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Especial Charlastor (parte 1/3)

AVISO: estas tres historias ocurrieron unas semanas antes de los acontecimientos siguientes de la trama. No alteran en lo absoluto el hilo de la historia. Sólo es contenido de relleno en el cual pretendo mostrar escenas de Charlie x Alastor.
Espero que los disfrutéis ;)

1 - En busca del antídoto:

Era una soleada mañana de verano. Los cuervos cantaban y las tres lunas del infierno brillaban en todo su esplendor. Iluminando la ciudad de Hell City.

Dentro del hotel Hazbin, en el salón central, una feliz pareja jugaba a las cartas bastante entretenidos. Sentados en un sofá uno frente al otro.

Se trataba de Alastor y Charlie. Los cuales se lo estaban pasando muy bien en ese juego tan interesante. Aunque si no se aburrían era porque los dos estaban teniendo una especie de cita. Y tras el juego tenían pensado salir por ahí a pasar el día juntos.

Los dos iban muy bien vestidos. Alastor vestía un traje distinto al habitual de color rojo. Un tanto elegante. Mientras que la dulce princesa llevaba puesto un vestido negro y rojo de falda más o menos corta. Estaba muy guapa.

En plena partida, el overlord, entrecerrando los ojos para comprobar que no se equivocaba, le preguntó a su novia:

- ¿Tienes un seis, querida?

Charlie, frunciendo el ceño un poco pensativa, gesto que él vio adorable, le contestó:

- Mmmm... Haber... - los juegos de cartas era de lo peor que llevaba. No sabía apenas jugar. Y no quería quedar mal delante de su pareja - Espera que lo mire... Un segundo...

Dándose cuenta de que no daba ni una, Alastor, para animarla, se inclinó hacia ella. Y poniendo cara de cachorrillo abandonado, se puso a hacer pucheros. Agachando las orejas.

Eso a Charlie le hizo reír. Sonrojandose un poco por la situación. Y eso a este también le hizo soltar una risita simpática.

- Je je je... - retira la joven las cartas a un lado - ¡Este juego me aburre...! ¡Pero tú siempre sabes cómo hacerme reír, Al! Eres tan lindo...

Tras sus palabras, él, apoyando su cabeza sobre el regazo de ella, le dio un pellizco cariñoso en el olluelo izquierdo y le contestó enamorado:

- ¿Dónde has estado toda mi vida?

Los dos se dieron caricias restregando sus carillas una con la otra. Como si fueran siameses.

Por desgracia, el momento romántico fue interrumpido por Moxie. El cual, tras entrar a la habitación, sin tener vergüenza en molestarles, les dijo con tono preocupante:

- Eh, tortolitos... - señala la salida de la habitación a sus espaldas - Será mejor que vengáis ahora mismo... - pone cara de tristeza - Se trata de Nifty.

Éstos, extrañados, fueron tras él. Preguntándose qué era aquello que le pasaba a la pequeña.

Entraron al dormitorio de la enana demonio. Y ahí fue donde comprendieron por qué Moxie estaba tan preocupado.

Reposaba en cama. Tenía una bolsa de hielo en la cabeza. Y no dejaba de temblar y de sudar.

Husk estaba a su lado. Cuidando de ella como si se tratara de su hermana menor.

Estaba enferma. Con una fiebre bastante elevada.

Alastor le pasó la mano por la mejilla a la pequeña. Y esta soltó un sollozo de dolor. Su cara estaba muy caliente. Demasiado.

- Está ardiendo... - dijo este - Jamás la había visto tener esta clase de síntomas...

Charlie, preocupada, le preguntó a Husk, quien no dejaba de observar a Nifty un poco alterado:

- ¿Qué podemos hacer para curarla? - agacha la cabeza preocupada - En el hotel cadecemos de medicamentos contra la fiebre...

Tras su pregunta, Moxie se quedó un momento pensativo. Buscando una solución para aquel problema grave. Ya que si no hacían nada, probablemente Nifty moriría.

Entonces, al instante, se le encendió la bombilla.

- ¡Ya lo tengo! - exclamó. Dando una palmada de gloria - ¡Sé como ayudarla!

- ¿Cómo? - le preguntaron Alastor y Charlie a la vez. Inclinando la cabeza en plan duda.

- Pues veréis... - se acerca a ellos - Cuando trabajaba en la empresa IMP, en una ocasión fuimos con nuestro jefe al valle Serezón... Un lugar que se encuentra en el cuarto anillo del infierno... - sonríe entusiasmado - Y allí recuerdo que había un antídoto que curaba toda clase de enfermedades... - frunce el ceño con gesto de valiente - Custodiado por un demonio muy poderoso...

Tras su explicación, Charlie, arrodillándose ante él debido a lo bajito que era, como si estuviera tratando con un niño pequeño, le contestó:

- Pero es imposible ir hacia allí, Moxie... Está muy lejos de aquí... Y mis poderes se bloquearían en el momento en que pisaramos ese lugar...

