Mucho miau, poco grrr [1].
Jungkook se sentía en llamas. Casi como si estuviera a punto de explotar por el repentino calor que empezaba a sentir. Incluso sus manos estaban sudadas y su corazón martillaba como si estuviera corriendo una maratón. Para nada ayudaba que la respiración irregular de Taehyung estuviera haciendo destrozos en su interior.
El hombre estaba ronroneando, por el amor de todas las zanahorias, RONRONEANDO.
Jungkook quería brincar como loco por todo el lugar y, de ser posible, dar vueltas encima del colchón, pero no podía hacerlo, por supuesto. Tenía que esperar a estar solo para darle rienda suelta a su emoción. Además, debía aprovechar el momento, él no sabía si al alejarse el hechizo se rompería. Si Taehyung lo empujaría con asco, si lo rechazaría discretamente o si aceptaría el beso, como parecía estar haciéndolo.
Dios, no estaba preparado para las disculpas o justificaciones innecesarias. Sabía que su amigo entraría en un colapso emocional después de que sus labios se separaran. Su valiosa estrella dejaría de brillar para él. Jungkook no estaba preparado para quedarse en la oscuridad.
¿Cómo es que se respiraba?
Por desgracia, la magia finalmente terminó. Taehyung dio un gruñido suave y comenzó a alejarse muy lentamente, todavía con los ojos cerrados. A esa corta distancia, Jungkook pudo atesorar el sonrojo que su beso le había dejado. Esa reacción fue gracias a él. Para él.
Y nadie jamás podría quitarle eso. Ni siquiera Taehyung.
Ya sin tocarse, ambos se miraron directamente a los ojos sin poder leerse entre ellos. Las expresiones de los dos hombres eran serenas, sin rasgo de que algo importante acababa de pasar ahí, pero fue Taehyung quien decidió romper con la falsa tranquilidad cuando comenzó a tartamudear nerviosamente.
— Yo, yo no sé qué decirte—expresó por lo bajo, con una inseguridad nada propia de él—. Lo siento por esto.
"Lo siento". Al corazón de Jungkook no le bastaba con un "lo siento".
—Sí, como sea, fui yo quien te besó. No tienes que pedir disculpas de nada.
Taehyung se mordió el labio y negó.
—No me estoy disculpando por el beso. Me estoy disculpando por no saber que decirte.
Ahora era Jungkook quien no sabía qué decir.
—Bien.
—Bien.
—Sí, "bien". Mira, eh... Tú me estabas diciendo algo antes de esto. Podrías retomarlo para romper con esta incómoda tensión.
Taehyung se pasó la lengua por el labio inferior y asintió. Su mirada pacífica había cambiado por una analítica.
—No sé si sea bueno ignorar lo que acabamos de hacer, Jungkook.
—Uh, bueno, eso no suena muy bien viniendo de ti. No fui yo quien desapareció como si el mundo se le hubiera venido encima.
Taehyung asintió y se atrevió, finalmente, a esbozar una sonrisa.
—Pues es que no se me vino encima el mundo, pero pareciera que me lo acabo de comer.
Jungkook casi se ahoga con el comentario que no supo si interpretar como sugerente o no. Como no tenía ganas de sufrir por ideas de su mente enamorada, decidió dejar pasar el tema y fingir que no había captado la supuesta indirecta.
—Pero bien, dime lo que sea que quieras decirme porque la vergüenza de haberte besado me está torturando. Sin mencionar que hace rato te dije prácticamente que te iba a cazar.
Taehyung ensanchó su sonrisa—: ¿Y qué piensas? ¿Tu cacería fue exitosa?
—No fui yo quien se acaba de disculpar.
—Ya te dije que no fue por el beso—el tigre gruñó.
— ¿Y entonces por qué fue?
—Que tenías razón. Todo este tiempo debí haberme dejado llevar por mis instintos.
Jungkook exhaló y le miró como si hubiera dicho algo muy importante y mereciera toda su atención.
— ¿Eso quiere decir que...?
—Que realmente disfruté del beso. Mi tigre por fin me está dejando respirar tranquilo.
—Esperaba que quisiera comerme de una.
Taehyung contrajo el gesto.
—Sí, mira, sería muy problemático para todos. Yo realmente no sabía que sentías algo por mi.
—Estas cosas suelen pasar—Jungkook se frotó la cara con ambas manos—. No me gustaría que hagas un gran escándalo al respecto. Si tienes algo positivo para decirme, hazlo ya. Pero...—titubeó—Si vas a rechazarme, sólo vete. Así. Sin complicaciones.
