El retorno de la villana
Recomendación: Lana Del Rey – Born To Die.
Pov: Im Nayeon.
El polvo se había levantado mientras que yo trataba de colocarme de pie manteniendo una de mis palmas firmemente posada sobre la boca de mi estómago. Mina me había pateado con fuerza, pero aun cuando el dolor no hacia más que prolongarse a través de mi abdomen, no dudé en tratar de mantener la distancia observando atentamente como ella se llevaba su palma contra su nuca manteniendo sus fríos ojos rojizos fijos en mi aturdida expresión.
—¿Por qué sigues luchando? —cuestionó mientras que yo estiraba mi mano libre lanzando una flecha de hielo directamente hacia su rostro en un desesperado intento por hacerla retroceder—es inútil—aclaró moviendo bruscamente de su cabeza logrando que mi ataque chocase directamente contra el suelo, lo suficientemente lejos de su cuerpo para mantenerlo intacto—... sigues siendo igual de patética que siempre.
Como era de esperarse no dudó en insultarme tratando de lastimar aun más mi deteriorada salud mental. Por impulso traté de retroceder mientras que veía como ella sin cambiar de expresión decidía nuevamente caminar acortando la distancia que yo tan desesperadamente había tratado de extender al ser consciente que no podría ganar si es que ella decidía luchar con seriedad. Debo buscar la forma de traerla de regreso... Mi Minari debe seguir escondida en su interior, pensé al mismo tiempo en que podía sentir como mi corazón galopaba violentamente en el interior de mi pecho tras notar la forma en que ella había sonreído como si me estuviese advirtiendo que mantuviese mi atención en su cuerpo. Grande fue mi sorpresa de sentir un sofocante calor envuelto en mi hombro izquierdo, confundida por esa repentina sensación no dudé en girar mi rostro observando fijamente como mi prenda había quedado completamente chamuscada junto con gran parte de mi piel.
—La sangre que corre por mis venas... es muy compatible con el fuego—comentó obligándome a tener que enfocarme nuevamente en su rostro notando como ella se cruzaba de brazos disfrutando de mi expresión—tanto así que si decido incendiar todo este maldito lugar, seré la única capaz de salir con vida—sonaba arrogante como si confiase plenamente en sus capacidades, lo que la hacía aun más aterradora de lo que ya en sí, lo estaba siendo, porque significaba que no tenía límites para su maldad—¿Y sabes que es lo mejor? Es que no necesito recitar mis hechizos para activarlos... pero bueno, no sé porque me estoy tomando la molestia de explicarlo, una simple plebeya como tu claramente es incapaz de entender el don que yo poseo.
Francamente, no podía sentir dolor ante las palabras que estaba soltando con tanta agresividad, a pesar de que había convivido con una nueva Mina, antes de que ella llegase a sacudir tanto mi vida como mi lastimado corazón, ese tipo de insultos, esa clase de agresividad con la que estaba dirigiendo sus ataques eran lo más normal para mí; lo había vivido de manera constante, día tras días sufría ese tipo de acoso, a veces eran provenientes netamente de su boca, otras realizadas de manera física por el resto de los nobles, sobre todo los amigos del Rey. Nadie me respetaba, esa había sido mi realidad desde que Mina decidió cruelmente fijar su interés en mí. Fui su muñeca, probablemente su muñeca favorita del montón que poseía. La verdad es que nunca quise pensar en ello, pero estaba segura de que, si no hubiese sostenido esa cálida mano amigable, si no hubiese permitido que esas torpes emociones sedujeran lentamente mi asustado corazón, sino hubiese conocido a mi Minari, probablemente Mina hubiese conseguido con completa facilidad dominar por completo mis pensamientos, quien sabe, tal vez hubiese logrado hacer que la amase.
Pero gracias al cielo. Yo no me enamoré de ella.
—... ¿Dónde está mi mujer? —me atreví a alzar la voz logrando que ella alzase sus cejas sorprendidas de mi repentina pregunta.
—¿Tu mujer? —cuestionó con acidez mientras que su semblante por completo se transformaba; ella en sí, seguía viéndose igual o más aterradora de lo que yo podía recordar—esta frente a ti... ¿Acaso no me estas mirando en estos momentos? —respondió con las venas de su cuello y frente completamente visibles ante la furia que debía estar sintiendo a causa de mis propias palabras. Debía joderle el hecho de saber que yo jamás la amaría—oh... espera, acaso... ¿Hablas de la plebeya? —cuestionó al mismo tiempo que volteaba sus ojos en blanco ante la irritación—ha... ya te lo dije, acabé con ella cuando obligué a su pequeño espíritu proteger mi cuerpo.
