Part 23
THE QUEEN OF NEW ORLEANS
CAPITULO 13 - PARTE 1
Capítulo 13: My sister...
-----Klaus-----
Elijah se va con Katherina justo detrás de Rebekah. Cuando ha desvelado el ‘‘pequeño’’ plan de Marcel mi hermana ha salido corriendo. Sé a dónde se dirige: Marcel. En el pasado tuvieron algo así como un trágico romance; él se enamoró perdidamente de mi hermana, y Rebekah, como siempre, también lo hizo. Por un momento incluso me gustó la idea de ver a mi hermana feliz, pero Marcel empezó a sentir esa hambre de poder que hoy en día le consume, la misma hambre que yo siento. Yo no podía permitir ver a mi hermana relegada a un segundo lugar, ella merece algo más que ser un segundo plato; así que no me quedó otra que endagarla. Podría aceptar perder a Marcel, a mi protegido, a la persona que críe como a un hijo; pero no a Rebekah.
Rebekah y yo habíamos estado juntos toda la vida; desde el día que ella nació hubo esa conexión especial. Esther envolvía a Rebekah en una manta contra su cuerpo con perlas de sudor adornando su frente; Mikael simplemente le había dado una palmadita en la espalda: era una niña y eso no era lo que él quería. Por eso luego vinieron Kol y Henrik.
Recuerdo acercarme a mi madre que la mecía entre sus brazos frente al calor de la fogata de nuestra casa; Rebekah se reía cada vez que Esther la levantaba en brazos. A pesar de lo pequeño que era, cuando mi madre puso a Rebekah entre mis brazos me sentí la persona más fuerte del mundo; sentí que era mi obligación protegerla.
A veces me pregunto si cuando nazca mi hija también será lo mismo. Rebekah estalló de risa entre mis brazos mientras se agarraba a mi pelo ¿haría mi hija lo mismo? Todos los días me hago las mismas preguntas ¿Estaré preparado?¿Seré un buen padre? ¿Se reirá en mis brazos? Cuando Kol y Henrik nacieron mi madre me decía sentirse orgullosa de mí; mientras Finn y Elijah estaban fuera, Rebekah y yo nos quedábamos con nuestros hermanos y los cuidábamos, los alimentábamos y los bañábamos. Nos convertimos en unos segundos padres para ellos.
Sé que Rebekah no va a encontrar a Marcel, aunque viva en nuestra antigua casa él solo aparece cuando quiere ser visto. Pero yo necesito encontrarlo, necesito que libere a Hayley y la traiga a casa, necesito saber que tanto ella como nuestra hija están a salvo. Mis hermanos y yo le hicimos una promesa a Hayley: protegerla a ella y a mi hija; y nosotros simplemente hemos hecho todo lo contrario.
Cuando pienso en Hayley a veces me arrepiento de aquella noche llena de alcohol y despecho; incluso a veces me hago creer a mí mismo que nada pasó; pero la realidad es bien diferente, Hayley está embarazada y eso no puedo cambiarlo. Al principio creí que era una pesadilla o una confabulación, pero lo cierto es que ahora deseo tener a ese pequeño milagros en mi vida; quizás así encuentre la redención de la que Elijah tanto habla.
Cierro los ojos pensando en mi futura hija ¿A quién de los dos se parecerá? ¿Podremos controlarla cuando su naturaleza la reclame? ¿y sus instintos? ¿Y cuando llegue a la adolescencia y empiecen todo tipo de problemas? Creo que lo mejor sería encerrarla en casa y salir bajo supervisión pero sé que ninguno de mis hermanos o Hayley lo aceptaría.
-Klaus
La suave voz hace que abra los ojos y ya no estoy en mi habitación. Caroline está en la otra esquina de la habitación de siempre, está sentada en el suelo agarrada a sus rodillas, con la cabeza entre sus manos. Sé que estoy soñando pero no quiero despertar, ella se ve tan real y delicada. Me acerco a ella tomando sus diminutas manos entre las mías percatándome de las manchas de sangre que la recubren. Cuando la tengo a mi altura levanto su rostro y quedo horrorizado al ver la sangre por toda su cara adornada con una sonrisa macabra.
-Klaus
Ella vuelve a decir mi nombre y sin darme tiempo a reaccionar me empuja contra la pared; intento moverme pero entonces recuerdo las palabras de la bruja: estoy vinculada a ella y a sus víctimas, yo soy su víctima ahora y no puedo moverme.
Ella me arranca la camisa en un rápido movimiento y lame desde mi oreja hasta la clavícula lo que hace que me estremezca ¿Cuánto tiempo hace que no siento su cuerpo contra el mío? ¿Cuánto hace que no la escucho reír o cantar mientras se ducha? Deben haber pasado tres semanas, pero se siente como si fuesen años. Nunca pensé que el tiempo me importase pero desde que conocí a Caroline sólo puedo pensar en el tiempo desperdiciado cuando no estoy a su lado.