Hubo un silencio entre los presentes. Quienes suspiraron disgustados por no poder lograr encontrar una solución al problema.

Pero entonces, Millie apareció de sopetón. Derribando la puerta de la habitación de una patada. Lanzándola al otro lado. Y se hubiera llevado a Charlie por delante si no hubiera sido porque Alastor la retiró del medio rápidamente. Agarrándola del brazo.

- ¿¡Pero de qué coño vas tú!? - le gritó Husk sobresaltado.

Entonces, con mucha alegría, la adorable ex mercenaria exclamó:

- ¡Tengo la solución a vuestro problema, perras!

*
Millie se llevó a su marido y a la feliz pareja a la parte trasera del hotel Hazbin. Y nada más llegar allí, del bolsillo de su pantalón extrajo una especie de mando a control remoto.

- ¿Qué es eso? - le preguntó Charlie muy curiosa.

- Ésto... - sonríe en plan rebelde - Es un abre dimensiones... Con este trasto podremos viajar a cualquier lado sin importarnos la distancia a la que esté nuestro destino...

- ¡Wuoh...! - murmuró Moxie, maravillado - ¡Igual que el que tenía Blitzo...! - arquea las cejas en plan divertido - ¿Se lo has mangado, nena?

Esta, devolviéndole la sonrisa, asintió y le dijo:

- ¿Creías que iba a marcharme de la empresa con las manos vacías? - le da un beso al mando - Mamá nunca falla...

Alastor, viendo que el tiempo se les iba encima, le soltó a la chica:

- Vamos, querida... No tenemos mucho tiempo...

Esta, bufandole a este molesta por su corte de rollo, tomó su preciado mando y presionó el botón rojo en dirección a la pared de la parte trasera del hotel. Entonces, tras hacerlo, salió del armatoste un rayo rojo que penetró en el duro cemento y abrió un redondo portal.

Charlie se quedó impresionada. Nunca había visto nada igual.

- Venga, chicos... - les indicó Moxie a la pareja. Mirándoles en plan tranquilizador para que no tuvieran miedo y confiaran en ellos - A la aventura...

Millie y Moxie cruzaron el portal a toda prisa. Sin preocupación alguna.

Charlie y Alastor al principio se quedaron parados. Dudando en si entrar o no.

Pero al final, armándose de valor, los dos se agarraron de la mano y corrieron hacia el portal. Atravesándolo de un salto.

Tras cruzarlo, una brisa cálida les abofeteó las mejillas. Pasando de un ambiente más o menos frío a uno veraniego.

Miraron a su alrededor. Impresionados por tan exagerado cambio.

Ahora estaban en un valle frondoso y verde. De suave hierba, coloridas flores y una serie de árboles fuertes y altos.

- Vaya... - murmuró Charlie. Con los ojos brillantes tras ver aquella hermosura delante de ella - Es precioso...

Tras escucharla, Alastor sonrió y dijo:

- Ésto es más entretenido que la caída de la Bolsa en 1929... - entrecierra los ojos con malicia - Tantos huérfanos...

El portal se cerró detrás de ellos con un chasquido. Soltando varias chispas.

Millie y Moxie se reunieron con ellos a los pocos segundos. Dando saltitos entre la hierba y agarrados de la manita en plan adorable.

- Bueno, chaval... - dijo Alastor. Cruzándose de hombros - ¿Sabes cómo guiarnos?

Este, mirando para todos lados agudizando la visión, le contestó:

- Mmmm... A ver... ¡Ajá! - señala con el dedo un camino que conducía a un bosque bastante frondoso - ¡Sí! ¡Es por ahí! ¡La última vez fuimos por ese camino para buscar el antídoto! - les hace un gesto con la mano para que lo siguieran - ¡Vamos! ¡Seguirme!

El enano demonio inició la marcha en plan infantil. Caminando como un soldadito. Y los demás lo siguieron. No quedaba otra que fiarse de su conocimiento.

El paseo para buscar el antídoto fue un tanto largo. Pero no estuvieron aburridos durante el viaje.

Aprovechando la ocasión, Alastor, mientras caminaba, arrancó una bonita flor de la hierba y se la enroscó en el cabello a Charlie. La cual, tras su gesto, soltó una adorable risita y lo miró muy feliz. Y viceversa.

- No hay ningún hermoso paisaje que se pueda comparar contigo... - le dijo este. Pasándole el brazo por los hombros. Lanzándole una mirada encantadora - Mi delicada florecilla...

- Oh... Al... - le contestó la muchacha. Pegándose más a su lado - Eres tan lindo...

- Pfff... Pelota... - murmuró Moxie por bajo. Partiéndose de risa por dentro de la actitud empalagosa del demonio radio hacia la princesa.

Los dos enamorados se creían que estaban todavía en una especie de cita. Cuando en realidad estaban buscando la medicina que sanaría a Nifty de la agobiante fiebre.

