01
Ganarse la vida siendo la deshonra del pueblo no era nada fácil. Días oscuros, llenos de palabras duras y despectivas fue lo que vivió durante años.
La gente simplemente no tenía piedad de un pobre joven que fue abandona a su suerte, con el paso del tiempo, ejerció su propio trabajo, la herrería se volvió parte de ella y aún que muchos la evitaban eran contados los que hacían un excelente trabajo.
—Son 45 piñones...—dijo sin mirar los a los ojos, las monedas como siempre era dejadas en la mesa evitando el contacto directo con ella—5 de cambió —al igual que ellos coloco la moneda en la mesa otorgando su cambio y así terminando su charla.
YeSol aprendió aquello de su hermano, él fue un gran herrero, creo un par de trajes para los jinetes e incluso forjó una espada para el hijo del rey. Solo tenía quince años y era la promesa para un equipamiento de primera calidad.
—Buenas tardes...
Un hombre cubierto de pies a cabeza se acercó a su hogar, lucía nervioso pues miraba a su alrededor a cada segundo.
—¿En qué puedo ayudarle?
—Busco al herrero.
—Soy yo, dígame qué necesita.
El hombre alzo su rostro dejando ver solo sus ojos, aquellos oscuro y serios.
—Necesito...un traje.
—¿Que tipo de traje?¿Para batalla o para jinete?
—Para jinete.
—Bien debo tomar sus medidas así que tendrá que quitarse todo eso y quedar solo con su ropa.
—No es para mí.
—...Okay, pero necesito las medidas.
Él hombre le tendió una hoja con los números detallados.
—Pecho...¿65?¿Es mujer?
—Si, ¿para cuando lo tendrás?
—Bueno...en un mes.
—¿Un mes?
—Si es muy urgente...tengo uno...pero no estoy segura de que le quede.
—Solo dámelo.
Fue así que ella le entrego aquel traje, no era tan bueno ni tan detallado pero era suficiente para cualquier aventura montada en un dragón.
Aquel hombre corrió como si su vida dependiera de ello y solo días después descubrió de quién se trataba.
—No puedo creerlo... él nos abandono.
—¿Todo se dió por una plebeya?
—Él rey está furioso... alguien le entrego un traje a ella, la hizo pasar por jinete y huyeron.
—El hijo mayor es una deshonra.
Ella había vendido un traje y no a cualquier persona, él primogénito fue quien le pido aquello y pago una extensa cantidad de dinero solo para irse con su amada.
YeSol se escondió en su hogar, cerró las puertas de su taller sin poder mostrar su rostro ante ellos, si se sabía que ella había dado aquel traje podría simplemente morir.
—Tranquila...es un traje antiguo y estaba mal hecho....todos saben cómo es mi trabajo...estaré bien.
Decía mientras abrazaba sus piernas.
—¡Todos los herreros deben ir al castillo!
Gritaban afuera dejando en claro que el rey solo buscaba al responsable de eso.
—¡Oye imbécil no haz escuchado!—tocaron con furia su puerta haciendo la temer.
Como pudo se levantó para abrir, miro a su alrededor viendo como la gente se aglomeraba viendo la.
—Toma tu herramientas y ve al castillo.
Una traición era juzgada por todos, una segunda era la sentencia de muerte.
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