El que tenga el mayor poder será el ganador.
Recomendación: Dark Paradise - Lana Del Rey.
Pov: Im Nayeon.
Me quedé en un completo silencio observando a los pies de la cama como un par de sirvientas terminaban de arreglar a Hyunjin. A diferencia de él, yo ya estaba completamente arreglada-solo me faltaba los zapatos-, así que llevé mis pies descalzos contra el borde del colchón, dejando mis rodillas cubiertas por mi largo vestido tocando esta vez mi pecho. A pesar de que era notorio que entre Hyunjin y yo nos estábamos llevando mejor, sí que era verdad que las conversación entre los dos seguía siendo prácticamente nula. Esto se debía netamente porque yo no era capaz de hablar tranquilamente con él sin tener aquella extraña sensación de estar traicionando el recuerdo de mi prometida, y al parecer, no era la única que tenía aquellos pensamientos. Suspiré dejando caer mi mentón sobre el hueco entre mis rodillas. Francamente, luego de haber soñado con Mina creí tontamente que las cosas iban a mejorar, pensé que, ante su recuerdo podría continuar con mi búsqueda, pero las pesadillas no se detuvieron, en realidad, todo lo contrario, estas aumentaron exponencialmente, llegando al punto que no era capaz de cerrar los ojos sin sentir su presencia junto a mí. Aún cuando sabía que no era más que un sueño torturador, podía sentir perfectamente aquel característico perfume acariciando maliciosamente mi nariz, mientras que su cálido y provocativo susurro chocaba contra mi oído, avisándome que prontamente estaría junto a mi, que la esperara, que no la olvidara. Sinceramente, aun sabiendo cómo habían sucedido las cosas, no podía evitar creer en sus palabras.
Soñar con ella se sentía como una dulce tortura. Instintivamente volví a suspirar llevando mis dedos contra mi frente mientras que mi mentón continuaba estando apoyado en el mismo sitio. Aún sin pronunciar palabras masajee esa zona con las yemas de mis dedos en un vano intento por disipar el malestar. Francamente, los dolores de cabeza se volvieron rutinarios en mi vida, como no era capaz de descansar sin sentir que su alma me perseguía, al final decidí simplemente pasar las noches en vela escribiendo cada uno de los pasos que había hecho ante mi viaje con mi prometida, teniendo la ferviente esperanza de ver si había pasado algo fuera de lo usual, sin embargo, a pesar de que escribí noche tras noche hasta que mis dedos dolían por el fuerte agarre que tenía contra la pluma, doblando y desdoblando hoja por hoja, seguía sin notar nada fuera de lo común. Rápidamente fruncí el ceño mientras que me mordía el labio inferior. Me frustraba el comprender que mis esfuerzos no estaban dando resultados.
Como era de esperarse, mis acciones nocturnas no tardaron en pasar de boca en boca, los comentarios de que las bolsas oscuras bajo mis ojos se debían a que estábamos tratando de traer un nuevo heredero comenzó a pasar de sirviente en sirviente, llegando al punto de que hasta el mismo Rey estaba informado de aquellos supuestos intentos por mi parte de traer un bebé, aun cuando eso estaba muy lejos de la realidad. Cuando Hyunjin fue consciente de aquellos absurdos rumores, creí por un momento que se encargaría de desmentirlos, pero en silencio, simplemente comenzó a estar junto a mi, haciéndome compañía al lado del escritorio con sus ojos fijos en las hojas donde yo constantemente escribía, para luego pasar la gran parte de su día estando a mi lado. Sinceramente, jamás preguntó la verdadera razón que me llevaba a pasar las noches despierta, mucho menos cuestionó el por qué de mi extraño comportamiento en mi día a día. Con obediencia se mantuvo a mi lado hasta que mi cuerpo no daba más. En esos momentos, cuando colapsaba, él se encargaba de trasladarme de vuelta a la cama y ahí se quedaba, esperando de que las pesadillas no hicieran estragos en mis pensamientos.
