Ese era el cartel, que colgaba, en un edificio de la ciudad de los Ángeles,  donde Mark Perrete trabajaba, con sus socios más confiables, Laurie Scru, un despiadado doctor, que tomaba las decisiones fríamente,  sin importarle las consecuencias, y Christopher Order,  un policía despedido,  que no le importaba romper  las leyes,  si los resultados lo beneficiaban, por lo que sus clientes, al pedir sus servicios,  sabían de inmediato, que sus contrincantes, pronto amanecerían muertos,  y terminarían con la etiqueta,  de un caso sin resolver,  en la repisa,  de alguna estación de policía.

Pero aunque sus métodos de protección, eran poco ortodoxos, las muertes, empezaron  aumentar,  desde que se había puesto a trabajar,  por lo que empezaba a llamar la atención,  de un capitán de policía,  llamado Brendan O´connell, el cual, había tratado de capturarlo, pero cada vez,  que estaba cerca de atraparlo, Laurie o Christopher,  le informaban a Mark,  de todos sus movimientos,  haciendo que sus intentos, siempre fallaran.

Sin embargo, lo que O´connell mas detestaba, cuando ocurría esto, era que en su escritorio,  encontraba una nota, que decía: comienza el juego, así que ese otoño, con las hojas de los arboles,  cayendo alrededor  de los edificios,  cercanos  a la estación de policía,  O´connell comenzó a hacer unas llamadas,  las cuales, ocasionarían amistad o enemistad.

Pero las respuestas, parecían escasas, ya que los capitanes, de varias estaciones, se negaban a participar, en el caso, de mark Perrete,  pero el jueves, de esa semana,  una joven apareció en su oficina,  sosteniendo en su mano, un par de cartas.

- O´connell al verla, le indico que se sentara, antes de comenzar con las preguntas.

- Quien eres.

- Mi nombre, a horita, no tiene importancia.

- Entonces, a que has venido.

- A entregarte, lo que te hará capturar, a Mark Perrete.

- Y que es.