-Caroline!!-Abro los ojos de sorpresa cuando ella clava sus colmillos en mi cuello. La piel se rasga sin ninguna dificultad y yo no puedo moverme. En cada sorbo se lleva parte de mi energía, hasta el punto que siento mis párpados pesados-Caroline…para-Hago un esfuerzo sobrehumano para poder abrir los ojos; ella se sigue alimentando de mi energía hasta que se separa bruscamente, sacándome un quejido cuando lo hace.
-¡¡Klaus!!-Ella me mira sorprendida, con los ojos abiertos como platos y la sangre chorreando por la comisura de sus labios. Se lleva las manos a la boca reprimiendo un grito; Caroline está asustada. Sé que está en una especie de trance pero ¿podrá verme en su víctima? Ella gimotea al verme y se esconde en el hueco de mi hombro, como solía hacer cuando estábamos juntos.
-Caroline ¿dónde estás?-Ella se separa para responder mientras se muerde los labios dubitativa; cuando abre la boca para hablar alguien tira de mi brazo sacándome del trance en el que estaba. Cuando abro los ojos Rebekah me mira preocupada con un pañuelo lleno de sangre alrededor de sus manos-¿Estás bien? ¿Y esa sangre?
-Tuya…-Me responde desechando el pañuelo en la papelera y saca otro para pasarlo por mi cuello-Pareces bastante agitado ¿alguna novedad?
-Sí, Caroline era Caroline-Mi hermana me mira y luego rueda los ojos, poniéndolos en blanco como si lo que yo estuviese diciendo fuese una locura-Por un momento no era ella, me mordió hasta dejarme sin fuerzas, pero luego ella se separó y empezó a llorar…
Cierro los ojos recordando a Caroline, era como si ella hubiese vuelto en sí, estaba totalmente aterrorizada al ver lo que le había hecho a su víctima; llegó un punto en el que sentí que el corazón se iba a parar. Casi había sentido la muerte de un extraño, pero el haber visto a Caroline mereció la pena.
-Tengo una idea-Dice mi hermana mientras mira por la gran cristalera de mi habitación-No te muevas, iré a buscar a Elijah y a la bruja de Katherine. No hagas ninguna tontería Nik.
Capítulo 13.2: London
---KOL---
Scorpions canta en mis oídos mientras vuelvo al hotel. Había dejado a Caroline a solas un rato con la excusa de que iba a reunirme con un viejo amigo; la verdad era que simplemente necesitaba pensar. Casi han pasado 3 semanas desde que encontré a Caroline; y todo es abrumador y confuso. Nos pasamos días enteros en la cama viendo la tele, riendo o hablando de cualquier tontería, damos largos paseos por los lugares más escondidos de Londres; nos hemos besado bajo la lluvia y en lo más alto del London Eye.
Caroline ahora es mía y no me cabe duda. No me arrepiento de absolutamente nada; me encanta cogerla de la mano mientras paseamos por las calles, arrastrarla hasta algún callejón y besarla hasta que no podemos más. Tentarla y hacer el amor con ella hasta caer exhaustos. Mi principal miedo era Klaus, pero a día de hoy, si Klaus viniese a reclamar algo no me importaría morir por ella. Después de muchos años puedo decir que vuelvo a sentirme vivo, que el mundo se para cada vez que me sonríe y se me olvida todo cuando me besa; y aunque ella no lo diga sé que también me quiere.
Subo por las escaleras y el olor a sangre llega a mi nariz, olfateo un poco y me encuentro con el chico de servicio; tiene la camisa un poco desgarrada y dos pequeñas marcas de colmillos en su cuello. Me mira desorientado pasándose la mano por la frente y me sonríe cordialmente. Caroline, va a terminar comiéndose al personal.
-¿Caroline?-Cuando abro la puerta ella está de pie frente a la cama donde hay una mancha de sangre con las manos sobre sus ojos-¿Estás bien?-Ella levanta la cabeza y me sonríe efusivamente al tiempo que asiente con la cabeza.
-Sí, sólo me picaban los ojos-Me dice al tiempo que sigue mirando la mancha en la cama-Creo que tendré que llamar al servicio de habitaciones.
-No te preocupes, llamaré yo antes de que te comas a todo el hotel-Ella enarca las cejas como si no entendiese-Me acabo de cruzar con el chico de servicio y tenía unas bonitas marcas en su cuello ¿Tienes alguna idea de lo que le pudo pasar?-Ella mira hacia arriba y niega con la cabeza con una sonrisa un tanto cínica. Me abalanzo sobre ella, haciéndonos caer sobre el diván de la habitación y me coloco encima de ella dándole pequeños mordiscos por su cuello-¿Seguro? El pobre muchacho desvariaba sobre una rubia…-Ella se ríe cuando muerdo su abdomen, la zona de las cosquillas, y se retuerce debajo de mí.