Sonrió tras notar como yo había fruncido el ceño.
—Oh... ¿Confundida? —cuestionó disfrutando de mis expresiones—fue bastante divertido sentir su desesperación...—comentó su mirada perdida en un punto fijo del lugar; a simple vista daba la impresión de estar disfrutando de sus propios recuerdos, eso me hizo sentir repulsión— pensar que se dejaría matar con tanta facilidad, que tonta fue al creer que la plebeya podría mantenerla a salvo—finalizó regresando su atención a mi rostro.
—¿Eh?
¿De qué estas hablando?, me cuestioné sintiendo las manos frías ante la manera divertida con la que ella me estaba observando.
—¿Realmente creíste que esa cosa murió protegiendo al Duque? —cuestionó manteniendo sus comisuras elevadas, demostrando de esa simple manera lo mucho que estaba disfrutando de mi expresión—bueno... lamento romper tu ilusión, pero yo obligué a mi propio cuerpo a quedar expuesto—confesó llevando su propia palma contra su pecho, regocijándose ante lo que había realizado. Yo no supe que decir, así que simplemente me mantuve en la misma posición tratando de comprender lo que estaba escuchando—la verdad es que la mocosa no tuvo mas opciones que moverse, debía hacerlo ya que existía un contrato de por medio que obligaba a todo espíritu el sacrificarse cuando su dueño estaba en peligro, ¿Lo entiendes?
—¿Por qué? —cuestioné casi sin aliento notando como el brillo de su mirada cada vez se perdían más en la locura.
—... Porque siempre he estado jugando con todos ustedes.
—M~Mientes...
Retrocedí sin poder creer lo que me estaba confesando, ella debe estar mintiendo, pensé siendo consciente que la mayoría del tiempo se dedicaba a simplemente mentir, así que era muy probable que nuevamente lo estuviese haciendo.
—... Tontamente la plebeya creyó que tuvo dominio completo de mi cuerpo, así que me aproveché de su excesiva confianza para tener completa libertad—por alguna extraña razón comenzó a responder a mis preguntas: cosa que claramente jamás había hecho en el pasado—... nunca estuvo bien de la cabeza..., así que me aproveché de eso.
No estaba entendiendo lo que estaba diciendo.
—No parece que puedas seguir mi conversación—mis orejas se calentaron tras comprender que evidentemente ella había notado mi confusión—... estoy de buen humor, así que te lo diré —comentó mientras que caminaba tranquilamente hacia mi dirección—siempre tuve el dominio de mi cuerpo, solo que el apoderarme de él me cansaba demasiado porque aún mi núcleo era demasiado débil, así que dejé que jugase un rato a la familia feliz—para mi sorpresa siguió hablando, aun cuando yo sabía lo mucho que odiaba el malgastar su propia saliva—mientras tanto me dediqué a confundir su mente... Mina jamás supo identificar lo que era real de lo que no, así que intencionalmente fui dejando rastro de sus recuerdos mezclados con la realidad—parecía extasiada con lo que estaba confesando—jugué tanto con ella, que realmente creyó que mi hermano era su amigo, y cuando pude darme cuenta de lo idiota que era al creer lo que veía, no dudé en hacerle creer que realmente salvó a la hija de su amigo, ¡Pfff! De solo recordar su emoción me hace carcajear.
¿Q~Qué le has hecho?, me cuestioné queriendo entender el nivel de daño que había causado en mi Minari.
—Pero hey... no fui del todo cruel ya que ella murió creyendo realmente que salvó a sus amigos—confesó como si yo tuviese que agradecerle de sus acciones—además, si fuese realmente una mala persona, la obligaría a ver como voy a violarte.
—Aléjate...—ordené sintiendo el miedo atravesando mi espalda.
—Relájate... aun no jugaré contigo—respondió acortando aun más la distancia mientras que yo tan solo me paralizaba en mi sitio: por alguna extraña razón no podía conseguir que mis piernas siguieran mis ordenes—¿Quieres saber por qué razón las dejé ser felices? —preguntó queriendo a todas luces que yo suplicara por más información—vamos... pregúntalo.
Yo sabía lo peligroso que era el tener interés, así que simplemente decidí presionar mis labios entre si callando cualquier sonido que mi cuerpo por mero instinto decidiese liberar. Ella tras notar mi silencio no dudó en detenerse, bajando sus cejas como el comienzo de sus comisuras dándole una expresión neutra, aunque sus orbes rojizos seguían brillando con esa maldad tan propia de su retorcida personalidad.
—Por su voluntad de querer vivir—decidió responder.
—¿Qué?
—¡Pff! —se llevó su mano a la boca—que divertida reacción—comentó apuntando esta vez directamente hacia mi rostro abrumado—¡Oh vamos...! sabes perfectamente de lo que estoy hablando ya que lo has visto en los días de caza... nadie asesina a los animales con rapidez, por lo general apuntamos a sus patas traseras o delanteras para evitar que huyan, para luego postergar el mayor tiempo posible su muerte con el único deseo de mantener la carne lo más fresca posible.
¿Cómo puedes decirlo con tanta naturalidad?, me cuestioné sintiendo el estómago revuelto.
—En este caso lo hice con el mismo fin—aclaró encogiéndose de hombros—dejé que la plebeya se hiciese cargo de todo mi desastre, y cuando ya me cansaba de solo mirar, regresaba a mi cuerpo a destruir lo poco que arreglaba... Y de esa forma continué, dejándola atrapadas en distintos problemas con el fin de conseguir que la poca estabilidad emocional que le quedase se perdiese, porque no hay nada más divertido que quebrar la fuerza voluntad de un guerrero.
—... Todo lo que le ha sucedido... ¿Acaso no fue casualidad? —me atreví a cuestionar sintiendo como la sangre caliente fluía violentamente a través de mis venas tras ver como ella elevaba sus cejas sin siquiera molestarse en ocultar su sonrisa brillante.
—...Debes recordarlo ¿No?... sé perfectamente que aun tienes pesadillas con esas palabras—sonaba confiada, como si realmente fuese capaz de saber lo que ocurría en mis sueños—larga vida al Reino Kim—susurró con tan nivel de maldad que mi corazón violentamente cayó a la boca de mi estómago.
Yo... no había manera de que yo pudiese olvidar esas palabras. Me quedé completamente congelada en mi sitio con la mirada fija en como ella entreabría sus labios deslizando su lengua peligrosamente alrededor de su blanca dentadura como si estuviese realmente saboreando mi desesperación.
—¿Q~Qué fue lo que hiciste? —cuestioné en un desesperado intento por no ver la realidad.
—¿Por qué preguntas lo que claramente ya sabes? —replicó consiguiendo que yo, de forma brusca lanzase el primer hechizo que pasó por mi mente directamente hacia su pecho, teniendo toda la intención de querer asesinarla—hey... eso realmente pudo ser una situación peligrosa—aclaró tras elevar su mano golpeando con el dorso de su antebrazo mi ataque, obligando que este se desviase de su sitio original—creo que estas teniendo una idea equivocada... solo vas a malgastar el poco maná que te queda. Tu no eres rival para mi—sonaba confiada, así que instintivamente lancé otro ataque notando como ella bruscamente elevaba su mano reventando mi flecha en medio del aire—ha... te mostraré la diferencia que hay entre las dos, para que no vuelvas a creer que tienes oportunidad de tocarme... ¡Ardenti sagittae!
Mina no dudó en contraatacar logrando que las flechas rápidamente sobresalieran de su cuerpo, zumbando por sobre su cabeza, eran demasiadas, todas envueltas en fuego, con sus afiladas puntas mirando directamente hacia mi dirección. Por un momento realmente creí que ella me mataría, de verdad que pasó por mi cabeza la posibilidad de que la muerte por fin hiciese acto de presencia, no voy a negarlo, no le temía a la muerte, en verdad, si Minari realmente había muerto entonces el hecho de acabar con vida no sería para nada un mal final, pero no estaba completamente segura de que ella hubiese acabado con mi mujer, así que por nada del mundo debía morir. Por mero impulso di un paso hacia atrás, a pesar de que ella tenía el suficiente poder y maná para ganarme, por alguna razón seguía manteniéndose en su sitio como si estuviese esperando a que yo hiciese nuevamente el primer movimiento, oh... es verdad, y rápidamente recordé el hecho de que Myoui Mina jamás dejaría que yo muriese, mucho menos con tanta facilidad ya que le gustaba el torturar a sus presas, le fascinaba el simple hecho de saber que tenía el control completo de la vida de las personas.
—Glacies murus—realicé otro de mis hechizos logrando elevar una gruesa pared de hielo frente a mi, cubriendo con totalidad de mi cuerpo. A pesar de que había realizado un hechizo de alto nivel, sabía que ella fácilmente podría destruirlo, pero me aferré a la idea de que podría conseguir el tiempo suficiente para pensar en otro ataque.
—¿De verdad ese será tu protección? —Mina cuestionó sorprendentemente tranquila.
—... ¿Por qué hiciste que esos hombres nos atacaran? —cuestioné ignorando por completo su pregunta.
La verdad es que yo solo quería entender la razón por la cual había obligado que mi Minari estuviese cuatro malditos años lejos de mí.
