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Espera

Recomendación: "Hearing" - Sleeping At Last

Pov: Myoui Akira.

Luego de asegurarme de que la Princesa Nayeon había ingresado sana y a salva en el interior de la Academia, decidí dejar mi melancolía de lado y comportarme como el Gran Duque que fui en su momento, aun sabiendo las consecuencias que conllevaría mis propios actos cree un grupo con todos los nobles que no estuviesen de acuerdo con la forma en que el Rey estaba manejando el Imperio, por obvias razones, este espacio a simple vista no parecía ser de gran importancia, los nobles ingresaban sin más y pasaban un rato en harmonía con una que otra dama de compañía, francamente, no me enorgullecía la forma en que estaba haciendo las cosas, pero no había mejor manera de sacar la verdad a un idiota que no fuese de esa manera. En sí, el funcionamiento de este club, se basa en usar a los hombres, sobre todo los de mayor poder en el Imperio, tras un par de copas, evaluaba quién podría ser de mi bando y quién definitivamente era un perro fiel del Rey, al obtener la información que deseaba, si el idiota no me era de utilidad simplemente lo dejaba continuar visitando mi local sin llegar a tener mayor interacción con ellos, pero si llegase a tener aunque sea una pizca de utilidad, me aseguraba de formar un vinculo lo suficientemente estrecho para que me considere parte de su gente. Es un plan que lentamente se estaba formando ya que no quería que la inminente revolución estallase antes de tiempo, sobre todo teniendo en cuenta que las princesas Jieun y Byulyi quienes se encontraban bajo mi cuidado, no estaban mentalmente preparadas para tener que verse involucradas en este lío, sinceramente, ni siquiera sé si ellas querían ser partes de la masacre que se creía para obtener la corona, una parte de mí, esperaba que no lo hiciesen, que decidieran simplemente desvincularse del poder para poder vivir en paz.

Deseaba por lo menos salvar a estas niñas, del mal propio del Rey.

Suspiré en alto mientras que deslizaba mi mirada hacia los papeles que tenía en mi poder. Los observé sin mucho interés notando los nombres que sobresalían de estos; la gran mayoría eran provenientes de aquellos nobles que deseaban crear un vínculo entre mi casa y las suyas al ver que tenía a las princesas bajo mi cuidado, pero no había manera en que yo aceptara siquiera un saludo por sus parte; cuidaría a aquellas chicas con todo mi corazón. A pesar de que conseguí un vínculo directo con el casamiento de Sana y la futura heredera del Conde, seguía sin recibir su apoyo total, una parte de mi se avergonzaba por utilizar a una niña para mi propio beneficio, francamente, había esperado que Sana rechazara esa repentina propuesta, jamás pasó por mi cabeza que ella iba a decidir sacrificarse solo para crear una conexión entre ambas familias, aun con su pasado, aun cuando lo único que había vivido era sufrimiento, sin siquiera pensarlo decidió dar el sí como si encontrar y vengar a mi hija fuese mucho más importante que su propia existencia, ¿Esa chica se encontrará bien bajo el cuidado de la familia Condesa?, me cuestioné tomando entre mis dedos la carta enviada por Tzuyu, ¿La estarás amando correctamente?, me pregunté deseando poder ver a la castaña aunque sea por un segundo, pero sabia que no podía pedir mucho, teniendo en cuenta lo difícil que debía ser para ella el verme a cualquier integrante de mi familia sin recordar a mi hija.

Si para mí fue insoportable el perder a Mina, no puedo imaginar que tan doloroso debió ser para Sana, teniendo en cuenta que su hermano no pudo cumplir su promesa y ella no pudo admitir lo enamorada que estaba.

Sentía una mezcla de lastima y admiración por esa pobre muchacha.

