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One Shot

Especial 20K – NZ

By TentasticNoel

El sonido lejano de las gaviotas en la playa y las olas pereciendo en la costa del lugar creaban una atmósfera relajante que apaciguaba los nervios de cierto castaño de ojos zafiro.

–Cáncer, no me obligues a tirar el vaso por el ventanal –los ojos esmeraldas que lo observaban desde el otro extremo del salón brillaban con un deje de amenaza que lo obligó a dejar su vaso de whisky a medio acabar sobre la barra. –No puedes emborracharte a pocas horas de la ceremonia. –recriminó.

–No seas tan duro conmigo, Libra –el cangrejo soltó el apretado moño color negro que le impedía respirar, no quería comenzar a sudar y que todo el trabajo se arruinara por su nerviosismo.

–Sé que te encuentras nervioso, es un día muy importante para ambos, se fuerte –alentó Piscis, sentado en uno de los mullidos sillones blancos de la habitación, también traía un trago entre sus manos, pero a diferencia de su hermano lo bebía con moderación. –Si continuas desacomodando el saco, Virgo te dará una colleja.

–Ni lo menciones, es el diablo en persona– Cáncer miró con nerviosismo hacia la puerta, no vaya a ser que lo invocara con sus preguntas. – ¿Cómo es que terminaron casados?

Piscis por otro lado se levantó de su asiento y dejó la bebida sobre la barra, colocándose junto a su hermano para armar por octava vez el moño en su cuello.

–No todo fue rosa, recuerda que él es un Tsundere, –una sonrisa con dientes se asomó por la cara del rubio al recordar el día en que le pidió matrimonio, Cáncer lo escuchaba atento tratando de descubrir la receta para despejar sus dudas. –Él... b–bueno... –Un sonrojo apareció en sus mejillas de repente y avergonzado tomó de una sola vez el vaso de whisky que pertenecía al castaño–Uf... comienza a hacer calor aquí –abanicando su rostro con una de sus manos caminó por el lugar hasta la puerta –Libra, te encargo a mi hermano para que no cometa locuras, me ocuparé de los preparativos restantes.

Dicho eso, salió cerrando la puerta, dejando a un confundido Cáncer a punto de cometer seppuku*.

Piscis caminó por los pasillos de la gran mansión en la playa. No encontró más que muebles impecables y exóticas pinturas en la pared. Como era de esperarse, los comprometidos se encontraban en las alas opuestas y solo los respectivos padrinos podían entrar a impedir que los nervios los mataran.

Le carcomía la curiosidad de saber cómo se encontraba el otro novio en estos momentos, a diferencia de su hermano, Capricornio era dotado de nervios de acero y hasta en las peores circunstancias había mantenido el control sobre sí mismo, muy característico de la familia Tierra.

–¡Escorpio! No puedes ir a dónde está Cáncer, debes quedarte a cuidar de mi hermano en la otra ala –la voz del menor de los tierras llegó hasta los oídos de Piscis, también pudo percibir los característicos gruñidos de inconformidad de su hermano mayor–E–Escorpio... N–no, detente no h–hagas eso...

Los celestes ojos de Piscis visualizaron al toro acorralado entre los brazos de Escorpio en cuanto giró hacia el pasillo central.

El corredor conectaba ambas alas con una aterciopelada alfombra color azul con detalles dorados y subiendo por la escalera principal se podía llegar al gran salón, donde se tenía preparada la fiesta al anochecer.

–Quita tus manos de mi hermano, pulpo. –la grave voz de Virgo resonó en el pasillo, logrando que los cabellos en la nuca de Tauro se erizaran.

Escorpio soltó un gruñido y apartó el rostro del cuello del menor, sus ojos azules como el fondo del profundo océano acribillaron al azabache con la mirada.

Virgo arrastró a su hermano de un brazo y con perfeccionismo comenzó a acomodar su desalineado traje.

Antes de que Tauro iniciara excusas para justificar la escena del reciente momento Virgo le interrumpió –He terminado de verificar todos los preparativos para le ceremonia en la playa, todo se encuentra como debe ser, todavía falta esperar por la comida, pero llegará al medio día. Intenta no arruinar tu traje hasta la ceremonia.

–Eso hago... ¿Cómo está Capricornio? –preguntó ansioso Tauro, no se le permitía entrar a esa ala, al igual que Escorpio a donde estaba Cáncer, sin embargo le hubiese gustado estar en un momento tan especial haciendo compañía a su hermano.

–Él está bien, me encargué de esconder todas las botellas de alcohol de la habitación y bloquear puertas y ventanas –Escorpio habló en lugar del azabache, una mirada un tanto psicópata –No escapará a ningún lugar mientras yo esté aquí.

–¡No puedes dejarlo amordazado en un cuarto hasta la ceremonia! –se quejó Tauro, preocupado por su hermano.

–No hay problema, Aries está con él. –aseguró el mayor de los agua. Tauro no sabía si eso era mejor o peor.

–Cáncer y Capri son tal para cual, debemos mantener el alcohol fuera de su alcance hasta la fiesta –mencionó Piscis divertido caminando hacia su esposo, rodeando con uno de sus brazos la cintura del azabache y recargando su mentón en su hombro. –¿Necesitas ayuda de tu asombroso esposo?

–Tengo todo bajo control –Virgo giró su rostro en dirección contraria al rubio, con las orejas coloradas. Las muestras de afecto frente a su hermano menor le incomodaban, y se volvía peor cuando Escorpio le intentaba matar con sus miradas por los actos empalagosos del rubio, después de todo, tenían complejos de hermano mayor. –Ustedes dos deben ir al aeropuerto ahora, los están esperando.

–¿Qué nosotros qué? –preguntó Tauro distraído, el escorpiano había comenzado a jugar con los apretables mofletes del muchacho.

–Sagitario y Géminis vienen en avión, deben ir a recogerlos al aeropuerto. –nuevamente aclaró Virgo, molesto por los actos del escorpión.

–¿Por qué no toman un taxi? –esta vez preguntó Piscis, confuso con la petición del azabache.

–Porque así lo pidieron ellos y Tauro y Escorpio no tienen nada mejor que hacer –respondió Virgo encogiéndose de hombros –Es mejor darles algo que hacer a que estén desordenando los pasillos de la mansión, hoy el personal está reducido al salón y la playa.

–¡Eso fue un accidente! –reclamó el toro, refiriéndose a lo del pasillo. –Yo solo intentaba...

–Por mi está bien –interrumpió Escorpio tirando de la mano del castaño hasta la salida, palpando en sus bolsillos las llaves del auto.

Virgo suspiró –Ese par me quitará años de vida...

–Ya, ya, vamos a revisar que todo esté perfecto –distrajo el rubio, lo último que quería era que su pareja terminara con migraña tan temprano.

–Todo va perfecto... pero debería revisar el número de lugares nuevamente... y–

–¡Bien! Podemos empezar por ahí –Piscis condujo al azabache por los pasillos. Feliz de ayudar aunque le repitiera que no la necesitaba.

Por otro lado, el viaje hasta el aeropuerto duró menos de treinta minutos, en donde el toro cantaba las canciones que escuchaban por la radio e inventaba improvisadas coreografías y por ratos Escorpio sonreía sin perder de vista la carretera.

En cuanto estuvieron dentro del lugar intentaron buscar a los recién llegados en su respectivo vuelo, lo que no fue tan difícil ya que llamaban demasiado la atención.

–¡Géminis, Sagitario! ¡Por aquí! –llamó Tauro, en cuanto los recién llegados lo percibieron corrieron hacia él para armar un efusivo abrazo –¡Bienvenidos!

–¡Estamos en casa! –celebró Géminis, separándose del abrazo para saludar con un choque de puños al más alto, Escorpio correspondió el gesto con un asentimiento. –La próxima necesitaré una escalera para verte a los ojos ¡Por favor deja de crecer! –bromeó el de ojos lima.

–No es mi culpa que seas tan enano, ¿Acaso te aplastó un elefante? –molestó Escorpio revolviendo los cabellos rubios del de Aire.

–Dejen de viajar por tanto tiempo, ya casi me olvido de sus rostros –se quejó Tauro con un puchero.

–¡Eso me recuerda! ¡Traje obsequios para todos! –celebró Sagitario, y el menor de los tierras se unió a su celebración.

Por el escándalo que habían provocado a medio pasillo fueron regañados por un oficial de la zona que les obligó a retirarse del lugar. En poco tiempo tomaron sus respectivas maletas y el viaje de regreso a la ceremonia duró menos de lo que tardaba Géminis en contar sus vacaciones a Moscú.

–Mira lo que trajo la marea– bromeó Sagitario una vez Escorpio estacionó el auto. En el momento en que los cuatro descendían las maletas otro coche bastante llamativo aparcó a su lado. –¡Llegó el rey del lugar!

–¿Acaso hablan de mí? – preguntó Leo cerrando la puerta de su coche –Obviamente hablan de mí –sonrió como en comercial de dentífrico y acomodó su traje color negro, un moño borgoña abrazando la lechosa piel de su cuello.

–Todavía es muy temprano para que le suban el ego –Acuario rodeó el auto y se posicionó junto al pelirrojo, traía una camisa blanca con corbata color vino, el saco lo cargaba al hombro. –¿Y bien? ¿Dónde están los desafortunados?

–Que su relación sea un asco no significa que todas las sean –molestó Géminis pasando un brazo sobre el cuello de su hermano, el menor resopló cuando le revolvieron los rebeldes cabellos. –¿Todavía no fijan fecha?

–Ni en tus sueños. No quiero vivir atado a una persona el resto de mi vida, gracias –negó el castaño, apuntó con su pulgar a donde estaba el león –Y ni imaginarlo si esa persona es éste sujeto.

–Hermoso, ¿Sabes lo hermoso que se vería una argolla con incrustaciones de diamantes en contraste con mi piel? Piedras Rubí a combinación con mis ojos. – fantaseó Leo mientras estiraba los dedos de su mano hacia el cielo, giró hacia su acompañante –¿Por qué no lo piensas un poco cariño?

–Mi espíritu es libre, no esperes algo así de mí –sentenció y comenzó a caminar hacia la entrada de la mansión. Leo gruñó siguiéndole el paso.

Géminis soltó una carcajada por las ocurrencias de su hermano, en el fondo sabía que solo jugaba. Con ayuda de Escorpio y Sagitario llevaron las maletas a uno de los cuartos desocupados, debían desempacar sus trajes para la ceremonia y aprovechar el tiempo para hablar con los novios.

Tauro se despidió alegando que debía verificar que la comida había llegado y Escorpio le siguió, para impedir que el toro llegase a robar algún postre. Conocía muy bien las manías del menor.

(...)

–¿Imaginas que alguien llegue a impedir la boda? Sería todo un escándalo –comentó Géminis riendo, se encontraba frente al espejo abotonando su camisa blanca, por el reflejo del cristal veía a Sagitario luchando con el moño. –Dale dos giros y aprieta, si sigues así terminaras rompiéndolo –estiró su mano para tomar la corbata sobre el mueble y comenzar a anudarla –Puedo apostar a que ellos si llegaron castos al matrimonio, a diferencia de Piscis y Virgo.

–Son como pan de los Dioses, dudo que un amante llegue a arruinarlo, si es que en verdad existe alguno –sopesó Sagitario, esta vez luchaba con los rebeldes cabellos –Son de esas parejas... que duran mucho –exasperado por no conseguir domar sus hebras doradas arrojó el peine a la cama y con sus manos revolvió su cabello.

Géminis suspiró, negando por las acciones del otro, tomó el peine y le indicó a Sagitario que tomara asiento frente al espejo. Con rigor comenzó a peinar la enmarañada melena dorada.