-No lo sé-Su voz suena forzada cuando intenta no reírse. Caroline apagó su humanidad no siente nada, sólo un deseo irrefrenable por la sangre y el sexo, pero eso no quita que le guste disfrutar de algunos momentos.
Al principio ella no quería hablar de nada, sólo estar los dos y hacer el amor durante horas, yo no me opuse en ningún momento, hacía tiempo que no me sentía de esta manera. A los días divagaba sobre Klaus y mis hermanos, incluso sobre Hayley llegando a reírse de ella por quedarse embarazada de mi hermano.
-Aburrido-Muerde mi mentón y me mira con una sonrisa irresistible. Sus ojos me retan a la vez que juguetea con el borde de mi camisa-¿Qué tal con tu amigo?
-Bastante bien, hemos…
-Tiene que ser muy importante para que me dejes aquí sola ¿no?-Caroline se separa y me mira con indignación-Porque mientras tú estabas paseando por ahí con tu amigo yo estaba desamparada…una pobre chica inocente a la que le hubiese pasado cualquier cosa-Por un momento pensé que le había molestado, pero a Caroline no le molesta nada.
-¿Y dónde está esa chica inocente?-La agarro por la cintura haciendo que choque contra la pared-No la veo
Ella sonríe y pega sus labios a los míos, abrazando mis caderas con sus piernas usando la pared como soporte. La agarro justo por los muslos para mantenerla pegada a mi cuerpo. A veces duele no tener su cuerpo cerca. Ella se agarra a mi camisa mientras muele sus caderas contra mi pelvis en un movimiento suave y circular.
-¿No tendríamos que estar buscando a esa pobre e indefensa chica?-Le pregunto antes de morder su labio inferior con suavidad haciendo que se retuerza entre mis brazos y la pared
-No, que se las arregle sola.
A Caroline pocas cosas la distraen del sexo o de las ganas de beber sangre y cada vez que quiere alguna busca como conseguirlo. Siempre suele ponerme esos ojitos de cachorro perdido al tiempo que juega con alguna parte de su ropa; o simplemente aparece con un vestido transparente, sin nada debajo, y se acuesta en el diván a leer bajo la ventana en posturas que no dejan nada a la imaginación. Ella es así; deshinbida y descarada.
Abro los ojos cuando ella escurre entre mis brazos. Ella se arrodilla entre mis piernas y en un rápido movimiento retira el cinturón de cuero de mis pantalones. Se levanta para quitarme la camisa y baja con pequeños besos hasta donde deberían estar mis pantalones y termina por quitármelos.
-Caroline…
Es una advertencia pero ella no hace caso, juega con mi erección entre sus manos mientras me mira con ojos llenos de deseos a través de sus rizos. Ella se relame los labios al tiempo que mueve la mano, alzando una ceja retándome. Trago saliva cuando su boca recorre mi cadera varias veces, hasta que finalmente me lame lentamente.
Clava sus ojos en los míos mientras me rodea con su lengua, provocando que me tenga que agarrar al borde del diván. Mueve la cabeza al tiempo que su lengua baila en mi piel haciéndome cerrar los ojos del placer. Ella clava sus uñas en el muslo haciendo que vuelva a abrir los ojos y la mire. Enredo mis manos en su pelo cuando mis piernas tiemblan.
-Bueno, ahora vístete y así podrás enseñarme todo lo que me prometiste
Ella se levanta de entre mis rodillas y me mira divertida mientras se alisa la ropa sobre su cuerpo. Maldita mujer, le gustaba divertirse dejándome a medias cada vez que puede. No la miro cuando me coloco la ropa y mete su mano entre mis pantalones.
-¿No te habrás enfadado no?
-Para nada-Espero a que saque la mano y se marcha con una sonrisa. No puedo decirle lo contrario, si lo hiciese seguramente se comería a todo el hotel-¿lista?- Ella asiente y abre la puerta pasando por delante mientras se contonea sobre sus nuevos botines.
Le propongo ir a las galerías de arte pero ella simplemente niega con la cabeza, nada más llegar a Londres ella obligó a sacar las copias de cuadros renacentistas que tenía en su habitación. Cosas tan simples como esas sólo hacen que le recuerden a mi hermano y aunque no le importe absolutamente nada, prefiero ir a otro sitio antes de que queme la galería entera.
-Nunca he ido a un zoo-Dice casi en un susurro cuando ve a unos niños con camisas verdosas y unas letras brillantes con el nombre del zoo: ZSL London Zoo.
-Ya es un poco tarde, está un poco lejos y hay que ir en ese autobús-Señalo al hombre que se baja del autobús colocándose la gorra del zoo-Podemos ir mañana ¿Te parece?