—Bueno... no esperaba realmente que la plebeya hiciese algo tan estúpido como protegerte, mi intensión real solo era crear un conflicto entre ambos Imperios—confesó mientras que desactivaba su ataque. Se mantuvo en su sitio, con una expresión tranquila, era extraño ver eso en ella, así que no supe como debía reaccionar—fue una sorpresa notar lo estúpida que era, pero al final conseguí que ambos Imperios entraran en una lucha campal, y lo mejor es que también logré que mi cuerpo se hiciese mucho más fuerte.
—Eres un monstruo.
—Eso dicen—respondió sin siquiera mostrarse dolida por mis palabras—en fin, ¿Estas preparada para ser mi juguete? —cuestionó. Yo, tras escucharla tan solo tragué saliva mientras que mantenía en mente mi siguiente movimiento; definitivamente no seré tu muñeca—ya no es divertido el mantener una conversación contigo, así que mejor corre, te daré diez segundos antes de comenzar a cazarte.
Estas completamente loca... tengo que salir de acá, pensé mirando hacia ambas direcciones notando como ella aun estaba manteniendo esa actitud tranquila como si estuviese esperando a que yo hiciese el primer movimiento, no podré ganarle, y lo sabía, maldición, claro que lo sabía, era testigo de su manejo de la espada, a pesar de que ya no era mi Minari, su cuerpo debía ser capaz de recordar lo que por tanto tiempo había realizado, así que era consciente de que moriría en la lucha, pero si realmente no podía escapar, entonces no tenía más opciones que simplemente hacerle frente. Glacial lance, pensé en el hechizo permitiendo que rápidamente una lanza se envolviese en mi mano derecha, esta era larga, casi del mismo porte de mi cuerpo mientras que el frío propio de su material emanaba de forma intensa. Ella no cambió su expresión, mantuvo en todo momento su atención fija en cada uno de los movimientos que estaban realizando, en espera de que me abalanzase de una buena vez contra su cuerpo. No te daré en el gusto, pensé manteniéndome en mi posición.
Solo necesitaba una oportunidad. Tan solo una maldita oportunidad para acabar con todo esto.
—¡Nayeon! ¡Hazlo ahora!
No lo voy a negar, fue una completa sorpresa notar como Hyeon, en un completo silencio aprovechó que Mina se había centrado por completo a mi presencia para acercarse lentamente hacia su cuerpo hasta lograr abalanzarse sobre su espalda envolviendo su único brazo sobre el cuello ajeno tratando desesperadamente de inmovilizarla. Mina amplió sus párpados, por primera vez desde el comienzo de nuestra lucha ella mostró signos de sorpresa. Tal parece que no esperaba que él hiciese un movimiento de este tipo.
Sin pensar mucho en ello corrí hacia su dirección.
—¡Si me tocas! ¡Él morirá! —Mina bramó logrando sacudir mis orbes.
—¡Idiota! ¡Olvídate de mí! ¡De todas formas moriré, así que mátala! —Hyeon rápidamente respondió completamente enfurecido ante la duda que emanó de mis ojos—¡Solo hazlo! —ordenó mientras que yo apretaba mis labios sintiendo mis orbes ardiendo ante la culpa.
Por favor... perdóname, mi amor, pensé mientras que la lanza llegaba a tocar el pecho de mi amada.
—¡Ignis Bomb! —Mina bramó emanando una explosión expansiva.
De forma violenta mi cuerpo salió inyectado hacia atrás, con violencia mi espalda se azotó directamente contra el suelo, los pulmones quedaron completamente paralizado ante el ataque mientras que oía el pitido envuelto en mis tímpanos, ¡Ugh! ¡Ah!, había pasado tiempo desde la última vez que había sentido este tipo de dolor. Aturdida entreabrí los labios tratando de recuperar el aliento mientras que, con los párpados completamente ampliados veía el cielo empolvado, ¿Cómo puede seguir poseyendo tanto maná? ¿Realmente no podré hacer nada?, pensé sintiéndome completamente adolorida ante el impacto que recibió mi cuerpo a manos de su violento ataque. ¡Hyeon!, y rápidamente recordé la presencia de mi amigo. Con brusquedad traté de levantarme sintiendo cada fibra de mi cuerpo completamente adolorido al mismo tiempo en que mis ansiosos orbes observaban a larga distancia como Hyeon se encontraba en el suelo cerca de donde estaba Mina con las piernas y su único brazo gran parte carbonizado ante el repentino ataque, ¿Cómo tu puedes estar bien?, me cuestioné tras notar como ella lo veía, manteniéndose de pie, sin ningún rasguño que indicase que había sido lastimada. Decidí regresar mi atención a Hyeon a la vez que presionaba mis manos contra el suelo, yo sabía que si Mina quería, Hyeon moriría de la misma forma en que Hwan y Jackson habían fallecido minutos atrás, sabía que no había nada que yo pudiese decir o hacer para detenerla; si ella quería, lo haría, así de simple, pero aun así traté de levantarme, en un desesperado intento de llamar su atención mientras que ella mantenía sus ojos fijos en el cuerpo de mi amigo.