— ¿De verdad piensas que me iría en silencio?
La respuesta era un "no" rotundo. Taehyung bien pudo haber sido un idiota en los últimos días, pero no era un mal hombre, al contrario, era el mejor que había conocido en mucho tiempo y el que se había robado su corazón de una manera limpia y justa.
—No, sé que no, pero me muero de miedo. Ten compasión de mí, por favor.
Taehyung se frotó el cuello mientras un suave rubor subía hacia sus mejillas.
—No puedo decirte que sí, lo sabes—dijo en un suspiro—. Pero tampoco puedo decirte que no. Yo... Yo como que disfruté mucho de ese beso.
—Tu tigre, ya.
—No, ambos. Él y yo.
Jungkook cerró sus ojos por la impresión y se llevó una mano al pecho. Como cambiaforma conejo, su presión arterial solía ser un verdadero dolor de cabeza para él, especialmente en ocasiones como esa en la que su corazón bombeaba desesperado por culpa de sus emociones traicioneras.
Lentamente, volvió a abrir los párpados y dejó caer sus hombros en un claro gesto de rendición. Sabía lo que tenía que decir. Sabía lo que tenía que hacer. Había sido de forma fugaz, pero la iluminación había llegado a él con la misma fuerza con la que una ola golpea las rocas por la noche.
—Creo que deberías tomarte un tiempo para pensar. Más bien, ambos deberíamos de hacerlo—le dijo con pesar; podía estar enamorado de Taehyung. Podía desesperadamente desear estar con él. Pero era, antes que nada, su amigo. Uno que sólo quería lo mejor para él.
Taehyung en respuesta desvió la mirada y asintió firmemente. Tenía una expresión severa, a pesar de encontrarse jugueteando con sus dedos de forma nerviosa.
—Necesito un tiempo, sí—confirmó, girándose hacia la puerta—. No pienses que soy un cobarde, por favor. Quiero hacer las cosas bien. Dame un tiempo para pensar qué quiero. Esto es nuevo para mi. Siempre pensé que las mujeres lo eran todo para mi. Que tú estés rondando en mi mente quiere decir que mi sistema de creencias ha cambiado. Mis necesidades han cambiado.
Jungkook suspiró. Su voz estaba ahogada en un nudo.
—Lo entiendo, grandote—dijo, desviando la mirada hacia el piso—. Pero no creas que estaré cerrado a otras posibilidades. Resuelve lo que está mal contigo, pero no voy a cambiar mi ritmo por ti.
—Yo no... Jungkook, yo no...
—Shhh, espera. Tienes que saberlo. Esto es porque no me ofreces nada seguro, quiero que lo entiendas también.
Ahí. Lo había dicho. Taehyung podía hacer lo que quisiera, pero él también tenía derecho a ordenar su vida como quisiese. Por supuesto, tenía miedo de estar equivocándose, pero tenía que asegurar, de alguna manera, su acelerado corazón.
—Nunca te pediría lo contrario, no soy tan egoísta... Campeón.
—Ya, lo sé. No seas tan perfecto y déjame odiarte sólo un poquito.
Taehyung se fue de su casa sin decir nada más. A decir verdad, Jungkook sentía que su corazón estaba un poco roto, por lo que no tenía intenciones de buscar un nuevo amor. A pesar de haberle dicho aquello al tigre. Primero, tenía que estar bien consigo mismo antes de brincar a otros brazos. Además, confiaba en que su amigo no tardaría tanto en tomar una decisión.
Fue hacia su ventana y la abrió, dejando entrar la brisa. Fuera, las personas caminaban hacia sus destinos con temor al cielo. El sonido de los truenos se filtraba en la casa y olía a lluvia, como si las nubes grises no bastaran para recordarles que pronto iba a llover.
Había decidido no hacer berrinches por un amor no correspondido, pero la fuerza de lo que acababa de ocurrir unos momentos atrás hizo que se llevara las manos hacia los ojos y que comenzara a llorar.
Qué buena suerte tenía y qué amabilidad la suya.
Fue así que transcurrieron dos semanas.
Jungkook había pasado los últimos días trabajando en sus proyectos, yendo y viniendo a diversos sitios que distraían su mente. Como su estado de ánimo había sido notoriamente decaído, algunos amigos se habían organizado para invitarlo a salir frecuentemente y, aunque él había preferido ordenar sus ideas en silencio, se decidió por no encerrarse y dejar que su mente fluyera al mismo ritmo de la vida citadina.
