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2. La Psíquica 🔮


La mañana siguiente Junmyeon despertó al alba, sintiéndose ligeramente agobiado por sus sueños que afortunadamente ya empezaban a desvanecerse. Intentó no pensar en la horrible boda con un hombre sin rostro a la que lo habían forzado, ni en la espantosa imagen de Chanyeol y Jongdae casándose justo al lado.

Suspiró y salió de la cama intentando animarse con la idea de asistir al festival de primavera. Estaba obligado a ir de todos modos, así que lo mejor era tomarlo por el lado positivo: no habrían clases en todo el día.

Salió de casa con tiempo de sobra y se encontró con Jongdae en la estación de autobús.

Jongdae era su mejor amigo, aunque a veces no sabía por qué. Era un estudiante promedio, pero un vándalo de primera. Siempre iba por ahí con la camisa del uniforme fuera de los pantalones, la corbata demasiado suelta y la mochila llena de pines con las imágenes de personajes de animes perturbados. También tenía el hábito de garabatear su arte en cualquier superficie no autorizada, era ruidoso como él solo y podía comer en cantidades industriales y no engordar ni un poco. Además tenía la capacidad de suavizar atmósferas tensas y hacer sonreír a cualquiera en cualquier situación, incluso a los profesores, dicha capacidad solía librarlo de los problemas en los que se metía.

Justo cuando el autobús se detenía frente a ellos, Chanyeol asomó por la esquina opuesta y echó a correr. Chanyeol era su otro mejor amigo. Media más de uno ochenta y tenía el cabello encrespado, por lo que su mente solía compararlo con un árbol. Junmyeon tampoco sabía por qué eran amigos, aunque al ver su camisa de fuera, su chaqueta manchada y los pines que llenaban una de las correas de su mochila, comprendió perfectamente porqué era amigo de Jongdae.

—¿Dormiste bien? ¿O te desvelaste pensando en tu chico ideal? —Jongdae preguntó cuando se sentaron en el último asiento del autobús.

—No me lo recuerdes —Junmyeon murmuró y de nuevo se encontró pensando en aquel nombre.

Chanyeol sonrió.

—Tal vez debas buscarlo y ver qué tan ideal es —sugirió con fingida seriedad—. Seguro vas a terminar casándote con él, así que mejor te vas acostumbrando.

Jongdae soltó una carcajada que perturbó un poco el relativo silencio dentro del colectivo.

—¿Te imaginas que sea un completo fracasado?

Junmyeon frunció el ceño.

—No voy a casarme con él, ni con nadie de la escuela, ni de esta ciudad. Con suerte, no me caso jamás.

—¿Qué tiene de malo la gente de esta ciudad? —Chanyeol preguntó con el ceño fruncido—. Yo sí quisiera casarme algún día, hay personas lindas aquí.

—Ay, Chanyeol —Jongdae negó con un gesto de disculpa—. ¿No escuchaste el discurso de Junmyeon ayer?

Junmyeon pensó en el debate acerca del matrimonio que había tenido con sus amigos la mañana anterior. Él había defendido su postura hasta el final: el matrimonio era antinatural. Chanyeol no había parecido estar de acuerdo y Jongdae había estado del lado de ambos, defendiendo distintos puntos de vista a la vez.

Y entonces el debate se retomó y continuó hasta que llegaron al instituto.


🔮


Su tarea durante la tan esperada feria era vender tres cajas de refrescos embotellados y a Jongdae se le había ocurrido la ingeniosa idea de atraer clientes ofreciendo con cada compra un giro a la "ruleta del destino", que supuestamente señalaría a tu persona ideal dentro del instituto.

Junmyeon no creía que sus compañeros fueran tan tontos como para caer en la estafa, pero sorprendentemente lo eran, y mucho. Algunos incluso compraban más de una bebida para probar la ruleta más de una vez.

A ese ritmo no terminaron en completar su misión. Justo cuando solo quedaba una bebida dos chicos se acercaron a su puesto.

Los ojos de Jongdae se clavaron en el más bajo de los dos. Era un ser simplemente hermoso, como un ángel. Tenía unos ojos marrones muy grandes y expresivos que se parecían a los del gato de su hermana, unas cejas espesas que le daban fuerza a su mirada, unas mejillas redondas y unos pequeños y esponjosos labios rosas que él podría besar por horas.