A pesar de que jamás hizo comentarios al respecto, yo sabía perfectamente que tanto él como el Duque estaban preocupados por mi salud, pero a diferencia de su padre, el chico lo demostraba de forma silenciosa, trayendo sutilmente cosas para hacerme sentir mejor, pero sin exponer sus verdaderas intenciones. Entendía sus preocupaciones, pero la culpa lentamente me estaba matando. Francamente, no era capaz de aceptar que las cosas que ocurrieron a lo largo de mi viaje habían estado fuera de mi control, no podía entenderlo porque mi cabeza, mis pensamientos más crueles y oscuros se encargaron de hacerme creer que si yo no hubiese sido codiciosa, si tan solo no hubiese anhelado ser reconocida por mis propios medios, entonces en vez de Hyunjin sería mi prometida quién estaría a mi lado; sería ella quién veía antes y después de despertar, la que me daba los buenos días y las buenas noches, y la persona encargada de mirarme con aquellos ojos de rubí llenos de preocupación.
Cerré mis ojos luego de asegurarme de que Hyunjin aún le faltaba demasiado para estar listo. Como ya me lo esperaba las imágenes no tardaron en regresar al interior de mi cabeza. Era un sueño vivido, el sol estaba resplandeciente, el olor a las flores y la brisa propia de la cascada acariciaba mi cuerpo. Yo conocía perfectamente aquel fatídico lugar. Mina no tardó en estar frente a mi sonriéndome con una dulzura que lograba fácilmente descongelar mi frío corazón. El color de sus ojos rápidamente se perdía por su amplia sonrisa, yo no podía evitar el pensar en esos momentos que era la primera vez que la veía sonreír tan ampliamente y con tanta intensidad. Cometí un error. Como de costumbre estiré mi mano dispuesta en tocar su cálido rostro, pero en el momento que mis dedos tuvieron siquiera la intención de acercarse, las imágenes desaparecieron como el vapor que desprendía mi cuerpo luego de un baño. Me quedé en mi sitio sintiendo los vellos de mi nuca erizándose al notar que ahora, las imágenes que iban a mi cabeza eran relacionadas con la entrada del palacio. Esta vez Mina estaba conmigo, sosteniendo mi mano como pocas veces lo hizo en la realidad. No tardé nada en entender que en estos momentos me encontraba frente al hogar del Rey porque él quería encerrarme en mi habitación, quería tenerme encarcelada como lo hizo desde que Mina se percató de mi existencia. A pesar de que no lo había oído de su boca, sabía que él quería que no volviera a salir, anhelaba que fuese como un pájaro encerrado, deseando libertad, pero antes de que mi cuerpo temblara y que mi garganta se cerrara, Mina velozmente apretó mi mano distrayendome del ataque de pánico que estaba a punto de tener, mientras que aquel "todo estará bien" que susurró contra mi oído me hacia sonrojar.
No hay alivio, cada vez que cierro mis ojos, cada vez que el sueño me gana, la tengo ahí, frente a mi, sonriéndome con tanta calma, como si me estuviese diciendo que no me preocupara, que no llorara más. No hay liberación. No puedo sacarla de mi mente, y lo peor, el gran problema de todo esto, es que a pesar de que me lastima, no quiero perderla. Aun cuando en estos momento era realmente difícil saber si se trataba de un sueño o no, mi mente era consciente de que ella no estaba junto a mi. Rápidamente abrí los ojos al sentir una mano tocándome mi frente, confundida alcé la mirada notando como Hyunjin me veía con aquellos conocidos ojos rojizos tan idénticos a los de su hermana, pero a la vez, tan distintos a los de ella. Sinceramente, los momentos en que despertaba no podía evitar el pensar que me gustaría estar muerta, pero aun sabiendo que el deseo era jugoso y tentador, sabía que no podía abandonar este cruel mundo sin haber conseguido aquella anhelada venganza.
—Debemos movernos—aclaró el chico ignorando por completo el evidente rastro de tristeza que cargaban mis cansados ojos—...—en silencio se arrodilló estirando una de sus manos enguantadas para tomar mi tobillo—déjame que te ayudo—sinceramente, odiaba que me tocaran y más si lo hacía un chico, pero aun sabiendo que no era de mi agrado, de todas formas no hice nada para evitar que él colocara mis zapatos en su sitio correspondiente—¿Sabes lo que tienes que hacer, verdad?—cuestionó dejando mis pies sobre el suelo.
Lo miré en silencio notando como apoyaba su mano contra su rodilla manteniendo sus ojos fijos en mi calmada expresión.
—Mantenerme callada y no caer en las provocaciones de mis hermanos—respondí de forma automática notando como él terminaba de arreglar mis ultimas prendas para luego simplemente colocarse de pie, mirándome en silencio—si es necesario, pediré tu autorización para abandonar la habitación—continué hablando a la vez que me colocaba de pie sintiendo como él solo daba un paso hacia el lado evidentemente incómodo por las respuestas que estaba dando.
—Me encargaré de protegerte.
Por un segundo, solo por uno, estuve realmente tentada en responder que no lo necesitaba, o por lo menos, no el suyo, pero decidí simplemente mantenerme en silencio, sabiendo que sería netamente una pérdida de tiempo el comenzar a tener una discusión con el muchacho. Con calma solo le di una rápida mirada para luego comenzar a caminar hacia la salida de la habitación escuchando perfectamente el sonido de sus zapatos siguiendo mi caminar. Hoy mis hermanos iban a venir a visitarnos, al parecer, ante la muerte de Mina ahora si que se animaban en venir para tratar con el heredero del Ducado en busca de algún tipo de beneficio. Cuando el Duque me hizo saber de su próxima visita, no pude evitar el reir sin humor al escuchar su sugerencia de que tal vez vendrían a verme. Francamente, no lo culpaba por hacer esa sugerencia, solo Mina sabía realmente lo que yo había vivido en el palacio, así que con calma le expliqué que ellos jamás vendrían a verme, pero que no se preocupara, no es como si me ofendería su visible ignorancia hacia mi persona. El Duque no lo entendía, pero yo no sabía cómo hacerle entender que básicamente no podía sentirme mal por algo que había vivido desde que fui reconocida como princesa legítima.
Mi piel se erizó en el momento que sentía su amplia mano enguantada agarrando suavemente mi delgada palma llegando al punto de que su extremidad envolvía por completo mis dedos, demostrando de esa simple manera la diferencia de tamaño. Sorprendida giré mi rostro viendo con nerviosismo como él mantenía sus ojos fijos hacia el frente con una serena expresión, como si el hecho de que me estuviese tocando no fuese la gran cosa para él. Francamente, su tacto no me gustaba, sin embargo, a pesar de que los malos recuerdos venían a mi como si fuese la brisa del invierno, de todas formas no hice nada para tratar de huir de su contacto, sabiendo perfectamente que no podía por nada del mundo demostrar miedo o asco hacia su persona. A pesar de que traté mostrar indiferencia, él se detuvo de golpe al sentir como mi mano habia comenzando a temblar. Hyunjin no dijo nada, simplemente mantuvo sus ojos fijos en mi incómoda expresión tratando de esa forma descifrar que era lo que me ocurría. Lo siento, no pude evitar el disculparme a la vez que encorvaba mis hombros por mero temor de ver una reacción negativa por su parte, pero en vez de gritarme o simplemente abofetearme como lo hubiese hecho el Rey o mi propia prometida meses atrás, el chico con cuidado dejó caer su palma sobre mi cabeza, tamboreando sus dedos sobre mi liso cabello en un vano intento por calmar mi visible incomodidad.
Sorprendida amplié mis párpados mientras que, por impulso me echaba hacia atrás alejando sus dedos de mi cabeza, junto con los que estaban sosteniendo mi mano segundos atrás.
—No—dije en alto, sabiendo que nadie podía tocarme la cabeza—cualquier cosa, menos esto—y podía aceptar que tocara donde él quisiera, no me importaba, mientras no tocara la zona que le pertenecía a mi legítima prometida, todo estaba bien.
—...Lo siento—respondió el chico incómodo de notar mi reacción. Rápidamente contrajo su brazo demostrando lo nervioso que se veía por ver cómo yo había actuado. Yo no dije nada, en silencio di otro paso hacia atrás viendo la forma en que él se llevó la palma contra su nuca tratando de ver hacia otra dirección. Sinceramente, no pude evitar notar lo parecido que eran él y su hermana, hasta en los gestos eran prácticamente idénticos—...—en silencio sus ojos volvieron a estar fijos en mi ahora calmada expresión—...¿Puedo tomar tu mano?—pidió estirando su palma hacia mi dirección.
No quiero, pensé mirando sus dedos enguantados esperando con calma que yo posara mi palma sobre la suya. A pesar que realmente no deseaba tocarlo, de todas formas estiré mi mano dejando caer mis dedos sobre los suyos sintiendo aquella conocida incomodidad que atacaba mi interior cada vez que alguien me tocaba. Con suavidad él contrajo sus falanges sosteniendo con cuidado de mi extremidad hasta asegurarse de que yo no pudiese huir aunque lo intentase. Rápidamente emprendimos camino en dirección del salón principal. Hyunjin se mantuvo cerca de mi manteniendo su mano aún unida con la mía mientras que yo, simplemente me quedé sumergida en mis pensamientos. Francamente, no tardé nada en darme cuenta que las acciones de mi prometida habían hecho estragos en mis pensamientos, ¿Desde cuando tenía el poder de negarme? me cuestioné sabiendo que solo cuando Mina llegó yo pude darme el lujo de hablar con claridad cómo era que me sentía; ella me dio la oportunidad de expresarme cómodamente, obteniendo un lujo que, como mujer, y sobre todo de la nobleza, no debía ni podía tener.
Hyunjin no tardó en detenerse frente a las puertas frente a los dos sirvientes que estaban esperando nuestra llegada. Antes de dar la aprobación de abrir las puertas, el chico simplemente me dio un rápido vistazo tratando de asegurarse de que yo estuviese bien. Francamente, no fui capaz de verle, así que solo lo ignoré. No tardé en escuchar como él suspiraba, para luego mover su cabeza indicando con esa simple acción que nos dieran la bienvenida.
—Damos la bienvenida al príncipe heredero Hyunjin y a la princesa Nayeon—los sirvientes nos dieron la bienvenida sin importarle estar llamando a Hyunjin príncipe aun cuando los realmente príncipes estuviesen en el interior de la habitación.
Realmente no importaba esos detalles en la etiqueta cuando tu apellido cargaba el nombre Myoui, así de alto era el poder del Duque. Rápidamente pude notar la presencia de mis hermanos. Jaebeom fue el primero en aparecer en mi campo de visión, él era el segundo hijo de la emperatriz Roxan, siendo el hermano menor de Joongi el ex prometido de Sana y como consiguiente, el nuevo heredero al trono. A pesar de que ya había pasado un tiempo desde la última vez que lo vi, seguía manteniendo aquel conocido cabello corto y una seria expresión en sus definidas facciones, como de costumbre él simplemente ignoró mi presencia enfocando toda su atención en mi acompañante, permitiendo que no solo yo, fuese consciente de lo poco que le importaba mi existencia. Ni siquiera me tomé la molestia de ofenderme, a pesar que pude sentir como Hyunjin había ejercido presión sobre mi mano. En silencio decidí enfocarme en su acompañante notando como Jieun a escondidas de su hermano mayor, me regalaba una cálida sonrisa, ella era la primera y única hija de la concubina Min, y la tercera hija del Rey. Al igual que mi madre, la suya fue concebida por unos plebeyos que trabajaban en el palacio del Marqués, la diferencia estuvo en que ella tuvo la suerte de ser adoptada por aquellos nobles, convirtiéndola de esa forma en la segunda reina que mandaba el palacio del Fuego. Del otro lado de la habitación estaban los mellizos Byulyi y Minseok, hijos de la segunda concubina Hana y quién era la responsable de reinar en el palacio del Hielo. Como era de esperarse, todos los hijos del Rey poseían ese característico cabello negro carbón junto aquellos penetrantes ojos dorados idénticos al oro.
A diferencia de Jaebeom quién deliberadamente ignoró mi presencia, Byulyi y Jieun se acercaron a mi dispuestas en asegurarse de que yo estuviese bien; no era la primera vez que actuaban de esta forma. El día que llegué al palacio ellas fueron las únicas que se demostraron dispuestas en conocerme, mientras que mis hermanos simplemente decidieron hacerme la vida imposible, aprovechándose de mi de todas las formas posibles, llegando al punto que se apoderaron de gran parte de mi vida como si fuese una simple marioneta. Hyunjin no pudo evitar el sorprenderte al notar la evidente preocupación que ellas demostraban poseer hacia mi persona, sinceramente fue gracioso notar la forma en que las vió, así que no pude evitar el sonreír.
Rápidamente Jaebeom frunció el ceño al notar la expresión que yo había hecho. Cometí un error.
—Quietas—ordenó el chico causando que Jieun rapidamente se detuviera en su sitio. Ella al poseer sangre de plebeyo había sufrido gran parte de las cosas que yo también viví, así que era natural que tuviese esa reacción ante el poder que Jaebeom poseía, pero Byulyi era diferente, ella era hija de la princesa del país Hirai, así que naturalmente no temía por lo que le pudiese suceder. El chico al notar que su hermana menor no estaba haciendo caso a su orden decidió desprender aquel agresivo maná de su cuerpo, causando que yo instintivamente encogiera mis hombros al sentir aquella conocida sensación de opresión que aplastaba mis pulmones. Como era de esperarse, él solo quería suprimir tanto a mi como a mis hermanas con su desbordante poder—tienen prohibido tocar a esta bastarda, hasta que la ley imperial se haya llevado a cabo.
—Príncipe—Hyunjin sacó la voz dando un paso hacia su dirección colocándose justo frente a mi para tratar con su propio cuerpo amortiguar el agresivo maná que desprendía el cuerpo ajeno. El chico al notar la acción del más alto simplemente escondió su poder logrando que, tanto yo como mis demás hermanos pudiéramos respirar con tranquilidad—no va acusar a mi prometida bajo la ley imperial—él no estaba preguntando. Él deliberadamente estaba dejando en claro que yo no sería castigada.
—Es la principal sospechosa del asesinato de Myoui Mina—aclaró el chico causando que Hyunjin simplemente se quedara en silencio.
—¿Tienes pruebas?—cuestionó notando como el contrario simplemente apretaba sus puños. Sinceramente no me sorprendió el comprender el por qué todos mis hermanos habían venido hasta acá, si estaban bajo las órdenes del príncipe heredero no les quedaba de otra más que apoyarlo si no querían ser acusados de traición—¿Viniste acá sin pruebas?—inquirió provocando que mi hermano simplemente arrugara el puente de la nariz—¿Quieres matar a mi prometida solo por qué te dio la gana?.
—Soy el príncipe heredero, no necesito pruebas—aclaró mirándome con odio. ¿Es idiota? pensé mientras que le veía en silencio. Francamente, si no fuese porque estaba exigiéndole al Duque realmente no necesitaría pruebas, pero como estaba tratando directamente con el heredero del Ducado no podía darse el lujo de tratar de usar su poder para arrastrarme de vuelta al palacio, simplemente no podía ser tan tonto para crear que Hyunjin o el mismo Duque me entregarían solo porque así lo desea—era tu hermana... ¿Tan poco te importa?—cuestionó tocando nervios que no debía tocar. Sorprendentemente Hyunjin se mantuvo tranquilo viendo como el calor en su cara empeoraba ante la rabia—con el poder que me concede, la llevaré de vuelta al palacio para que reciba el castigo que le corresponde ante el asesinato de M...
—He oído suficiente—Hyunjin le interrumpió mientras que elevaba su mano para que el chico se quedara en silencio. Jaebeom sorprendido simplemente apretó sus labios, causando que mi ahora prometido con calma se llevara una de sus manos tras su nuca, permitiendo que yo notara como había hundido sus dedos bajo el cuello de su camiseta tratando, lo más seguro, poder calmar la ira en su interior—ella es mi prometida, no tienes el poder de hacer lo que te plazca solo por tener el título de príncipe heredero—aclaró viendo como el chico simplemente le mirara con odio. Rápidamente el pelinegro entreabrió sus labios dispuesto en dar su opinión, pero mi acompañante simplemente volvió a callarlo—acá no tienes poder... En mis tierras no importar el titulo que tengas, sigo siendo más poderoso que tú—y él con arrogancia trataba de hacerle entender que no había forma de que ganara—...—guardó silencio a la vez que se inclinaba dejando caer su mano sobre el hombro de mi hermano mayor—espero que te quede claro que, sin mi voto, tú jamás podrás ser el Rey de este imperio— susurró para luego simplemente alejarse notando la palidez en las facciones de Jaebeom. Con calma se giró permitiendo que nuestros ojos se encontraran—¿Por qué no le muestras a tus hermanas el Ducado?.
Sinceramente estaba sorprendida. Sabía perfectamente que Hyunjin era una persona que explotaba con facilidad, no sabía cómo contener sus emociones, y menos si estas estaban relacionadas con su hermana menor, así que fue sorprendente notar que mantuvo la compostura. Saliendo de mi aturdimiento les hice una señal a Byulyi y Jieun para que me siguieran. Ellas rápidamente comenzaron a caminar detrás de mi mientras que yo dejaba a mis otros dos hermanos junto a Hyunjin; si debo confesarlo, me alegra no estar por más tiempo en esa habitación, ya que no sé si hubiese podido soportar los ojos llenos de odio por parte de mis Minseok y Jaebeom.
—Nayeon—me detuvo en el momento que ingresamos a mi habitación. Con calma me giré notando como Byulyi había presionado su espalda contra la puerta mientras que Jieun simplemente me llamaba caminando con calma hacia mi dirección, actuando de la misma forma en que actuó cuando ambas fueron consciente de que me casaría con el monstruo del Ducado. Esto me trae recuerdos, pensé enfocando toda mi atención en mi hermana mayor, logrando ver la manera nerviosa con la que me estaba observando. Se sigue culpando, ¿No es así?, pensé sabiendo perfectamente que ni Byulyi, mucho menos Jieun se habían perdonado el no haber podido hacer nada ante todo el daño que el Rey y mis propios hermanos habían causado en mi cuerpo—¿No has pensado parar con esto?.
—¿A que te refieres?—cuestioné mientras que me sentaba en la cama notando como ellas se veían entre sí. Sinceramente, no me gustaba por donde se estaba yendo esta conversación ya que tenía la vaga sensación de que no me gustaría oír la respuesta por su parte.
—Hablo de que continues fingiendo que estas cosas no te lastiman—confesó provocando que yo solo me quedara quieta en mi sitio notando como Jieun se arrodillaba frente a mi—Nai...—me llamó con suavidad mientras que yo trataba de mirar hacia otra dirección, pero ella me conocía muy bien, así que solo bastó con posar sus manos sobre las mías para que yo enfocara toda mi atención en sus bonitos ojos dorados llenos de dolor—¿No crees que es momento de que todos paguen por lo que te hicieron?.
—¿A que viene esa pregunta?.
—¿Las pesadillas continúan?—cuestionó Byulyi mientras que se acercaba provocando que esta vez enfocara toda mi atención en su rostro. Rápidamente pude sentir la fuerza con la que había agarrado mis manos—¿Sueñas con papá? ¿O caso con los hijos de los nobles representantes?—indagó causando que no me quedara de otra que mantener mis ojos fijos en los suyos—¿Recuerdas como te tocaban, o las cosas que te decían?—no entendía el por qué me estaba haciendo esa preguntas—¿Puedes aún sentir su asqueroso aliento golpeando tu piel? ¿Y la forma en que sus ásperas manos tocaban sin parar tu cuerpo?—¿Por qué? pensé notando como sus manos temblaban—¿Sientes aún...?.
No es posible, pensé notando como Jieun rápidamente se había puesto de pie sosteniendo a Byulyi. Como era de esperarse ella colapsó, chocando sus rodillas contra el suelo mientras que se llevaba ambas manos contra el rostro tratando de que nadie notara la manera en que las lágrimas caían sin cesar. No supe que decir, me paralicé completamente en mi sitio con mis ojos fijos en la forma en que ella no dejaba de llorar aferrando sus delgados dedos alrededor del brazo de nuestra hermana mayor. No tiene sentido... ella es la hija de una princesa, pensé sabiendo perfectamente que lo podía llegar a entender de mi o de Jieun, pero... ¿De Byulyi? no hay forma de que alguien hubiese tenido el valor de abusar de ella, pero al escucharla, al oír sus preguntas y ese claro temblor en sus manos y voz, sabía que no estaba mintiendo porque yo reaccioné de la misma forma cuando lo viví por primera vez. No hay duda..., pensé mientras que estiraba mi mano dejando caer mi mano sobre su cabeza escuchando la manera en que ella terminó de romperse; ella también había sido ensuciada por el capricho de alguien más. No dije nada de momento, en silencio permití que ella continuara llorando aferrándose al cuerpo de Jieun mientras que yo la veía.
Alguien había lastimado a mi hermana menor, a pesar de que solo fuese por meses más grande que yo, seguía siendo una niña para mi, y alguien, algún bastardo se atrevió a herirla al punto de llorar de esta forma. Lo iba matar. Con cuidado estiré mi otra mano y sin esperar recibir una aceptación por su parte envolví mis brazos alrededor de su cuello dejando caer mis rodillas al suelo para poder abrazarla con todas mis fuerzas, sintiendo como esta vez ella aferraba sus dedos contra mis delgados hombros.
—¡Buah!—y lloraba como un bebé que había perdido su dulce favorito. En silencio dejé que continuara llorando sintiendo como Jieun con cuidado nos abrazaba a ambas. A pesar de que yo había sido quién más abuso recibió en el periodo de tiempo más corto, no significaba que ella no hubiese sufrido lo mismo o peor, así que instintivamente dejé descansando mi mano sobre la suya sintiendo su piel temblar—n~no regreses... Nai no regreses al palacio—y entre lágrimas y sollozos trataba de hacerme entender que me quedara acá—morirás... ¡Buah! e~ellos te matarán... e~estan muy enojados.
Me sorprendió oírla con tanta desesperación, pero más me sorprendió oír la palabra "ellos" saliendo de su boca. Rápidamente mi cuerpo se tensó acompañado por la fuerza con la que estaba latiendo mi corazón, dejando en evidencia lo ansiosa que me había dejado oír sus palabras. A pesar de que no tenía pruebas consistentes, solo me bastó con oírla para hacerme una idea de lo que estaba ocurriendo en realidad. Así que por eso lo hizo... pensé comprendiendo el extraño comportamiento de Jaebeom; aun siendo consciente de lo mucho que me odiaba, era la primera vez que trataba de usar la ley imperial para arrastrarme de regreso al palacio. La primera vez que lo oí no pude evitar pensar que era una maniobra extraña, algo que en sí, por naturaleza él no haría, pero ahora lo entendía perfectamente. Al parecer, él sabía lo que le habían hecho a Byulyi, y a diferencia mía, él realmente quería a sus hermanos, así que no me extrañaría para nada que estuviese tratando de arrastrarme de nuevo al infierno para que tomara el puesto que nuestra hermana estaba ocupando en estos momentos. Rápidamente posé mi atención en Jieun notando la forma en que ella había presionado su frente contra mi hombro, ¿Ella también está siendo abusada? pensé asustada de que también estuviesen tratando de descargarse con ella, ¿Acaso el Rey hizo algo? y estaba verdaderamente asustada, pero no por lo que me pudiesen hacer, sino más bien, por lo que le estuviesen haciendo a mis hermanas.
¿Debería regresar? y francamente lo que menos quería era volver al palacio, pero al no ser parte del Ducado tampoco podía hacer que se quedaran acá.
Esto era frustrante.
—C~Conviértete en Reina—amplié los ojos sorprendida de oír las palabras de Jieun. Aturdida me eché hacia atrás notando como ambas me estaban viendo fijamente. ¿Eh? pensé notando como ellas se veían entre sí para luego agarrar mis manos—por favor Nayeon... eres la única que tiene el poder para poder sacar al verdadero monstruo del trono.
—S~Sí alguien te escucha... estarás en problema—aclaré sabiendo perfectamente que no era lo mismo el pedirle al Duque que me convirtiera en reina a que lo estuviera haciendo mis propias hermanas que, por ley, tenía mucho más derecho que yo en ser la siguiente emperatriz.
—No nos importa—aclaró Jieun mientras que Byulyi asentía con su cabeza—te daremos todo nuestro poder para que puedas ser la nueva Reina—es suficiente, pensé a la vez que sacudía mi cabeza en negación—por favor—ejerció más fuerza en la mano que estaba sosteniendo—por favor...—repitió llevando mis nudillos contra su frente—moriremos si tu no tienes el poder.
En esos momentos no lo sabía, pero yo realmente debí haberlas escuchado, y sobre todo, debí haber hecho todo lo posible para que no abandonaran el Ducado.
No tardé mucho en comprender el error que había cometido.
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