Por aquel entonces Alice sólo tenía seis años. Ella, sus padres y su hermana mayor vivían junto a sus abuelos maternos en una pequeña casa al norte de Maryland.

Sus padres y su hermana habían ido de vacaciones a Kansas y ella se había quedado a cargo de sus abuelos debido a que dias antes del viaje habia cogido un resfriado y la fiebre la tenía atada a la cama.

Su abuela se había acercado al borde de la cama y se había sentado a su lado para contarle una historia como cada noche.
Retiró con suavidad unos mechones de cabello que tapaban el rostro de su nieta y, acariciando su pelo, empezó a narrar.

-Cuenta la leyenda que hace mucho, mucho tiempo, existió en la tierra una joven capaz de levantar a los muertos de sus tumbas.
Pero cuando los muertos se levantaron, sólo una fuerza espiritual aún mayor pudo devolverlos al inframundo.
Para ello se unieron cinco personas, la joven, capaz de despertar a los muertos, la reencarnación de un sacerdote, una virgen que no rezaba, un asesino que era puro de corazón y un muerto dispuesto a dar su nueva vida. - La niña le miró muy extrañada, con un millar de preguntas cruzando su inocente mente.

-Abu, ¿porque esa chica despertó a los muertos si luego los iba a devolver a sus tumbas? - La abuela le sonrió con una emoción reflejada en sus ojos que su nieta no logró identificar.

-Porque a veces, crees que haces lo correcto, pero luego te das cuenta de que te has equivocado e intentas dar marcha atrás. - Alice asintió con la cabeza a pesar de no estar muy convencida de haberlo entendido.

- Y abu, ¿que es la reencarnación de un sacerdote?

- La reencarnación de un sacerdote es alguien que en su anterior vida fue un sacerdote. - Explicó la mujer pacientemente

- Y ¿como puedes saber que eras en tu anterior vida? - Preguntó la joven, aún más confusa.

- No se puede - dijo la mujer con una dulce sonrisa. A la mente de su pequeña nieta sólo acudían más y más preguntas.

- Y ¿Como puede haber una virgen que no reze? - Su abuela rió ante la pregunta. Por supuesto eso era algo que su joven nieta aún era incapaz de entender.

- Lo sabrás cuando seas mayor.

- Y Abu... - La niña fue cortada por su abuela.

- Anda, anda, mañana seguiré contándote más de la historia ¿vale? Ahora ya es bastante tarde y los niños tienen que estar acostados si no quieren que El Kiku(1) se los coma.

La niña se enterró bajo la manta cerrando los ojos con fuerza ganándose una risa por parte de su abuela. Esta le dio un beso en la cabecita y se levantó del borde de la cama yendo a su propia habitación.
La pequeña se durmió pensando en cómo continuaría la historia al día siguiente.

Pero eso nunca ocurrió.

Ya pasada la media noche una llamada alertó a su abuela. Había habido un accidente de tráfico en la ruta de entrada a Kansas, no habían habido supervivientes. Un par de llamadas a su hija y a la policía local confirmó las sospechas de la señora, su hija, su yerno y su nieta mayor habían fallecido en aquél accidente.

La vida de Alice dio un giro de ciento ochenta grados aquella noche. No cabía en la cabeza de esa niña que sus padres se habían ido para siempre. Los años pasaron, pero no su dolor y, a medida que ella luchaba contra el sufrimiento de la pérdida, la historia quedó encerrada en un rincón de su memoria.

Un rincón que no se abriría hasta diez años más tarde.

Alice, jamás habría podido imaginar cuan importante llegaría a ser esa historia para la humanidad.