Debe ser salvada
Recomendación: Sawano Hiroyuki - Unti - L.
Pov: Myoui Mina.
Luego de estar más de 72 horas planeando cómo íbamos a movilizarnos a través del bosque, por fin los arreglos estaban preparados para emprender nuestro viaje de regreso al imperio Im. En un principio las cosas había ido bastante bien, en sí, durante las primeras dos semanas no tuvimos grandes complicaciones para poder cargar a la pequeña Chaeyoung, la gran mayoría del tiempo era yo quien la sostenía, ya sea entre mis brazos o sobre mi espalda mientras que Sooyoung se mantenía vigilando mi alrededor. Cuando el cansancio se apoderaba de mis extremidades nos rotábamos, siendo ella quien sostenía a la bebé mientras que yo velaba por la seguridad de ambas. En teoría, era posible que el espíritu de alto grado pudiese infundir su maná sobre Chaeyoung para transformarla en algo que fuese más cómodo y que no tuviese la necesidad de ser transportada por mi o por ella, pero sabía que si lo hacía había una gran posibilidad de que el consumo de maná la dejara debilitada y francamente, no tenía ningún interés en que quedará expuesta para el enemigo, así que al final simplemente ambas decidimos que la íbamos a trasladar como cualquier otro bebé normal y corriente.
Durante nuestro caminar Chaeyoung se la pasó en gran medida durmiendo plácidamente sobre mi, a simple vista no daba la impresión de que estuviese preocupada por su alrededor, no sé si en sí nosotras éramos quienes le daban la confianza para dormir con tanta tranquilidad o simplemente no tenía interés por su propia seguridad. Cabe aclarar que las veces que se mantenía despierta debíamos detenernos para poder jugar con ella. A pesar de que Chaeyoung era un bebé relativamente tranquilo, seguía siendo un niño pequeño que necesitaba distraerse de vez en cuando. En aquellas ocasiones Sooyoung era quién se encargaba de distraerla porque yo, era un completo fracaso para mantener entretenida a la niña, no es que llorase, pero cada vez que intentaba jugar con ella simplemente me veía en silencio, como si fuese algún tipo de ser extraño para ella.
En términos de comida tuvimos que cambiar la forma de alimentar a Chaeyoung ya que no podíamos estar creando fogatas por cada zona que nos deteníamos para proporcionarle el fuego que su cuerpo necesitaba. Aún no sabía si habían más personas del imperio Kim en busca de mi presencia, tenía la confianza de que tras la caída habia sido la única sobreviviente, pero aún había posibilidades que los asesinos hubiesen ido en busca del cuerpo de su camarada y al no notar mi presencia pudiesen suponer que estaba con vida, así que no podía darme el lujo de que el humo llamase su atención. Por esa simple razón decidí dar parte de mi maná tanto a Chaeyoung como a Sooyoung, asegurandome claro está de no poner mi vida en peligro. Durante las noches y sobre todo cuando mi resistencia ya no daba más, solíamos detenernos en alguna zona despejada para que yo pudiese descansar. En ese lapsus de tiempo Sooyoung se encargaba de mantener mi núcleo bajo control mientras que el traspaso de maná se deslizaba de mi cuerpo al suyo. Ella cumplió la parte de su trato manteniendo mi núcleo estable; desde el día que firmamos el contrato temporal Chaeyoung no había vuelto a tener fiebre ni yo había perdido la conciencia, por ende, tampoco había logrado tener contacto con Mina, pero claro no es como si extrañara a ese monstruo, solo me parecía extraño su sepulcral silencio. Sinceramente, no lo he hablado con Sooyoung, pero en ciertas ocasiones, muy leves y limitadas sentía que Mina no estaba en mi consciencia, a veces, tenía la sensación de que ella se había fusionado conmigo. Era extraño. Debía tener cuidado.
Durante los días fríos y las noches congeladas Sooyoung se encargó de disipar su cuerpo físico para envolverse en mi. En sí, no tengo ni la menor idea de como funcionaba, pero ella con facilidad hacía desaparecer su cuerpo físico, y si no fuese porque el calor que envolvía mis frías extremidades llegaba de golpe, estaba segura que daría por hecho que ella en más de una ocasión había decidido abandonarme.
Gracias a que Sooyoung era un espíritu de alto grado, podía identificar cuando la lluvia iba a caer en el bosque, así que nos daba el tiempo suficiente para poder buscar refugio antes de que el agua nos empapara. Durante esos días jamás podía dormir, en un principio tratamos de hacer que Sooyoung calmara a la niña mientras que yo descansaba, pero Chaeyoung no se tranquilizaba a menos de que yo la tuviese entre mis brazos dándole suaves palmadas sobre su pequeña espalda.
Al no poder dormir ambas tomamos la decisión de intentar entrenar mi cuerpo. Sooyoung ya era consciente de mi carente conocimiento de los hechizos mágicos, a pesar de que sabía que tenía el potencial para hacerlo jamás traté de ir más allá del conocimiento que adquirí al querer despertar mi núcleo. Francamente era vergonzoso el admitir que a pesar de que tenía todo para mejorar mis conocimientos, decidí centrarme en gran medida en el manejo de mi espada y mi condición física dejando de lado el hecho de que debía también nutrir mi cerebro. El primer día de lluvia se dedicó a explicarme netamente que era la magia, en teoría, sabía muy bien que era el maná, dónde provenía, por qué provenía, y como este se encargaba de crear los núcleos que podían nacer de tu cuerpo dándote de inmediato que profesión debía seguir. Tenía confianza sobre ese conocimiento porque fue proporcionado por la gran Duquesa y los libros que Sana me entregó, pero escuchar las palabras de Sooyoung me hicieron darme cuenta de lo ignorante que era en este mundo. A grandes rasgos, entendí que la magia es una habilidad que se usa manipulando los patrones de maná en la atmósfera de forma voluntaria o involuntaria, dependiendo del cuerpo de la persona, en el primer caso el manejo se va acoplando a cuanto practiques tus hechizos, mientras que el segundo caso siempre se da cuando el maná es más fuerte que tu propia voluntad, en esas situaciones el portador generalmente muere por su propio poder, así que debía tener cuidado.
En teoría los patrones son lo mismo que las venas de maná, o por lo menos eso fue lo que entendí yo, y la manipulación es parecido a las respiraciones que solía realizar para controlar mi núcleo.
El segundo día me infundo su propio maná, pero en vez de llevarlo a mi núcleo para que este lo almacenará y trabajara con él, lo llevó directamente a mi corazón. Si debo ser sincera, fue doloroso, de un momento a otro el calor que desprendía sus palmas subió hasta mi pecho. Durante uno segundos era una sensación cálida, casi llegando a considerar refrescante, pero de un momento a otro aquella sensación cambió, transformando al calidez en fuego... yo literal sentía que mi corazón estaba en llamas. Debido a eso, mi respiración cada vez se volvía más corta e irregular. Ese día no pude avanzar demasiado, primero porque Chaeyoung estaba sobre mis brazos, y segundo porque mi cuerpo no era capaz de resistir el fuego en mi corazón. Francamente, Sooyoung no hizo comentarios al respecto, pero por la manera que me vió, supuse que estaba decepcionada de mi.
Al tercer día de lluvia me enseñó la magia de Burst, Flammae strepitus, Ignis Sagittas, Ignis Turbo, Firewall y Sagittae Pluvia. En teoría habían muchos más, pero en esencia eso serían lo más importante para defenderme y contraatacar si es que me veía la necesidad de hacerlo, aunque claro, obviamente no había logrado expresar ningún de los hechizos en físico, pero en esencia, sabía cómo realizarlos, solo necesitaba practicar. Tambíen me indicó que a pesar de que son poderosos, no conllevaban a un gasto muy grande de maná así que Chaeyoung estaría bien, mientras que, obviamente, no fuese una idiota y excediera mi límite.
Ahora bien, en estos momentos nos encontramos en el presente. Rápidamente abracé a Chaeyoung notando como ella me veía, a simple vista parecía confundida y en verdad yo también lo estaba, pero de todas formas actué con tranquilidad llevando mi dedo índice contra mis labios en señal de que guardara silencio. Ella al notar mi movimiento simplemente me sonrió para luego llevarse su pequeña mano a la boca tratando de hacer el mismo movimiento que yo había hecho. A pesar de que me pareció adorable su reacción, no se lo hice saber porque estaba más preocupada por ver hacia el frente notando la presencia de un par de carruajes a unos diez metros de distancia, quizás hasta un poco menos de donde nosotras nos encontrábamos. En teoría no fui yo quién se percató de la presencia de los desconocidos, Sooyoung agresivamente me lanzó al suelo antes de que tuviese la oportunidad de mirar al frente, así que en un principio no había entendido el por qué de su reacción, mucho menos la razón que le llevó a mirar con ese rostro cargado en ansiedad a lo que tenía frente a ella. Con cuidado me arrodille en el suelo manteniendo uno de mis brazos sobre la pequeña cintura de Chaeyoung mientras que mi mano estaba tocando su mejilla dispuesta en deslizar mi palma si es que algún momento se le ocurría hacer algún tipo de sonido. Con curiosidad mantuve mis ojos fijos al frente.
Mi cuerpo no tardó en tensarse al ver a lo lejos a una chica con el cabello de un llamativo color verde siendo arrastrada por la tierra ante aquellas grandes manos masculinas y robustas que agarraban con fuerza de su melena. Su ropa estaba hecha un completo desastre, ni siquiera llevaba pantalones; era un imagen que te rompía el corazón. Rápidamente el sudor comenzó a descender por mi espalda al observar la manera en que ella a pesar de que debía ser consciente de que no iba a ganar de todas formas estaba haciendo su mayor esfuerzo por liberarse, se notaba su alma luchadora, sus ganas de mantenerse con vida me hizo recordar a mi yo del pasado. Como era de esperarse le ganaban en números, solo bastó que uno golpeara su nuca para que quedara inconsciente. Al final terminó siendo encerrada en una jaula que el propio carruaje tenía consigo mientras que otro hombre golpeaba al tipo que la estuvo arrastrando. No tardé nada en comprender que había estado viendo en vivo y en directo un secuestro y que sorprendentemente no había hecho nada para impedir que eso no ocurriese.
—Sooyoung...—murmuré manteniendo a la pequeña Chaeyoung en mis brazos mientras que mis ojos continuaban fijos en lo que tenía a un par de metros de distancia.
"Ni lo piense... no puedes salvarla".
Ni siquiera hizo el intento de hacer su respuesta más amable. Ella quería que me quedara completamente claro que no había forma ni manera de que yo pudiese salir viva de esa situación y lo entendía. Yo en verdad entendía que esta vez no había nada que pudiese hacer para ayudarla, pero claro, el saber eso, el ser consciente de ello, no me hacía sentir mejor. No hice comentarios al respecto, me quedé en un completo silencio notando como los hombres comenzaba a rodear el carruaje asegurándose de que la chica se mantuviera detrás de las rejas. En teoría no sabría diferenciarlos, habían alrededor de unas cuarenta personas; por su manera de vestir me arriesgaría en decir que diez eran magos y el resto simplemente mercenarios, lo que dejaba una interrogante en el aire... ¿Por qué? ¿Por qué habrían tantas personas para atrapar a una sola mujer?, me cuestioné manteniendo toda mi atención en lo que estaba sucediendo frente a mis ojos. Por la distancia de sus cuerpos y el mío no fui capaz de escuchar su conversación, pero por la manera en que se daban señales asumí que estaban a punto de marcharse. Me mantuve en mi sitio tratando de pensar con claridad mientras que mi compañera simplemente suspiraba, como si estuviese cansada de ver esa actitud en los humanos.
"¿Eh? ¿Acaso intentó realizar el hechizo de Ventun Sentinam, antes de desmayarse?".
Oír la voz de Sooyoung en el interior de mi cabeza me desconcertó así que rapidamente la miré notando como ella se había puesto de pie para comenzar a moverse en dirección de los desconocidos que trataban de detener el viento que golpeaba sus cuerpos. ¿Eh? pensé aturdida mientras que Chaeyoung continuaba estando en mis brazos.
—Hey... ¿Qué estás haciendo?—cuestioné en un suave murmullo notando como ella simplemente comenzaba a bajar, permitiendo que yo observara lo dispuesta que estaba de ir tras ellos. Irritada por su comportamiento no pude evitar el apretar mis dientes mientras que agachaba mi mirada notando como la pequeña Chaeyoung me veía con la mitad de su puño dentro de su boca—no te muevas de acá, ¿Bien? vendré en un momento—aclaré notando como ella solo me veía como si yo fuese lo más preciado para ella.
Sinceramente, no me gustaba la idea de dejarla sola en este lugar, pero no había forma de que la llevase conmigo, así que la dejé en la tierra justo detrás de los matorrales para que las hojas camuflaran su pequeño cuerpo mientras que yo me levantaba. Rápidamente comencé a correr en dirección de Sooyoung asegurándome de que los mercenarios no notara mi presencia con ayuda del maná envuelto sobre la suela de mis zapatos. Francamente, estaba nerviosa porque sabía que las cosas podrían fácilmente salirse de control, sin embargo, no había manera de que dejara que Sooyoung se arriesgara porque sí, así que tenía que asegurarme de detenerla antes de que hiciese una estupidez que más tarde podría llegar a lamentar. Para mi suerte logré atrapar a la mujer antes de que los hombres se dieran cuenta de nuestra presencia. Con fuerza envolví mis brazos sobre su cintura sintiendo como su abdomen emanaba un calor abrasador. Dolía. Dolía mucho, pero aun así, no la dejé marcharse. Sooyoung al darse cuenta de que la retenía estiró su mano soltando aquel suave " Tractus Ignis", asustada noté como uno de los mercenarios recibió su ataque de fuego en la espalda, pero en vez de incendiarlo, simplemente el hombre miró hacia los lados confundido. Yo, al notar su movimiento simplemente me giré presionando mi espalda contra el tronco de unos de los árboles.
—¿Qué te sucede, idiota?—escuché desde lejos la voz de uno de los hombres.
—... Creí sentir algo—respondió otro de los desconocidos mientras que yo seguía sosteniendo el cuerpo de la silenciosa Sooyoung.
Mi corazón latía con fuerza así que estaba segura de que el espíritu también era consciente de cómo estaba reaccionando mi órgano latente, pero la verdad es que no me importaba, en estos momentos estaba preocupada por cosas más importantes que por lo que ella estuviese pensando de mi reacción. Decidí no moverme, asustada de que se llegaran a dar cuenta de nuestra presencia me hizo mantenerme con la espalda aferrada en el tronco mientras que podía sentir los dedos de Sooyoung puesto sobre mi antebrazo. Rápidamente el dolor causado por las quemaduras que su propio cuerpo desprendió contra mi piel, velozmente comenzó a disiparse, no sé que estaba haciendo, pero asumí que estaba tratando de curarme, así que la dejé continuar.
Solo cuando dejé de escuchar el carruaje me atreví a desprender mi espalda de la madera. Preocupada asomé mi cabeza notando la ausencia de los hombres en el lugar. Luego de unos minutos tomé la decisión de soltar a Sooyoung, sin antes asegurarme de que ella no podría ir tras ellos. En silencio la chica se giró, para luego dar un par de pasos hacía atrás, por la manera en que me veía parecía estar serena, lo que me hizo enfurecer.
—¿Qué mierda estabas pensando?—cuestioné furiosa mientras que daba un paso hacia su dirección notando como ella me veía en un completo silencio, como si estuviese esperando esta reacción por mi parte, lo que hizo que mi malestar solo empeorara más—¿Te das cuenta que pudiste hacer que nos mataran?—estaba realmente molesta por su manera de actuar.
Se suponía que la que no pensaba la cosas era yo, no podía haber dos impulsivas en un equipo.
"Necesitaba marcarlo".
Me quedé quieta al oírla. ¿En serio esa era su excusa? pensé notando como ella al notar que yo no decía nada simplemente dio media vuelta comenzando a caminar en dirección de Chaeyoung. Irritada apreté mis puños notando la forma en que ella continuó caminando sin importarle el ver si yo le estaba siguiendo o no el paso. Impulsivamente suspiré a la vez que llevaba una de mis manos contra mi rostro, sinceramente, esto se estaba volviendo frustrante, sin embargo era consciente de que no podía estar lejos de ella sin poner a Chaeyoung en peligro. Decidí seguirle. La verdad es que no tardé nada en llegar donde ella se encontraba. En silencio pude notar la forma en que levantó el pequeño cuerpo de Chaeyoung recibiendo con gusto sus pequeños brazos que se posaron en sus hombros en señal de estar feliz de haber tenido la atención que anhelaba. Me sorprendí al oír el suspiro que desprendió mi boca. Francamente, no podía creer que había estado aliviada de notar que el bebé se había mantenido en su sitio, lo que demostraba que si por algún motivo la llegaba a perder de vista lo más seguro es que me volvería loca. Mierda... me encariñe, pensé llevando una de mis manos a mi rostro mientras que mis piernas simplemente comenzaban a caminar en dirección de la pelirroja. No había sido mi intención, pero instintivamente me acerqué presionando mi palma contra su pequeña cabeza rojiza. Con mucho cuidado le di una que otra palmada tosca sintiendo los ojos de Sooyoung fijos en mi calmada expresión, mientras que Chaeyoung simplemente me había sonreído, como si hubiese estado esperando todo el día para recibir esa tosca caricia de mi parte.
"La chica era un elfo".
No esperaba oír nuevamente a Sooyoung así que simplemente giré mi rostro viendo como ella mantenía su mirada anclada en mis ojos. ¿Por qué lo está diciendo ahora? pensé manteniendo toda mi atención en su calmada expresión.
"Creo que debo dar una explicación".
—Por lo menos tienes sentido común—respondí mientras que estiraba mis manos quitándole a la pequeña Chaeyoung de sus brazos.
"No deberías ser tú quien diga eso".
A pesar de que realmente no estaba equivocada, de todas formas decidí que la mejor opción era ignorarla comenzando a caminar en dirección de la pequeña cueva donde habíamos pasado la noche anterior. Chaeyoung se mantuvo jugueteando con mi corto cabello rubio para luego pasar al borde del cuello de mi camiseta, a simple vista parecía estar buscando algo, no sé el qué, pero parecía realmente entretenida, así que lo dejé pasar. Al adentrarnos, me aseguré de no encender el fuego por temor de que el humo llegara a llamar la atención de los hombres que minutos atrás habían lastimado a la desconocida de cabello verde. Con tranquilidad tomé asiento en el suelo dejando a la pequeña Chaeyoung entre mis piernas. De manera dócil le hice entrega de uno de mis dedos sintiendo como ella no tardaba en morder el dorso de mi dedo pulgar. Instintivamente arrugué el puente de mi nariz ante la presión que ejercía sus pequeños dientes mientras que veía como Sooyoung ingresaba en el lugar tomando asiento frente a mi. Sinceramente, solo bastaba con que ella estuviese a un par de centímetros de mi para envolver mi cuerpo del calor que desprendía su anatomía, esta vez era sofocante, así que instintivamente traté de retroceder. Sin embargo, como tenía a Chaeyoung entre mis piernas, no pude hacer mucho más que permanecer en mi sitio.
"Escucha atentamente y no me interrumpas".
Ordenó con tanta firmeza que impulsivamente asentí con mi cabeza.
"Bien... los elfos...".
Y así comenzó a explicar quiénes demonios eran.
Elfos, eran considerados una raza pacífica que jamás llegó tomar posición entre las bestias y los humanos. Ellos eran una especie con una hermosa apariencia y larga duración. Por mucho tiempo, en realidad, por décadas habían sido populares como mascotas para los nobles, así que su vida comenzaba a peligrar. Durante una temporada, la caza de los elfos incrementó tanto que llegó al punto de que estaban en peligro de extinción, así que los espíritus elementales al darse cuenta de lo que los humanos habían hecho no dudaron en abandonarlos, dejándolos en lo que se conoce ahora como el "mito del contrato espiritual". Sin embargo, a pesar de haber perdido el poder de los espíritus, la codicia humana todavía no se había desvanecido, el hambre por poseer especies los hizo ir más allá comenzando a capturar no solo a elfos, sino que a semi-humanos y otras especies parecidas, pero a diferencia de los elfos estas especies eran mucho más fuertes así que los humanos tuvieron que idear un nuevo plan para cazar nuevamente a los elfos con la misma intensidad que lo habían hecho tiempo atrás. Por lo tanto, los elfos al darse cuenta que su especie volvía a peligrar, los que lograron sobrevivir de la mano humana decidieron hacer su propio país separado del de los humanos. Armados por arcos y la pura fuerza de voluntad su ejército se las arregló para establecer un pais llamado Spirituum, situado en las profundidades de las montañas del sur. Su medio ambiente, al que los humanos simplemente no estaban acostumbrados a deambular lo convirtió en un paraíso para ellos.
A pesar de que aún hay nobles que desean a los elfos, los esclavistas no se atreven a acercarse al país de los elfos, ya que es prácticamente imposible el lograr salir con vida de ahí. Primero, porque los elfos colocaron encantamientos alrededor del bosque donde estaban habitando, por lo que la gran mayoría solía perderse antes de siquiera poder ver uno de aquella atractiva especie, y si por alguna razón lograban pasar la barrera, serían atrapados y torturados por los guerreros élficos, así que lograr a atrapar un elfo se había vuelto una tarea prácticamente imposible de lograr.
Me quedé en silencio luego de escuchar todo lo que el humano había hecho con los elfos. La verdad es que estaba asqueada, así que atiné a llevar mi mano contra mi boca sin poder creer que, sin importar de que mundo fuese, el humano seguía siendo el cáncer de la tierra. Sooyoung al finalizar su explicación simplemente llevó sus rodillas contra su pecho, parecía incómoda, como si realmente tuviese algún tipo de apego en particular por aquella especie. Francamente, estaba curiosa, pero no sabía si sería buena idea el preguntar.
La verdad, tenía muchas dudas, pero haría la más sensata.
—¿Por qué has marcado al humano?—cuestioné notando como ella mantenía sus ojos fijos en mi tranquila expresión. A diferencia de cualquier humano, ella no parecía tener interés en mirar hacia otra dirección—¿Qué quieres hacerle?.
—Odio a tu especie—respondió siendo la primera vez que lo decía a viva voz. Me quedé quieta, sorprendida más que nada de notar por fin la diferencia de oír su voz en mi cabeza y la de estar diciéndolo frente a mi—solo tu me agradas—admitió a la vez que giraba su rostro posando sus ojos fuera de mi cuerpo—...—guardó silencio. En verdad, no había respondido a mi pregunta porque estaba segura que había algo más en aquel "odio a tu especie", pero esperaría que ella se animara en hacérmelo saber—quiero salvar a la elfa... y sé que tú también quieres hacerlo.
—Moriré si trato de atacarlos—aclaré sabiendo perfectamente que ya había cometido muchos errores confiando plenamente en mis recuerdos de mi vida anterior, como para volver a actuar de esa forma—y no soy un héroe... no tengo ningún deber en salvarla—ella me vio con sorpresa, y sinceramente, yo también me sorprendí. No esperaba que eso saliera de mi boca con tanta naturalidad.
¿Algo en mi había cambiado? me cuestioné sabiendo perfectamente que si esto hubiese ocurrido hace un mes atrás no hubiese dudado realmente en ayudar a la chica por un estúpido sentido de responsabilidad que claramente no me correspondía. ¿Es por qué los chicos murieron por mi mala decisión?, el hecho de hacer esa pregunta erizó los vellos de mi nuca, porque sabía, muy en el fondo era consciente de que esa era la verdadera razón. Ni siquiera traté de negarle a mi mente lo que había pensado, no podía simplemente hacerle creer que la muerte de los chicos, y de mi prometida no tenían relación en mi cambio de actitud. Yo había cambiado porque perdí a la mujer que amaba, así que jamás, por nada del mundo, debía olvidar lo que había hecho y lo que había perdido por mi debilidad. Rápidamente el apretón en mi dedo pulgar llamó mi atención, así que no dudé en agachar la mirada notando como Chaeyoung continuaba masticando el dorso de mi dedo sin mostrarse muy interesada por si yo llegaba a sentir algún tipo de dolor. Ahora que estaba pensando sobre ese tema, no me sorprendía el estar comprendiendo que la única razón por la que aun no me había vuelto loca se debía por el pequeño ser que tenía entre mis piernas. Francamente, seguía viva porque debía cuidar de la niña. ¿Acaso ella lo sabía? me cuestioné recordando vagamente sus palabras, ¿Sabía que moriría si no la tenía junto a mi, así que por eso deliberadamente hizo el contrato?. Tenía curiosidad por la respuesta a esa duda, así que algún día, cuando fuese capaz de responder, se la haría.
—Mina...—regresé mi atención a Sooyoung al escuchar mi nombre brotando de sus labios. Confundida mantuve mi atención en su perfil viendo como ella nuevamente tenía sus orbes fijas en mi tranquila expresión—sé que no te importa, pero por favor sálvala.
—¿Por qué?.
—Porque ella es especial.
—¿La hace especial por qué es un elfo?—cuestioné notando como ella sacudía su cabeza en negación—¿Acaso por qué es bonita?—indagué más por molestarla que por otra cosa, ya que sabía que ella no era la clase de persona que se fijaba netamente por la belleza de la gente; en sí, era mucho más codiciosa de lo que se veía a simple vista, y por la forma en que me vio supuse que la respuesta a mi pregunta también era un rotundo no—... entonces.., ¿Por qué?.
La pelirroja apretó sus labios, a simple vista parecía incómoda, como si no tuviese ningún deseo de confesar su verdadero motivo, pero yo sabía que ella era consciente de que no haría nada a menos que supiera a grandes rasgos el por qué tendría que ayudar. Decidí quedarme en silencio viendo como ella se llevaba una de sus manos contra su cabello. Su largo cabello rojizo se hundió suavemente entre sus dedos, permitiendo que su bonito rostro quedara libre de cualquier mechón que pudiese obstruir su visión.
—Porque tiene un espíritu de fuego—aclaró causando que yo la viera con sorpresa. Francamente, no me esperaba esa respuesta por su parte—bueno... como soy un espíritu de alto rango, pude sentir a su espíritu de fuego de bajo grado, y aún espíritu de viento de rango medio—explicó con tranquilidad mientras que yo seguía en mi estado de sorpresa—es raro que un elfo tenga espíritus de tan bajo grado, pero más raro es que tenga uno de fuego y otro de viento, que además puede a simple vista controlar... simplemente es extraño.
—Así que quieres salvarla para saciar tu curiosidad—terminé por ella notando como solo se encogía de hombros. La verdad, es que ni siquiera estaba sorprendida, en sí, yo también habia sido un capricho, así que me esperaba que tuviese ese tipo de actitud—ha...—suspiré elevando mi mano libre para acariciar tranquilamente el cabello de Chaeyoung. Sinceramente, no podía simplemente rechazarla, porque en sus manos estaba mi vida y la del pequeño bebé que seguía sosteniendo, así que a pesar de que no me gustaba la idea de ayudar por el capricho de alguien más, esta vez no tenía más opción—...¿Sigue la marca en el tipo activa?—cuestioné viendo como ella primero me veía con sorpresa para luego simplemente sonreír.
—Claro—aclaró a la vez que ampliaba su mano dejando ver el número treinta flameando sobre su palma—está a unos treinta metros desde nuestra posición—confesó mientras que yo me quedaba en un completo silencio, abrumada más que nada de notar lo poderoso que era su magia—se están moviendo hacia el noroeste—confesó dando cada vez más detalles.
—Ha...—suspiré mientras que me colocaba de pie permitiendo que la pequeña Chaeyoung recostara su mejilla contra mi hombro—vamos... levántate, tenemos un elfo que salvar.
Nos leemos el próximo sábado/domingo.
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