Octavo ronrroneo
Jimin tuvo razón en que Yoongi disfrutó de su celo. Cuando al despertar lo primero que vio fue su rostro pacifico, su cuerpo completamente desnudo y los arañazos sobre su piel, se sintió orgulloso y excitado. La enorme sonrisa en su boca era una irrefutable prueba de eso. Ni siquiera le importaba el incómodo dolor que sentía de la cadera para abajo y que le impedía moverse con facilidad. Se sentía feliz con el aroma de Yoongi y con la mueca de satisfacción que tenía su gatito.
Quería comérselo a besos.
Pero no era su sano libido lo que fomentaba esa necesidad, sino la conversación que habían tenido unas horas antes mientras se desnudaban entre mordidas y lametones desesperados.
"Quiero algo serio contigo"
Jimin había estado devorándose los sesos ideando la manera de enamorar y enamorarse del pelinegro, pero había sido éste quien-a pesar de estar molesto por sentirse ignorado- le terminó por pedir lo que a él tanto le había costado decir.
Por supuesto, ni por su propia vida hubiera podido responder verbalmente en ese justo momento (Yoongi había nublado su mente con tantos besos, después de todo), pero había logrado darle una afirmación de la única forma en la que había podido: Con su cuerpo.
No podía recordarlo sin siquiera sonrojarse, por lo que suponía que en ese instante debía de estar colorado hasta las orejas, aunque tampoco se arrepentía de haber escogido esa forma. Realmente, había disfrutado de decirle corporalmente a Yoongi que él también quería intentarlo, o al menos esperaba que el chico hubiera captado el mensaje. Pero, por si acaso, tenía que expresarlo verbalmente, sólo tenía que coger valor.
Mientras eso pasaba, Yoongi, a su lado, se removió con pereza, despertando con un crujido de huesos cuando se estiró debajo de las sábanas.
— ¿Llevas mucho tiempo despierto? —la voz del pelinegro sonó bastante ronca, tal vez por la acicalada que lo había hecho terminar en su boca unas horas antes o por todas las palabras que le dijo bajito sobre su oreja hasta que el sol dio indicios de salir.
Con suavidad y muy lentamente, movió su mano hasta la cabeza del mayor y enredó los dedos entre sus hebras como un mimo cariñoso que lo hizo ronronear al tacto.
—Lo siento, es que te veías adorable en mi cama— admitió con dulzura y se acercó a él para besarle la frente y disfrutar de su piel todavía desnuda. Aunque era verdad que Yoongi olía un poco a sudor-por la extenuante actividad física, no lo culpaba-, le gustaban esas otras fragancias que también percibía sobre él, como la frescura de su shampoo, la colonia que lentamente se desvanecía de su cuello y ese algo único en su gatito que lo hacía querer ronronear también.
—Creo que entiendo el sentimiento.
Yoongi le sonrió con cariño, recordando lo que había sentido al verlo dormido entre sus brazos. Una total adoración. Jimin le había parecido más chiquito mientras lo abrazaba, aunque no era el caso, obviamente. El chico tenía la misma estatura que él y su cuerpo estaba tonificado, pero aún así, le había resultado peculiar el contraste.
Podía recordar también lo que en el calor del momento le había hecho comprender: Quiero algo serio contigo. No se había equivocado en pedirlo. Y por todos los maullidos del mundo que sí deseaba intentarlo. Pero una parte de él, la insegura de siempre, le decía que definitivamente no había sido la mejor forma de pedirlo. Quizás Jimin había estado esperando una forma más seria o inclusive más romántica. Tal vez ni siquiera lo había estado esperando. La usual y molesta voz le gritaba que por su culpa iba a ser rechazado.
Pero como fuera el caso, tampoco quería estresarse, no era el mejor momento para hacerlo. La vocecilla era mala y cruel, pero había otra en su mente, una grave y amorosa que le repetía: "Tienes a Jimin ronroneando por ti, campeón".
Al menos el menor no lo había echado a patadas y seguía sonriéndole mientras se dirigía al baño con una mueca coqueta que le indicaba explícitamente que era momento de compartir una ducha (una que esperaba, fuera más sudor que agua misma, porque sinceramente no quería mojarse).
—Me debes otra cita, guapo—le dijo Jimin cuando llegó a él y lo abrazó por el cuello; Yoongi asintió de acuerdo y se permitió acercarse a sus labios para jalar el inferior con una mordida cariñosa.
—Pero más tarde—le confirmó, y con un beso se lo llevó al baño.
El penúltimo día en The Purring Club llegó.
Después de pasar todo el día con Jimin y parte de la noche, ambos decidieron darse un espacio para reorganizar sus ideas y arreglar un par de pendientes personales. Estar juntos todo el tiempo sonaba tentador, pero acordaron en no empalagarse tan pronto de la presencia del otro y fue así que Yoongi regresó a su habitación ya entrada la madrugada, esperando que su querido amigo se encontrara ahí para contarle todo lo que había pasado.
Por desgracia, no fue el caso. Taehyung no estuvo ahí ni en su propia habitación, ni siquiera apareció en las siguientes horas. Aunque fue un poco decepcionante, Yoongi no se sorprendió en lo absoluto. El hombre era, literalmente, todo un tigre. Era frecuente que Taehyung saliera en búsqueda de nuevas conquistas con las cuales pasar la noche (por algo asistía al club en cada evento) y que desapareciera de vez en vez. Lo que sí le sorprendió, sin embargo, fue que Taehyung apareció más tarde en su puerta con una mirada cansada y el cabello revuelto, y con una frase que jamás creyó escuchar de sus labios: "No conseguí ninguna cita".
