Lisa Pov -

"Maldición"

Cerrando la puerta de mi auto, me maldigo por ser tan olvidadiza y ni siquiera estoy borracha todavía.

¿Perdí mi llave en el bar?

"¿Qué pasa caída?"

"Jesucris -"

"No uses el nombre del Señor en vano. ¿Te has olvidado de ese mandamiento?"

Pongo los ojos en blanco al darme cuenta de que no estaba sola.

Dándome la vuelta, veo a Jisoo apoyada en el capó de mi auto con una paleta en la boca.

"Deja de llamarme caída, no soy eso, sólo una idiota" Jisoo sonríe y miro a Chaeng, quien tiene los pies descalzos colgando mientras se sienta en la parte superior de mi auto.

"Lo siento Ardilla" le sonrío y ella me dio una cálida sonrisa.

"Disculpa aceptada. ¿Olvidaste tus llaves otra vez?"

Asiento y Jisoo camina hacia mi dirección.

"¿Por qué no vuelas allí y la ayudas a abrir la puerta de su apartamento, Chaeng?" Jisoo dice y frunzo el ceño ante su estúpida idea.

"La vas a meter en problemas, idiota", le di una palmada en la nuca.

"¡Ay! Solo estaba sugiriendo ya que no podemos - ¡pero ella puede!" señaló a Chaeng, quien nos miraba discutir en silencio.

"¡No! Así que deja de hablar y mantén la boca cerrada o despertaremos a los vecinos" Cubrí la boca de Jisoo y le sonreí a mi mejor amiga Chaeng.

"¿Por qué estás aquí de todos modos Ardilla? ¿Nos extrañaste?"

"¡Mierda!" Maldigo ante el repentino mordisco de Jisoo.

"¡El lenguaje!"

"¡Pero ella me mordió! ¡Maldita idiota!"

"¡YA ESTOY CONDENADA! ¡Idiota! ¡Tu mano sabe a mierda!" Jisoo finge vomitar y saco la lengua.

"¿Podrían dejar de pelear ustedes dos, por favor?" Chaeng habla y ambas cerramos la boca inmediatamente y la miramos.

Su halo resplandece divinamente por la noche y sus hermosas alas blancas se despliegan mientras ella baja con gracia de la parte superior de mi auto.

"Sí, las extraño a las dos, pero estoy aquí como guardián"

Fruncí el ceño porque la última vez que recuerdo, el humano que guarda Chaeng es de una ciudad diferente.

Sí, has oído bien. Mi mejor amiga es un ángel

Una muy hermosa.

¿Jisoo y yo?

Nos llaman Renegados.

O en un término más simple:

Ángeles caídos.

Aquellos que se rebelaron contra el Creador.

Han pasado mil años desde que mis alas se rompieron y fueron arrojadas del cielo.

Fui una renegada desde entonces.

Los renegados con las alas rotas vivimos en la tierra como castigo mientras esperamos el momento de reencarnar.

Jisoo ha estado viviendo su castigo durante más de tres mil años. Ella es una renegada mayor que yo.

¿Todavía tenemos alas?

Sí. Aunque están manchadas con nuestra rebelión volviéndolas negras, nuestras alas todavía están unidas a nuestra espalda.

¿Tenemos habilidades especiales?

La respuesta es sí.

Aunque nuestras alas ya no pueden hacernos volar, nuestra fuerza no es nada comparada con la de un ser humano.

Todos los ángeles, incluidos los caídos, tienen habilidades especiales, ya que para Jisoo puede controlar las emociones humanas, mientras que Chaeng puede controlar a los animales.

Y en cuanto a mí ...

Puedo leer la mente de un humano.

Pero como renegados, ya no podemos ver la duración de la vida de un ser humano como solíamos ver cuando todavía éramos ángeles.

La reencarnación es nuestra segunda oportunidad de volver a vivir una vida eterna.

El Creador nos dio tres reglas simples a seguir para reencarnar como humanos.

Primera regla, nuestros nombres deben mantenerse desconocidos.

Todos usamos un apodo. Jisoo está usando a Jichu, lo cual es muy estúpido, mientras que yo uso a Lisa para esconder mi nombre real Pranpriya.

Segunda regla, nuestra identidad y verdadera forma deben mantenerse ocultas al ojo humano.

Cuando decimos forma verdadera, las alas deben estar ocultas y los ojos deben verse normales. Nadie puede conocer nuestra verdadera identidad o romperemos la regla número dos. Lo que odio de ser un ángel caído es que nuestros ojos se ponen rojos cada vez que nuestras emociones nos abruman.

Jisoo tuvo un momento de borrachera en el que sus alas se extendieron y sus ojos estaban sangrientos. Tuve que derribarla y esconderla en la basura hasta que se recuperara para que nadie la viera.

Afortunadamente, nadie nos vio o habría perdido la oportunidad de reencarnar.

Por último, nunca podemos interferir en la vida de un ser humano.

Ésta es la regla más prohibida y sagrada que ha dado el Creador.

Bienvenido a mi vida de Renegado.