Decidí levantarme de mi puesto dejando las hojas sobre la mesa, no tenía cabeza para poder dar una respuesta a las cartas ajenas, así que simplemente caminé hacia una de las mesas tomando entre mis dedos una de las tantas botellas que tenía en mi poder, en silencio me serví un poco de trago en uno de los vasos, para luego caminar hacia el gran ventanal. Tras llegar lo primero que pude notar fue como las hojas comenzaban a florecer por culpa del cambio de estación mientras que la lluvia no dejaba de empapar el lugar. Ha pasado un año, pensé sorprendido de la rapidez con la que el tiempo habia transcurrido mientras que me llevaba el vaso a los labios, un año donde aun no había sido capaz de encontrar, aunque fuese un rastro de ropa que indicara el paradero de mi hija, un año completo donde no veía el rostro de mi pequeño Eunwoo... un maldito año donde no había dejado de ignorar las cartas de divorcio por parte de mi esposa. Sí, era un maldito cobarde, pero no podía simplemente aceptar las cosas, no cuando se trataban de mi esposa, francamente, no tenía el suficiente valor como para poder firmar ese maldito papel sin sentir que estaba perdiendo a la única mujer que he amado. Aun siendo consciente de que ella no deseaba verme, tenía que luchar por ella, por mis hijos, por mi familia, aun sabiendo que ellos probablemente no querían eso, pero ya había perdido a mi pequeño bebé, no debía por nada del mundo el darme el lujo de quedarme sin el resto de mi familia.

Rápidamente fruncí el ceño tras notar el ingreso de un carruaje en el interior del Ducado, ¿Quién los dejó pasar?, me pregunté confundido por su repentina aparición, sobre todo teniendo en cuenta de que no había sido notificado por esta intrusión. Decidí permanecer en mi sitio viendo atentamente las características del carruaje, por alguna extraña razón ese blanco mezclado con azul se me hacía inusualmente conocido, pero sabía que no era propio del Ducado, mucho menos debía tratarse de algún noble poderoso, yo conocía cada uno de sus escudos y colores representativos, por ende, era capaz de reconocerlo fácilmente, pero entonces... ¿Quiénes demonios eran estos tipos?, me pregunté con el vaso aun sobre mis labios.

Bruscamente mi cuerpo se paralizó al ver como el carruaje se detenía frente a las grandes puertas de mi mansión, no puede ser..., fue todo lo que mi mente fue capaz de formular mientras que, de mis dedos el vaso se resbalaba estrellándose contra el suelo. Aturdido me mantuvo en mi sitio con mis ojos completamente enfocados en la manera en uno de los guardias se bajaba de su caballo para poder abrir la puerta permitiendo que una delicada mano femenino saliera de su exterior, antes de aquella desconocida mujer pudiese empaparse, apareció un guardia, pero esta vez propio del Ducado con una sombrilla entre sus manos para cubrir rápidamente a la dama. Alcance a colocar mis manos sobre la ventana antes de que mi rostro se reventara contra el cristal tras notar aquella melena oscura siendo cubierta por la sombrilla.

A pesar de que no pude ver directamente sus facciones, no tuve realmente la necesidad de hacerlo tras notar su figura siendo cubierta en gran medida por el paragua.

—¿S~Sachiko? —murmuré casi sin aliento al mismo tiempo en que mi corazón se detenía violentamente en el interior de mi pecho tras ver como un chico bajaba detrás suyo—¿E~Eunwoo? —y no podía creer lo que mis ojos estaban viendo, sobre todo ante lo alto que se había vuelto mi pequeño muchacho.

—¡DUQUE! —y el grito proveniente del pasillo me hizo regresar a mis sentidos.

Sin siquiera tomarme la molesta de esperar a su ingreso, decidí girarme para comenzar a correr directamente hacia la salida. Rápidamente la puerta de mi despacho se abrió, uno de mis empleados trató de llamar mi atención probablemente para avisarme de la llegada de mi esposa, pero yo ni siquiera le miré, de un solo empujón lo hice a un lado para continuar con mi camino atravesando lo más rápido que mis piernas eran capaces de brindarme los pasillos desolados de mi mansión. Agitado fui tomando grandes bocanadas de aire mientras que veía a los pocos empleados de la mansión observando con confusión como yo continuaba corriendo. Ella regresó... ella volvió a casa, pensé sintiendo los ojos ardiendo ante las ganas que tenia por romperme a llorar.

