.Hora 12.
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Último Capítulo
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El tiroteo comenzó. Las balas eran rápidas y Claire no podía divisarlas, pero las sentía pasar zumbando cerca de su cuerpo. Pasmada a causa del miedo, era incapaz de reaccionar. Justin se precipitó a su lado y la tiró al suelo, cayendo sobre ella. Luego la escudriñó con la mirada, pasando las manos por su rostro para asegurarse de que no tenía heridas.
—¿Estás bien?— Su voz llena de preocupación había adquirido un volumen alto, para que pudiera oírlo por encima del estallido que producían las armas al disparar.
Claire solo asintió en respuesta. Michael y los dos sobrevivientes devolvían los disparos de los anarquistas, pero iban dando pasos hacia atrás a medida que sus enemigos se acercaban. Planeaban la forma de huir. Finalmente, otro hombre de Michael fue herido, lo que fue aprovechado por sus compañeros, quienes giraron sobre sus talones y corrieron lo mas rápido posible lejos de allí.
Justin ayudó a Claire a incorporarse. Una vez de pie, él la abrazó y la sostuvo con fuerza contra su cuerpo, observando con semblante serio a los anarquistas que habían llegado. En su mayoría eran jóvenes, mas el que se posicionó frente a Justin era un hombre maduro.
—Dame a la chica— Ordenó con prisa.
Justin aumentó la severidad de su expresión y estrechó a Claire aun más, reacio a dejarla ir.
—No— Su negativa fue rotunda.
—¡Rayos, Justin! Ya hemos perdido demasiado tiempo por tu culpa, nos queda solo una hora— Se exasperó el hombre. —¡Dame a la chica!
Él continuaba sin obedecer, por lo que tres de ellos se aproximaron con repentina velocidad.
—¡No la toques!— Espetó Justin, en cuanto uno tomó a Claire por la cintura y los otros lo sujetaron a él por los hombros, tirando de ambos para separarlos. —¡No!— Jadeó, cuando lograron despegar sus anatomías y arrastraron a la muchacha hacia Saúl.
El hombre agarró a Claire por el codo cuando se la entregaron, pero sus ojos seguían puestos en Justin, quien se removía tratando de luchar contra sus propios compañeros que lo aprisionaban.
—¡Maldición! ¿Qué está mal contigo? Ya hablamos de esto, sabes que no le haré daño a tu chica, pero la necesito— Le recordó Saúl. —Si no quieres que cambie de opinión y también le de un tiro a ella, cálmate ahora.
Justin detuvo su forcejeo de inmediato y decantó furia en la mirada que le dio a Saúl, mas el resto de su ser se mantuvo impertérrito. El hombre condujo a Claire hacia la dirección contraria, haciendo que ella se sobresaltara. Miró a Justin sobre su hombro, con miedo de alejarse de él. Éste caminaba a pocos metros detrás, todavía escoltado por los anarquistas. Recorrieron un tramo de tres cuadras, hasta la casa de Claire.
—Su teléfono— Demandó el jefe.
Palparon los bolsillos de Justin hasta que encontraron el móvil de Claire. Saúl puso el teléfono en las manos de su dueña.
—Llama a tus papis y diles que estás afuera.
Claire no lo hizo. Su mente empezaba a entender los planes que tenían y se negaba a participar de los mismos. Lo podía deducir por las miradas ansiosas que todos tenían puesta sobre el chalet. Todos menos Justin. Ellos dos hicieron contacto visual y la chica percibió la angustia en el rostro de él. No solía evidenciar sus sentimientos de aquella manera, y eso la inquietó más.
Los anarquistas querían a su familia.
Con un movimiento veloz de su brazo, tiró su celular al piso, el cual se hizo trizas al impactar con el pavimento. Los ojos irritados de todos los presentes se fijaron en ella.
—Qué mas me da...— Masculló Saúl, empujando a Claire con brusquedad hacia el patio delantero de su hogar.
Todas las cámaras robóticas se enfocaron en ella al captar movimiento. Sabía que su imagen debía estar proyectándose en las computadoras del sistema de seguridad y deseó en silencio que ninguno de sus parientes estuviera viéndolas en ese instante. Tres segundos pasaron, en los que nadie realizó ningún acto ni emitió algún sonido. Todos estaban expectantes.
Entonces, las cortinas de hierro empezaron a elevarse y el chasquido de las puertas indicaba que estaban deshaciendo sus trabas. Claire sollozó. Varias lágrimas se deslizaron por sus mejillas y gotearon por su mentón hasta el pasto. El primero en salir al exterior fue su padre. Su cara estaba pálida y sus ojos rojos se iluminaron al ver a su hija. Sin embargo, antes de que pudiera correr a ella, Saúl, Tyler y dos anarquistas mas lo interceptaron, obligándolo con la punta de sus armas a ingresar nuevamente en la casa, con ellos detrás.
El resto de la banda había liberado a Justin para correr calle arriba hacia la base, y él se interpuso en el camino de Claire cuando notó que ésta pretendía seguir a Saúl.
—¡Claire, no! Es peligroso...
—¡Asqueroso anarquista! ¡Embustero!— Acusó con histeria.
Utilizó la palma de su mano para propinarle un duro golpe a la mejilla de Justin. Después del cachetazo, apresuro su paso hasta la entrada de su condominio.
—¡Oh, cielos, Claire!— Su hermano suspiró con alivio al verla, a pesar de que estaba siendo arrastrado por Saúl a la sala de estar.