-Me da igual-Dice al tiempo que se encoge de hombros, y por un momento juro haber visto la decepción en sus ojos. Ella tira de mi mano hasta una especie de mercadillo-feria ambulante.
Se pasea entre los puestos toqueteando todo lo que encuentra a su paso, se detiene en algunos puestos mientras intercambia palabras secas con vendedores que le dan las mejores de sus sonrisas. Se detiene en uno de los que venden joyas artesanales y sus ojos se quedan prendados de unos pendientes con piedras del mismo color que sus ojos. Los agarra con cuidado y los pone a la altura de su cara haciendo que las piedrecitas brillen a la luz del sol.
-Brillan casi como tú-Le dice el hombre al ver la cara de Caroline iluminada por el destello de los cristales. Casi instantáneamente los deja caer en el mismo sitio y parece fulminar al hombre con la mirada-Lo siento, no pretendía molestarte
Ella se mete las manos en el bolsillo de su abrigo y sigue hacia delante. Me doy cuenta de lo espectacular que es y lo mucho que hace que lo demás se vea poca cosa. Todos se vuelven a mirarla pero ella sólo les dedica miradas de indiferencia mientras se agarra a mi mano. Parece que se olvida que estamos en Londres porque cuando empieza a llover arruga la nariz en señal de disgusto.
La llevo hasta unos callejones donde los balcones de las casas nos cubren de la lluvia. Ella se sienta en un pequeño muro al tiempo que observa la lluvia caer. Tiene la cara llena de pequeñas gotas de agua, las mejillas rojas y el abrigo entre abierto dejando ver su corto vestido de lana. Ella capta mi mirada y levanta las cejas
-¿Te gusta lo que ves?
Me dice con una sonrisa pícara al tiempo que cruza sus piernas dejando ver más de sus muslos. Me acerco a ella que, a pesar de estar sentada en el muro, queda a mi altura. Me mira con la cabeza ladeada sin entender bien lo que pretendo. Suspira cuando separo sus piernas y las coloco alrededor de mis caderas
-¿Qué intentas, Mikaelson?
-Mmm…cobrarme lo que me debes-Susurro apoyando mi frente contra la suya y ella me apega más a su cuerpo
Pasa sus manos por mi pelo y antes de que pueda decirle algo me besa con una pasión arrolladora, aferrándose a mi sudadera como si tuviese miedo a caerse. Deja caer su abrigo hacia atrás dejando expuestos sus brazos. Ella me sonríe de forma traviesa mientras sus manos sueltan mi cinturón.
-¿Sabes que puede venir alguien y vernos?
-Me da igual
Responde antes de volver a besarme con fuerza bajando toda mi ropa. La levanto en peso para subir su vestido hasta la cintura y ella ríe con cierto nerviosismo. No tardo ni dos segundos en arrancarle la ropa interior de encaje y acariciar la parte alta de sus muslos mientras ella se retuerce ante mi contacto.
Sus manos intentan bajar por mi bajo vientre y se las coloco por encima de su cabeza agarrándolas con una sola mano. Ella deja escapar todo el aire acumulado y me mira con sorpresa.
-Esta vez, no te vas a salir con la tuya señorita Forbes.
La beso con fuerza mientras la penetro lentamente; ella intenta zafarse pero se lo impido pegándola aún más contra mi cuerpo. En cualquier otro momento y lugar me habría tomado mi tiempo, la habría acariciado y besado; pero ahora sólo son movimientos rápidos y fuertes que hacen que su espalda golpee repetidamente la pared de ladrillos.
Sus gemidos taladran mis oídos lo que hace que me mueva más rápido, no sabe cuánto me gusta sentir sus huesos chocar contra los míos, la suavidad de su piel al ceder, o cuando se muerde los labios antes de llegar al orgasmo.
Sus dedos se clavan en mis manos y la sujeto con más fuerza, su pelo está totalmente revuelto y los labios entre abiertos mientras gime más alto. Se retuerce entre mis brazos temblando cuando el orgasmo la atrapa, justo segundos antes de que yo lo haga. Entierra su cabeza en mi pecho y la aparto de la pared para bajarle el vestido y cubrirla con el abrigo.
-vuelvo al hotel-Dice colocándose el pelo- ¿Vienes?
Asiento con un encogimiento de hombros, ojalá fuese la Caroline de verdad, me gustaría besarla y abrazarla contra mi cuerpo, porque aunque pasemos las noches juntos nunca despertamos al lado del otro. ¿Estaré aprovechándome de ella? Se detiene a mi lado y agarra mi mano con suavidad. Es tan suave que incluso duele ¿Llegará a encenderla? ¿Qué pasará cuando lo haga? ¿Y su culpabilidad?
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