—¿Duque?

—¿Papá?

Pude escuchar la voz confundida de la princesa Jieun siendo acompañada por la de mi hijo Hyunjin ambos visiblemente aturdidos por mi repentino acto de aparición, mientras que yo simplemente continué corriendo, siendo más que consciente que si no me apresuraba esta vez realmente podría perderla de forma definitiva. Jadee con fuerza sintiendo como mi corazón bombeaba violentamente en el interior de mi pecho. Sin siquiera pensar en la posibilidad de poder caer, decidí bajar los escalones saltándome más de un par mientras que, de fondo podía escuchar la voz preocupada de mi hijo mayor, lo siento cariño, esto es más importante, pensé disculpándome por estar preocupándolo mientras que mis piernas sin detener su velocidad se dirigían directamente hacia la salida más próxima del Ducado. Con brusquedad abrí las puertas notando a mi esposa siendo escoltada desde la lejanía.

—¡Duque! ¡Lleve un paraguas! —pidió uno de los sirvientes mientras que yo simplemente comenzaba a correr hacia su dirección.

Sachiko... pensé sintiendo como la lluvia comenzaba a empapar mi cuerpo, Sachiko, y era lo único que tenía en mente mientras que cada vez acortaba mas la distancia entre los dos. Ella, tras notar mi presencia bruscamente se detuvo, a simple vista parecía estar aturdida con aquellos bellos ojos verde agua viéndome desde la lejanía, aunque la incomodidad no tardó en reflejarse en su expresión, como si el verme le hiciese recordar lo que había ocurrido en nuestra familia. Mi corazón se detuvo bruscamente al observar como ella miraba hacia otra dirección al mismo tiempo en que nuestro hijo simplemente se detenía detrás suya viendo con sorpresa mi presencia. Lentamente mis piernas comenzaron a pesar, dificultándome el llegar a mi destino. Lamentablemente para mi, me detuve a medio camino con el cabello empapado y alborotado, y el pecho subiendo y bajando de forma brusca ante las bocanadas de aire que estaba tomando. No tardé nada en comprender que tal vez, ella no quería verme más, que lo más seguro es que simplemente la estaba lastimando, ¿Por qué soy tan egoísta?, me cuestioné viendo con cierta ansiedad como Eunwoo corría hacia mi dirección envolviendo bruscamente sus brazos alrededor de mi pecho mientras que yo podía escuchar su voz quebradiza llamándome con suavidad.

Decidí envolver mis brazos sobre la ancha espalda de Eunwoo tras notar como su agarre comenzaba a flaquear por mi repentino desinterés.

—Muchacho—murmuré presionando fuertemente mi palma sobre su nuca sintiéndome por primera vez pequeño—te eché tanto de menos—seguía hablando mientras que escuchaba su suave llanto siendo opacado por la lluvia—... lo siento mucho.

Francamente no era capaz de recordar si es que en algún momento me llegué a disculpar con Eunwoo.

Soy un terrible padre.

—Lo siento tanto...—continué disculpándome mientras mis dedos se aferraban por completo a su prenda.

—¡¿MAMÁ? —y la voz de Hyunjin resonó detrás de mi siendo acompañado por el chapoteo de sus zapatos sobre el mojado suelo—¡MAMÁ! —sonaba tan desesperado, tan lleno de angustia.

¿Cuánto daño les hice?, y no podía dejar mi mente en paz mientras que giraba mi rostro para ver como mi pequeño muchacho corría directamente donde su madre abrazándola con todas sus fuerzas mientras que ella simplemente le devolvía el abrazo con una suavidad propia de su persona.

¿Qué tanto daño hemos causado?

Tras unos minutos de completo silencio, siendo cubiertos por la lluvia mientras que nuestros brazos simplemente envolvían el cuerpo ajeno. Eunwoo decidió romper el contacto, en un completo silencio dio un paso hacia atrás, sin siquiera tomarse la molestia de darme una mirada o quizás algún sonido que me hiciese saber que había perdonado el comportamiento vergonzoso de este anciano. Abrumado por esa repentina indiferencia, decidí permanecer en mi sitio, asustado de cometer un error mientras que veía como se acercaba donde su hermano envolviendo sus brazos sobre su estómago con su mejilla adherida contra su espalda. Lo abrazó por detrás sin importarle que este estuviese sosteniendo a su madre. De alguna u otra manera se volvió incomodo el notar la perfección entre los tres, porque me hizo sentir como si mi existencia no fuese algo de utilidad para ellos.

¿Estoy siendo un estorbo?, y el hecho de cuestionarlo me agobió más de lo esperado. Con cierta vergüenza alcé mi mirada notando como Sachiko nuevamente me estaba observando, por mero impulso dejé mis manos detrás de mi espalda, avergonzado de que ella fuese capaz de notar el temblor en mis dedos, pero rápidamente fui sorprendido por un balde de agua fría al notar como aquella emoción con la que algún momento sus ojos me llegaron a observar ya no estaba presente: sentía que ella ya no me amaba más. Por impulso sonreí queriendo ver alguna reacción por su parte, pero ella tan solo presionó su frente contra el hombro de Hyunjin mientras que sus dedos acariciaban su mojado cabello demostrando de esa manera que sus hijos eran su prioridad.

El hecho de haber notado como ella ya no parecía estar interesada en mi, me hizo comprender que no había manera de que yo fuese capaz de recuperar lo que ya estaba roto: tenía que asumir las consecuencias de mis propias decisiones, aún si eso significaba el perderla para siempre. Tenía que dejarle el marcharse. En un completo silencio y sintiendo los pulmones colapsado ante las ganas de llorar, decidí girarme, y sin siquiera mirar hacia atrás comencé a caminar en dirección de la entrada del Ducado sintiendo mi cuerpo en gran medida empapado por la lluvia que lentamente comenzaba a volverse torrencial. No tardé nada en ingresar en el interior de mi palacio notando como los sirvientes comenzaban a presionar un par de toallas sobre mi rostro tratando en vano el secarme.

—Guíen a la Duquesa a mi despacho, y preparen un té y ropa si es que lo necesita—ordené con bastante tranquilidad mientras que comenzaba a caminar hacia mi despacho.

—¿Duque?

Giré mi rostro tras escuchar una suave voz femenina llamándome.

—Princesa Byulyi—le saludé haciendo una pequeña reverencia la cual ella rápidamente me correspondió—¿Qué necesita? —pregunté mientras que seguía con mi camino notando como ella no tardaba en tratar de seguirme el paso.

—¿Usted ha recibido noticias de mi hermana? —cuestionó mientras que yo no dejaba de caminar.

Francamente, lo que menos quería hablar era con respecto a la princesa Nayeon, no es que me molestaste, simplemente estaba mentalmente fatigado como para tomarme la molestia de tener que hablar sobre otra persona, pero al momento en que giré mi rostro y vi aquellos ojos ansioso, no pude evitar el verme reflejado en ellos, como si de alguna manera ella también fuese capaz de comprender el dolor por el que yo estaba pasando.

—Ella... se está adaptando a la Academia—respondí logrando ver como su expresión se relajaba—probablemente en un par de semanas más comenzaran a llegar a sus cartas—agregué viendo como asentía con su cabeza—le avisaré cualquier inconveniente que se presente.

—Muchas gracias—agradeció de forma genuina.

A diferencia de los demás hijos del Rey, sobre todo los dos primeros príncipes, las princesas por alguna extraña razón poseían una educación tan diferente de ese repulsivo ser humano que se hacía llamar su Majestad que hasta me llegué a cuestionar en más de una ocasión si es que ellas genuinamente eran sus hijas, pero ante la presencia de ese intenso color oscuro en sus cabellos siendo acompañados por el dorado mar en sus miradas tan propio del linaje real, era evidente que definitivamente debían tratarse de sus hijas legitimas. Es una lástima, fue todo lo que pude pensar al mismo tiempo en que veía como ella realizaba una suave reverencia para luego simplemente marcharse como si, muy en el fondo fuese consciente de que no había sido el momento preciso para preguntar por su hermana.

Regresé a ese conocido silencio mientras que continuaba con mi caminar. Sin mayores inconvenientes ingresé en mi despacho notando como los papeles seguían estando en el mismo lugar donde los había dejado. Fue sorprendente como la ola de angustia azotó violentamente mi espalda tras comprender lo que estaba a punto de realizar, amistoso y con el miedo a flor de piel arrastré mis pies sobre el suelo hasta llegar a mi escritorio, gran parte de mi realmente no quería hacerlo, estaba arrepentido, quería simplemente ser un egoísta y no dejarla ir, pero la amaba demasiado, quizás más de lo que he podido amar a alguien, así que me senté en mi silla mientras que estiraba mi mano en dirección de uno de los cajones. Pude notar como mis dedos comenzaron a temblar alrededor de la manilla que estaba sosteniendo, no seas cobarde, me ordené al mismo tiempo en que tiraba de la madera logrando visualizar el papel frente a mis ojos.

Tomando grandes bocanadas de aire saqué el papel y lo dejé sobre la mesa, ni siquiera me digné a leer su contenido porque estaba seguro de que vomitaría ante la ansiedad que carcomía mi cabeza. Es por su bien, lo estás haciendo por su bien, me repetí una y otra vez mientras que mi vista se nublaba por culpa de las rebeldes lágrimas que querían escapar. No llores... por favor no llores, seguía sumergido en mis pensamientos a la vez que tomaba entre mis dedos una pluma, hazlo por ella, déjala ser libre, y aun cuando realmente no quería, aun cuando solo deseaba que permaneciera a mi lado, terminé deslizando la pluma sobre la hoja aceptando sin más el divorcio entre los dos. En un completo silencio dejé caer la pluma manchando una pequeña parte de mi mesa mientras que me llevaba una de las manos hacia el rostro tratando de cubrir las lágrimas que descendían sin más. Con cierta brusquedad presioné mi espalda contra el respaldo de mi asiento, y ahí me quedé, sin moverme, sintiendo como cada vez mi palma se humedecía más con el pasar de los segundos.

Lloré en el interior de mi despacho, tratando de liberar todo el malestar que me estaba consumiendo antes de que mi ahora, ex esposa llegase a entrar y me viese en ese estado.

En el momento en que la puerta sonó, las lágrimas ya habían cesado así que simplemente bajé mi mano notando como la puerta lentamente comenzaba a abrirse revelando de esa manera la figura imponente y perfecta de Sachiko. Abrumado ante su belleza simplemente me mantuve en mi sitio mientras que ella, con una expresión neutral, pero tan elegante como su existencia tomaba la decisión de dar un paso en el interior de la habitación.

—Déjenos a solas... y diles que mantengan el carruaje preparado, no tardé demasiado—ordenó con suavidad mientras que el sirviente que le había estado acompañando asentía con un suave movimiento de su cabeza, para luego simplemente cerrar la puerta tras de ella.

El silencio reinó en el interior del cuarto. Yo no tenía el valor suficiente como para poder alzar la voz y ella no parecía estar interesada en llenar la incomodidad que se había creado entre ambos o por lo menos eso había pensado.

