Capitulo 7 - Devilon
El puerto del infierno, como siempre, estaba abarrotado de narcotraficantes y de proxenetas que iban a buscar su mercancía de cuerpos a los que vender a cambio de sexo. Rara era la vez en la que no estuviera lleno. A no ser que se tratara por circunstancias que lo exigían. Como, en este caso, el cumpleaños de Lucifer.
Aquel día, apenas había gente en el muelle. Acababan de llegar barcos cargados de esclavos a los que los iban a poner en venta nada más llegar. Y algún que otro mercader estaba regateando con personas que se encontraban en su camino para vender los productos de su carrito. A esos se les tenía permitido ir allí a tal fecha. Pero se tenían que dar prisa con sus tareas. Pues el toque de queda iba a comenzar dentro de muy poco. Y si no lo cumplían, Lucifer mandaría a que los crucificaran por no hacer caso a sus normas.
Los únicos que podían abstenerse al toque de queda eran los overlords y los nobles de la clase alta. Los demás que no formaran parte de ese grupo debían de refugiarse en sus hogares y ver en la tele el canal de Vox. Donde se retransmitiría la fiesta ceremonial en el palacio del rey. El quien no lo viera, ya se estaba preparando para un posible castigo mortal.
Los que en esos momentos estaban dándose prisa para terminar con sus negocios y así volver pronto a casa no se dieron ni cuenta. Pero un barco, pequeño y a punto de hundirse, se estaba acercando poco a poco al puerto.
Sobre el mástil de dicho barco iba subido un muchacho algo alto de cabellos negros y ojos verdes. Cuya mirada se encontraba perdida en el horizonte.
Vestía un traje negro un tanto estropeado por el tiempo. Alrededor del cuello llevaba un pañuelo rojo que se agitaba con el viento como una bandera. Y encima de su cabeza, un sombrero cordobés del mismo color que su ropa le tapaba parte del rostro. Dándole un aire más misterioso.
Ese personaje se llamaba Devillon*. Un legionario de las tropas de los rebeldes que estaban en contra de Lucifer. El cual, tras haber estado un tiempo fuera de la ciudad entrenando con sus compañeros de la rebelión, volvía a casa. Para visitar a la única familia que tenía. A pesar de que no fueran verdaderamente parientes y no se llevaran bien porque no compartían sus mismos valores.
*Éste personaje será uno de los más relevantes de la historia
Su barco, el cual, a causa de varios golpes que recibió durante el viaje, se estaba hundiendo en el agua de sangre poco a poco, pasó cerca de una colina rodeada de mar en la que se podían ver a tres demonios putrefactos crucificados boca abajo.
El muchacho, tras verlos, se quitó el sombrero e hizo una reverencia de respeto por la muerte de esos desgraciados. Quienes, según se sabía, fueron castigados por mencionar el nombre de Dios a oídos del rey.
Después de que dejara atrás tal lugar escalofriante, su barquito, que ya estaba casi hundido del todo, llegó al muelle.
Los mercaderes que se encontraban allí miraron boquiabiertos al recién llegado. Por la forma en la que venía. Con su medio de transporte siendo tragado por las aguas y este sin inmutarse siquiera.
Apenas se había acercado al punto de llagada, cuando Devillon, con mucha tranquilidad, alargó su pierna izquierda hacia el borde del muelle. El cual logró pisar sin ningún problema. Y acto seguido, se puso a caminar sobre él. Ignorando su ahora hundido barco y a la gente que lo miraba con caras de extrañados. El caso era que llevaba unas pintas que a menudo no solían llevar los tipos que embarcaban en el puerto. Parecía ser un poco adinerado.
Justo se estaba alejando del muelle, cuando Blitzo (con el sombrero de Rosie sobre la cabeza), y Loona (más alegre de lo normal), le dieron la bienvenida.
- ¡Devilon! ¡La putísima madre que te parió...! - exclamó el mercenario. Arrojándose a su cuello y dándole un fuerte abrazo que casi lo tira para atrás. Y seguidamente, quitándole el sombrero, le revuelve el cabello con el puño muy fuertemente. En plan buen rollo - ¿Cómo te ha ido con esa panda de maricones abraza muñecas caga pañales?
Devilon, retirando a su amigo un poco de su lado y recolocandose su sombrero con elegancia, sintiéndose algo incómodo por el comité de bienvenida que le había hecho su amigo, le contestó:
- No es necesario que me animes con esas expresiones cada vez que vengo, tío...
Ante lo que dijo, Blitz frunció el ceño molesto. Pero sin perder la alegría.
- Ay... Devi... Tu actitud de blandengue afeminado nunca cambiará... - dijo. Cruzándose de hombros.
Loona le dio unas exageradas palmaditas en la espalda al muchacho. Diciéndole:
- ¡No veas la poco de menos que te he echado durante estos últimos meses, bragueta finucha! ¡El que vuelvas me hace sentir más jodida de lo que estaba antes!
