Una vida donde huir solo te haría ser señalado, dónde no había salida ,dónde un simple error te condenaría.

—Faltaste a la tradición...ayudaste al hijo mayor a huir con esa mujer, la perdición es tu futuro.

Las personas no tenían ni un poco de compasión, YeSol aprendió que su destino no tendría un final feliz, desde que su hermano mayor falleció dejando la con una enorme pena pues él fue el único que la miró como algo más que una máquina de bebés. Él la hacía engrandecer se en cualquier aspecto, le enseño su labor y la ayudo a perfeccionar lo a pesar de que en ese tiempo él solo tenía 16 años.

YeonJu era un chico con un alma pura, juguetón y muy protector con su familia, cuido de ella hasta ese último día donde él,tenía que domar un dragón. Salió muy temprano en la mañana ya preparado para enorgullecer a la familia, se vistió,se peino y con una sonrisa salió despidiendo se por última vez de ella.

Paso el tiempo y cuando todos bajaron, la noticia sobre el fracaso de él la cubrió por completo, les contaron que al igual que los demás él se lanzó, pero a diferencia de ellos, él no logro aferrarse a ninguno, su cuerpo había caído con fuerza al suelo quitando le la vida.

Año tras año YeSol lloraba por él, su mejor amigo, su protector, su alma gemela la había dejado sola y desde ese día todo en su vida cambio, no podía continuar, no cuando su simple recuerdo la afectaba, era por eso que eligió alejarse.

Pero ahora mientras todos la juzgaban esperando a que su sentencia fuera dada, ella solo se mantenía tranquila, en su mente estaba la posibilidad de volverlo a ver incluso después de la muerte.

—¡Basura despierta!

Los golpes proporcionados en su celda la despertaron, un hombre de mediana edad, vestido con el uniforme oficial le pedía que se levantará y arreglará su aspecto pues el rey haría presencia en el lugar.

Nuevamente a pesar de ya estar esperando su último día , un nerviosismo la cubría.

Solo momentos después fue que él hombre apareció, claramente rodeado de guardias para su protección.

—Parece...que te libraras de la muerte.

Soltó logrando que todos lo mirarán con sorpresa.

—Mi señor...

Él hombre alzo la mano indicado que todos guardarán silencio y prosiguió hablando —Si fuera por mi... realmente no estarías con vida, pero mi hijo...me lo pidió.

YeSol no entendía de qué hablaba hasta que recordó que él rey tenía otro hijo, uno que casi nadie conocía y que según algunos ni siquiera vivía ahí pero parecía que todos estaban equivocados.