—Solo nos queda una —Jongdae anunció sonando apenado mientras le ofrecía la última botella.

—Dámela —el estudiante de mirada felina pidió con su voz suavecita y le pagó a Junmyeon por ella.

Jongdae se sintió tentado a apretujarle sus adorables mejillas.

—Ahora puedes girar la ruleta, ella te dirá quién en este lugar es la persona ideal para ti.

Su último cliente lo miró alzando una ceja con incredulidad, pero de cualquier manera giró la ruleta.

Todos en la mesa esperaron pacientemente a que se detuviera.

—¿Kim Minseok? —el estudiante preguntó con el ceño fruncido.

—Sí, él es tu chico ideal —Jongdae aseguró.

—Yo soy Kim Minseok.

Junmyeon sonrió. Había estado esperando por el momento en que algo así sucediera.

—Entonces debe haber otro Kim Minseok por ahí —Jongdae se apresuró a responder.

—O tu ruleta es una estafa —Minseok replicó, dándole una mirada cargada de intensidad a Jongdae.

—Si no estás satisfecho con el resultado, piensa que este es tu chico ideal.

Jongdae giró la ruleta lentamente algunas casillas, hasta que la flecha señaló su propio nombre.

—¿Quién es ese perdedor?

—Tu servidor.

Minseok barrió a Jongdae de pies a cabeza con sus enormes ojos de gato y no dijo nada más, pero antes de marcharse junto a su amigo una fugaz sonrisa se instaló en sus labios. Jongdae lo observó marcharse en silencio y suspiró soñadoramente.

—¿Te imaginas casarte y ver esa mirada todas las mañanas al despertar?

Junmyeon hizo rodar sus ojos.

—Recojamos todo esto y vamos a dar una vuelta por ahí.


🔮


Habían algunos puestos entretenidos en la feria, pero lo que más parecía acaparar la atención de la gente era una carpa púrpura de unos tres metros cuadrados que estaba ubicada entre dos árboles de eucalipto. Un gran cartel con una obscena cantidad de brillo dorado anunciaba a una psíquica que podía adivinar tu futuro.

Por supuesto que Junmyeon se opuso a semejante insulto a la ciencia, pero sus amigos insistieron tanto que al final fue él mismo quien terminó comprando los tres boletos para que pudieran entrar.

Con cada minuto que esperaban en la fila para ver a la supuesta adivina, Junmyeon se sentía más y más estúpido. Jongdae y Chanyeol no paraban de hablar sobre lo que le preguntarían a la mujer y Junmyeon agradeció que llegara su turno para poder largarse de ahí. Dejó a sus amigos en la fila y le entregó su pase a Baekhyun el estudiante con turbante que custodiaba la entrada.

El interior de la carpa estaba iluminada con luces moradas que envolvían el espacio en un aura de misterio. Junmyeon continuó avanzando y al fondo, detrás de una cortina negra semitransparente encontró una mesa redonda con un largo mantel púrpura en la que solo había una brillante bola de cristal del tamaño de un balón de fútbol.

—Siéntate, Junmyeon. 

Una mujer mayor sentada del otro lado de la mesa señaló la silla frente a él.

Junmyeon la miró sorprendido porque hubiera adivinado su nombre, pero luego recordó que todos ahí conocían su nombre y fácilmente podrían habérselo dicho antes de que él entrara para hacer valer el boleto que costaba lo mismo que una salchipapa que seguro valía más la pena.

Junmyeon se sentó y se cruzó de brazos.

—No crees en estas cosas, ¿cierto?

—No.

—¿Entonces por qué viniste?

—Porque mis amigos me obligaron.

Ella lo miró con una ceja alzada.

—No veo a nadie forzándote —ella paseó su mirada por la tienda y luego se inclinó sobre la mesa, acercándose un poco—. ¿Estás seguro de que no estás aquí por curiosidad? ¿No hay algo que quieras saber sobre tu futuro?

—Sorpréndame —Junmyeon murmuró sin entusiasmo.

Ella estiró sus manos pidiéndole con un gesto que colocara las suyas sobre las de ella y Junmyeon obedeció a regañadientes.

—Eres un buen estudiante —ella murmuró cerrando sus ojos— y tienes una fuerte determinación, eso puede llevarte muy lejos... aunque ten cuidado, tu don podría guiarte a un rotundo fracaso también.

Junmyeon la miró sintiéndose cada segundo más estúpido por encontrarse ahí dentro.

—Van a admitirte en la Universidad Cibernética cuando te gradues de aquí.

Eso captó la atención de Junmyeon. Esa era la universidad a la que planeaba aplicar... pero era fácil adivinar que un estudiante con un buen promedio ambicionaba estudiar ahí, era la universidad más prestigiosa de todas.

—Tu número de la suerte es el siete.

Vaya novedad, ese era el número de la suerte para todo el mundo. Junmyeon alejó sus manos y se puso de pie.

—Gracias por todo, no quiero saber nada más.

—¿Estás seguro?

Junmyeon se detuvo y soltó un suspiro lleno de frustración. Se lo pensó por un instante y finalmente hizo una pregunta capciosa que podría poner en evidencia la farsa de la mujer.

—Dígame el nombre de la persona con la que voy a casarme.

Ella lo miró con intensidad por un segundo y luego asintió.

—Acércate —le pidió con una voz enigmática.

Junmyeon regresó en sus pasos, pero se rehusó a sentarse.

—Dame tu mano.

Junmyeon alzó su diestra, pero ella la rechazó.

—La izquierda está más cerca del corazón.

Junmyeon hizo rodar sus ojos y le ofreció su otra mano.

Ella la tomó y la puso sobre la bola de cristal que se encendió a su toque —seguramente tenía un sensor— y se llenó con un humo blanquecino.

La imagen de un estudiante que Junmyeon no había visto jamás llenó la bola de cristal.

—Qué suerte —la adivina comentó—, estudia aquí... y su nombre es... Zhang Yixing.

Junmyeon retiró la mano de la bola inmediatamente y miró a la mujer con los ojos redondos.

—¡No! —exclamó y se apresuró a salir de ahí.


🔮


Maldita sea, seguramente esa noche también tendría pesadillas y realmente no quería tener que ver a Chanyeol y a Jongdae contraer matrimonio a su lado.

No. estaba comportándose de una forma irracional. Esa mujer era una farsante, solo fingía para entretener a sus crédulos compañeros. Mientras caminaba sin rumbo, Junmyeon notó el puesto de las salchipapas que sus compañeras de curso habían montado y fue allá.

—Dame una —le pidió Wendy, la estudiante que se encargaba de los boletos.

Estaba dispuesto a ahogar su enojo en comida grasosa.

—Lo siento, ya se nos terminaron —Wendy se disculpó.

—Gracias, Yixing.

Junmyeon se giró hacia su izquierda justo a tiempo para ver al estudiante al que Joy había llamado Yixing, pero apenas y obtuvo un vistazo de su perfil antes de que este se girara, alejándose con la última salchipapa y con lo que le quedaba de cordura.

—¿Él se llama Yixing? —Junmyeon le preguntó.

—Sí, ¿no lo conoces? —Joy lo miró y una chispa de entusiasmo saltó a su mirada—. Se transfirió hace un par de semanas, está en la sección cuatro.

Junmyeon negó.

—¿Sabes cuál es su apellido?

Joy negó. Junmyeon volvió a mirar en la dirección en la que el estudiante se alejaba y todo su cuerpo se tensó al notar que en la espalda de su sudadera estaba impreso un enorme y brillante número siete.

Joder.

—¡Junmyeon!

Junmyeon se giró al escuchar la voz de Jongdae que corría en su dirección con Chanyeol siguiéndole de cerca.

—¡La psíquica me dijo que en un futuro no muy lejano me convertiré en un cantante! —Jongdae anunció, dando saltitos de emoción como si tuviera un resorte en lugar de columna vertebral.

—A mí me dijo que me convertiría en un vendedor de tamales —Chanyeol murmuró con un puchero—. Ni siquiera sé cómo se hacen los tamales.

—No te preocupes, aprenderás —Jongdae aseguró palmeándole la espalda suavemente y luego se giró hacia Junmyeon—. ¿Y a ti que te dijo?

—Que voy a ir a la universidad —Junmyeon respondió distraídamente buscando algo entre la multitud de estudiantes.

—Qué bien por ti —Chanyeol murmuró tristemente.

Gracias a sus amigos, Junmyeon había perdido de vista a Yixing. Aunque en realidad no sabía qué hacía buscándolo; no es como si creyera en lo que esa psíquica hubiera dicho, tampoco en la absurda ruleta del destino de Jongdae. Estaba a punto de abandonar su búsqueda visual cuando lo vio de nuevo, entrando al edificio junto a la cancha de baloncesto.

Junmyeon se preguntó qué estaría haciendo ahí adentro si toda la población estudiantil se encontraba disfrutando de la feria en los jardines. Como respuesta a su pregunta interna, la música que había estado sonando por los altavoces fue interrumpida.

"La siguiente hora dejaré la consola en manos de Zhang Yixing, nuestro nuevo miembro de Radio Radical. Pueden acercarse a la ventanilla y solicitar sus canciones favoritas..."

Junmyeon miró a sus amigos, pero estos parecían muy distraídos con alguna discusión sobre los tamales ideales y no supo si no escucharon el mensaje o si no recordaban el nombre que había estado torturándolo desde el día anterior.

—Chanyeol, dime una canción —Junmyeon pidió interrumpiendo su conversación.

—¿Una canción?

—Sí, una canción que me haga parecer con buen gusto musical.

Chanyeol se lo pensó por un momento.

—Closer de Ne- Yo.

Junmyeon intentó memorizar el nombre de la canción y marchó hacia el edificio con un andar tenso. Realmente no sabía la razón exacta que lo empujaba hacia la cabina, pero lo empujaba con fuerza. Maldito destino.

Se encontró con un par de chicas risueñas en el pasillo hacia la cabina y espero a que ellas hicieran su petición.

El chico con el que Jongdae había coqueteado antes estaba ahí, anotando las canciones que los estudiantes solicitaban. Junmyeon se sentía irracionalmente nervioso y estuvo tentado a escapar del lugar... hasta que lo vio.

Yixing, que había estado sentado en una silla giratoria frente a la computadora en un rincón, se quitó los auriculares y se puso de pie para buscar algo en los estantes llenos de discos y discos compactos. Aún usaba la sudadera negra con su supuesto número de la suerte.

—¿Cuál quieres?

Junmyeon apartó su mirada de Yixing y observó a Minseok que esperaba pacientemente por su respuesta con un lápiz en una mano y una libreta en la otra.

Ay, mierda. ¿Cuál era la canción?

Junmyeon entrecerró sus ojos e intentó exprimir de su mala memoria el nombre de la canción.

—¿No recuerdas el nombre? —Minseok preguntó con una amable sonrisa. Aquello sucedía con frecuencia—. ¿Quieres cantarla a ver si adivinamos?

Mierda. Yixing se acercó y, por un instante, cuando sus miradas se encontraron, el mundo se detuvo.

Junmyeon se quedó estático, perdido en esos rasgados ojos tan oscuros que casi parecían negros.

—E-es que no... recuerdo cómo va.

Yixing tomó algo del escritorio junto a la ventanilla y apretó los labios, logrando que un hoyuelo saltara a su mejilla derecha.

—¿Y sabes quien la canta? —Minseok insistió.

Junmyeon intentó recordarlo. Empezaba con N...

—No... Na... Ne... Ney... Ah —Junmyeon suspiró—. Son dos sílabas y empieza con N.

—¿Dos nombres? —Minseok murmuró pensativamente.

—Creo que es un solo nombre dividido en dos sílabas...

Minseok no parecía tener una idea, pero Yixing levantó su mirada de nuevo hacia Junmyeon.

—¿Ne Yo? —preguntó suavemente.

—¡Sí, ese!

—Ah —Minseok lo anotó pareciendo aliviado—. ¿Cuál canción?

Joder. Junmyeon se relamió los labios, preguntándose qué carajos hacía poniéndose en ridículo frente a otros estudiantes, uno de los cuales era su supuesto futuro esposo.

—¿Closer? —Yixing preguntó.

Junmyeon lo miró sorprendido.

—¿Cómo sabes?

Una sonrisa tímida y casi angelical se extendió sobre los labios de Yixing.

—Es mi favorita —anunció, llevando su mirada llena de curiosidad una vez más a los ojos de Junmyeon.

No. No era ni por asomo su persona ideal, tampoco iba a ser su esposo un día. No había una razón lógica ni justificable para creer en aquello.

...Pero, solo por si acaso, Junmyeon quiso conocerlo. Necesitaba saber quién era Zhang Yixing.



🔮

Gracias por leer!

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