Jimin, quien había estado mandando mensajes casi todos los días, le había dicho que le apartara un fin de semana para dar una vuelta por la montaña. Jungkook aceptó de inmediato, pensando que un poco de aire libre le caería bien y que podría comer un poco de pasto en su forma de conejo.
Le gustaba llenarse las patitas de tierra y brincar por la vegetación. Los olores, las sensaciones, todo era diferente cuando estaba en su forma animal. Pensaba que su corazón sanaría más rápido si se permitía sentir un poco de libertad, por lo que comenzó a contar los días con emoción.
Curiosamente, Yoongi también había estado al pendiente de él. No sabía si era por obra de Taehyung o por voluntad propia, pero tenía que admitir que la compañía le gustaba. El hombre ya no se mostraba hostil con él y hasta lo había acicalado en una ocasión que fue a recoger a Jimin a su casa. Por lo que sabía, él incluso se había agregado al plan de la montaña.
El futuro pintaba a ser bueno, aunque Taehyung no estuviera en él.
La verdad fuera dicha, Jungkook no necesitaba al hombre para ser feliz. Podía fácilmente continuar con su vida sin pensar en él por largas horas. Podía disfrutar de una buena comida y reírse hasta llorar. Podía salir con amigos y divertirse. Podía dormir tranquilo y despertarse sin ninguna preocupación. Su vida era realmente buena. Jungkook lo sabía.
¿Pero qué hacía con toda esa melancolía? ¿Qué hacía con las ganas de verlo? ¿En dónde metía ese enamoramiento tan molesto?
Ni siquiera había pasado un mes y ya se estaba comportando de forma patética. Lo único que esperaba era que su amigo tigre lo estuviera llevando mejor. Por lo que sabía, Taehyung estaba comiendo y durmiendo bien. Yoongi le había dicho que no se veía del mejor humor, pero que, por lo menos, ya había vuelto al trabajo. También le contó que una noche atrás habían salido por un trago.
— ¿Y preguntó por mí?
No había querido hacer la pregunta, pero su corazón-desesperado- había materializado sus deseos en palabras. Yoongi lo había mirado con piedad y se había limitado a asentir, diciendo que lo demás era clasificado.
—Tendría que matarte, ya sabes.
—La incertidumbre ya lo está haciendo por ti, no te preocupes.
—Podría convertirme en gato y hacer tu sufrimiento un poco menos... Insoportable.
Jungkook giró los ojos. Finalmente, acostumbrándose al ácido humor del hombre.
—Sí, sí, mucho miau y poco grrr.
— ¡Hey! ¿¡Quién te enseñó malas palabras?!
Jungkook admitía que sólo había maullado puras tonterías. A pesar de que su círculo cercano estaba conformado, en su mayoría, por felinos, jamás había logrado entender ni un solo miau de lo que se decía. No es que lo necesitara. Los conejos en sí no hacían muchos ruidos y, aunque quisiera, la forma de comunicarse tendría que ser solamente en palabras humanas.
Pero daba igual, los días fueron pasando hasta llegar al ansiado fin de semana. Yoongi y Jimin pasaron a recogerlo a eso de las cinco de la mañana, argumentando que entre más temprano, más divertido sería. Jungkook no estuvo muy de acuerdo con la idea, pero no se quejó y simplemente abordó el automóvil para quedarse dormido más tarde en una esquina, hecho bolita en su forma de conejo.
De fondo, escuchaba a sus amigos platicar alegremente, haciéndose bromas y diciéndose palabras cariñosas de vez en cuando, por lo que no se atrevió a interrumpir, y se limitó simplemente a disfrutar de la algarabía del amor.
Cuando por fin arribaron al lugar, Jungkook descubrió que sus amigos realmente habían planeado todo para disfrutar del aire libre, puesto que habían rentado una cabaña para guardar sus pertenencias.
Como era una área natural protegida para cambiaformas, los tres estaban seguros de que ningún depredador los acechaba en su paseo, aunque también debían de recordar que estaba estrictamente prohibido cazar.
—Por si las dudas, las especies grandes no puedes entrar a esta sección—les aseguró Jimin con una sonrisa, ya cuando estuvieron instalados en el sitio—. Así que pueden estar tranquilos.
Para ser sincero, no pudo evitar sentirse decepcionado al escuchar a su amigo. Una parte de él, había guardado la esperanza de que todo aquello fuera un plan secreto para reunirlo con Taehyung. Su mente había sido muy rápida para imaginarse todo un escenario en donde el tigre aparecía misteriosamente entre los árboles para cazarlo. También se había imaginado que tal vez una ave intentaría comérselo y que un gran tigre lo salvaba con un gruñido feroz.
