Día 6: "Un bebé en el Santuario."
Ship: Myscenas x Fudo
Temática: La noticia en el trabajo.
Universo de Saint Seiya.// Omegaverse.// Headcanon.// Cambios en el canon.
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- ¿Qué?- Exclamó incrédulo el Santo de Aries al escuchar a su compañero de Virgo.- Fudo, si esto es una broma...
- ¿Te parece que soy el tipo de persona que hace bromas, Kiki?- Cuestionó el peli-verde, con un semblante bastante serio.- ¿Y aún más, con algo como esto?
- Yo... Bueno, no, pero...- Respondió el pelirojo, aún sin poder digerir la noticia.- ¿Estás seguro?
- No habría venido a buscar tu ayuda si no estuviera seguro.- Afirmó el moreno, llevándose las manos al vientre en un movimiento casi automático.- Tengo dos semanas de retraso en mi celo, y desde hace casi un mes, empecé a sentir una pequeña energía formándose, y cada día crece más.
Kiki no sabía ni qué decir. Simplemente no vió venir una noticia así, y menos de alguien como Fudo.
- ¿Y exactamente porqué me dices esto a mí?
- Porque eres el único Omega aquí que ha sido madre.
El ariano de inmediato le cubrió los labios al guardián de Virgo, nervioso, y vigilando que nadie lo hubiera escuchado.
- No digas eso en voz alta.- Murmuró.- Aún no tengo idea de cómo te enteraste, pero juraste no decir nada.
- En primer lugar, lo que yo aún no entiendo es porqué te esfuerzas tanto en ocultarlo, aún cuando el parecido físico te delata y prácticamente todos lo dan por sentado.- Respondió el peli-verde, quitando la mano de su compañero de su boca.- Y en segunda, necesitaré de tu ayuda en varias cosas.
- Sabes que lo hago por el bien de Raki. Si supieran que es mi hija... ¿Tienes idea del peligro en el que la pondría?
Fudo no alegó nada. Sabía que Kiki tenía razón de cierta forma, y aunque entendía sus motivos, a veces cuestionaba el sentido de sus decisiones.
- Sabes que por el simple hecho de ser Omegas tenemos demasiadas cosas con las que lidiar a diario, dentro y fuera de una armadura.- Siguió el pelirojo.- Si tuviéramos familias... Podrían usarlas en nuestra contra. Nuestros cachorros podrían volverse un blanco fácil, ser raptados y usados para sacarnos información o manipularnos. Por eso es mejor ocultar el secreto de todos.
Sabía que Kiki no estaba equivocado. Después de todo, las relaciones amorosas no eran del todo aceptadas ni bien vistas dentro del Santuario, considerándolas un potencial obstáculo que les impediría cumplir su deber como guerreros a futuro.
Fudo estaba muy consciente de ese hecho, vaya que lo estaba al ser el custodio de Virgo, el puesto que hasta una generación atrás, había sido ocupado únicamente por Omegas. Mismos que estaban obligados a mantener su castidad como la diosa virgen a la que representaba su armadura. Durante años, Virgo cumplía el rol de ser simbólicamente el "Omega de Athena", negandole cualquier posible pareja, y ni hablar de tener cachorros... Hasta que Saori, la actual Athena, apareció.
La Alpha, cuyo primer Santo de Virgo con el que convivió fue el primer Alpha en portar la armadura de la virgen, al enterarse de aquella ley, decidió abolirla, y darle a los futuros portadores de Virgo la misma oportunidad de amar que todos los demás.
Fudo era oficialmente, el primer Santo de Virgo no obligado a mantener su virginidad ni a no amar a nadie de forma romántica. Bueno, tampoco era como si antes de la lucha contra Mars le fuera muy devoto a Athena, y hasta ahora de vez en cuando seguía cuestionándole ciertas cosas a la diosa, pero tampoco le interesaba mucho el tema del amor... Al menos, hasta que ese Alpha se cruzó en su camino.
Myscenas fue el Alpha capaz de hacerlo bajar sus barreras, al acercarse lento, sin presionarlo y sin invadir su espacio personal, ni juzgarlo por absolutamente nada. Al inicio, se negó a creer que había caído ante las flechas de Eros, y aún peor, por un Alpha compañero de armas, incluso lo atribuyó a un simple desliz pasajero de su corazón. Pero al poco tiempo se dió cuenta de que no era así, y prefirió aceptar lo innegable. Para fortuna suya, era correspondido, y ambos habían iniciado una relación después de que la guerra finalizara, y quedaran vivos de puro milagro, aunque Myscenas bastante herido.
Desde entonces, enfrentaron otro par de amenazas juntos, hombro a hombro, saliendo con vida de formas que a veces ni ellos comprendían. Otros más no habían tenido tanta suerte y los habían perdido en el camino, cómo Paradox, Amor, Tokisada, Schiller o Genbu... Pero, todos los que habían quedado vivos, habían hecho su esfuerzo por enderezar su camino y reconstruir todo el Santuario para hacerlo un lugar mejor. Un paso a la vez, quizás no podrían acabar con el dolor en el mundo, pero sí disminuirlo, y hacerlo al menos un poco más llevadero.
Para muchos, él y Myscenas eran el ejemplo perfecto de que el amor y las relaciones amorosas no eran un impedimento en el cumplimiento del deber como guerreros. Pero esto definitivamente no estaba en sus planes, y Fudo no sabía exactamente cómo proceder, por eso, en cuánto confirmó sus sospechas, acudió a Kiki.
- ¿Qué me aconsejas?- Cuestionó tranquilamente, recargandose en un pilar.- Ya estuviste en la misma situación y por lo visto, supiste manejarla y hasta ocultarla. ¿Qué debería hacer?
- Ocultarlo.- Respondió el Lemuriano, agachando la mirada.
- Raki sabe que eres su madre Omega, y no solo su maestro, ¿no?
- Solo ella y tú lo saben. Nadie más en todo el Santuario, ni siquiera Seiya, Harbinger o Athena lo saben.- Repuso.- El único además de nosotros que lo sabía, era su padre. Pero él se llevó el secreto a la tumba, por el bien de ella.
- ¿Y consideras que negarla con todos ha sido una buena decisión?
- Sí. Gracias a eso, no ha sido el foco de atención de alguien que quisiera dañarnos a su padre o a mí. Y gracias a eso, tampoco ha tenido que enfrentar ninguna consecuencia posible del Santuario solo por haber nacido de mí.- Afirmó el pelirojo.- Ella sabe que la amo, y que su padre, a pesar de todo, también la amaba, y justo por eso es que tenemos que mantener el secreto.
Fudo meditó un momento las palabras de su colega. Una cosa era que se le permitiera tener una pareja como a todos los demás, pero tener un cachorro era algo muy diferente, y que no sabía hasta qué punto podría afectar, o qué consecuencias podría tener.
Shiryu, el actual portador de Libra, tenía un hijo, pero él era un Beta, y ya tenía esposa e hijo antes de ser ascendido a santo de oro, así que no sabía si podría ser una buena comparación. Kiki mantenía en secreto su maternidad, aterrado a la sola posibilidad de que alguien lo descubriera... ¿Quién lo diría?, la decisión era más complicada de lo que creyó.
- Tomaré tu consejo en cuenta.- Mencionó finalmente.- Gracias, Kiki. Por favor guarda el secreto, como yo he guardado el tuyo.
Y después de eso, empezó su caminata escaleras arriba. Debía llegar a Leo, tenían un asunto importante qué discutir.
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