En el camino tuvieron que pasar los cuatro por algún que otro peligro. Como la erupción de unos géiseres llameantes, el ataque de unos depredadores hambrientos, lluvia ácida, un terremoto... Pero lograron salir de esos apuros con bastante facilidad.

Fueran donde fuesen, Alastor acudía para salvarlos. Con bastante facilidad. Pero especialmente lo hacía para proteger a su dulce Charlie. Pues cada vez que se avecinaba algo malo, él siempre acudía para escudarla. Y eso a veces a Moxie le daba rabia. No le gustaba las personas que sólo se preocupaban por sus parejas y no por los demás.

Aparte de eso, a la hora de huir del peligro, salvaba a Charlie y a su esposa. Pero a él no. Era como si lo estuviera ignorando. Y eso le estaba hartando ya un poco. Pero igualmente, logró apañarselas sólo durante aquel viaje.

Tras pasar por una serie de peligros que superaron con éxito, el grupo llegó a un solar. En el cual había una puerta roja enorme. Incrustada en la roca caliza de una pared grisácea anticuada y medio envuelta en moho.

En dicha puerta roja rezaba en letras de la jerga satánica: "Éste pasadizo podréis cruzar si una canción lográis entonar".

- Argh... Genial... - gruñó Moxie - ¿Ahora nos toca cantar? Qué peñazo...

Ante esa prueba que tenían que hacer, Alastor no se sintió como el pequeño demonio. Al revés. Se le iluminó la cara de la ilusión. Lo mismo le pasó a Charlie. Pues le encantaba los musicales. Y todo cuanto fuera cantar le chiflaba. Era su hobby favorito.

Entonces, tras pensarlo un momento, el elegante overlord, girándose a su novia y al adorable matrimonio, sonrió y murmuró fríamente:

- En ese caso...

Acto seguido, chasqueó los dedos con eficacia. Dando paso a que tanto a él como a los otros tres se les cambiara la ropa que llevaban puesta a un estilo más vintage.

Millie llevaba un vestido de seda negro bastante largo. Y su cabello ahora había crecido bastante. Hasta llegarle a los tobillos. Y llevaba sobre la cabeza un sombrero grande del mismo color que el vestido. Decorado con plumas grises.

Moxie ahora vestía un esmoquin blanco muy llamativo. Aunque su reconocible pajarita roja fue lo único que no cambió de su atuendo.

En cuanto a los otros dos, ahora vestían la ropa que llevaban la primera ocasión en la que bailaron juntos. Cuando Alastor llegó al hotel Hazbin por primera vez.

Los tres, especialmente Millie y Moxie, estaban maravillados por el repentino cambio de look que acababa de hacerles el demonio radio. Estaban estupendos. ¿Pero a qué venía eso?

Tras la acción, Alastor, inclinándose a Charlie, le dijo con tono seductor:

- ¿Lista para el espectáculo, mi princesa?

Esta, soltando una risita infantil muy linda, posó sus manos sobre los carrillos de este. Y estrujandolos con cariño, haciendo que se sonrojara, le contestó muy feliz:

- ¡Sí! ¡Tengo un plan perfecto! - le da un beso en la nariz - Ahora verás, cariño...

Dicho y hecho. Los dos tortolitos se posicionaron para empezar. Y claro está, Millie y Moxie también se pusieron a sus puestos. Siguiendo las indicaciones de la encantadora joven.

Y cuando hubieron estado listos, colocándose frente al rojizo portón, se pusieron a improvisar una canción que, para haber sido inventada sobre la marcha por ellos, les salió bastante redonda.

PD: la canción es un poco moñas 😂

👆 Canción que cantan en esta escena 😙

ALASTOR
Difícil creer que no pude ver...

CHARLIE
Que estabas a mi lado...

ALASTOR Y CHARLIE
Y yo estaba aquí pensando en ti y sólo estabas a mi lado...

CHARLIE
Te quiero como a nadie...

ALASTOR Y CHARLIE
Tienes que saber...

Se ponen a bailar juntos. Dando vueltas entorno a ellos. Mientras Millie y Moxie los miraban con algo de envidia.

ALASTOR Y CHARLIE
Nunca conoceré a nadie como tú solo eres tú...
Nunca conoceré a nadie como tú solo eres tú...

Mientras cantaban, las letras de las puertas fueron brillando con una luz blanca. Eso era buena señal.

ALASTOR Y CHARLIE
Tan sólo sin tí, hoy puedo decir...
Eres lo que buscaba...

Tras terminar su parte, los dos enamorados se dan un delicado beso en los labios.

Ahora era el turno del matrimonio de ex mercenarios. Quienes no lo dudaron en ningún momento y se lanzaron a cantar juntos.

MILLIE
Es bueno saber no existe el ayer...
Si estás a mi lado...

MOXIE
Tanto que viví, tanto que sentí...
Y hoy te tengo a tí...

Entrelazan sus manos.

MILLIE
Te quiero como a nadie...

MILLIE Y MOXIE
Tienes que saber...