–Capricornio debe estar enloqueciendo, seguro arrasó con todo el alcohol del lugar. –continuó hablando el de ojos lima, Sagitario le dio la razón, haciendo muecas por los tirones. –Oí que la ceremonia será al atardecer, no esperaba nada más cursi de ellos, pero pensándolo bien el ambiente es bastante romántico... por cierto, ¿Dónde será la luna de miel?

–Aries junto a Libra decidieron que sería en las montañas nevadas, unas cabañas alejadas de la parte turística, algo más a su estilo hogareño –recordó, los mencionados eran más cercanos a la pareja, Sagitario lo sabía por su hermano mayor– Es una sorpresa, no vayas a soltarlo –miró a su pareja en complicidad, a veces podía ser un bocazas sin intención. Se encogió de hombros–De todas formas, ellos saben lo que hacen.

–Estoy seguro de eso– dejó el cepillo sobre el tocador y tomó su saco sobre la cama –Iré a donde Capricornio, deberías ir también a ver que Cáncer no cometa alguna locura, llévale gomitas para que no se estrese –antes de salir por la puerta envió un beso volador hasta el de fuego, quien lo agarró en el aire y lo llevó a sus finos labios. –Bye bye.

(...)

Caminó por los pasillos, curioseando cuando algo le llamaba la atención, la mansión era digna de admirar. Sus pasos lo llevaron hasta la habitación de Capricornio, los sonidos de cosas siendo arrojadas se escuchaba a través de la puerta.

Géminis asomó sigilosamente la cabeza por una pequeña abertura de la puerta, la habitación en su interior se encontraba bastante oscura, habían clavados tablones de madera en la ventana, los cojines de los sillones estaban regados por el suelo y pudo divisar una silueta aporreando la puerta –de lo que supuso era el baño– con bastante violencia.

–¡¡Capricornio!! ¡Escorpio vendrá en cualquier momento e invocará al diablo para sacarte de ahí! –Aries tiraba de la perilla con frustración, perdiendo la paciencia soltaba patadas contra el pedazo de madera –¡Sal de ahí por las buenas! ¡Será mejor para todos!

Aries suspiró, sin rendirse del todo, tenía que sacar a su amigo antes de la ceremonia o Libra lo degollaba. La habitación se iluminó de un momento a otro provocando que el pelirrojo mirara hacia los interruptores, se sorprendió de ver al signo de Aire.

–Tanto sin verte, Aries –el rubio le saludó con una sonrisa radiante. Era cierto que hace meses no se veían y si él estaba aquí significaba que su hermano igual, tenía ansias de verlos. –¿Problemas con el novio?

–Bienvenido a casa, Gém. –acomodando su desalineado traje se olvidó por un momento del signo tras la puerta y caminó hasta el otro para apresarlo en un fuerte abrazo que dejó sin aire al rubio. Suspiró frustrado, volteando hacia la puerta del baño–Ni lo digas, ha entrado en un estado irreconocible... encontró una de las botellas de ron que Escorpio escondió y se encerró en el baño, lleva ahí unos buenos minutos y temo que se emborrache.

–Eso es muy malo –murmuró Géminis imaginando los acontecimientos.

–Libra me dejará sin descendencia si termina en un coma etílico por mi culpa –lloriqueó el pelirrojo –¡Aun peor, me pondrá en abstinencia! ¡Luego Escorpio soltará sus demonios por dejar a su hermano menor plantado en el altar y tendré que vivir con la culpa de haber enviado al infierno a mi amigo! ¿¡Entiendes la gravedad del asunto?! –en su monologo Aries zarandeaba al rubio dramáticamente.

–¡Y–ya, no exageres!... ¡Vas a lograr que vomite si no paras!– con brusquedad quitó las manos del pelirrojo de sus hombros y antes de que Aries decidiera tomar una silla y aventarla a la puerta le abofeteó la cara –¡Calm down, bitch! –el silencio se instauró en la habitación, la fogosa mirada de Aries se ensombreció y el tiempo se congeló para ambos.

Los segundos que pasaban se hacían eternos entre ambos, cada uno simulando una enorme roca de tensión que ninguno se animaba a romper. Géminis sentía una fría brisa subir por su espina dorsal y las heladas gotas de sudor que caían por su sien se sentían como toneladas que pesaban cada vez más y más. Del cuerpo de Aries se podía visualizar como un aura demoniaca emergía y amenazaba con devorarse al rubio.

–Hu... ¿No debería estar el desafortunado número dos aquí? –Acuario entró a la habitación ignorando la atmosfera que rodeaba a los dos presentes, buscó con la mirada al signo de Tierra y sin encontrarlo observó desinteresado a los otros, ¿Estaban jugando a una competencia de miradas? –Oe...

–¡¡Tú!! ¡Maldito insensible! ¡¿No entiendes mi sufrimiento?! –Acuario retrocedió unos pasos ante la estridente voz del pelirrojo, de un momento a otro Aries comenzó a perseguir a su hermano por toda la habitación.

–¡¡N–no es e–eso!! ¡¡Era la única solución que se me ocurrió!! –Géminis lloriqueaba esquivando los objetos que le eran lanzados intentando proteger su amada vida –¡Estás siendo un dramático!

–¡¿Dramático?! ¡¿Ahora me insultas?! ¡Te consideraba mi cuñado favorito! –Acuario protestó por la revelación del mayor, más fue ignorado por la pelea de almohadas que tenían los otros. –¡¿Con quién he permitido que salga mi hermanito?! ¡Eres un monstruo!

–¡Sagitario no viene a discusión! ¡Estas distorsionando las cosas!– arrojó con fuerza un cojín al rostro de pelirrojo y con el tiempo obtenido corrió a esconderse detrás de su hermano menor, –¡Acuario, defiéndeme!

–A mí no me metas –sentenció el menor, intentaba con molestia quitar los brazos de Géminis que lo aprisionaban por la cintura impidiendo quitarse del medio –Oe... Quita.

–¡¡Aquarius, attack, attack!! –el aludido miró a su hermano fulminante ¿Acaso era un perro o algo así?

Lo siguiente que sucedió fue bastante confuso para ambos conflictivos; de un movimiento brusco Acuario tomó la mano de Géminis y pasándolo sobre su hombro logró impulsarlo con la suficiente fuerza como para que volara hacia el frente y chocara contra Aries, que tras recibir todo el peso del signo de Aire terminó perdiendo el equilibrio y acabando en el suelo.

–¿Qué rayos le pasa a ustedes dos? –el menor hizo el gesto de sacudirse las manos, miraba a ambos con el entrecejo arrugado.

–Capricornio no quiere salir del baño... –logró gesticular su hermano, su mente giraba desorientada.

–T–tiene una botella, no debe embriagarse... –Aries sobaba su parte posterior de la cabeza, todavía tenía al rubio sobre su cuerpo pero el aturdimiento impedía quitárselo de encima.

–Tsk, tanto alboroto por nada.– se quejó Acuario, con su humor fastidiado se dirigió a donde se había encerrado Capricornio y golpeó la puerta –¡Oe, Capricornio! ¡Escorpio está profanando el inocente cuerpo de Tauro!

Dicha la sentencia se hizo a un lado, los dos espectadores observaron incrédulos como la puerta se azotaba con fuerza y del oscuro cuarto emergía la silueta de quien creían era su amigo. Se abrazaron asustados cuando el mayor apenas dio dos pasos fuera del baño, sus ojos inyectados en sangre acompañados de una sonrisa de dientes puntiagudos, podían jurar que sobre su cabeza habían crecido dos cuernos afilados y arrastraba una cola por el suelo.

–D–da miedo– murmuraron al unísono.

–¡ESCORPIO! ¡Ese pulpo mal nacido! ¡Nadie puede profanar la inocencia de mi hermanito!

–Cálmate, nadie se va a casar con tu hermano –afirmó Acuario, se encaminó hasta el castaño y le arrebató la bebida de las manos, suspiró aliviado al ver que el contenido superaba la mitad, Capricornio debería estar en sus cinco sentidos todavía. –Vamos, siéntate y relájate un poco.

–P–pero... Escor... M–mi hermano... C–cáncer... hhum –el de aire empujaba de los hombros al mayor que caminaba como un borrego recién nacido.

–Vamos anciano, quien diría que algún día te vería en este estado, me estas defraudando... –quitando un par de cojines del camino lo llevó hasta uno de los sillones, recostándolo sobre sus piernas una vez se hubo sentado. –¿Qué demonios estás pensando?

El mayor lo miró a los ojos, estaba comportándose muy infantil. Pero...

–¿Crees que soy lo suficiente bueno para él? –preguntó cerrando los ojos, sentía un gran peso sobre sus hombros que había incrementado durante los últimos días, Cáncer era una persona asombrosa pero ¿Estaban tomado la decisión correcta?

–Tsk, eres un idiota– un golpe entre las cejas le hizo salir de su trance, llevó una de sus manos a sobar el lugar y miró molesto a Acuario, desde abajo podía notar su mueca de disgusto –¿Por qué te preocupan ese tipo de cosas? No importa cuán bueno sean ambos, mientras lo sean juntos, lo demás que importa.

La mueca de Capricornio fue sustituida por una sonrisa, al menos un ligero peso se había desvanecido de su sistema.

–Y si eso no funciona, siempre podemos vivir una vida de solteros –animó Aries, levantándose del suelo junto a Géminis.

–Pero si tú estás casado –le recordó la cabra, incorporándose de las piernas de Acuario, esta vez con una sonrisa en los labios.

–¿He?... es verdad –rio el de fuego, rascándose la parte posterior de la cabeza. –Lo olvidaba.

–¡¿Cómo te olvidas de algo así?! –preguntaron indignados los hermanos de Aire. Ambos amigos soltaron una carcajada.

–¿Cómo se sentirá Cáncer ahora? –murmuró Capricornio, la última vez que se vieron fue en el atardecer del día anterior y aún faltaban unas horas para la ceremonia. De haber sabido de antemano que los iban a separar por veinticuatro horas nunca le habría pedido matrimonio, pero Cáncer lo ansiaba tanto que no podía negárselo. Lo extrañaba.

–Don't worry, Sagitario está con él –aseguró Géminis, sacándolo de sus pensamientos. Capricornio no sabía si eso era bueno o debía preocuparse.

–¿Por qué hay tablones en las ventanas? –preguntó Acuario saliendo del tema.

–Escorpio no quería que me escapara a último momento... pero creo que fue excesivo –habló Capricornio, tener un cuñado como ese no era algo sano. Negó en desaprobación, –Tiene complejo de hermano mayor.

A los presentes le apareció una gota estilo anime sobre la cabeza, él era el menos indicado para decir eso.

Antes de que alguien pudiera alegar algo, la puerta de la habitación se abrió dejando entrar a Virgo.

–Los invitados están llegando, tienen que ir a su respectivo lugar y terminaré con los preparativos –Virgo levantó la mirada en cuanto terminó de hablar, incredulidad plasmada en su rostro, se quedó congelado al reparar en la desordenada habitación y el desalineado porte de los presentes.–¿Q–que rayos pasó aquí?

Como si todos lo hubieran practicado, apuntaron a Capricornio al mismo tiempo, quien miró con algo de nervioso a su hermano. Lo último que quería era ser regañado por él.

–¡Traidores!!... No fue mi intención... solo entré en pánico.

–¡Falta menos de dos horas para que digas tus votos! –Virgo se tomó el puente de la nariz, exasperado, siempre debían hacer su trabajo el doble de difícil. –Salgan ahora y vayan a la playa, en el corredor los está esperando su respectiva pareja... –ordenó, en cuanto todos salieron de la habitación se dirigió a su hermano mayor. Aunque el mayor parecía otro. – Tú, no respires hasta que termine de arreglarte.

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Continuará~..

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