—Buen movimiento, pero careces de fuerza—Mina contestó mientras que colocaba de cuclillas frente al cuerpo agonizante de Hyeon—... ¿Por qué no me apuñalaste? —preguntó genuinamente intrigada por las acciones del chico—no te presté atención, eres tan insignificante para mi que ni siquiera me percaté de tu presencia... así que dime, ¿Por qué?, ¿Por qué perdiste una oportunidad tan valiosa?
—U~Ugh...—Hyeon trató de responder, pero su garganta había sido completamente quemada ante las llamas que salieron sorpresivamente del cuerpo ajeno—Agh...—y comenzó a quejarse mientras que yo me terminaba de levantar.
Desde mi posición no pude escuchar lo que estaba realmente pasando entre los dos. De un momento a otro Mina comenzó a susurrar, para luego simplemente colocarse de pie. Con fuerza elevó su pierna, así que yo impulsivamente giré mi rostro viendo como el Duque trataba de ingresar.
Pude oír el sonido de los huesos de Hyeon crujiendo bajo el zapato de mi Mina.
Él murió a manos de quién más amó.
—¡Mina!
—Joder... ¿Por qué siguen apareciendo? —Mina cuestionó completamente enfurecida al mismo tiempo en que giraba su rostro para ver como el Duque, visiblemente agotado traspasaba la barrera de fuego con su brazo presionado contra su pecho mientras que su otra mano arrastraba su pesada espada.
—¡Detén todo esto! —bramó con su atención completamente enfocada en su hija—¡Por favor! ¡Ya es suficiente! —suplicó preso por el pánico mientras que Mina tan solo posaba su indiferente mirada en su expresión.
Esa era la típica mirada de Myoui Mina: odio puro.
—¿Por qué? —ella respondió al mismo tiempo en que alejaba su pie del rostro desfigurado de Hyeon—¿Por qué? —repitió acortando violentamente la distancia de su cuerpo con el del mayor—¡Responde! —bramó ardiendo en ira, provocando que el Gran Duque de manera impulsiva diese un paso hacía atrás tratando de cubrir su cuerpo de cualquier ataque que su propia sangre fuese capaz de realizar mientras que esos ojos rojizos brillan ante las lágrimas que amenazaban en liberarse—esto es tu culpa—aclaró elevando su mano para enterrar su puño contra la quijada del contrario. Este, en silencio se tambaleó—... tu egoísmo provocó este final—las acusaciones continuaron al igual que como su puño no dejaba de elevarse para seguir lastimándolo—... todas estas muertes fueron a causa de tus decisiones.
La paliza continuó, a manos desnudas Mina comenzó a golpearlo, una y otra vez mientras que yo veía con sorpresa como las lágrimas habían comenzado a resbalar de sus sonrojadas mejillas.
Mina había comenzado a llorar.
El Duque también lo estaba haciendo.
Yo también quería llorar, pero con fuerza mordí el interior de mi mejilla mientras que elevaba mis dos manos apuntando mis palmas directamente contra su espalda. En silencio comencé a reunir todo el maná que me quedaba, podía sentir como el dolor en mi pecho comenzaba a hacerse cada vez más intenso ante el sobresfuerzo que estaba causándole a mi núcleo. Esto era peligroso, lo sabía, pero a este punto de la vida, que más daba las consecuencias. La verdad es que no quería matarla, a pesar de todo, a un sabiendo lo que pasaría si continuaba con vida mi cabeza me gritaba que por favor no lo hiciese, que buscase otra manera para salvarla, pero sabía, muy en el fondo era consciente de que solo estaba siendo una tonta al creer que podría solucionar las cosas.
Lo había decidido.
Mataría al amor de mi vida.
En un completo silencio aceleré mi paso tratando de no llamar su atención mientras que veía como ella agarraba violentamente del cuello del Duque con su puño libre impactando una y otra vez contra el rostro ajeno. La sangre salpicaba sin parar, él no se estaba defendiendo, quizás la culpa lo consumía, pero ella tampoco parecía estar disfrutando de lo que ocurría, en realidad, daba la impresión de que le dolía.
Desde mi distancia no pude oír lo que el Duque había dicho, pero sea lo que sea que soltó fue lo suficientemente violento para conseguir empeorar el ataque de su hija.