Imitan el baile de Charlie y Alastor. Danzando felices.

MILLIE Y MOXIE
Nunca conoceré a nadie como tú solo eres tú...
Nunca conoceré a nadie como tú solo eres tú...

Se sonríen. Al mismo tiempo que el demonio radio, con sus poderes, envuelve a la pareja en un ambiente de luces rosadas bastante romántico.

MILLIE Y MOXIE
Tan sólo sin tí, hoy puedo decir...
Eres lo que buscaba...

Tras terminar de cantar, al instante, las letras de la puerta roja brillaron con mucha fuerza. Hasta quedar iluminada por completo.

Y después de que se apagara la luz, la puerta había desaparecido.

Lograron superar la prueba de canto. Ya podían seguir el viaje para encontrar el antídoto.

Millie y Moxie se abrazaron. Dando saltitos de felicidad porque hubieran superado la prueba. Mientras que Charlie y Alastor simplemente se miraron con caras adorables. Agarrándose de la mano.

Dicho y hecho, después de que el demonio radio devolviera las prendas de los cuatro a como estaban antes, cruzaron la entrada al siguiente camino sin temor alguno. Aunque también con la guardia alta. Pues, según comentó el ex mercenario antes, el antídoto estaba custodiado por un monstruo feroz y salvaje.

El lugar al que entraron era como una especie de gruta. En la cual había pequeños árboles frondosos, musgo pegado a las paredes rocosas y carámbanos grisáceos goteantes que adornaban el techo. Dándole un aspecto macabro al lugar.

Lo más extraño de aquel sitio era que, flotando en el espacio, había una serie de burbujas blancas. Muy similares a los fuegos fatuos. Brillantes y luminosas. Parecían farolillos.

Eso a Charlie la hizo estremecer por dentro.

¿Sería un nuevo aviso de Dios u otra deidad celestial? Esperaba que no lo fuera. Porque el infierno ya había sufrido demasiado las consecuencias como para ahora someterse a otro castigo más.

Cuando se adentraron en medio de aquel siniestro lugar, apenas lo estaban cruzando, cuando en aquellas esferas trasparentes comenzaron a proyectarse unas imágenes un tanto borrosas.

Charlie, sin saber qué sería eso, se acercó a una de ellas muy lentamente. Esperando que no se tratara de una trampa.

Al estar frente a ella, pudo ver mejor lo que se mostraba reflejado en su interior. Y al observar de lo que se trataba, un nudo se le empezó a formar en el estómago.

La imagen mostraba a un hombre alto y apuesto de cabellos rubios, blanca piel como la porcelana y lindos ojos azules. El cual tenía unas alas majestuosas detrás de la espalda.

Dicho personaje se encontraba reunido con una dama de larga melena negra, ojos negros como el carbón y piel oscura. Algo más bajita que él.

Ambos se miraban con caras de enamorados. Tomándose de las manos y regalándose unas bellas sonrisas.

No podía ser. Esos dos eran...

Rápidamente, el resto de las esferas de la cueva mostraron también, cada una de ellas, otras imágenes diferentes.

La princesa, ignorando un poco a sus amigos, quienes no comprendían lo que era eso, se paseó en medio de aquel cómic flotante. Era como si le estuvieran exponiendo una historia que tenía que conocer antes de padecer.

Todas ellas tenían algo en común.

La vida de aquellos dos enamorados.

Un ángel y una demonio. Separados por dos mundos enfrentados desde el inicio de los tiempos.

Era como una especie de versión del cuento trágico de Romeo y Julieta. Lo único era que la muerte no fue lo que los terminó consumiendo por suerte. Acabando con su relación para siempre.

En una de las viñetas se veía cómo el ángel, después de que su amante diera a luz a dos pequeños mestizos, un niño y una niña, fuera descubierto por uno de los siervos de Dios. Lo que le obligó a ser llevado de vuelta al paraíso para que fuera castigado. Dejando así a su amada y a sus hijos sólos.

Sin embargo, después de un tiempo en el que la pobre mujer se dedicó a cuidar de sus dulces retoños, una noche, después de que lograra dormirlos, el ángel al que tanto amó volvió a aparecer ante su vista. Diciéndole que sólo podrían estar juntos una sola noche. Y que después no volverían a verse nunca jamás.

Con lo cual aprovecharon cada minuto que pasaron juntos.

Tuvieron una velada romántica encantadora. Hasta que al día siguiente, tristemente, el ángel regresó de nuevo a su lugar. Dejando el infierno atrás para siempre. Abandonando definitivamente a su familia.

De la noche romántica que tuvieron antes de la partida, la demonio se quedó embarazada de nuevo. Dando a luz más tarde a una niña muy bonita. Con unos rasgos muy similares a los de su padre.

Esa niña, más tarde, fue llevada por su madre y sus dos hermanos mayores a un río. Donde la echaron río abajo en una cesta. Para salvarla de las matanzas de los recién nacidos. Ordenadas por Lucifer aquel día.

Tras esa imagen, ya no se mostró ninguna más.

Ese era el fin de la historia.

Después de todo cuanto había visto, Charlie cayó arrodillada frente a la última esfera. En la cual se veía a la mujer llorando arrodillada frente a la orilla del río. Y con mucha delicadeza, posó las yemas de los dedos sobre ella. Tenía un tacto muy suave y estaba muy fría.

Sin comprender nada de lo que estaba pasando, Moxie, acercándose a ella, clavando su mirada en aquella esfera, le preguntó:

- ¿Quienes son?

Esta, sin apartar la vista de lo que estaba viendo, intentando retener las lágrimas, sintiendo cómo se le revolvían las tripas, le respondió muy flojito:

- Son mis padres...

- ¿Tus padres? - dijeron Alastor y Millie incrédulos. Los cuales estaban un poco alejados de ella y del otro enano.

- ¿Qué...? - murmuró Moxie. Abriendo los ojos como platos.

Sin embargo, antes de que pudieran dar paso a una serie de preguntas dirigidas a la triste muchacha sobre lo que acababa de decir, cuando de repente, del interior de una grieta cercana a donde estaba Moxie con Charlie, salieron unos tentáculos morados viscosos. Que fueron directos a estos dos.

Fue tan rápida la acción que no les dio tiempo a ninguno a reaccionar.

Los tentáculos los atraparon a los dos de un zarpazo. Agarrandolos del cuello y arrastrándolos hacia la grieta.

- ¡Moxie! - exclamó Millie. Llevando su mano a un cuchillo que llevaba consigo.

- Maldición... - gruñó Alastor. Sacando su báculo de detrás de su espalda. Listo para luchar.

Pero antes de que pudieran acudir a salvarles, de la grieta salió al exterior el resto del cuerpo del monstruo.

Un calamar gigante de afilado pico, ojos amarillos y una cabeza enorme que brillaba en la oscuridad por una luz celeste. Era muy grande.

Pero este no venía sólo.

Sobre el lomo del bicho iba subido un tipo delgado de pelo blanco y negro, piel morena y de ojos rojos. Por su apariencia, parecía ser un humano. ¿Pero qué pintaba ese raro en aquel lugar?

El misterioso personaje miró con cara burlona a Alastor y a Millie. Quienes no sabían quién era. Entonces, haciéndoles un corte de manga, les dijo:

- ¿Qué tal, perras?

Al instante, Millie, boquiabierta por verlo con ese aspecto humanoide, lo reconoció.

- ¿Blitz?

Este, sacándoles la lengua, les contestó:

- El mismo...

Acto seguido, pegó un silbido. Haciendo que el calamar gigante atrayera a él a los dos pobres secuestrados. A los que los miró con cara de odio.

- Qué tiernos bollitos... - dijo. Pasándose la lengua por sus afilados dientes. Mientras le agarraba un carrillo al asustado Moxie - Una caza perfecta... - le pasa la mano por la mejilla, seguidamente, a Charlie. Intimidandola un poco. Y después, sabiendo que Alastor lo estaba mirando, se giró hacia él y le contestó: - ¿Buscas a tu corderito? ¿Demonio radio?

- ¡No la toques! - exclamó furioso.

Sin pensárselo dos veces, se dirigió corriendo hacia el calamar gigante. Dispuesto a salvar a la princesa de ese tarado. Agarrando con fuerza su poderoso cetro.

El monstruo, mirando a su atacante con gesto asesino, intentó aplastarlo con uno de sus tentáculos.

Por suerte, Alastor, con un ataque veloz, le cortó limpiamente la pata antes de que chocara contra el suelo. Haciendo que el animal soltara un alarido. Malherido y sangrando una sustancia verde viscosa que olía (sospechosamente), a limón.

Acto seguido, el overlord saltó hacia uno de los tentáculos tambaleantes del animal. Y tras estar sobre él, poniendo la vista al frente, vio no muy lejos de su punto de mira a los amordazados Charlie y Moxie.

Cuando estos lo vieron venir, casi pronuncian su nombre en voz alta llenos de esperanza. Pero antes de que pudieran abrir la boca, hubo algo que a los dos les hizo palidecer. Y eso a Alastor lo hizo extrañarse un poco.

Por desgracia, no tardó en descubrir de qué se trataba.

- ¡Idiota! ¡A las doce! - le gritó Millie, desesperada, desde abajo. La cual se había quedado ahí parada. Sin ser capaz de seguirlo.

¡BANG!

Pero ya era demasiado tarde.

Tras el sonido de un fuerte disparo, este sintió un agudo dolor en su hombro izquierdo. Lo que hizo que, aturdido, cayera de bruces contra el tentáculo mucoso del herido animal.

Charlie pareció gritar su nombre. Pero como uno de los tentáculos que la tenían sujeta le taparon de inmediato la boca, pues no se le escuchó decir nada.

Frente al ahora caído demonio, un Blitzo humanoide, con pistola en mano, lo observaba con cara asesina. Diciendo entre dientes:

- ¿Adónde crees que vas, monada? - arquea las cejas con gesto de superioridad - ¿Pensabas venir a chuparme la polla o qué?

Mientras sucedía aquella situación, Millie, buscando alguna manera de echarle una mano, vio que en una esquina de la cámara de la cueva, había una piedra con forma de mazo. Si se lo lanzaba a su amigo sin que se diera cuenta Blitzo, lograría vencerlo. Dándole el golpe de gracia.

Así que, tomando aire antes de realizar la acción, fue lanzada a por él. Siendo perseguida a sus espaldas por los tentáculos restantes del calamar.

Al poco estuvieron de derribarla. Pero por suerte, de un salto, logró esquivarlos. Era muy ágil y rápida. Se las podía apañar bien sola.

Después, sin ningún problema, agarró el mazo de piedra. Y girándose con decisión hacia el lomo del animal, en el que Blitzo estaba a punto de apretar el gatillo contra la cabeza del moribundo overlord, preparada para el lanzamiento, pegó un agudo silbido. Haciendo que esos dos se volvieran.

- ¿Pero qué coño...? - murmuró el mercenario. Sin esperarse tal sorpresa.

Entonces, Millie le lanzó a Alastor el mazo con todas sus fuerzas. Como si estuviera haciendo un lanzamiento de jabalina. Y este, dándose cuenta de lo que estaba tratando de hacer la chavala, se levantó de un salto y logró blandir entre sus manos el arma.

El ahora acorralado Blitzo, que no sabía cómo reaccionar a ese contraataque, no pudo esquivar lo siguiente que le iba a hacer su adversario.

Sin piedad alguna, Alastor le propinó un fuerte golpe a este en la cabeza. Haciendo que perdiera el sentido y que su cuerpo cayera contra el suelo. Resbalando por la piel del calamar. El cual, por alguna razón, había dejado de moverse.

Parecía ser que Millie le había inyectado al bicho durante sus intentos de ir a por ella un veneno letal con su cola de demonio*. Matándolo en el acto.

* Podemos deducir que los demonios de la raza de Blitzo, Millie y Moxie tienen una púa venenosa en la punta de la cola.

Gran jugada. Sí señor.

Ahora que tenía el campo libre, Alastor pudo acudir a liberar a esos dos de los tentáculos moribundos que los tenían sujetos.

Como ya no les tapaban demasiado fuerte las bocas para evitar que hablaran, Charlie, feliz de que hubiera logrado vencer a ese asesino, con los ojos brillantes, dijo con un tono adorable:

- Al... Cariño...

Este se acercó a ellos. Y sin dejar de mirar a su princesa, se puso a quitarles de encima esas ataduras viscosas.

Mientras lo hacía, Moxie, también satisfecho por su llegada al rescate, soltando un suspiro, murmuró:

- Menos mal que has aparecido... Me ha encantado cuando le has sacudido ese mazazo al muy cabrón de Blitz... - pero antes de que pudiera continuar hablando, debido a que ya estaba libre de las ataduras de los tentáculos, cayó de frente hacia abajo - ¡Argh...!

Sin prestarle atención alguna, Charlie y Alastor se dieron un romántico abrazo. Dándose caricias con las carillas. Algo similar a lo que hacían Millie y Moxie cuando se abrazaban.

Entre tanto, abajo, un moribundo Blitzo se arrastraba por el suelo. En busca de algo que lo ayudara a recomponer fuerzas.

Millie se reunió con su marido y los demás. Explicándoles cómo había vencido a la bestia con tanta facilidad.

- No sabía que los demonios pudieran hacer eso... - comentó Charlie. Muy curiosa.

Ahora que habían logrado derrotar a su adversario, era momento de continuar con la búsqueda del antídoto.

Lo que Moxie le parecía muy extraño de todo eso era que su ex jefe hubiera aparecido allí, en uno de los anillos más lejanos del inframundo, convertido en forma humana y cabalgando sobre ese monstruo. Monstruo que por cierto por poco estuvo de matarlo la ocasión en la que fueron allí cuando trabajaban juntos. Le resultaba sospechoso.

Sin embargo, bajaron la guardia demasiado deprisa. Sin percatarse de que todavía no se habían salido con la suya.

En un descuido, Blitzo apareció detrás de Charlie y la agarró por detrás. Colocando su pistola pegada a la cabeza de esta. Tomándola como rehén.

- ¡Chicos...! - exclamó asustada.

Los demás se volvieron bruscamente al oírla gritar. Preguntándose qué era lo que pasaba ahora.

Cuando vieron la situación, a punto estuvieron de lanzarse al rescate. Pero Blitzo, haciendo un chasquido con el gatillo, apuntando a la sesera de la chica, dijo con una sonrisa malévola:

- Un paso más y hago desparramar sus sesos... - de su frente comenzó a brotar varias exageradas gotas de sangre. Debido al golpe de antes. Dándole un aspecto más siniestro - Ahora me pertenece... Quedaos donde estáis si no queréis verla muerta... - dio unos pasos hacia atrás - Me voy con mi rollo a otra parte... - les regala una mueca burlona como gesto de despedida - Adiós...

Pero antes de que pudiera marcharse, a su espalda, una sombra oscura de silueta bastante familiar lo agarró del cuello. Utilizando unos tentáculos oscuros que le salieron por la espalda. Y alejándolo de Charlie, lo levantó hacia arriba. Y de golpe, lo lanzó contra una de las aberturas de la cueva que daban a un foso oscuro sin fondo.

Dicha sombra era la de Alastor. La cual había acudido a tiempo para salvar a la princesa.

Cuando vieron caer al mercenario por aquel abismo profundo, Millie y Moxie fueron corriendo hacia allí para asomarse. Sintiendo cómo el corazón les latía a mil por hora. A pesar de que ya no fueran amigos de él, eso no significaba que no tuvieran compasión por su vida. Tenían buenos recuerdos de su antigua relación.

Lo último que los dos escucharon tras la caída fueron los gritos de terror de Blitzo y el sonido de un fuerte chapoteo seguidamente. Lo que daba a entender que había caído en un río que había ahí abajo. Con lo cual, o habría sobrevivido de milagro o del planchazo que se había dado habría muerto.

Pero eso ya daba igual.

Olvidándose de él por el momento, el adorable matrimonio se volvió hacia sus amigos. Para descubrir que estaban dándose mimos y murmurandose cosas bonitas. Muy empalagosos.

Millie suspiró encantada por verlos así. Le gustaba ver a las parejitas quererse. Pero por otro lado, Moxie, harto de verlos en ese plan cada dos por tres, cruzándose de hombros, gruñó:

- Oh... Genial... Y ahora se ponen mimosos...

Se dirigió hacia otro lado de la cueva. Tapándose los oídos por no escuchar los murmullos cursis de la joven pareja.

En mitad de su camino, refunfuñando solo, se topó con algo que le llamó la atención.

En una roca algo gruesa y redonda que se encontraba en un mini riachuelo de la caverna, florecía una flor grande y hermosa. De tallo verde y de pétalos rosados. Todavía cerrados. Aparentando ser un capullo de mariposa.

Al instante, Moxie, abriendo los ojos de par en par, lo reconoció.

Era el antídoto.

- ¡Chicos! ¡Chicos! - exclamó entusiasmado. Dirigiéndose a donde estaban sus amigos - ¡Lo he encontrado! ¡He encontrado el antídoto!

*
Apenas hubieron marcado las ocho de la noche, cuando en la pared de la parte trasera del hotel Hazbin se abrió un portal rojizo.

De él salieron Charlie, Alastor y el dulce matrimonio de ex mercenarios. Con caras de cansancio y sin dejar de bostezar. Especialmente éstos dos últimos.

Se habían dado una buena caminata antes de llegar al punto de partida por donde habían entrado antes al valle Serezón. Y ya no podían más.

Moxie llevaba entre sus manos el antídoto que habían logrado extraer de la tierra. No fue algo fácil. Pero al final lo consiguieron.

La colocaron en un jarrón para que reposara. Deseando que mañana se la pudieran ofrecer a Nifty para que se curara de su gripe.

Al final, Millie y Moxie estaban tan agotados que terminaron quedándose fritos en el sofá del salón central.

Charlie y Alastor, mirándolos con algo de ternura, decidieron subirlos a su habitación correspondiente. Como si fueran unos niños pequeños hijos suyos.

La princesa llevó a Moxie entre sus brazos. Con cuidado de que no se despertara. Mientras que Alastor cargó a Millie sobre su espalda. La cual recostó su cabeza contra él. Soltando un suspiro apagado. Sintiéndose muy agusto.

Tras entrar al dormitorio, los dejaron tumbados sobre la alcoba. Uno al lado del otro. Y con mucho cuidado, Charlie los arropó y les dio un beso de buenas noches en la frente a los dos (no me preguntéis por qué. Millie y Moxie dan ganas de achucharlos con solo mirarlos 🥰).

Abandonaron la habitación. Cerrando la puerta tras de sí muy delicadamente.

Al rato, la pareja ya estaba en su cuarto (más bien en el de Charlie). Desde que iniciaron una relación, no les importaba dormir juntos. Es más. Les encantaba... Ya me entendéis.

Ambos se recostaron en la cama. Pero todavía no tenían apenas sueño. Y menos la princesa. Pues todavía no se había olvidado de lo que había visto en la cueva.

- Esas imágenes... - murmuró con cara triste - Esos dos amantes... Eran mis padres... Mis verdaderos padres... - agachó la cabeza apenada - Desearía haberlos conocido... Pero tengo la sensación... - se lleva una mano al pecho con gesto de amarga esperanza - De que mi padre ha estado siempre a mi lado... Desde que era pequeña... - suspira cansada y vuelve a su estado de melancolía - Me gustaría tanto verlo aunque sea sólo una vez...