Fue tras él, encontrando a sus padres atados a las sillas donde los habían sentado a la fuerza. Se abalanzó sobre Tyler, quien estaba afirmando el nudo que sujetaba a su madre. El chico la detuvo antes de que pudiera golpearlo y la aprisionó con sus brazos.
Saúl mantenía inmovilizado el cuerpo de Kurt contra la pared, apretando el cañón del revolver en su frente.
—Confiamos en ti, Kurt. Creímos que realmente te interesabas por nuestros ideales cuando te uniste a nosotros. Nunca pensamos que fueras una rata traicionera— Dijo impasible, golpeando el estómago del joven con su puño. —Ahora, antes de que apriete el gatillo, dime... ¿Dónde mierda están las armas que nos robaste?
Unos pasos apurados hicieron eco en la habitación. Justin frenó en el umbral de la puerta, arrastrando la mirada por la escena. Sus ojos encontraron a Claire y la impotencia hizo temblar su cuerpo.
—Me interesan los ideales anarquistas, Saúl, pero sus métodos para llevarlos a cabo son tan sádicos como el gobierno mismo— Respondió Kurt, forzando su valentía. —¿Granadas? ¿Bazookas? ¡Eso no solo va a acabar con los funcionarios del Estado! ¡La destrucción se llevara decenas de otras vidas inocentes!
—¡No son inocentes si están de acuerdo con La Purga! ¡No lo son!— Saúl se alteró. —Dime donde escondiste mis armas por las buenas, o te mataré justo aquí y obligaré a tu familia a buscarlas por ti— Amenazó.
El aludido no se inmutó durante los siguientes segundos. Eso enfureció al jefe, quien hizo un gesto al otro par de hombres presentes para que mantuvieran al chico en su lugar mientras él se disponía a disparar. Tomó distancia y lo apuntó con precisión, pero otro cuerpo apareció en su campo de visión y se aferró a Kurt.
Claire se había zafado del agarre de Tyler y se apresuró a abrazar a su hermano. Éste inclinó la cabeza para murmurar en su oído:
—Lo siento, princesa, lo siento. No sabía que te involucrarían a ti....
—¡Justin! ¿Podrías controlarla? O también voy a traspasarla a ella con la bala— Bramó Saúl.
Enseguida, la muchacha percibió el tacto de Justin sobre su espalda.
—Claire, ven conmigo— Suplicó.
Ella no estaba dispuesta a moverse. Su gemelo era la persona que mas amaba y no podría soportar su perdida. Prefería morir con él.
—Claire ¡por favor!— La desesperación de Justin provocó que ella se estremeciera.
—Princesa, escucha, tienes que dejarme— Susurró Kurt. —Tienes que mantenerte a salvo. Por mí. Por nuestros padres.
Lentamente Claire fue cediendo. Dejó que Justin jalara de ella con suavidad y la atrajera a él, alejándola de ese peligroso punto. El corazón de la chica dolía de una forma que no podía explicar. Comenzó a llorar como si en cada sonora exhalación pudiera descargar la tristeza en su pecho.
Justin sentía a Claire sacudirse debido al llanto. Eso lo estaba matando por dentro. Nada lo había desmoronado antes, pero no podía soportar siquiera escuchar a esa chica sufrir. Por primera vez en su vida, también sintió ganas irreprimibles de llorar. Haría cualquier cosa para aliviar el dolor de la única persona que le había importado.
—"¿Cuál es la diferencia?"— Recordó esa pregunta que Claire le había formulado, cuando ambos iban montados en aquel Toyota. — "Me refiero entre ustedes y los que celebran La Purga".
Ninguna. Justin en ese momento podía ver que no había ninguna diferencia.
Saúl volvió a atacar. Al escucharse la explosión de la pólvora, Justin se posicionó con prisa frente a Kurt, recibiendo el disparo en su lugar. A causa del impacto, su cuerpo se desplomó en el piso de madera, produciendo un ruido sordo. La mancha roja en su pectoral izquierdo fue expandiéndose a medida que la sangre empapaba su camiseta. Tomó una última inspiración profunda antes de que sus ojos se cerraran y su cabeza cayera a un costado, inerte.
Empleando el entrenamiento de tácticas físicas aprendidas en la academia de policía, el padre de Claire había logrado sortear las sogas que lo amarraban y le había quitado el arma a Tyler. Nadie se percató. Los presentes estaban estupefactos, con los ojos fijos en Justin. La abundante sangre de éste se mezclaba con las lágrimas de Claire, quien se había tumbado al lado de su cuerpo, sosteniendo su cabeza y suplicándole que respirara.
—¡Manos arriba!— Exclamó el dueño de la casa, llamando la atención. —¡Ustedes quedan detenidos por violar el derecho a la propiedad privada!— Se refirió a los tres anarquistas menores, y luego apuntó con el revolver al mayor. —¡Y usted queda detenido por homicidio agravado!— Un jadeó de aflicción proveniente de su hija hizo que se retractara: —O por intento del mismo... ¡Dije manos arriba!
—¿De qué mierda hablas? Es la noche de las bestias— Reaccionó Saúl.
—Oh no— Con un gesto de su cabeza, el policía señaló el reloj ubicado en la pared . —Ya no.
Las agujas marcaban las 7:15 de la mañana...
La Purga había terminado.
-TatianaRomina
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