—Ha... sabes por qué he venido, ¿Verdad? —comentó mientras que se llevaba una de su mano contra su antebrazo en señal de cansancio, pero sin perder su extraordinaria elegancia.

¿Siempre fue tan pequeña la habitación?, me pregunté observando de forma inquieta como ella cada vez acortaba más la distancia entre los dos.

—¿Por qué me has estado ignorando? —siguió haciendo preguntas, aprovechándose del hecho de que yo no era capaz de responder—no me ha quedado de otra que venir a por tu firma—agregó visiblemente molesta mientras que yo simplemente no podía detener la fuerza con la que latía mi corazón.

Decidí tomar un buena bocanada de aire para luego simplemente tragar saliva, aceptando sin más la situación.

—Aquí lo tienes—alcé la voz mientras que presionaba mis dedos sobre el papel logrando que ella me viese con sorpresa—lamento la demora... jamás fue mi intención el ignorarte—admití posando mis orbes directamente contra la hoja, siendo incapaz de poder hacerle frente.

—Tú...—parecía querer decirme algo, quizás el insultarme, pero para mi desgracia simplemente se mordió el interior de su mejilla mientras que estiraba su mano agarrando entre las yemas de sus dedos el papel—dejaré que te quedes con esta mansión—y me estaba hablando como si nuestro divorcio simplemente fuese una pérdida de tiempo para ella.

Eso... realmente dolió.

En un completo silencio me dio la espalda, demostrando de esa forma que ya no tenía nada más que decir o hacer en el interior de mi despacho, yo me mantuve en mi sitio, hundiendo mis uñas contra los reposabrazos mientras que mi corazón no dejaba de latir asustado por estar viendo como el amor de mi vida se marchaba frente a mis ojos. Por impulso entreabrí los labios soltando lo primero que vino a mi mente.

—Llévate Hyunjin y a las princesas—pedí notando como ella abruptamente se detenía para poder verme por sobre uno de sus hombros: no parecía entender lo que estaba diciendo—volverás al Norte, ¿No? —cuestioné alzando mi mirada para ver como ella había arrugado sus cejas como si estuviese haciendo su mejor intento por no romperse a llorar—llévate a nuestros hijos y a las princesas, sácalos de la Capital—repetí deseando que no hiciese mayores preguntas.

—¿Por qué?

—La soledad de esta mansión los consumirá—realmente no estaba mintiendo, el palacio en que el vivíamos era lo suficientemente grande para hacer sentir triste a cualquiera—y yo no tengo tiempo para cuidarlos.

—Tú, nunca tienes tiempo para cuidar a nadie.

Sus palabras eran acidas, ella definitivamente quería lastimarme, y no la culpaba, yo realmente no era tan perfecto como me había estado demostrando en el último tiempo.

—Por eso mismo... llévatelos lejos de la Capital—pedí manteniéndome tranquilo mientras que veía como ella apretaba su quijada.

—Te estas comportando como un cobarde—acusó al mismo tiempo en que yo asentía con mi cabeza—ni siquiera te has dignado en buscar a nuestra hija—siguió atacando mientras que se me volvía a acercar.

Fue un golpe duró que casi me hace quebrar.

—Cuando ese hombre la lastimó... tu no fuiste capaz de buscarla aun cuando te pidió que te quedaras, y ahora... ahora ni siquiera estas tratando de encontrar su cuerpo... —y cada vez parecía más interesada en querer alzar la voz, como si por primera vez se estuviese sintiendo con la capacidad suficiente como para poder hacerme frente—¡Si tú hubieses hecho las cosas bien desde un principio! ¡Si hubieses sido un buen padre! ¡YO NO LE HUBIESE LLORADO A UN ATAÚD VACÍO! —bramó golpeando la mesa mientras que yo simplemente la miraba—¡N~NO ESTARÍA LLORANDO POR SU PERDIDA! ¡N~NO ESTARÍA S~SUPLICANDO EL VOLVER A VERLA!

Me quedé en mi sitio viendo como ella arrugaba el papel que yo recién había firmado mientras que se llevaba su mano libre contra su rostro limpiándose las lágrimas.

—Lo sien...—me quedé abruptamente en silencio cuando sentí el papel arrugado chocar directamente con mi rostro.

Aturdido miré lo que ella había hecho notando lo agitada que se veía.

—... N~No has cambiado nada—murmuró mientras que se trataba de enderezar—ni siquiera vale la pena tratar de entenderte... a ti no te importa nada.

—Tú me importas Sachiko... mi familia me importa—admití al mismo tiempo en que me colocaba de pie observando como ella sonreía con burla.

—¿Tú familia te importa? ¿Yo te importo?, deja de mentirte Akira—soltó sin más mientras que yo tragaba saliva—si tan solo te hubiese importado... no la hubieses dejado marcharse con tan pocos guardias...—aclaró al mismo tiempo en que yo rodeaba el escritorio, aun sabiendo que la posibilidad de salir golpeado eran altas—sabias que iban tras ella... sabias que la posibilidad de que la mataran eran alta... y aun así... aun así decidiste no llevar a tus mejores guardias... tú...—su voz se quebró nuevamente mientras que agarraba de mi camiseta permitiendo que yo observase sus ojos llenos de dolor—¿Por qué no hiciste nada? —murmuró presionando su frente contra mi esternón—¿Por qué la dejaste morir?, e~era mi bebé... me costó tanto tenerla... tanto... ¿Por qué, Akira? ¿P~Por qué dejaste que se fuera?

No fui capaz de responder, simplemente me quedé quieto sintiendo como las lágrimas caían suavemente por mis mejillas.

—Lo siento—respondí llevándome una de mis manos contra mi rostro tratando de limpiar las lágrimas que seguían resbalando por mis mejillas—l~lo siento—seguí disculpándome—l~lo siento... l~lo s~siento t~tanto—con la voz quebrada y el nudo lentamente formándose en mi garganta traté de ganarme su disculpa, pero ella jamás respondió.

Con cuidado se alejó de mí, como si sintiera que mi tacto la quemaba. Yo, asustado me quedé en mi sitio manteniendo mis manos sobre mi rostro en un vano intento por ocultar el evidente rastro de mi dolor. A pesar de que no podía verla bien, de todas formas, pude darme cuenta de que ella había caminado hacia mi escritorio hasta alcanzar la hoja que anteriormente había lanzado, demostrando de esa forma que los tramites del divorcio continuaban sin mayores problemas.

—Aceptaré tu pedido—alzó la voz tras pasar por mi lado—me llevaré a Hyunjin y a las princesas—aclaró aun cuando yo había entendido a que se refería—... espero no volver a verte.

A pesar de que lo dijo con una clara intención de querer lastimarme, por la manera en que su mentón tembló, supe que no fui el único herido.

—Sachik...

—No digas mi nombre—pidió mientras que se detenía frente a la puerta—no lo hagas más difícil.

Y a diferencia de la última vez que la había visto, en esta ocasión simplemente asentí con mi cabeza, siendo más que consciente que el suplicarle, solo nos lastimaría más. Decidí mantenerme en mi sitio, netamente porque sabía que si me movía perdería el equilibrio, mientras que mantuve mi atención completamente enfocada en el cuerpo de mi ex esposa viendo atentamente como ella me daba un ultimo vistazo, tratando de darme una sonrisa, pero fallando tan dolorosamente que debió darme la espalda para que yo no fuese capaz de notar como las lágrimas nuevamente comenzaban a resbalar.

Finalmente, Sachiko terminó abandonando la habitación, y yo simplemente no hice nada para impedirlo. 


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PD: Creo, que esta es la primera vez que mi propio capitulo me hace llorar, quizás la canción influenció, la verdad es que no lo sé, así que solo diré #quesad.

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