Mirándola con algo de tristeza por su malestar, Alastor sonrió. Y posando su mano sobre la mejilla de esta, haciendo que se volviera hacia él, le dijo con una voz tranquilizadora:

- Tú no tienes por qué estar triste por esas cosas, querida... Tu padre estoy seguro de que vela por tí desde el día que naciste... Y siempre se preocupa por cómo estás... Pero te aseguro una cosa... - le pone ojitos tiernos - Yo siempre estaré a tu lado... Para hacerte feliz y evitar que estés triste... Protegiéndote de todo aquel que quiera hacerte daño... Pues... - le acaricia la mejilla con cariño - Sólo te tengo a tí... Charlie...

Enternecida por sus palabras, Charlie, a punto de echarse a llorar por la emoción, lo rodeó con sus brazos y lo besó en los labios dulcemente. Estrechándolo contra ella.

Hicieron el amor bajo la luz de las estrellas de la noche infernal. Diciéndose en medio de las caricias y las mordidas lo mucho que se querían. Abrazándose con ternura y sintiendo un gran deseo insaciable.

Tras quedarse Alastor completamente dormido, Charlie, mirándolo muy tranquila y reconfortada por su buena compañía, le acarició la frente suavemente. Y en sus pensamientos se dijo:

- Alastor... Tú eres el único demonio que he conocido que jamás ha tenido miedo de nada... No será porque... - sonríe - El infierno siempre ha sido tu hogar...

*
Al día siguiente, sucedió algo que los dejó a todos sin palabras.

Alastor y Charlie, abrazados y adormilados, fueron despertados por la presencia de Husk. El cual, un poco impactado por pillarlos durmiendo desnudos y recostados en el mismo catre, poniendose serio y a la vez un poco colorado, les dijo:

- Mmmm... Será mejor que vengáis a ver ésto, chicos...

Sin saber a qué se refería, los dos se vistieron lo más rápido que pudieron. Cubriendose el cuerpo con unos albornoces. Y se dirigieron escaleras abajo a donde les estaba guiando el demonio gato.

Llegaron al salón. En donde se encontraron a Millie, Moxie y a Nifty contemplando el antídoto. El cual estaba sobre la mesa. Meneandose como una serpiente.

Al ver a Nifty ahí presente, sin aparentar estar enferma como el otro día, Alastor, entrecerrando los ojos, le preguntó:

- ¿Pero tú no tenías fiebre, querida?

Esta, tras escucharle, se giró a él y le contestó, sin perder la sonrisa:

- Se me pasó al momento... Sólo se trataba de una pequeña gripe... Nada grave...

"¿Entonces para qué nos dimos la paliza de buscarte una cura, cabrona?" - pensó Moxie para sus adentros. Muy molesto de que todo cuanto hicieron no hubiera servido para nada.

Sin embargo, antes de que pudieran empezar a regañar a la pequeña, la linda flor, que cada vez se movía más exageradamente, se abrió de golpe. Haciendo un ruidoso "plop". Echando una especie de humo blanco que olía bastante mal.

Escupió (aparte de aquellas esporas), algo sólido que cayó disparado encima del pobre Moxie. Quien lo recibió de lleno en sus brazos. Echándolo para atrás.

Tras incorporarse del suelo, fue a ver qué era esa cosa que acababa de chocar contra él. Y lo que vio lo dejó impactado.

Era una niña. Una niña pequeña de piel blanca, cabellos verdes y largos, y ojos color esmeralda. Cuya cabeza estaba coronada por una flor rosada muy hermosa.

Nada más mirar la cara del confundido demonio, soltando una risita infantil, lo señaló con su pequeña mano y dijo medio balbuceando:

- ¡Papi!

- Que... ¿Qué? - murmuró este. Sin saber bien qué decir.

Esta se abrazó a él. Muy contenta.

La situación fue presenciada por los presentes. Quienes estaban entre partirse de risa o pellizcarse para comprobar si todo eso se trataba de un sueño absurdo.

La primera en hablar fue Millie. Quien, acercándose a su marido, con los ojos brillantes, le acarició la cabecita a la criatura y murmuró:

- Oh... Moxie... Somos padres...

Los demás se tiraron al suelo tras escucharla decir eso. Parecía importarle poco que acabara de nacer de una planta que no sabían si era peligrosa o no.

Igualmente, tuvieron que aceptar a la pequeña en el grupo por tal de no enfadar a la ex mercenaria. Y en el caso de que fuera peligrosa, Alastor no dudaría en matarla si era necesario.

Y a pesar de que habían viajado al quinto pino para nada, llevándose una flor que no era ni siquiera el verdadero antídoto, tuvieron que aceptar que se lo pasaron bien después de todo.

Pero desde ese día decidieron no confiar en Moxie a la hora de iniciar un viaje. Porque se dieron cuenta de que él era demasiado corto de mente como para acordarse de los sitios.

Y así termina esta primera aventura.

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