- Ah... Sí... - trató de controlar sus nervios el pobre. A ella era a la que menos soportaba de los dos - Yo también me alegro de verte, Loona...
Blitzo le pasó a este el brazo por los hombros. Y en compañía de la otra asesina, la cual se mantuvo muy pegada a Devilon, se lo llevaron de allí. Dirigiéndose a casa. A la empresa I.M.P
Mientras caminaban, el chico, agobiado porque estuvieran tan cerca de él, les preguntó:
- Oye... ¿Sabéis algo de Octavia?
- Bah... ¡Olvídate de esa ahora, Romeo! - le chilló Blitzo. Dándole un pellizco en la mejilla como si fuera un niño pequeño - ¡Ya tendrás tiempo para hablar con ella! ¡Ahora toca pasarlo bien con la familia! ¡Vamos a casa a atiborrarnos de cocaína!
*
Octavia era la hija de Stolas. Uno de los overlords menos conocidos pero no poco prestigiosos del infierno. Ella tenía una buena relación con su padre. A pesar de que se hubiera acostado con el mercenario Blitzo, aún estando casado con la madre de ella, y arruinado así la vida familiar de la que antes la pobre disfrutaba.
A causa de tales sucesos, la joven había tomado una actitud fría y sosegada que la hacía apartarse del mundo exterior y sentirse sola. Pero desde que su padre mejoró su relación con ella, todo le va mejor que antes. Sin embargo, esa no era la causa de su buen humor aquel día.
Había otro detalle que, si no hubiera sido por eso, no se hubiera sentido tan completa desde su niñez hasta sus ahora recién cumplidos dieciocho años. Devilon...
Era su amigo de la infancia. Crecieron juntos desde que se conocieron a los cuatro años en el jardín de párvulos. Y a partir de ese día fue, por decirlo así, su apoyo emocional y su mejor amigo hasta el final. La hacía reír cuando la visitaba y la envolvía en una pura felicidad que ni Stolas ni ningún demonio del infierno podría darle.
Su padre, al ser demasiado sobreprotector con ella, no le dejaba quedar con él. Pero ella se las apañaba para conseguirlo. A escondidas. Con ayuda de Blitzo. El cual era el padre adoptivo de Devilon...
¿Cómo que su padre adoptivo? Os preguntaréis...
Pues muy simple.
Devilon perdió a sus padres siendo muy pequeño. Después de que Alastor, años atrás, por culpa de un trato que el jefe de su pueblo (donde vivía con su familia), no quiso cumplir, el miserable asesino los mató a todos. Como castigo por no cumplir con el pacto. A excepción de él... Y de su hermano mayor. Del cual hablaremos más adelante.
Los dos, tras escapar de las garras de Alastor, dando tumbos por la ciudad sin saber adónde ir, se toparon con la empresa I.M.P. En donde Blitzo, sabiendo que esos niños les podría servir en un futuro como mercenarios para que le ayudaran en su (por aquel entonces), fracasado negocio, los adoptó. Hasta que, con el paso de los años, terminó encariñándose (entre comillas), con los dos. Pero de todas formas, debido a que Devilon y su hermano no compartían los mismos valores que su padre adoptivo y los trabajadores que vivían con ellos, cuando alcanzaron la edad adulta, decidieron mantenerse distantes de las fechorías que cometían esa panda de mercenarios. Pues no les gustaba matar a inocentes por pura diversión. Aunque eso no quitaba que a menudo fueran a visitarlos. Ya que eran la única familia que tenían.
Se dedicaron a trabajar con la resistencia. Un grupo de rebeldes que estaban en contra del reinado de Lucifer. En el que Devilon destacó por su valentía y astucia. Terminando así convirtiéndose en el favorito del equipo. Y más adelante, en el cabecilla.
Bueno... Con respecto a lo que estábamos comentando antes...
A causa de lo ocupado que Devilon estaba con el tema de las purgas, Octavia dejó de quedar con él durante mucho tiempo. Y eso la hizo sentirse muy triste y sola.
Sin embargo, gracias a una llamada que le hizo Loona hace unos minutos, pudo saber que su querido amigo había regresado a la ciudad. Después de tantos meses sin responder a sus cartas y sin mandarle apenas mensajes desde el móvil.
Estaba que no cabía en sí. No hacía más que dar saltos en su cama de la emoción. Si su madre o su padre la hubieran visto, pensarían que le había dado un ataque o que se había fumado algo. No parecía la adolescente seria de todos los días. Estaba muy cambiada.
Aprovechando que sus padres no estaban, se arregló un poco. Después, sin que ninguno de los criados de palacio la vieran, se escabulló por la puerta de atrás. Y cuando estuvo en la calle, comprobando que nadie la seguía, se alejó de allí corriendo. Dando saltos de alegría y riendo a la vez. Dirigiéndose a la empresa I.M.P muy contenta. Donde le esperaría su amado mejor amigo de la infancia.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro