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Parte sin título 43

Cap 19.3: The Witch

——-KOL——

-Vaya, brujita ¿Qué haces por aquí? A estas horas no hay nadie a quien puedas leerle la mente...


-Déjame tranquila, Kol


-¿Y si no me apetece? Me pregunto cómo habrás entrado...


-Magia-Responde rotunda sin mirarlo, ojeando las páginas del grimorio


-Ese libro me gusta-Le señala el libro y Davina lo cierra apretándolo contra su pecho, haciendo que Kol sonría ¡Oh!, cómo se va a divertir con ella...- ¿Me lo dejas?


-No


-Mmm...no me gusta esa respuesta-Le dice con una sonrisa, como si estuviese jugando a algún tipo de juego que ella no conoce- ¿Sabes qué? No he tenido una buena noche, esas mujeres estaban hasta arriba de drogas, así que no estoy para juegos... Estoy seguro de que tu sangre me calmaría...


En un movimiento rápido, pero algo torpe, se intenta acercar a ella y el dolor que cruza su cabeza le hace reír. Davina se levanta con rapidez del banco y se aleja varios metros de él, el cual no ha dejado de sonreír ni un solo instante.


-Venga gatita, no seas así...


La voz proviene de su espalda, y se gira para ver a Kol detrás suya, no es el mismo que solía conocer, los ojos marrones están sin ningún tipo de vida, de esa chispa que solía caracterizar al Mikaelson, sin esa sonrisa de no haber roto un plato cuando en realidad había roto miles. Davina lo hace retroceder, pero cada vez que lo hace Kol se encuentra más decidido a cazarla.


La acción se repite una y otra vez, hasta que se convierte en una persecución de la que sabe que no va a poder escapar, que a un vampiro drogado no le afecta tanto el dolor, y que en algún momento va a desfallecer porque se ha pasado la tarde practicando en nuevos hechizos, dejándose la piel en cada uno de ellos.


-No deberías enfadar a un Original, cariño. No después de la misericordia que he mostrado contigo.


Ella lo empuja una y otra vez, hasta que las rodillas ceden y se cae contra el suelo, sin poder reprimir un gemido que se hace eco del lugar. Kol mira en su dirección y sonríe relamiéndose los labios, igual que el gato que ha estado tratando de atrapar al ratón. Kol se divierte al verla tan débil y por algún extraño motivo se recrea en la forma en que ella muerde su labio intentando reprimir el llanto.


Se coloca encima de ella, con las manos a ambos costados de su cabeza y la mira fijamente. No sabe que le impulsa a coger con cuidado el grimorio que no ha dejado de abrazar contra su pecho y colocarlo a su lado.


-¿Por qué lo haces?-El pelo revuelto y la mirada fría le dan un aspecto salvaje.


-Ya te lo dije, quiero olvidar ciertas cosas, y tú tampoco quieres ayudarme...


-Kol, te dije que es imposible borrar tu memoria...eres un maldito Original-Él la mira y para su sorpresa no ve el miedo en ninguna de sus facciones- Entiendo que quieras olvidar cosas, estoy segura que con tantos años habrás visto cosas horribles, habrás visto la muerte y la destrucción de cosas que seguro amabas, pero esto no es la solución. Drogarte hasta las cejas y beber sangre...porque no te vas a olvidar...


-Cállate-Le agarra el cuello con una mano, apretando un poco pero sin casi hacerle daño-No sabes nada. Yo he sido la muerte y la destrucción de todo lo que he amado, así que cállate.-Davina cierra los ojos cuando Kol incrementa la fuerza en su agarre-Ahora déjame disfrutar de ti.


Contra su voluntad, Kol logra girar su cabeza lo justo para tener su cuello a total disposición. Ve el latido bajo su piel, agitado, bombeando la sangre con fuerza debido a la adrenalina y piensa que va a estallar ahí mismo, sin ni siquiera probarla. Los colmillos se abren paso ante el deseo contenido y los hunde en su cuello. Gime extasiado cuando la sangre entra en contacto con su lengua y baja por su garganta. Está claro que las brujas saben diferente.


-Kol...Kol...-Davina lo llama cuando empieza a sentirse abrumada y no sabe si es por la pérdida de sangre o la sensación de Kol lamiendo su cuello, o si es la combinación de ambas.


Se aleja de su cuello y la mira, los ojos vidriosos y los labios algo hinchados de mordérselos le hacen estremecer en una sensación poco conocida. Lo siguiente que sucede, no puede ni siquiera registrarlo en su mente, él estaba pensando en la necesidad, la necesidad de sentir algo y quería sentir los labios de la bruja en los suyos.


Desliza su otra mano hasta la parte posterior de su cuello y tira de ella para besarla. Sus labios son demasiado suaves contra los suyos, y eso es suficiente para que desee más. La atrae más cerca, presionando su cuerpo y sintiendo las curvas de Davina. Ella se encuentra en una especie de estado de shock, se quedó sin aliento al sentir los labios de Kol contra los suyos, mucho más agradables de lo que ella pensaba que serían. Sí, Davina había pensado más de una vez como se sentiría besar a Kol Mikaelson.


Lo agarra del cuello de la cazadora de cuero para evitar que se separe; al mismo tiempo, el agarre de Kol se hace más fuerte, sintiendo el calor que, por algún extraño motivo, emana del vampiro. Los brazos rodeándola la hacen sentir segura y se odia a si misma, porque sabe que debería estar escapando.


El agarre la hace gemir en su boca y lo hace vibrar por dentro, al oírlo la atrae a él con más fuerza, profundizando el beso, empujando la lengua en su boca sin previo aviso. Es tan dulce y tan jodidamente buena y no, no sólo piensa en el sabor de su sangre anclado en la garganta. Se separa de su boca y la mira por un breve momento, el suficiente para captar sus ojos y fijarse en sus pupilas dilatadas y oscuras. A pesar de estar sin aliento le sonríe con cierto cariño y amabilidad reflejado en sus ojos, entonces, inmediatamente baja la cabeza y se hunde en su cuello.


No la muerde, a pesar de que el latido frenético de su sangre contra la piel lo invita a ello no quiere hacerlo. Davina suspira cuando siente la lengua recorrer su cuello y sus labios depositar varios besos a lo largo de su curvatura ¿Qué estás pensando? Levantate ya y vete. Se dice para sí misma, pero la verdad es que no puede pensar, la difusión de todos esos besos húmedos sólo la hace arquear la espalda y una presión golpeando en su estómago e ingle.


¿Qué estás haciendo, joder? Su voz interna lo golpea, y sabe que el efecto de las drogas está pasando, que pronto ese estado febril y sanguinario caerá y sentirá como si le estuviesen aplastando contra el suelo. Justo cuando está a punto de parar escucha gemir a Davina y la observa colocar su mano en la boca mientras las mejillas se vuelven rojas. Al escuchar ese gemido se da cuenta de que está perdido, que sus pantalones están haciéndole daño. Se aparta de su cuello para volver a apoderarse de su boca, cogiéndola en brazos y suspira cuando ella pasa sus brazos alrededor de su cuello, y sus piernas se anclan alrededor de sus caderas.


En cuestión de segundos la tiene bajo su cuerpo, presionándola contra el mármol frío de un banco. Inclinado sobre ella se dirige a su cuello, donde la besa al tiempo que dirige sus manos al dobladillo de su camisa y la empuja hasta que la saca por encima de su cabeza. Traga saliva al ver su pecho subir y bajar en respiraciones irregulares acompañada de jadeos. Kol siente algo apretar en su pecho justo cuando agarra su sujetador hasta quitarlo completamente. Gime ante la visión de la bruja con el pelo enmarcando su rostro y los pechos firmes totalmente expuesto al tiempo que siente como las costuras de sus pantalones le hacen daño.


Él besa su cuello hasta sus pechos y lo único que puede hacer ella es enredar los dedos en el pelo de Kol. Kol no pierde el tiempo, y empieza a arrastrar su mano por su estómago hasta la costura de sus pantalones, que no tarda en desabotonar, bajando la cremallera y deslizando su mano hasta su ropa interior, tocándola de una forma que nadie había hecho.


Sus manos quitan la última pieza de ropa y Davina parece estar de acuerdo cuando levanta las caderas para facilitarle el movimiento. La cabeza le da tantas vueltas que cree que va a estallar, sin duda ver a Davina totalmente desnuda bajo su cuerpo es de las mejores visiones que ha tenido en mucho tiempo. Pero él no quiere sentir nada de eso, sólo satisfacer la necesidad que por algún extraño motivo se ha anclado en su cuerpo.

No pierde tiempo desabrochándose los pantalones, la mira a los ojos y el deseo lo abruma, en un segundo empuja dentro de ella. Davina gime y clava sus uñas en la espalda del Original, la respiración jadeante e irregular y la cara caliente apoyada en el cuello de Kol. Demasiado rápido y duro, tanto que le duele.


-Kol...


Él no oye, está inmerso en satisfacer esa necesidad que prima en él, por lo que sigue con los movimientos bloqueando todos los sonidos. Sus manos agarran con fuerza la parte posterior de los muslos de Davina, dejándose llevar por el momento, con los ojos cerrados y jadeando. No se había percatado de que una voz débil lo llamaba por su nombre. Mira hacia abajo y se sorprende al ver a Davina, con los ojos cerrados con fuerza, mordiéndose el labio inferior y una expresión de dolor.


Se detiene y no sabe por qué lo hace, nunca le ha importado lo que sus compañeras sexuales pudiesen sentir, a fin de cuentas él era un vampiro. Mira a Davina y cuando la ve intenta no detenerse en sus ojos ¿Cómo se había dejado llevar tanto? Y más con esa bruja que le había ocasionado tanto daño. Sale de ella disgustado consigo mismo y cuando lo hace Davina da un pequeño grito de dolor, cerrando inmediatamente las piernas, tardando el tiempo suficiente para ver un atisbo de sangre deslizarse por ellas.


-Mierda...-Susurra mirándola pero ella no lo mira, está nerviosa y no quiere ver la posible expresión de decepción en la cara de Kol. Sin pensarlo la viste con rapidez, y la coge en brazos llevándola en volandas hasta su apartamento. Casi tira la puerta intentando entrar y se dirige en línea recta hasta su habitación.


-Kol...-Ella lo llama desde la cama, pero aún sin mirarlo, siente demasiada vergüenza


-Davina...duerme-Y no es una petición, es una orden, y sabe que ella es lo suficientemente lista para acatarla, o al menos para hacerse la dormida.


Se queda sentado en la cama, con el peso de la noche sobre sus hombros, pensando en qué decir o hacer. Él no quería que eso pasase, bueno, no iba a mentir, se había encontrado varias noches pensando en cómo sería tenerla entre los brazos, antes de estar con Caroline. Pero ella no dejaba de ser una niña jugando a ser adulta, una bruja que se le había metido bajo la piel, y lo que acababa de hacer con ella no había estado bien.


A la mañana siguiente él deja el desayuno sobre su cama y algo de ropa que había salido a comprar. No se acerca a ella, no hasta que ella abre la puerta y sale a buscarlo por el apartamento. Finalmente lo encuentra en un estudio, rodeado de botellas vacías y la mirada clavada en el suelo.


-¿Kol?- Cuando pregunta, él levanta la mirada y se levanta del sofá caminando hasta ella


-Davina-Él le agarra la cara con fuerza impidiendo que se pueda soltar, y eso hace que el corazón de Davina martilleé con fuerzas- Yo estoy condenado a la soledad, pero tú tienes toda una vida para disfrutarla. Siento lo de anoche...-Ella intenta hablar y le pone un dedo sobre los labios-Escúchame bien...-Sus pupilas fijas en los ojos de Davina se dilatan- cuando salgas por esa puerta no te vas a acordar de absolutamente nada, tú y yo no nos hemos encontrado en ningún momento, y en cuanto a tu pequeño ''problema'' dirás que fue montando a caballo.


Kol la suelta cuando Davina asiente pero no estaba preparado para recibir una bofetada. La mira y ve sus ojos ardiendo en ira. Coge varias bocanadas de aire y el pecho empieza a vibrar cuando comienza a reírse, como si se tratase de algún chiste

.

-Kol Mikaelson, para ser un Original no eres nada inteligente. La compulsión no funciona conmigo, no soy una bruja cualquiera- Todo a su alrededor se empieza a agitar, incluso algunos libros salen despedidos por la habitación- Ten claro que en el momento en el que yo salga por esa puerta no me vas a encontrar nunca más, y si lo haces, no vas a mirarme o a hablarme- Las lágrimas asoman en la esquina de sus ojos, su miedo de haber sido una decepción para él se había hecho realidad, y encima pretendía hacerla a olvidar- No quiero volver a verte- Sin tocarlo lo empuja lejos haciéndolo chocar contra la estantería repleta de libros que caen sobre él- Tienes razón, estás condenado a la soledad. Adiós Kol Mikaelson.


Sale del apartamento sin mirar atrás, oye que Kol se dirige a la puerta pero la cierra con fuerza antes de que él llegue, se asegura, con un hechizo de que él no pueda abrir la puerta en al menos unos minutos, y no pierde el tiempo en salir de allí. Kol le había hecho todo el daño que nunca le habían hecho, y ella se encargaría de hacérselo pagar si alguna vez se volvía a cruzar con ella.

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