.

A pesar de que la voz molesta de Bom resonaba en el interior del lugar, mis ojos estaban completamente enfocados en como el anciano se había puesto de cuclillas mirando fijamente mi comportamiento: él parecía de alguna manera preocupado, como si no hubiese esperado que yo fuese incapaz de parar su propio ataque, te has pasado, pensé sintiendo como cada bocanada que tomaba era más dolorosa que la anterior.

—He imbuido maná directamente hacia tu núcleo, aun esta estable, pero si continuamos de esta forma podríamos llevarlo a su límite—continuó hablando como si no fuese consciente de que mi núcleo estaba fijado en medio de mi torso—deberías ser capaz de sentir el maná fluyendo agresivamente por tu cuerpo yendo directamente hacia la zona donde ataqué—comentó mientras que yo apretaba los dientes: francamente, era capaz de sentirlo, pero eso no quitaba el hecho de que dolía—no pierdas el control... vamos, enfócate en esto—ordenó al mismo tiempo que presionaba su mano directamente en mi núcleo—te daré más de mi maná, trata de aguantar.

—¡Es suficiente! —Bom alzó nuevamente su voz en el momento que llegó a mi lado: ella sin siquiera pensarlo agarró la muñeca de su abuelo en un vano intento por alejarlo de mi—la vas a matar.

—Puedo parar, pero si lo hago será un día perdido—el hombre aclaró con calma mientras que yo simplemente deslizaba mi mirada de su sereno rostro al preocupado de Bom—¿Quieres verla en un estado peor que este?

—Podemos buscar otra mane...

—Debiste pensar en eso mucho antes de que yo comenzara con el entrenamiento, ya no podemos detenernos solo porque la idea no te guste—aclaró al mismo tiempo en que sus ojos se enfocaban en mi—además, Sharon no es de tu propiedad, no puedes decidir por ella, ¿Verdad?

—Paremos—decidí detenerlo al sentir que algo iba mal en mi interior.

—¿Eres consciente que estas perdiendo una oportunidad única de avanzar en nuestro entrenamiento? —cuestionó casi desconcertado por la decisión que yo había tomado—lograr desestabilizar tu núcleo de esta manera... deberías aprovecharlo—aconsejó mientras que yo simplemente miraba hacia otra dirección sintiendo los dedos calientes de Bom envuelto en mi extremidad—....—a pesar de que no lo veía, poseía sentir sus ojos en mi perfil—¿Es por mi nieta?.

—No—admití regresando mi atención a su rostro—es por qué Chaeyoung ha estado silenciosa, no quiero hacer esto sin estar segura de que está bien—aclaré notando como él simplemente me sostenía la mirada como si estuviese buscando algún rastro de mentira.

Al no ser capaz de encontrar un rastro de mentira en mis palabras, decidió simplemente asentir con su cabeza como si me estuviese dejando en claro que no insistiría en el tema.

—Bien... te daré el día libre—comentó mientras que se enderezaba—puedes ir a enfermería si no eres capaz de aguantarlo—agregó al mismo tiempo en que se bajaba las mangas demostrando de esa forma que la pelea había terminado—mañana vendrás sola a entrenar.

—¡Abuelo!

—Eres una distracción para ella—aclaró el anciano observando esta vez a su nieta—morirá o su espíritu lo hará si continuamos deteniéndonos en medio del entrenamiento—confesó manteniendo una actitud tranquila—entiendo como te sientes, pero nada bueno saldrá si solo nos mantenemos desestabilizando su núcleo—habia dejado en claro un punto que yo claramente ya había pensado—... además, tienes cosas más importantes que hacer como futura Reina, así que desde ahora el entrenamiento de Sharon será en completo confinamiento.

Él no estaba dando su opinión, no estaba preguntando siquiera si yo estaba de acuerdo con esta abrupta decisión. Él simplemente había dado una orden, y como antiguo Rey, siendo la cabecilla principal de este reinado, no había manera de que Bom o siquiera yo fuese capaz de ir en contra de sus palabras. Francamente, era terrorífico el poder que poseía. Jeonsa ni siquiera esperó que alguna de las dos respondiéramos, en silencio abandonó la habitación permitiéndonos el pasar el tiempo en soledad.

En silencio deslicé mi mirada en dirección donde él se había marchado sintiendo los ojos de Bom fijos en mi quijada.

—Lo siento—sinceramente, me sorprendió el escuchar su disculpa: esperaba de todo, menos eso, así que bruscamente giré mi rostro enfocándome en su expresión notando como había hundido sus hombros en señal de estar avergonzada—... yo... estaba asustada... no pude evitar el recordar el día que en que casi mueres.

—¿Te refieres cuando tus amigos me atacaron? —pregunté recordando vagamente el día en que liberé a Bom recibiendo como agradecimiento un ataque que dio directo contra mi hombro—...—me quedé en silencio al no ser capaz de recordar el como había sido capaz de sobrevivir.

—Lo siento.

—Esta bien—decidí no darle importancia al asunto: básicamente, no había nada que ella pudiese hacer para borrar lo que ya había sucedido—... ¿Podrías traer mi chaqueta? —pregunté cambiando de tema logrando que ella rápidamente asintiera con su cabeza.

Con cuidado me levanté manteniendo mi palma contra mi esternón, el dolor había disminuido, aunque aún podía sentir sus nudillos hundiéndose contra mi pecho, maldito anciano, pensé al mismo tiempo en que veía como Bom caminaba hacia la silla donde había dejado tanto mi chaqueta como mi espada. Rápidamente mi cuerpo se tensó al oír un estruendo proveniente del exterior, confundida giré mi rostro notando como las puertas bruscamente habían sido abierta dejando a la vista un par de guardias, ¿Qué sucede?, me pregunté observando como los elfos caminaban directamente donde Bom.

—¡Escolten a las princesas hacia la zona segura! —ordenó uno de los elfos mientras que Bom simplemente corría hacia mi dirección.

—¿Bom? —murmuré sintiendo como ella agarraba de mi muñeca. Algo estaba yendo mal, podía saberlo ante el temblor de sus dedos—¿Qué sucede?

—Los orcos nos están invadiendo—confesó tirando de mi para ir hacia la salida—tenemos que ir al centro del palacio, ahí estaremos protegida.

—Deberíamos ir a luchar.

—No—respondió ella mientras que yo le quitaba mi espada enganchándola en mi cintura para mayor comodidad—Sharon—la seriedad con la que había dicho mi nombre me sorprendió—los Nocte Maniplus ya deben estar en sus posiciones defendiendo.

—¿Los Noct... qué? —pregunté al mismo tiempo que veía como todos los elfos, independiendo de su estatus corrían hacia la misma dirección.

Era evidente que todos querían ser salvados.

—Son el escuadrón principal encargados de luchar para momentos como estos—confesó sin soltar de mi muñeca; el temblor en sus dedos no había parado en ningún momento, mucho menos la fuerza con la que me estaba agarrando. Francamente, no sería exagerado el decir que ella quería fundirse en mi piel—los elfos no podemos atacar directamente a los orcos, son demasiado fuertes como para que podemos ganar en un combate cuerpo a cuerpo, por esa razón, atacamos desde los árboles.

—¿Estos orcos son inteligentes? —pregunté sin detener mi trote.

—¿Por qué lo preguntas? —cuestionó al mismo tiempo que giraba adentrándose en un largo pasillo mientras que de fondo se podía escuchar el caos que se estaba viviendo en el pueblo—estamos por llegar.

—Bueno... si son seres capaces de razonar, entonces ellos atacarían directamente los puntos altos y luego irían a su objetivo principal—confesé recordando perfectamente las propias estrategias que yo había creado en mi vida anterior—... esconderse no es una opción—admití observando desde la lejanía el resto de los miembros de la realeza; parecían visiblemente ansiosos.

—No podemos luchar contra ellos... son expertos en asesinar espíritus invocados... y no todos los elfos son capaces de sobrevivir ante la pérdida de su vínculo—Bom confesó mientras que el Rey se acercaba a nosotras—padre.

—¿Estas bien? —cuestionó el hombre al mismo tiempo en que el resto de la familia se acercaba—¡Joohyun ha llegado! ¡Coloquen la piedra en el pilar! —ordenó mientras que yo simplemente fruncía el ceño.

No tuve tiempo de preguntar cuando una barrera mágica envolvió por completo el lugar en el que yo me encontraba. Sorprendida observé como esta extraña barrera rápidamente salía de la habitación cubriendo gran parte de la ciudad, es... fascinante, pensé mientras que alejaba la mano de Bom de mi extremidad para poder recorrer el lugar tratando de ver hasta qué punto llegaba aquella protección, ¿De qué material estará creada?, me cuestioné siguiendo con mi caminar sintiendo los ojos de Bom en todo momento fijos en mi nuca, a veces... ella me recuerda al Duque, y era un pensamiento que cruelmente lastimaba mi corazón, pero del cual, no podía evitar el pensar ante su excesivo interés por mantenerme a salvo. Continué caminando en un completo silencio, ni siquiera le presté atención a la gran cantidad de elfos que estaba siendo resguardado bajo de esta peculiar cúpula, ignoré el pavor en sus ojos, como el temblor de su cuerpo, parecían estar en un estado de shock. Por impulso me detuve frente al gran ventanal notando como la barrera había llegado a un par de metros más allá, aunque era evidente que no todos habían sido capaces de refugiarse. Esto va a ser una matanza, pensé sintiéndome incómoda de ver como los elfos que habían quedado fuera de la barrera corrían haciendo todo lo posible por sobrevivir, aunque no había que ver directamente lo que estaba ocurriendo para notar la clara desventaja que tenían.

Las probabilidades de que aquellos rezagados sobrevivieran, eran bastante limitada, por no decir, nulas.

—Yo si fuese tu... no miraría—la voz de Jeonsa a mi lado me hizo girar mi rostro notando como él mantenía su atención fija en la ventana—verlos morir no es algo que deba quedar en tu mente—confesó al mismo tiempo en que sus ojos se enfocaban en mi perfil.

—Lo dices como si estuvieses acostumbrado—confesé regresando mi atención hacia el frente notando a los elfos desesperados tratando de entrar en la barrera, aunque esta simplemente rechazaba sus intentos por vivir—tu gente está muriendo mientras tu estas aquí cómodamente mirando—no me importaba el lastimarlo, yo sabía que tan fuerte era realmente, así que era consciente de que podía perfectamente estar luchando para salvar, aunque fuese una vida más—¿Así es como el Monarca protege a su gente? ¿Escondido detrás de una barrera?

—A veces hay que sacrificar algunas vidas para mantener una civilización estable—confesó el hombre con sus manos puestas detrás de su espalda—dejar caer la barrera traería más muertes que sobrevivientes—explicó con calma una posibilidad que yo ya había notado: era evidente que muy pocos elfos sabían luchar de forma decente, pero aún así, mirar y esperar que sus compatriotas fuesen consumidos no era algo que debían normalizar—sus muertes son con lo que yo y toda la familia Real debe cargar.

—Asumes que todos morirán... pero ni siquiera te has tomado la molestia de tratar de luchar—acusé viendo como los elfos corrían, algunos hasta con niños sobre sus brazos, haciendo todo lo posible para que por lo menos los menores fuesen capaces de llegar a una zona segura: era una situación desgarradora.

—Los elfos no pueden perder a la realeza, somos los únicos capaces de levantar la barrera—confesó el hombre mientras que su atención seguía enfocada en como su pueblo lentamente estaba muriendo—...—se quedó en silencio como si fuese consciente que estaba dando una mala excusa—aun si hubiese luchado, seguiría existiendo una gran cantidad de perdidas, así que solo pensé cual sería la mejor solución.

—¿Tu mejor solución fue huir y esconderte? —cuestioné con un deje de sarcasmo en el tono de mi voz—por favor... no me mientas con tanto descaro—pedí al mismo tiempo en que giraba mi rostro notando como por unos segundos simplemente miraba hacia otra dirección evidentemente avergonzado por estar siendo reprochado por alguien que a todas luces era menor que él—que patético.

Pude notar como el anciano ampliaba sus párpados abrumador por mi insulto. En silencio giró su rostro tratando de asegurarse de que había escuchado bien mientras que yo simplemente le sostenía la mirada.

—Hablas con demasiada confianza... seguramente huirías si estuviesen en mi zapatos—comentó con cierta confianza mientras que yo solo fruncía el ceño, ¿Huir?, pensé recordando la cantidad de veces en que me había expuesto con tal de salvar a otra persona.

Y pensar que estoy siendo entrenada por él, pensé regresando mi atención hacia el frente.

—Ya no eres un Monarca, si realmente amaras a tu gente estarías en estos momentos luchando por salvar, aunque fuese a los niños—aclaré manteniendo mis dedos envueltos alrededor del mango de mi espada—... o por lo menos eso sería lo que yo haría si veo a la gente que amo en peligro.

Fue todo lo que dije mientras que regresaba mi atención hacía el frente notando como un extraño animal que debía sobrepasar el metro ochenta, quizás llegando a redondear los dos metros se detenía frente a un elfo, quién se paralizó del miedo. Su piel gruesa y tono verdoso era parecido a lo que había visto en mi época moderna en la televisión, en la sección de niños; en pocas palabras, era una especie de Hulk con su cuerpo humanoides, y un rostro con claros rasgos de pertenecer a la familia de los cerdos con aquellos amplios colmillos ligeramente amarillos sobresaliendo de sus labios. Cargaba consigo una hacha, y solo llevaba un grueso tapabarro que cubría sus genitales, dejando en evidencia su cuerpo tonificado y los tatuajes color negro que sobresalía de sus hombros y pectorales.

—No mires—ordenó, pero yo simplemente mantuve mi atención fija en la forma en que el orco elevó su hacha y de un solo movimiento cortó el cuerpo del elfo salpicando su sangre rojiza hacia todas las direcciones—no es algo que debas ver—confesó mientras que yo seguía viendo como otro de los grandes orcos agarraba una joven elfa y la subía contra uno de sus hombros como si no fuese la gran cosa para él—déjame cerrar las cort...

—No seas un maldito cobarde—gruñí con los dientes apretados tras entender hacía donde se la llevaría, y que sería lo que posiblemente le ocurriría ante la negligencia de su propio Rey—... quédate y observa lo que tus propias acciones causaron en tu gente—no sé el por qué estaba tan molesta, pero no podía controlarme—en realidad... todos los elfos que están escondidos como cobarde deberían mirar lo que hicieron.

—Humano... no hables sin saber.

Me quedé en silencio tras notar la molestia en el tono de su voz: era evidente que el entrenamiento de mañana él haría todo lo posible por matarme o por lo menos dejarme al borde de la muerte, pero no me importaba, podría soportar todo tipo de tortura, con tal de que él comprendiera que estaba haciendo las cosas mal: dejar morir a su gente no es un buen plan, solo dejaba en evidencia lo débil que era para dirigir.

Mis ojos se ampliaron de la sorpresa tras ver una caballera castaña sobresaliendo de una de las chozas que habían sido derrumbadas por el agresivo ataque de los orcos de una de las casas. Era una niña, que no debía sobrepasar los cinco años con un pequeño bebé en sus brazos, era evidente que su cuidador debió huir o quizás falleció en un vano intento por protegerlos, ellos morirán, pensé sintiendo la ansiedad golpeando violentamente mi cabeza, ¿Por qué tengo tanto miedo?, me cuestioné sin poder liberar esa incómoda sensación que golpeaba una y otra vez detrás de mi nuca, como si me estuviese dando palmadas para que me despabilara de una buena vez. Mis orbes continuaron enfocados en la menor, llevaba unos trapos que cubrían a penas su lastimado y polvoriento cuerpo mientras que sus orejas puntiaguda sobresalían de su desarreglado peinado, los elfos ni siquiera le están prestando atención, pensé al notar como los elfos que estaban por fuera de la barrera simplemente pasaban por su lado sin detenerse a darle una mano. Mis piernas se entumecieron en su sitio en el momento que noté como la infante giraba su rostro, aturdida me mantuve en mi sitio mientras que el sudor lentamente comenzaba a deslizarse por mi espalda.

¿Emma?, y la sangre violentamente fluyó hacia mi corazón bombeando agresivamente en el interior de mi pecho tras reconocer sus facciones; no había manera que no pudiese recordarla. Francamente, nunca pensé en la posibilidad de que la hija de Matt pudiese estar en este mundo, me centré tanto en tratar de regresar que jamás me cuestioné si sería capaz de ver a otra apersona de mi mundo, pero ahora la tenía frente a mí, a escasos minutos de volver a perderla.

No había manera de que cometa el mismo error: no iba a permitir perder a nadie más, menos si podía hacer algo al respecto.

—Respóndeme una cosa... ¿La barrera es aprueba de humanos? —cuestioné sintiendo sus orbes fijas en mi quijada mientras que mi atención se encontraba enfocada en como los orcos no estaban siendo capaces de traspasar la barrera.

—¿A qué te refieres?

—¿Pregunto si esta hecha para retener a humanos? —volví a preguntar girando mi rostro para notar sus ojos sorprendidos—No lo sabes, ¿Verdad?

—Eres el primer humano en siglos que nos visita y que está bajo la protección de la barrera—admitió sin ocultar su evidente desconcierto—así que realmente no lo sé... aunque... ¿Por qué quieres saberlo? —cuestionó evidentemente curioso ante mi repentina pregunta.

—Soy un caballero, hecho y creado para proteger—confesé omitiendo a grandes rasgos mi capacitación en el ejército, siendo consciente que él no sería capaz de entenderlo por mucho que yo lo explicase—mi deber es proteger a la gente.

Se quedó durante unos segundos en completo silencio, como si no supiese que decir ante mis respuestas.

—¿Por qué estás tan preocupada? —cuestionó tratando de entender el por qué yo estaba tan interesada, francamente... no lo sé, pensé manteniendo toda mi atención en sus facciones cansadas—somos de especies diferentes, no tiene sentido que trates de hacer algo tan estúpido como por luchar por nosotros—aclaró consiguiendo que yo simplemente me quedase en silencio—... tu núcleo esta inestable por nuestro entrenamiento—me recordó como si estuviese buscando la forma de retenerme.

—Si lucho conseguiré llevarlo a su límite, ¿No es cierto? —repliqué siendo consciente que luchar contra tantos me dejaría sin maná—no quiero ser una cómplice... por lo menos permíteme intentarlo.

—Ha... Joohyun me matará si te ve fuera de la barrera—confesó llevándose una de sus manos contra su rostro—y si mueres... ni siquiera quiero pensar lo que ocurriría.

—Sorprendentemente no soy alguien que pueda morir con tanta facilidad—admití mientras que comenzaba a caminar hacia la salida del lugar—aunque... realmente no se sabe si seré capaz de traspasar—aclaré sintiendo la mirada de Bom sobre mi nuca—tu nieta no me ha quitado los ojos de encima.

—Mi nieta no ha dejado de observarte desde el día en que despertarse—replicó el mayor con tranquilidad—es algo problemático—admitió siguiéndome el paso—espero que estes preparada... ella hará todo lo posible por detenerte.

—No puedo vivir con el pensamiento de que pude hacer algo para evitar, aunque fuese una muerte—admití, sobre todo si es la de Emma, pensé mientras que mis piernas comenzaban a moverse tras notar como la pequeña elfo había logrado encontrar un lugar momentáneamente seguro—soy consciente de que a Bo... digo a Joohyun no le gustará, pero prefiero vivir con su odio que con el remordimiento.

—Tan fría...—murmuró mientras que yo escuchaba sus pasos detrás de mí—no sé como mi nieta te ama.

Es una pregunta que ya me he hecho, pensé deteniéndome en el borde de la barrera logrando escuchar como unos pasos seguían fuertemente nuestro caminar. Francamente, no tenía ninguna necesidad de girarme para saber de quién se trataba.

—¡Sharon!

—Yo que usted detendría a su nieta—aconsejé mientras que estiraba mi mano sorprendiéndome de sentir como los dedos comenzaban a traspasar la barrera.

—¡SHARON!

Su gritó llenó el lugar, pero no había manera de que yo me detuviera, no cuando el único recuerdo de Emma ahora estaba haciendo todo lo posible por sobrevivir.

—¡SHARON NO TE LO PERMITO!

Ni siquiera me tomé la molestia de girarme, una parte de mi temía ver la misma mirada que Nayeon me brindó el día que la perdí. En silencio saqué mi espada sintiendo el hedor de la sangre y los gritos de los elfos llenando el lugar, no podré salvarlos a todos, pensé siendo consciente hasta donde llegaban mis capacidades, tendremos que esforzarnos para salvar a Emma, admití presionando mi mano libre contra la boca de mi estómago sintiendo por sobre mi palma el calor que brindaba Chaeyoung. 

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