Incluso mientras disfrutaba comerse una hojita del piso, se había imaginado que el hombre aparecía repentinamente y lo cargaba para hacerle mimos en las orejitas, ronronéandole con esa voz grave que tanto le gustaba.
Sí, definitivamente había "mucho miau y poco grrr" en su cabeza, porque el paseo terminó sin que nada de eso se cumpliera.
Cuando el sol comenzó a ocultarse, Jungkook regresó a la cabaña dando pequeños saltitos, observando que sus amigos ya lo esperaban con comida y cerveza en la pequeña mesa de madera que estaba al aire libre.
—Falta Taehyung aquí—comentó Yoongi más tarde. Jimin, que estaba sentado en frente de él, le pateó la pantorrilla, ganándose un sonoro "auch" que hizo reír a Jungkook.
—Está bien, Jimin—les dijo a sus amigos—. Taehyung es su mejor amigo. Sería raro que no lo mencionen. No es necesario que se comporten de otra manera cuando estoy con ustedes.
—Ya, pero no queremos hacerte sentir mal. Organizamos este viaje para ti.
—Estoy triste, pero no me estoy muriendo de amor, ¿saben? No soy tan patético como ustedes.
Yoongi giró los ojos y se llevó a los labios su vaso de cerveza.
—Entonces no te molesta si menciono lo bien que Taehyung se ve en estos días—dijo con cierta sonrisa malvada y le dio un trago a su bebida—. Se hizo algo nuevo en el cabello y le sentó bien. Se ve como todo un cazador.
Jimin inhaló con fuerza y le dio otro golpe a su novio.
—No me importa, me dan miedo los depredadores—Jungkook dijo con fingida indiferencia. Yoongi se relamió los labios.
—Pero todavía quieres que te coma.
El cambiaformas conejo abrió la boca para defenderse, pero Jimin lo interrumpió metiéndole una zanahoria entre los dientes.
—Este concurso de meadas moderno me da miedo, ya es hora de que maduren—les reprochó severamente—. Además, ninguno de ustedes dos se merece a Taehyung tanto como yo. Hasta tenemos la misma edad.
Jungkook rompió en risas cuando Yoongi comenzó a quejarse en voz alta y Jimin continuó enlistando las razones de porqué el tigre lo prefería a él.
Entre debates y carcajadas, el día llegó a su fin.
Una semana más tarde, Jungkook estaba seguro de que Taehyung no volvería a llamarlo nunca. No había querido torturarse buscando donde no lo llamaban, pero la curiosidad lo había llevado a revisar sus redes sociales sólo para descubrir que el hombre parecía estar en su mejor estado.
Tal como había dicho Yoongi, se había hecho un nuevo corte de cabello que lo hacía verse como todo un dios. Había subido una foto donde aparecía en una fiesta, portando un traje verde de tres piezas y luciendo, por alguna razón, sus colmillos en una sonrisa coqueta. Al lado de él, había una mujer preciosa que lo abrazaba por la espalda y, como no, con orgullo.
"Mi chica". Ni siquiera había querido leer el pie de foto, pero, bueno, ya estaba. Estas cosas solían pasar todo el tiempo, ¿verdad?
Así que dejó de seguirlo porque no quería traicionarse a sí mismo, y también borró su número para no caer en tentación. Él iba por el camino correcto, se decía. Por eso aceptó de inmediato la invitación por parte de un amigo para ir a un bar exclusivo en la zona más cara de la ciudad.
Esa noche era la noche.
Y como quería verse mejor que nunca, se encargó de vestirse con su mejor ropa, una chamarra negra de diseñador y un pantalón de cuero que le ajustaba en los lugares necesarios. Su cabello lo había acomodado en la dirección correcta, por lo que se veía como todo un chico rebelde.
¿Quién iba a pensar que se trataba de un cambia formas conejo? Fácilmente, podía hacerse pasar por un león, o algo similar, y nadie jamás sospecharía, pero como él se sentía completamente a gusto con su animal interior, decidió no fingir algo que no era si alguien le preguntaba abiertamente.
El bar en cuestión no era nada del otro mundo, a pesar de su peculiar estilo. Era un espacio oscuro con luces de neón, cuyas paredes estaban completamente cubiertas de hiedra artificial; habían personas tomándose fotos en frente de unos cuadros con movimiento y otras tantas, bailando las canciones del grupo de rock que tocaba esa noche.