—Globus ignis.
No esperaba ese resultado.
Rápidamente me paralicé al ver como el cuerpo del Duque había explotado ante el ataque brindado por la rubia, mientras que ella por impulso se inclinaba comenzando a vomitar una espesa viscosidad de color negra que cubría por completo los restos de lo que alguna vez había sido su padre, ¿Qué esta ocurriendo?, me cuestioné incapaz de poder entender lo que pasaba.
—¡Ugh! —se quejó en alto llevando sus manos lastimadas directamente contra la boca de su estómago.
¿Aca...? Y no fue capaz de terminar mi pregunta cuando rápidamente corrí teniendo toda la intención de aprovechar lo que estaba sucediendo para parar todo esto.
—¡Congelation! —bramé en el momento en que la vi girarse logrando congelar la mitad de su cuerpo, impidiendo de esa manera que pudiese abalanzarse.
Ella simplemente me observó. Su rostro no parecía mostrar emoción, pero las lágrimas continuaban deslizándose. Estaba decidida en atacar, mentalmente me obligué a prepararme para lastimarla, pero para mi sorpresa ella nuevamente se inclinó vomitando ese mismo líquido que anteriormente había expulsado de su cuerpo. ¿Qué esta sucediendo?, me cuestioné tratando de entender lo que claramente mis ojos estaban siendo testigo mientras que, a base de jadeos y casi sin aliento podía escuchar ese suave "no, basta", brotaban torpemente de su garganta. Mi cerebro era incapaz de entenderlo lo que claramente estaba viendo.
No supe cómo reaccionar tras notar como el intenso cabello rubio de Mina lentamente comenzaba a opacarse volviéndose un tenue tono castaño, ¿Huh?, fue todo lo que pude pensar tras notar como ella lentamente estaba cambiando, llevándose sus manos a la cabeza mientras que gritaba que pararan, que ella aun no tenía mucho por lo que disfrutar. Solo por instinto di un paso hacia atrás, cabe aclarar que mi hechizo se había evaporado ante el maná que desprendía su cuerpo; ella trataba de luchar, ¿Contra qué?, no lo sé, pero fue evidente que no pudo ganar.
—... Princesa—me llamó, pero yo no iba a caer en esa broma, así que impulsivamente volví a retroceder—... lo siento.
Cierra la boca, pensé siendo consciente que Mina le fascinaba jugar con mis emociones. Tratando de protegerme volví a dar un paso hacia atrás mientras que veía como sus ojos ya no eran de ese intenso rojo carmesí, ahora poseían un tenue tono marrón oscuro que solo los plebeyos solían tener.
Espera...
—¿M~Minari? —murmuré aun siendo consciente que podría tratarse de uno de los tantos juegos retorcidos de Mina. Ella tras oírme simplemente giró su rostro tratando de ocultar la emoción en su expresión, aunque sus orejas enrojecidas delataban verdaderamente lo que debía estar sintiendo—...¿A~Así te ves realmente? ¿C~Cómo es posible?
Mina parecía avergonzada de mi pregunta, así que instintivamente se llevó una de sus manos contra su rostro.
—Lo siento—se volvió a disculpar, pero yo no quería oír eso—solo he podido obtener un par de minutos.
—¿A que te refieres? —pregunté sin poder entenderle.
Por fin ella me observó.
—... Yo no pertenezco a este lugar—aclaró. No me gustaba lo que estaba diciendo, así que impulsivamente di un par de pasos hacia su dirección—la Diosa me otorgó unos minutos para poder despedirme, aunque es una estupidez teniendo en cuenta que nadie me recordará—comentó esbozando una sonrisa.
Esa sonrisa era completamente distinta a la que había visto minutos atrás.
Esta estaba llena de melancolía.
—¿Qué? —pregunté tratando de entenderla.
Mina deslizó su mirada de mi rostro hacia mi alrededor.
—... Ella realmente los mató—murmuró con esa mirada envuelta en dolor—... lo siento.
—Para...—murmuré sintiendo la rabia bombeando directamente en mi cabeza—responde, ¿A que te refieres con que no podré recordarte? —más que una pregunta, se lo estaba ordenando.
Ella tras escucharme simplemente suspiró.
—... Asesiné el origen de la creación de la Mina de este mundo—respondió manteniendo la calma mientras que yo fruncía mi ceño, ¿Qué? ¿Cómo? ¿Cuándo?, y las preguntas no dejaban de bombardear mi cabeza—... así que este cuerpo va a desaparecer.
Rápidamente parpadee.
—No es divertido—aclaré observando la manera en que ella me estaba viendo—...—me quedé en silencio apretando con fuerza mis puños—acabo de ver a mis amigos morir, acabo de ver toda la gente que me ha apoyado, morir—admití tratando de recibir algo de comprensión mientras que las ganas de llorar me abrumaban, aunque por alguna extraña razón las lágrimas se negaban a resbalar—... no puedes marcharte, estoy cansada de perderte.
—Princ...
—¡Basta ya! —bramé sintiendo como mis hombros comenzaban a sacudirse ante la rabia—¡No quiero!
Yo estaba haciendo un patético berrinche.
—Imploraré...—ella respondió provocando que yo bruscamente alzase de mi mirada notando como se estaba observando la mano. Mi corazón se paralizó, ¿Huh?, pensé tras notar como podía ver a través de su mano parte de su ropa; ella se estaba desvaneciendo—haré mi mejor esfuerzo para conseguir que en tu próxima vida, llegues a conocer a alguien que te ame de la manera que te mereces.
¿Qué?, fue todo lo que pude pensar mientras que mi cuerpo impulsivamente se abalanzaba contra el suyo tras notar como perdía el equilibrio.
—... Lo siento—murmuró mientras que yo deslizaba mis brazos por debajo de su espalda tratando de acomodar su cabeza en el pliegue interno de mi codo. Sus ojos castaños me vieron con calma—... no he hecho nada más que lastimarte.
—¿C~Cómo te salvo? —le pregunté en un desesperado intento por conseguir el salvarla mientras que veía como ella simplemente esbozase una preciosa sonrisa escondiendo su mirada a través de sus cortas pestañas—... Minari—murmuré su nombre al mismo tiempo en que veía como estiraba su mano tratando de tocar mi rostro.
Yo no podía sentir su calor.
—Prométeme que me olvidaras—sus palabras estaban llenas de crueldad.
¿Olvidarte? ¿Qué estupidez estas soltando?, me cuestioné sintiendo como las lágrimas de forma impulsiva comenzaban a deslizarse a través de mis mejillas tras notar la manera en que ella, de forma lenta se marchitaba.
—... El mundo no puede ser tan cruel—aclaré mientras que me arrodillaba en el suelo tratando de acomodarla de mejor forma sobre mi torso—... no puedes irte, no ahora que he visto tu hermoso rostro...—susurré sintiendo mis manos temblorosas ante la manera en que ella cada vez se volvía más ligera—n~no te vayas, no me abandones... no ahora que por fin te tengo entre mis brazos.
—... Esta bien, todo estará bien—y ella aun sabiendo lo que ocurría, aun sabiendo cual sería su destino, trató de animarme—no llores más.
Mi pequeña y hermosa Minari estaba haciendo su mejor esfuerzo por ocultar lo que realmente estaba sintiendo mientras que mis lágrimas caían directamente sobre su tranquilo rostro.
—M~Minari por favor...—se lo suplicaba, imploraba que tan solo se mantuviera a mi lado.
—Te amo Nayeon—ella respondió con un hilo de voz logrando sacudir por completo mi sistema—... pero nuestro tiempo se ha acabado, así que es momento de que me marche—y lo decía con tanta naturalidad que lo odiaba.
No te atrevas, pensé al mismo tiempo en que veía como ella simplemente me veía perdiendo cada vez más la tonalidad propia de la piel. Ahí fue cuando lo comprendí. La iba a perder.
Otra vez.
—¡No me dejes! ¡No lo hagas! ¡Déjame buscar una forma de salvarte! —bramé completamente angustiada— ¡Cúrate! ¡Cúrate! —y gritaba desesperada con mis brazos rodeando su cuerpo mientras que mandaba una oleada de maná curativo en un desesperado intento por mantenerla a mi lado, pero mi lucha con Mina había agotado en gran medida mi núcleo, así que no estaba funcionando—¡No te atrevas a dejarme! ¡Te odiaré! ¡Te odiaré Mina!
Y ella simplemente sonrió con una calidez que partió mi alma en dos. La miré presa del pánico con el corazón bombeando violentamente en el interior de mi pecho, mientras que las lágrimas no hacían más que rodar por mi empapada expresión.
—¡No estoy lista! ¡Espera! ¡No estoy lista para dejarte! —grité sintiendo como tan solo estaba sintiendo su ropa entre mis dedos—¡Minari! —de forma desgarradora traté de llamarla.
Pero tan solo las prendas quedaron haciéndome compañía.
Lloré porque dolía de tal manera que el deseo de querer morir comenzaba a ser una dulce tentación.
Lloré porque le había gritado, porque se fue y no pude siquiera despedirme de la manera que me hubiese gustado hacerlo.
Lloré desesperadamente porque no pude decirle lo mucho que la amaba.
—No hagas nada estúpido.
Bruscamente giré mi rostro observando una mujer de cabello rojizo detrás de mí. Ni siquiera noté su presencia, pero ella no parecía estar realmente interesada en mí, ya que sus ojos rojizos estaban completamente enfocados en las prendas que estaba sosteniendo; daba la impresión en que cualquier momento se rompería. Se parece a Chaeyoung, pensé sin mayores preocupaciones.
—... ¿No piensas preguntar quién soy? —cuestionó tratando de hacerme hablar, pero yo tan solo regresé mi atención a lo que tenía entre mis dedos—... podría matarte.
—Hazlo—respondí mientras que llevaba las prendas hacia mi rostro—...mátame de una buena vez—murmuré hundiendo mi nariz sobre las telas tratando de sentir su aroma.
—... Humanos... siempre siendo tan malditamente patéticos—se quejó en alto mientras que yo sollozaba sobre las prendas de mi amada—ha...—la pude oír suspirar, probablemente fastidiada de mi comportamiento—hay una manera de puedas volver a verla.
Y como si me hubiesen inyectado una corriente eléctrica directamente en la espalda, bruscamente alzase mi mentón deslizando mi atención hacia su dirección notando como ella trataba de ocultar su sonrisa con ayuda de su palma.
—Ustedes... se parecen—comentó, aunque yo no entendí muy bien a que se refería.
—¿Qué debo hacer? —pregunté de manera directa consiguiendo que ella alzase una de sus cejas.
—¿Ni siquiera vas a preguntar si es peligroso?
—Daría mi vida a cambio de la suya—rápidamente respondí logrando que ella simplemente me observase.
—... Realmente se parecen, que problemático—lo ultimo lo murmuró mientras que alzaba su mirada hacia el cielo—bien... existe una forma, pero probablemente no te guste.
—Yo decidiré eso—aclaré consiguiendo que ella suspirara.
—... Para que los mundos se mantengan en el equilibrio que correspondan tu debes continuar con vida—respondió provocando que yo frunciese el ceño—cuando el sol se esconda y la noche de la bienvenida todo lo que el mundo conoce cambiará, ya que el factor detonante de la destrucción ha sido exterminado—aclaró mientras que se inclinaba. Yo hice mi mejor esfuerzo por tratar de entender, pero esto estaba siendo bastante complicado—originalmente tú también deberías olvidarlo, pero el mundo ya ha sido lo suficientemente cruel con ustedes para hacer que la olvides—confesó con bastante tranquilidad—así que haré que la recuerdes para que tengas un motivo para seguir con vida.
—... Espera... ¿Estas diciendo que podré ver a mi mamá? —cuestioné abrumada de la situación.
—Y a Felix, Hwan, Jungkook, Iseul, Jackson, Jun, Yun, Junyang, Myeong, Kwanjin y finalmente a Hyeon—agregó provocando el dejarme sin aliento—también todas las personas que salieron lastimadas a causa de este mal.
O sea que el Rey también lo estaría.
—Es parte de la regresión—respondió demostrando ser capaz de oír mis pensamientos—... cuando tu ciclo de vida finalice, podrás nuevamente reencarnar... aunque queda a tu elección el renacer con los recuerdos de esta vida.
Me quedé en un completo silencio regresando mi atención a lo que estaba sosteniendo.
—... ¿Podré volver a verla?
Podía sentir sus ojos fijos en mi nuca.
—... Solo las almas destinadas pueden volver a reencontrarse—respondió ignorando por completo mi pregunta.
—... O sea que no es seguro—murmuré.
—Lo lamento—se disculpó.
—¿Y si me suicido?
—Tu alma será cortada—aclaró, no entiendo lo que significa, pensé sintiéndome completamente perdida—en palabras simples, no podrás volver a reencarnar.
—... Eso es cruel.
—La vida es cruel—replicó manteniendo su atención fija en mi cuerpo—¿Entonces?
—Lo haré—respondí mientras que me colocaba de pie sintiendo como el olor de la tierra y hojas quemadas se adherían a mis fosas nasales.
Este lugar era un completo desastre.
—... Cuando tu vida en esta vida terminé, volveremos a vernos, así que, si decides cambiar de opinión y reencarnar sin recuerdos, ese será tu único momento en que el podrás decirlo—comentó, pero no había manera en que yo cambiase de opinión.
—No es necesario—respondí sintiendo el cuerpo pesado.
—Entonces... nos veremos pronto Im Nayeon.
Ella se despidió.
Nos vemos pronto Minari, pensé apretando con fuerza las telas que tenía sobre mis palmas.
Fin.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro