Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

El destino no puede cambiar

Recomendación: Blue Jeans – Lana del Rey

Pov: Bae Joohyun (Bom)

A pesar de que tanto mamá como Jinyoung habían prácticamente ordenado que no fuese tras de ella, solo bastó con ese suave animo proviniendo de las gemelas para que yo impulsivamente saliera de la habitación sintiendo mi corazón completamente desbocado. Tengo que llegar... debo detenerla, ese era el único pensamiento que mantenía en aquellos instante, el único recordatorio que no debía permitir que se marchase, no antes de poder decirle todo lo que sentía por ella. Con el sudor escurriendo por cada recóndito espacio de mi cuerpo me detuve frente al salón principal, por favor... por favor... supliqué cerrando mis párpados mientras que presionaba mis dedos contra la puerta deseando por todos los dioses que ella aun estuviese ahí, pero al abrir mis párpados y empujar la madera solo pude sentir como el mundo se caía sobre mi cuerpo tras notar como dentro de la habitación tan solo estaba mi padre sentado en compañía de la Santa y la silenciosa guardiana.

No quedaban rastro de mi esposa.

Tras escuchar la puerta abriéndose mi padre no dudó en girar su rostro, a simple vista parecía estar genuinamente sorprendido de notar mi presencia como si la Santa no le hubiese comentado con ayuda de su clarividencia de mi posible llegada. El silencio no tardó en reinar en el interior del cuarto, a pesar de que fueron un par de segundos, para mi fue tiempo más que suficiente para considerarlo parte de la eternidad.

Mi padre simplemente se mantuvo con sus ojos completamente enfocados en mi cuerpo, no parecía querer alzar la voz, en realidad, parecía temer el romper el silencio que nos rodeada, pero tal vez fue la forma en que lo miré o quizás la manera en que con suerte podía continuar estando de pie lo que lo hizo ablandar un poco su corazón.

—Tu abuelo se la ha llevado al portal—fue todo lo que dijo, y fue todo lo que yo debía escuchar.

Dijo que ese portal no funcionaba... me juró que nadie podría traspasarlo, pensé recodando las palabras del abuelo, mientras que comenzaba a correr a través de los pasillos tratando de recordar donde se encontraba exactamente aquel portal. Prometió que me haría feliz, prometió que no me lastimaría... ¿Por qué te vas? ¿Por qué no te estas siquiera despidiendo?, y no podía dejar de pensar, no podía detener las preguntas que bombardeaban sin parar en el interior de mi adolorida cabeza. Como era de esperarse las lágrimas no tardaron nada en comenzar a asomarse nublando en gran medida mi visión, pero ante la rapidez con la que me estaba moviendo realmente no les di el tiempo suficiente como para poder deslizarse sobre mis mejillas así que tan solo se perdían en mi huida.

Con brusquedad giré adentrándome en el desolado pasillo, manteniendo la esperanza de poder verla otra vez.

—... Realmente no pertenezco a este lugar.

Mi corazón casi se paralizó en el momento en que logré escuchar su suave voz haciendo ecos en el interior del largo pasillo. Sinceramente, por un momento realmente creí que terminaría de correr para abalanzarme contra su cuerpo, pero para mi sorpresa mis piernas simplemente se detuvieron como si recién hubiesen caído en cuenta del hecho de que no habia llegado tarde.

Yo realmente lo logré.

—Lo sé—respondí mientras que comenzaba lentamente a moverme notando como ella bruscamente se había girado.

Por impulso trague saliva mientras que mis pies estaban haciendo ecos por cada pasado que daba. Ahí estaba ella, de pie frente a la puerta con ese largo cabello ahora rubio idéntico a una cascada dorada, era deslumbrante, como el sol radiante que ingresaba por las mañanas a través de las ventanas o como el brillo de la luna iluminando la oscuridad más recóndita de las madrugadas. Shar... no, Mina era la clase de perfección que nadie realmente podía poseer aun si lo deseaban desde lo más profundo de sus corazones, eso lo sabia mejor que nadie, sabia que no debía sorprenderme de que hubiese alguien más esperándola en el Reino humano, sabia que, con su belleza y amabilidad más de alguno estaría enamorado, pero aun cuando era consciente, aun cuando ya lo habia pensado, dolía.

Dolía demasiado.

Francamente, nunca en mi vida habia sido alguien codicioso, en realidad, ni siquiera sabía que podía llegar a tener ese sentimiento hasta que ella ingresó en mi vida con esa extraña amabilidad que fácilmente conseguía revolotear el interior de mi pecho como si nuevamente fuese una adolescente. En pocas palabras, Mina era refrescante, aun sin siquiera esforzase en ello, se sentía como un mundo nuevo, todos los días podía aprender algo nuevo de ella, un gesto, una caricia, un sonido, una sonrisa, hasta la manera en que suspiraba era distinta dependiendo de su estado de ánimo, era fascinante. Probablemente por esa misma razón, no esperaba sentirme codiciosa, no sabía que hacer con ese deseo de querer retenerla, de querer mantenerla a mi lado incluso si solo era como amigas, no me importaba, con poder verla siempre me era más que suficiente, así que no me saques, no me excluyas de tu vida como si no hubiésemos compartido cuatro años juntas, no te vayas... por favor no te vayas sin por lo menos darme una explicación, sin permitirme, aunque sea poder hacer algo al respecto.

—... Realmente siempre lo supe—admití en el momento en que logré quedar cerca de ella notando como su mirada sorprendida estaba viendo la irritación envuelta en mis ojos por culpa del llanto recién sufrido.

—Joohyun regresa a tu habitación.

Como era de esperarse mi abuelo rápidamente alzo la voz queriendo que me marchase, probablemente con la intención de que no continuase sufriendo por mi esposa, pero él no lo entendía... en realidad, estaba segura de que nadie realmente era capaz de comprenderlo.

—Joohyu...

—Vete—lo interrumpí al mismo tiempo en que deslizaba mi mirada sobre sus facciones notando la sorpresa reflejada en su cansada expresión—lárgate de acá... necesito hablar con mi esposa—hablé con mayor autoridad siendo consciente que él no entendería de otra manera—ahora.

Mi abuelo me sostuvo la mirada como si estuviese por fin comprendiendo que ya no era una niña que necesitaba ser protegida, por favor... supliqué al mismo tiempo en que podía ver como él daba un paso hacia atrás para luego simplemente soltar un suave suspiro.

—Diez minuto... les daré diez minuto—fue todo lo que dijo mientras que comenzaba a caminar en dirección del pasillo teniendo toda la intención de brindarnos el tiempo a solas que tanto necesitábamos.

Para mi sorpresa realmente había conseguido algo de tiempo a solas con mi esposa, aunque no tardé nada en comprender que tenía nuevamente un problema: ahora que estaba frente a mi no sabía que era lo que debía decir, ¿Por donde comenzaba?, ¿Acaso con un te amo? ¿Tal vez con un quédate? ¿ O quizás con un no me dejes?, con franqueza, no sabía exactamente que palabras utilizar o de que manera decir que fuese lo suficientemente convincente para que ella se quedase. Me mantuve en silencio observando como ella visiblemente incómoda por la situación decidía llevarse una de sus manos contra su nuca tratando de mantenerse relajada, pero fallando patéticamente en el intento, oh... es verdad, recordé sintiendo como los latidos se habían vuelto tortuosos; realmente no importaba que cosa dijera o como lo dijera, Mina jamás consideraría el mantenerse a mi lado porque claramente no me amaba, y ese era la maldita verdad.

Yo no había conseguido derretir su gélido corazón.

—Lo siento...—bruscamente elevé mi mirada tras escuchar sus palabras—realmente lo siento mucho.

¿Huh?

Yo no quería que se disculpara.

—No es tu culpa—admití mientras que me cruzaba de brazos tratando de protegerme del repentino frío que acarició mi cuerpo—tu no hiciste nada malo—ni siquiera sé por qué trataba de reconfortarla, cuando claramente era yo quién necesitaba ser reconfortada.

—...Eso no es verdad—Mina respondió como si estuviese desesperada por recibir mi ira mientras que yo tan solo habia enfocado mi atención en donde anteriormente había golpeado notando su labio visiblemente lastimado—yo realmente tengo la culpa de todo... así que esta bien que me odi...

¿Eso... duele?, me pregunté estirando mi mano para presionar mis dedos sobre su labio logrando callarla.

—No quise lastimarte—admití notando como su mirada parecía lastimado mientras que mis dedos seguían posados sobre su rostro tratando de asegurarme de que no hubiera más heridas—...lamento haberte lastimado—traté de disculparme sintiendo la forma en que había agarrado de mi muñeca transmitiendo su calor a través de las yemas.

—¿Por qué no estas enojada? ¿Por qué no me estas gritando? —cuestionó visiblemente aturdida de notar mi tranquila actitud mientras que sus dedos seguían posados sobre mi piel expuesta, sinceramente, sentir su calor comenzaba a ponerme nerviosa—... por favor... dime que soy lo peor que te ha pasado, dime que no puedes dejar de odiarme.

—... Pero eso sería mentira—admití notando por fin como su actitud se quebraba—¿Cómo podría hacerlo cuando te amo tanto? —cuestioné notando como se había llevado una de sus manos contra sus facciones en un vano intento por ocultar el suave temblor de su mentón—... me enamoré de ti desde el primer momento en que te conocí—decidí volver a confesarme observando sus mejillas enrojecidas—desde que estas a mi lado mi corazón no ha dejado de latir emocionado, así que no me pidas eso, haré cualquier cosa menos odiarte.

Mina soltó mi mano y simplemente dio un paso hacia atrás visiblemente abrumada por mi forma de actuar.

¿La estaba abrumando?, sí, ¿La estaba bombardeando con mi amor?, definitivamente, pero no podía contenerme, no cuando me estaba reaccionando de esa forma. Por mero impulso di un paso hacia su dirección acortando la distancia entre nosotras notando como ella bajaba sus manos viéndome con clara sorpresa, ni siquiera le di tiempo de reaccionar cuando habia agarrado de sus muñecas tirando de su cuerpo para que sentir sus palmas presionadas sobre mis mejillas, eran tan cálidas que revoloteaba mi corazón.
Francamente sabia que ella podía fácilmente huir, sabia que si deseaba marcharse no habría nada ni nadie que realmente fuese capaz de detenerla, pero aun cuando era consciente de ello, deseaba intentarlo.

En silencio alcé mi mirada notando sus orbes zumbando de nerviosismo.

—¿P~Por qué estas haciendo esto? —cuestionó con suavidad, como si tuviese temor de que alguien más nos llegase a encontrar.

—La verdad es que lo más seguro que nunca más vuelva a sentir esto, así que lo estoy disfrutando—decidí ser completamente sincera notando como ella tragaba saliva mientras que se inclinaba presionando su frente contra la mía. Sinceramente no esperaba ese movimiento por su parte—¿S~Shar... Mina?

—Puedes llamarme como gustes... como yo seguiré diciéndote Bom—ella respondió mientras que yo sentía el rostro completamente hirviendo tras notar cada detalle de sus facciones, ¿Siempre tuvo ese lunar?, me cuestioné fascinada de su belleza—... no llores—pidió provocando que yo frunciese el ceño, ¿Huh?, me pregunté mientas que sentía como pasaba sus pulgares sobre mis calientes mejillas limpiando las silenciosas lágrimas que rodaban sin parar—por favor... no llores más.

Mi mentón comenzó a sacudirse mientras que mis cejas se mantenían fruncidas en un vano intento por impedir mi llanto.

—R~Realmente te vas a ir...—susurré con la voz completamente quebrada. Por mero instinto decidí cerrar mis párpados negándome por completo a ver la lastima brillando a través de su mirada, y simplemente de dediqué a tomar grandes bocanadas de aire en un vano intento por recomponerme sintiendo en todo momento como las lágrimas caían sin parar—n~no quiero ser dejada atrás, porque sé que me olvidarás.

Por fin me atreví a expresar lo que realmente estaba sintiendo: desesperación, estaba desesperada por alguna confirmación por su parte. Sinceramente estaba preparada para todo, desde un comentario hasta un rechazo por su parte, lo que claramente no esperaba era sentir sus labios presionándose suavemente sobre los míos, impulsivamente amplié mis párpados observando con genuina sorpresa la manera en que ella había cerrado sus ojos moviendo torpemente su boca en un desesperado intento por no cometer un error, aunque era evidente su poca experiencia en el tema. Espera... ¿Ella me esta besando?, y no podía creer lo que claramente estaba ocurriendo; por primera vez, en 4 años, después de tantos intentos, después de tantos rechazos, por fin, por fin era ella quién estaba dando el primer paso, por fin me estaba viendo como lo que realmente era.

Su mujer.

Yo era de ella, de nadie más.

Su boca continuó moviéndose torpemente sobre la mía, era evidente su falta de experiencia ante la fuerza con la que trataba de probarme. Sinceramente, se veía tan nerviosa que no pude evitar pensar que estaba siendo adorable, maldición, la amo tanto, pensé entreabriendo mi boca para permitir que hiciese lo que quisiese conmigo, lo iba a tomar todo, me iba a embarrar de ella, no me importaba, lo aceptaría con los brazos abiertos. Para mi mala suerte, ante la evidente falta de aliento, a Mina no le quedó de otra más que romper el beso tomando una buena bocanada de aire, yo en cambio, me quedé en mi sitio sintiendo la fuerza con la que estaba latiendo mi corazón; cabe aclarar que en todo momento sus manos continuaron estando presionadas sobre mis mejillas, podía sentir claramente el calor que emanaba su piel.

Estaba nerviosa.

—Te amo—volvió a confesarme sintiendo el temblor de sus yemas—te amo como nunca he amado a nadie—susurré con el corazón completamente desbocado—y seguiré esperando que algún día yo te llegue a gustar—admití sintiendo como sus dedos no habían dejado de tocarme.

Era tortuosamente cálido.

—Lo sé—por fin respondió mientras que su boca esta vez recaía sobre mi frente, eso... habia sido bastante doloroso—lo sé—repitió al mismo tiempo en que alejaba sus manos de mi rostro acompañado por la forma en que retrocedió permitiendo que nuestras miradas nuevamente se encontraran—... lo siento.

Oh... así que este es el verdadero final, pensé mientras que, con cierta rapidez elevaba mis comisuras en un vano intento por no verme afectada, pero estaba siendo doloroso, el escuchar como indirectamente estaba rechazando mi confesión era desgarrador, pero me negaba a volver a romperme, no quería que ella se llevara eso como nuestra última interacción.

—... Prométeme que vas a cuidarte—pedí luego de unos minutos de completo silencio consiguiendo que ella simplemente me observara como si no fuese capaz de comprender lo que estaba diciendo—no puedo retenerte, ¿Verdad? Sin importar que diga o haga, tú te marcharás—acepté notando como ella se rascaba su mejilla visiblemente incomoda—así que por lo menos prométeme que no vas a morir.

—No moriré—respondió estirando su mano para presionar nuevamente sus dedos sobre mis mejillas—No llores Bom—susurró mientras que yo sacudía mi cabeza en negación estirando mis manos para agarrar el dorso de sus cálidas manos.

—P~Prométeme que no vas a olvidarme—y quizás ese era mi mayor miedo—por favor... di que no me olvidarás—supliqué con mi mirada completamente enfocada en como ella veía hacia atrás tras escuchar los pasos de mi abuelo aproximándose hacia nuestra dirección—mírame... por favor, no mires hacia otra dirección—era lo único que pedía, era lo único que quería.

Sharon no dudó en volver a observarme.

—Yo jamás te olvidaré—confesó mientras que yo simplemente soltaba sus manos para poder envolver mis brazos sobre su torso adhiriendo mi mejilla contra su pecho escuchando la fuerza con la que había comenzado a latir su corazón.

—Es suficiente—la voz de mi abuelo no tardó en resonar cerca de nosotras provocando que yo bruscamente apretara más mi agarre tratando de no olvidar su aroma, mucho menos su calor—Joohyun vuelve a tu habitación.

Si me voy, si la dejo ir, todo estará acabado.

Sinceramente, aun no estaba mentalmente preparada para no volver a verla. Necesitaba otros diez minutos más.

—¡Joohy...

—¡Basta ya! —por fin Sharon alzó su voz al mismo tiempo en que yo podía sentir sus brazos envolviéndose toscamente alrededor de mi delgada espalda, con sus dedos hundiéndose sobre la suavidad de mis cabellos; era un sentimiento que hacia burbujear mi interior—... solo dale su tiempo—pidió mientras que mi nariz se hundía sobre su camiseta sintiendo ese exquisito aroma a flores que desprendía su cuerpo—... esta bien Joohyun, esperaré con calma.

El hecho de sentir su suave voz chocando directamente contra mi oído, indicando de aquella simple manera que tan solo disfrutara, que no me alejaría antes de tiempo, calmó en gran medida a mi ansioso corazón.

Luego de unos segundos donde tan solo estaba escuchando la fuerza con la que latía su corazón, supe que debía dar marcha atrás. Con todo el dolor de mi alma y las ganas de llorar a punto de volver a desbordarse solté el fuerte agarre en su espalda y simplemente di un paso hacia atrás enfocando mi vista en su rostro notando lo preocupada que se veía.

—... No seduzcas a medio mundo... aunque no soy celosa, sigo siendo tu esposa—comenté tratando de sonar despreocupada viendo como ella simplemente sonreía con suavidad.

Ella ni siquiera lo negó, simplemente deslizó su mirada hacia mi abuelo indicándole con esa simple acción que estaba preparada.

—Espera afuer...

—No—respondí mientras que ingresaba de las primeras sintiendo los ojos de mi esposa y los de mi abuelo fijos en mi nuca—si mi mujer se va a marchar a quizás a que peligros, entonces como su esposa me quedaré acá y me despediré como corresponde—aclaré al mismo tiempo en que caminaba hacia una de las paredes presionando mi espalda en aquella zona.

Como era de esperarse ninguno de los dos realizó comentario alguno, en un completo silencio me crucé de brazos sintiendo la fuerza con la que mi corazón comenzó a latir mientras que mis ojos veían con cierta ansiedad la manera en que Mina había caminado hacia una de las mesas tomando cada una de las cosas que le pertenecían.

Sinceramente, si no fuese porque mi abuelo me había estado viendo con cierta intensidad, yo jamás me hubiese percatado de la fuerza con la que mi dedo índice se estaba golpeando contra mi antebrazo.

Maldición, pensé mientras que me encajaba los dientes contra mi labio inferior.

—... Espera—rápidamente detuve a mi esposa en el momento que la vi caminando hacia el portal. Ella, tras escucharme bruscamente se detuvo brindándome una simple mirada mientras que yo despegaba mi espalda de la pared para acercarme hacia su dirección—antes de que te vayas... toma esto—susurré sacándome mi anillo de matrimonio—intercambiemos—supliqué notando como ella sin siquiera dudarlo se quitaba el suyo y me lo entregaba para luego recibir el mío.

Mina simplemente envolvió en su dedo anular la unión entre las dos para luego alzar su mirada encontrándose con mis ojos, parecía preocupada, pero a la vez era evidente que solo se quería marchar.

Ya no la iba a detener más.

—...Ten un buen viaje—susurré con mis ojos ardiendo.

Ella tan solo tomó una buena bocanada de aire haciendo un gran esfuerzo por no quebrarse. Al parecer, habia logrado remover algo en su interior, pero no fue suficiente como para que decidiera quedarse. Permanecí en un completo silencio observando atentamente la forma en que ella sacaba la piedra que mi padre traía consigo todos los días, así que fuiste tu... pensé tragando el nudo que se había alojado en mi garganta al mismo tiempo en que veía como ella dejaba la piedra posada en el pequeño altar que habia aun costado del portal.

Rápidamente este se iluminó indicando que se había conectado con el del reino humano.

—...¿Ella estará bien? —murmuré llevándome los dedos contra mi pecho, rápidamente comencé a juguetear con nuestra pequeña unión sintiendo la ansiedad carcomiendo mi cabeza—...¿Ella realmente estará a salvo? —pregunté al sentir como mi abuelo se había detenido a mi lado.

—Estará bien... tú sabes que no es alguien fácil de tumbar—respondió en un vano intento por tranquilizarme.

Claramente falló en el intento.

Mina dio un paso en dirección del portal, pero se detuvo antes de ingresar, ¿Te arrepentiste?, cuestioné aun sabiendo que eso no era posible.

—Cuídate Bom—no esperaba esas palabras, mucho menos esperaba que girara nuevamente su rostro brindándome una radiante sonrisa al punto que había podido ver perfectamente el comienzo de sus encías—se feliz.

¿Feliz? ¿Cómo se supone que lo sería sin tu presencia?, realmente quise gritar aquellas preguntas, quería que me respondiera, que me dijera que todo estaría bien aun cuando se trataba de una vil mentira, pero al notar que ella tampoco parecía estar contenta por mi situación, decidí simplemente desistir de la idea y tan solo me mantuve en mi sitio observando atentamente como ella nuevamente me daba la espalda tomando una buena bocanada de aire para luego caminar hacia su interior perdiéndose lentamente en esa brillante estela.

Una parte de mi murió en el momento que la vi ingresar por aquel portal.

Si debía ser completamente sincera, ya no había mas razones para tener que mantenerme fuerte, ya no estaba ella para ocultar mi lado más débil y patético, así que simplemente liberé todas las emociones que me abrumaban comenzando a llorar con todas mis fuerzas, permitiendo que las lágrimas agresivamente comenzasen a deslizarse por mis mejillas. Me puse en cuclillas envolviéndose mis brazos alrededor de mis piernas en un desesperado intento por recibir algo de calor, me sentía sin vida, como si ella se hubiese llevado el único pedazo que me quedaba por querer vivir. Mis sollozos continuaron haciendo ecos en el interior de la desolada habitación siendo mi abuelo el único testigo de mi malestar.

Estaba padeciendo esa clase de llanto que te deja sin aliento, que te produce hasta dolor de cabeza, era un llanto tan malditamente doloroso que hasta mi abuelo debió mirar hacia otra dirección en un vano intento de no romperse junto a mí.

Aun cuando se acababa de ir, yo no podía evitar el echarla de menos.

¿Cómo iba a seguir sin ella? ¿Cómo iba a vivir con su ausencia?

No podía. Yo realmente la necesitaba.

—Rompan el portal.

Bruscamente alcé mi mirada observando como mi padre habia ingresado a la habitación en compañía de la Santa y los guardias.

—¿Eh? —respondí mientras que me enderezaba sintiendo como el cumulo de emociones comenzaban a golpear en el interior de mi cuerpo—¿Padre? —cuestioné dando un paso hacia su dirección tratando de entender lo que estaba ocurriendo.

—Sosténganla... no importa si usan la fuerza, sometan a mi hija—él ordenó usando su autoridad como Rey, sin siquiera tomarse la molestia de mirarme. Simplemente no parecía estar interesado en mi—el resto destruya el portal, si es necesario la piedra también—continuó hablando mientras que yo rápidamente era sostenida por cuatro guardias.

—E~Espera... Espera... ¡Papá! —bramé observando cómo hasta mi madre estaba en la habitación; ella tampoco hizo nada para detenerlo—¡Padre! —le seguí llamando esperanzada de poder obtener su atención, de poder, aunque sea hacerlo cambiar de opinión—¡Ella podría regresar! ¡Papá! —y me dolía la garganta ante la fuerza con la que le estaba llamando, pero él simplemente me ignoró—¡NO! ¡SUÉLTENME! ¡PAPÁ! ¡NO LO HAGAS! ¡NO LO HAGAS! —las lágrimas continuaron su recorrido.

Estaba desesperada, pero nadie parecía escucharme.

—Ignórenla—fue todo lo que dijo en el momento que los guardias que le seguían enfocaban su atención en mi desesperado intento por obtener su atención—no se detengan hasta que lo destruyan—y él tenía completamente en claro cual era su deber.

Con fuerza moví mi brazo encajando mi codo contra la nariz de uno de los guardias, este impulsivamente retrocedió llevándose las manos hacia la zona afectada permitiendo que tuviese el espacio suficiente para poder patear las costillas del guardia que estaba frente a mi logrando que su espalda se azotara contra el suelo. Francamente, con los otros dos guardias fue bastante sencillo el someterlos, ni siquiera tuve que usar mi maná para incapacitarlo, pero aun cuando había conseguido el librarme, habia sido demasiado tarde.

Al final, mi padre realmente logró su cometido destruyendo por completo el portal frente a mis ojos; ellos habían destruido la única conexión que pude llegar a tener con mi esposa.

Los odiaba.

—Princesa...—podía escuchar a la anciana llamándome, pero yo no podía pensar en otra cosa que no fuese que la había perdido. Definitivamente perdí a mi esposa—... esta era la mejor manera.

—¿Para quién? —cuestioné completamente furiosa—¡¿Para quién?! —estaba roja de la rabia mientras que mi mirada desorbitada se enfocaba en la mayor.

—... De todos los finales que observé, este era el mejor para nosotros—admitió mientras que yo fruncía el ceño sin poder entender a lo que se refería. Sinceramente siempre era de esta manera con ella, siempre decía cosas que yo no podía comprender, como si disfrutara de ver mi desconcierto—... ella era catastrófica.

Parpadee confundida.

—¿Huh?

—Su alma corrosiva es catastrófica—admitió, pero yo no podía entender lo que estaba comentando—... ella iba a vincularnos a la guerra.

—Ya estábamos vinculados—repliqué sintiendo el fuerte bombeo en mi cabeza; era evidente mi malestar.

—Cariño... no lo entiendes—respondió manteniéndose lo suficientemente calmada para hacerme perder la cabeza—ese humano morirá, independientemente de lo que tu o cualquier otra persona haga...

—¿D~De que estás hablando? —cuestioné sintiendo mis extremidades congeladas—¿A~A qué se refieren? —murmuré girando mi rostro para ver a mi abuelo notando como él había apretado sus labios visiblemente frustrado por la situación—espera... ¿Tu lo sabias?

—La clarividencia no miente, joven princesa, y tampoco puede ser cambiada—la Santa recitó algo que decía constantemente—... el futuro de Shar... no, de Mina, era oscuro, y doloroso... solo la muerte se veía en él.

—Eso... no asegura nada.

—Yo lo vi—replicó la mayor mientras que yo tan solo me llevaba mis manos a mi rostro tratando de ocultar la ansiedad en mi mirada, mientes... todos ustedes están mintiendo, pensé en un desesperado intento por huir de la realidad que lentamente habia comenzado a atormentarme—Joohyun—me llamó obligándome a tener que alzar mi mirada encontrándome con sus calmados ojos—en cada uno de los futuros que observé, ella moría... ella moría por sus propias manos.

¿Qué?

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro