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Parte sin título 40


THE QUEEN OF NEW ORLEANS


Cap 19.1: The animal

——-KLAUS——-


Gruñe bajo las cadenas que lo atan, tirando de ellas con fuerza haciendo que la verbena penetre en su sistema, quemándolo por dentro. Sisea entre dientes y clava sus ojos amarillos en el que alguna vez fue su amigo, ese mismo que no puede ocultar la risa al verlo de esa forma.


-Ey, tranquilo amigo, no te retuerzas, sino será peor


La voz de Marcel es inconfundible, a pesar de la verbena filtrándose por sus venas podría reconocer esa voz en cualquier parte del mundo, la cabeza le duele tanto que cree que le va a estallar.


Klaus observa a sus pies el montículo de verbena reluciente con sus florecillas en tonos violetas, una planta inofensiva que puede convertirse en la pesadilla de todo vampiro. Sus ojos bailan hasta donde unos ojos azules lo miran llenos de dolor. Caroline se está mordiendo el labio, quitando la vista a cada rato.


Hacía dos horas que había abandonado su cama y aún podía sentirla, con su pelo rubio revuelto y los ojos azules casi oscuros del deseo y la pasión. Hacía dos horas había pensado en correr tras ella, abrazarla y no dejarla ir nunca más. Pero ahora, mirándola se empezaba a arrepentir de salvarle la vida tantas veces, de permitirle entrar en su vida, en su familia, en todo...


-Mira quien se deja ver por esta zona...-Marcel bromea lo que le hace chirriar los dientes a Klaus, mientras sus ojos empiezan a parpadear en azul y amarillo intermitentes-No lo intentes lobito, está diseñado para mantener a raya a tu parte animal. 


Klaus se agita entre las cadenas haciendo que las púas metálicas recubiertas de verbena se claven aún más en su piel. No le importa el fuego que empieza a extenderse en su interior, tampoco la verbena a sus pies que le nubla la vista, lo único que le importa es deshacerse de las cadenas, del ruido del metal chocando, y por supuesto, de la cabeza de Marcel.


-No te enfades, no voy a hacerte daño...aun-Sonríe maliciosamente y mira a Caroline quien levanta una ceja sin mostrar ningún tipo de emoción en su rostro- Tienes que darle las gracias a esta señorita, sin ella no te habríamos encontrado ¿ves? Eso es lo que pasa cuando rechazas a tal belleza...-Ronronea en el cuello de Caroline que tiene los ojos clavados en los de Klaus- Son capaces de matarte en vida si las rechazas...


Los gritos de alabanza ensordecen los oídos de Klaus, quien cada vez está más aturdido por la verbena y la situación, y por más que lo intente sabe que no puede despertase porque no es una pesadilla. Realmente Caroline le ha traicionado.


-¡¡Cenemos!! Ya tendremos tiempo de pasárnoslo bien –Marcel indica a los presentes que se sienten en las mesas que los criados empiezan a disponer justo en ese lugar –Vamos preciosa, siéntate-Le dice a Caroline, rodando una de las sillas quedando frente a Klaus.


Ella suspira e intenta no mirar al frente, sabe que si lo hace chocará con la mirada de Klaus. Cuando uno de los mayordomos le sirve el vino aprovecha para mirar a Klaus, el cual tiene la mirada fija en el suelo, con el cuerpo totalmente encorvado, cediendo ante las cadenas. 


-¡Brindemos por el fin de la tiranía en Nueva Orleans!-Marcel eleva la copa y todos los demás en la mesa lo hacen.


Klaus escupe en el suelo y se ríe en voz baja, se ríe de sí mismo por haber sido tan ingenuo y por creer en Caroline ¿Desde cuándo ella hacía algo desinteresadamente? ¿Cuántas veces había acudido a él para salvar a sus amigos? Uno a uno los recuerdos de Caroline le golpean, su primer baile había sido una farsa para espiar a Matt Donovan, su primera cita un engaño para que pudiesen traicionarlo, su primer beso, en la mejilla, un simple agradecimiento por haber salvado a Damon Salvatore.


Levanta la vista y la ve jugar con el tenedor, y en un momento sus miradas se cruzan, Caroline lo atrapa y poco a poco observa cómo se va apoyando en el cuerpo de Marcel, entrelazando las piernas con las suyas, y dando golpecitos con el tacón en el suelo bajo sus pies. Klaus le da una última mirada de desprecio, intentando matar todo lo que siente por ella, enfocándose en la venganza. 


Tras cenar, recogen las mesas y los platos hasta que en aquel lugar no queda nada, tan sólo Klaus encadenado al poste de madera, mientras los invitados aprovechaban para soltarle alguna grosería, insultos y algunos hasta se atrevían a amenazarle. ¿Niklaus Mikaelson siendo amenazado por vampiros cualquieras? Suena a chiste barato.

Marcel despide a sus aliados y le da una amplia sonrisa a Caroline, a la que abraza para luego darle unas palmaditas en el hombro, palmaditas por las que ella le hubiese arrancado las manos, pero en vez de eso le sonríe y le da una mirada cómplice. Klaus los observa e intenta agudizar el oído todo lo que la verbena le permite.


-Está bien Caroline, puedes jugar con él, pero para mañana quiero que esté de una pieza ¿de acuerdo?-Por alguna extraña razón el estómago de Klaus se contrae cuando Marcel besa la frente de Caroline, ese gesto era sólo de ellos y de su familia- Ten cuidado Caperucita-Marcel bromea antes de desaparecer y Klaus evita mirar a Caroline cuando se acerca haciendo resonar sus tacones contra el suelo.

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