— ¿Nadie aceptó? —Yoongi lo miró con el ceño fruncido, incapaz de aceptar que alguien pudiera rechazar a su mejor amigo. Taehyung era todo lo bueno de la vida, era su luz personal; imaginar que alguien le hubiera dicho "no" hacía que le hirviera la sangre. No pretendía quejarse, claro, primero tenía que consolar a su entristecido tigre que comenzaba a ronronear suavecito mientras buscaba consuelo en la curvatura de su cuello. En algún momento, el chico se había dirigido a su cama y lo había arrastrado con él. No es que se quejara, amaba dormir, pero no era la ocasión.
—No es que nadie haya aceptado—contestó al final Taehyung con una voz rasposa y sus manos amasando el abdomen de Yoongi, como si consentirlo fuera algo nato de su ser. —. Es que yo no acepté a nadie.
Yoongi asintió entendiendo, por supuesto, esa era la opción más creíble.
— ¿Por qué no aceptaste? ¿Nadie te llamó la atención? —Yoongi cerró los ojos y se relajó, los dedos de Taehyung eran suaves y calientitos y eran buenos haciendo masajes que lo adormecían. Por suerte, a su amigo le encantaba mimarlo mientras hablaba.
—Porque estuve pensando, ¿qué sentido tiene llevarme tres gatitas a casa en una noche? Ya estoy cansado de eso. Es divertido, lo admito, pero a la mañana siguiente no sé quienes son. Soy malo recordando nombres. Insisto, es divertido, pero es tan repetitivo—el tigre gruñó y apretó al gato contra su pecho, suspirando pesadamente—. Creo que solo... Solo quiero encontrar a mi propio Jimin.
Yoongi, quien comenzaba a dormirse-por muy culpable que se sintiera al respecto- abrió los ojos de golpe y se levantó para mirar el rostro inexpresivo de su amigo.
—Explícate—ordenó antes de malinterpretar. Taehyung había dicho "a mi propio Jimin", lo que quería decir que a otro Jimin, ¿cierto? Tal vez sólo tenían que pedir la lista de invitados del club y encontrar a los tocayos de su chico. No debía de ser tan complicado.
Taehyung, en cambio, le dedicó una sonrisa extrañamente falsa y negó, volviéndolo a jalar para envolverlo con sus brazos.
—Me refiero a... Alguien como lo que encontraste tú. Tal vez necesito sentar cabeza—el chico suspiró y cerró los ojos, incapaz de seguir con ese tema de conversación—. De cualquier forma, no es como que quiera encontrarla aquí. Sólo me preguntaba si realmente estaré vacío y por eso llevo la vida que llevo.
Yoongi volvió a separarse del agarre de su amigo y se sentó sobre el colchón, mirando con atención cada detalle del rostro ajeno y dándose cuenta de que, por primera vez en mucho tiempo, había rasgos de inseguridad en esos profundos ojos.
—Taehyung, tú no estás vacío—comenzó diciéndole con precaución—. Eres la persona más bonita que he conocido en mi vida—confesó nervioso, sin saber del todo como ordenar sus pensamientos y sin controlar el leve tartamudeo en su voz.
—Hey, que no te escuche, Jimin—Taehyung finalmente sonrió y Yoongi asintió sin importarle la interrupción.
—No estoy diciendo nada más que la verdad—el pelinegro volvió a hablar, y ahora fue su turno para pasar su mano por la cabeza del tigre que más que caricia, lo sintió como un golpe de bebé—. Y si estuvieras vacío, yo me encargía de rellenarte—Yoongi desvió la mirada y suspiró. Las palabras sonaban tan vergonzosas, pero su amigo se merecía un poco de esfuerzo.
—Repito, que no te escuche Jimin—Taehyung intentó bromear, adquiriendo una expresión relajada, pero secretamente tragándose el nudo en la garganta—. En serio, ¿cómo es que no me enamoré de ti?
Yoongi se rio por lo bajo y se acomodó junto a él. Jimin le había pedido verse por la tarde, pero su amigo era su único pensamiento del momento.
—Porque nadie dijo que fueras listo.
Contrario al gato negro, Taehyung se carcajeó fuerte y se removió por toda la cama, ganando impulso para ahora ser él quien se levantara.
—Sabes qué, estoy seguro de que Jimin y tú tienen un gran futuro juntos—dijo ganándose una expresión alegre y real—. Y también estoy seguro de que tienen planes de cenar, así que ven, vamos a tener una cita tú y yo antes de que te aparezcan más rasguños en la piel, ¡y no trates de ocultarlos! Los sentí, ganador.
Yoongi cubrió el obvio sonrojo de sus mejillas y le arrojó una almohada como respuesta; ya no necesitaba seguir diciéndole lo mucho que lo quería. Sabía que su amigo lo tenía muy claro. Tampoco necesitaba insistir en que algún día encontraría a "su Jimin", eso sólo el tiempo se lo diría, pero Yoongi sabía que en cualquier lugar en el que Taehyung estuviera, siempre encontraría a alguien que lo amaría tanto como lo hacía él.
Que bonita la amistad de Yoon y Tae... <3
Yo sólo quería maullarles que falta muy poco para el final :3~
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