Jungkook pidió una bebida azul de nombre chistoso que le fue servida en una copa torcida y se adentró en el sitio para buscar algo entretenido que hacer, ya que su amigo llevaba tiempo perdido entre un grupo de cambiaformas ratón que se divertía al fondo.
Por lo que veía, había toda clase de roedores y lagomorfos esa noche, pero no encontraba alguno que realmente llamara su atención. Culpaba a Taehyung por haberle cambiado totalmente su gusto en hombres, porque ni siquiera el chico bonito de ojos azules que se acercó a invitarle una bebida le llamó la atención.
—Estoy esperando a mi novio, en realidad—le explicó Jungkook a modo de excusa cuando se hartó de la cercanía del ojiazul, y trató desesperadamente de buscar a su amigo con la mirada.
—Bien, entiendo, pero si cambias de parecer, estaré por allá—el desconocido le respondió con una mirada comprensiva. Por suerte, no era uno de esos molestos hombres pegajosos, ya que simplemente se hundió de hombros y se alejó sin más.
Pero como Jungkook estaba decidido a pasar una buena noche sin pensar más en el molesto de su amigo, se obligó a dejarse llevar por la música y finalmente se mezcló con el resto, moviendo su cuerpo al ritmo de la canción en turno. Era una melodía pegajosa, llena de solos de guitarra y gritos rasposos. Las personas lucían divertidas mientras brincaban con cada nueva nota, pero él pronto comprendió que aunque tratara con todas sus fuerzas, no podía disfrutarla realmente. Ni esa, ni las tres que siguieron.
Desesperado, dejó de bailar y cruzó toda la pista hacia la barra donde pidió un vaso de alguna bebida fuerte. La noche que había planeado como la noche, comenzaba a volverse sólo otra noche. Sabía que un corazón roto no podía sanar tan fácilmente, pero no había esperado que terminara en un estado así de patético.
Seguramente, Taehyung estaba bebiendo vodka tranquilamente en la sala de su casa, viendo el programa ridículo de cocina que le gustaba ver y comiendo alguna golosina deliciosa que solía pedir por internet. En cambio él, estaba ahí con un ánimo del demonio, escuchando música que no le gustaba ni un poco, y siendo acechado por hombres guapos a los que ni siquiera podía apreciar físicamente.
—Tengo novio, maldita sea, déjame en paz—repitió más para sí mismo que para el sujeto que repentinamente se había sentado a su lado. No se sentía de humor para prestarle atención y fingir que estaba interesado porque no lo estaba. Quien fuera que hubiera dicho eso de "un clavo saca otro clavo" estaba jodido.
—Ni siquiera eres mi tipo, maldito roedor.
Jungkook bufó exasperado y negó con la cabeza, sintiendo repentinamente la picazón por una discusión. Se repetía una y otra vez que no estaba bien pelear en bares, que no debía de arruinar la noche de su amigo. Pero el sujeto a su lado se veía tan tranquilo ahí, bebiendo como si no acabara de insultarlo cuando él en cambio estaba mareado y muy frustrado.
—Vete a la mierda—dijo por lo bajo. La música estaba sonando tan fuerte que el hombre no alcanzó a oírlo. Él repitió el insulto con más fuerza, pero finalmente se quedó solo, siendo ignorado por el completo desconocido—Me voy a la mierda yo—dijo, y salió disparado del bar.
Como ya era muy noche, caminó hasta un pequeño restaurante de comida casera donde se sentó a beber tranquilamente, alejado de la música estridente y de los olores desagradables de cambiaformas alcoholizados.
A la miau su mal de amores. No necesitaba romances baratos para sentirse feliz.
Y Taehyung podía también irse a la miau. Ni que le gustara tanto.
Él podía vivir siendo soltero. Adoptaría una plantita, le pondría un nombre bonito y la regaría todos los días. Después, esa plantita tendría brotes que él pasaría a otra maceta y esta nueva plantita tendría más brotes que él volvería a pasar a más macetas. Así, se convertiría en el señor de las plantas y tendría una vida tranquila y feliz. Siempre y cuando no se comiera las plantas, por supuesto.
Sonaba a un plan verdaderamente bueno para él. Al menos fue así hasta que su celular sonó y apareció el número de Taehyung por toda la pantalla.
A la miau con todo.
— ¿Sí?
Nadie podía culparlo por contestar.
—Jungkook... Soy realmente un idiota. Creo que todos tenían razón... Yo... Yo como que estoy algo enamorado de ti.
Y colgó. Tampoco nadie podía culparlo.
___________
Mañana subo la otra parte jejeje:3
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro