Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 60 - Los celos de Seviathan

No supo qué decir Lucifer. Ni tampoco cómo reaccionar al respecto. Si reírse, llorar o entrar en cólera. Pero tras ver en la pantalla de la sala de investigación y espionaje de palacio (lugar en el que espiaba a sus súbditos a través de chivatos y cámaras), los cuerpos del demonio radio y su hija entrelazándose en medio de un manto de luces rojas, se quedó sin palabras.

Él ya sospechaba de que ellos tenían algo. Pero no que llegaran a amarse con tanta impotencia. Y aquella noche, en compañía de los overlords, lo había descubierto.

La mayoría de los miembros del grupo estaban para el arrastre. Tenían picaduras por todo el cuerpo. Además de alguna que otra quemadura. Los castigos de los ángeles de Dios los habían dejado muy débiles y heridos.

Rosie y Seviathan también estaban allí. Fueron de los pocos en no sufrir ningún daño durante aquel episodio macabro. Tuvieron mucha suerte.

La primera simplemente sonrió en plan vacilona tras ver a esos dos haciendo el amor. Pues ella ya sabía que su amigo estaba perdidamente enamorado de la princesa. Pero el otro fue tal la rabia que se apoderó de él que tuvo que salir de la sala para descargar su ira fuera en la calle. Temiendo empeorar la situación.

Cuando Lucifer se hubo quedado por un rato contemplando la romántica escena, apoyando el mentón sobre sus manos entrelazadas y frunciendo el ceño, murmuró:

- Ju... Creía haberlo visto todo...

Acto seguido, le dio a un botón de su teclado de mando. Haciendo que la imagen de la pantalla se fundiera en negro.

Luego se volvió a los suyos. Y clavando su mirada en Frederick, su mejor amigo de todos los que estaban allí, le ordenó:

- Mañana por la mañana dirígete con Helsa y Seviathan al hotel Hazbin... - sonríe en plan malvado - Quiero que le hagáis una visita a nuestro querido Alastor...

Este, devolviéndole la sonrisa muy satisfecho por sus palabras, sabiendo lo que significaba eso, le contestó:

- Tus deseos son órdenes, mi buen amigo...

*
Tras marcar las siete de la mañana, aunque todavía era de noche, Alastor abrió los ojos lentamente. Acababa de despertar de una terrible pesadilla. En la cual Charlie moría entre sus brazos. Asesinada por Lucifer y su equipo de malosos.

Comprobando que sólo había sido un maldito sueño, tanteando con las manos, fue en busca del cuerpo reconfortante de su dulce Charlie. Deseando abrazarla y besarla de nuevo.

- Mmm... Charlie... - murmuraba algo adormilado. Intentando dar con ella al otro lado de la cama - Charlie... - pero para su sorpresa, lo único que halló fue un espacio vacío y frío. Con las sábanas arrugadas y retiradas a un lado - ¿Charlie?

A su lado no había nadie. En donde se suponía que debería estar durmiendo su amante ahora estaba vacío. Abandonado.

Éste, comprendiendo que a lo mejor ella se había largado a su cuarto correspondiente antes de que se despertara, soltó un delicado suspiro y se puso boca arriba mirando el oscuro techo. Con cara de melancolía.

Luego, tratando de no sentirse mal ni arrepentirse por lo sucedido aquella noche, se levantó de la cama y se dirigió al servicio. Cruzando la habitación desnudo y caminando a paso ligero. Sintiendo cómo la brisa nocturna que entraba por las ventanas le acariciaba la piel.

Tras estar frente al espejo del baño, apoyó sus manos sobre el lavabo y se miró a sí mismo reflejado. Preguntándose qué clase de fuerza lo había llevado a donde estaba ahora. Enamorado a rabiar de una pobre doncella que aparentaba ser menor que él. Tan dulce, inocente y tan hermosa.

En otra habitación pegada a la de él, otra persona, también desvestida, reflexionaba sobre lo ocurrido. Mirándose al espejo con expresión apagada.

Charlie no se arrepentía tampoco de lo que había pasado. Pero por otro lado no comprendía qué le había hecho amar a ese hombre tan malvado y peligroso. Seguramente porque era el único que la supo escuchar. Y que siempre estuvo a su lado para cualquier cosa. Era cierto.

Lo único que les asustaba a los dos era el pensar si eso que habían hecho empeoraría su relación. Pues no sabían cómo hablarse si se cruzaban de nuevo unas horas después. En medio de la rutina diaria.

¿Harían como si no hubiera pasado nada o a lo mejor lo aceptaban e iniciaban una relación sentimental?

Ninguno lo sabía. Ahora sólo quedaba esperar a ver qué les deparaba el destino.

*
A la hora del desayuno, la mayoría de los huéspedes ya estaban sentados en torno a la mesa. Cansados y algo mareados por la resaca que les dejó la noche anterior.

Devilon y Octavia no bajaron hasta muy tarde. Probablemente porque estaban muy agusto durmiendo juntos. Disfrutando su primer día de casados.

No comieron demasiado los agotados huéspedes. Sólo se tomaron algo ligero. Como un café o un buen vaso de leche.

Entre los que estaban allí, Angel Dust, Husk y Nifty parecían estar muy serios. Pensando en algo que les preocupaba. Ni siquiera tomaron apenas nada aquella mañana. Los demás no comprendían por qué estaban así.

Cuando Charlie, vestida con su traje habitual de trabajo, entró al salón comedor, hubo un silencio tan sepulcral que hasta a ella misma le sorprendió.

Todos, especialmente los otros tres, la miraron con caras de extrañeza. Era como si hubiera aparecido desnuda. No comprendía a qué venían esos caretos. ¿Será que la notaban rara? ¿O a lo mejor era porque ellos habían escuchado como Alastor y ella hacían...?

De sólo pensarlo, le dio un escalofrío.

Así que, como escusa para huir de aquellas miradas, dijo que iba a ir a la despensa a por algo de comida. Y salió de allí cabizbaja. Mordiéndose el labio inferior muy nerviosa.

Cuando hubo cruzado el pasillo corredor hasta llegar a la puerta de la despensa, pensó para sus adentros:

- "Mierda... Nos han escuchado. Seguro... Si no hubiera gritado tanto..."

Roja como un tomate, entró a la despensa rápidamente. Deseando estar a solas un momento para pensar en lo que iba a hacer para que los huéspedes dejaran de mirarla así.

Cerró tras de sí y caminó hacia lo más profundo de la estrecha habitación. Repleta de estanterías y armarios en donde guardaban los condimentos y todo lo demás para no pasar hambre.

Pero justo fue cruzar la esquina entre dos estantes, cuando frente a ella, agazapado en la pared, devorando un pedazo de cecina, estaba Alastor.

Por poco le dio un infarto nada más verle. No se esperaba para nada encontrárselo ahí escondido. ¿Pero qué hacía ahí? ¿Huir de su presencia porque los demás también lo habían mirado raro o qué?

- ¿Al?

Tras escucharla, este pegó un rebote. Y al verla, abriendo los ojos como platos, masticando su aperitivo entre sus dientes, murmuró:

- Ca... Caramba, Charlie... Que... ¿Qué haces aquí?

Esta soltó una tímida risita. Pues le hizo gracia pillar a su amigo en esa situación tan tonta. Pero al momento, tratando de volver a su compostura, lo miró con cara amable y le contestó:

- A Moxie se le gastaron los cereales...

Alastor, tragándose de golpe lo que se estaba comiendo, asintió con torpeza. Y mirándola con algo de picardía, gustandole su simpática reacción, dijo:

- Ya veo...

Se produjo un intenso silencio entre ambos. Pues otra vez se habían vuelto a quedar sólos en un lugar apartado de los demás. Y el saber que hace apenas unas horas acababan de tener sexo, los ponía más nerviosos. Enmudecidos por no tener ni idea de qué hablar.

Pero entonces, Charlie, sin ser consciente de lo que estaba haciendo, se acercó con prisa a Alastor. Lo agarró de la chaqueta y lo atrajo hacia ella. Dándole un beso en los labios.

Este, maravillado por su gesto, no sintió molestia alguna. Le rodeó la cintura con sus brazos y le siguió la corriente.

Tras el corto beso, se miraron con los ojos brillantes. Suspirando enamorados.

- Eh... - murmuró Charlie. Sin en ningún momento alejarse de su lado - Pe... Perdona...

Alastor le negó con la cabeza. Y le contestó:

- No hay nada que perdonar... - e hizo el gesto de seguir besándola.

Pero esta, deteniendo sus intenciones posando sus manos sobre sus mejillas, le dijo:

- Pero entonces... - se ruboriza - ¿Estamos juntos o simplemente nos olvidamos de ésto?

- Bueno... - puso cara de pensativo - Podríamos decir que mantenemos una especie de relación secreta...

Tras su respuesta, esta se rió en plan atontada. Cosa que a él le gustó. Y acercándose más a él, le dijo:

- Me parece bien... Siempre y cuando los demás no nos descubran tarde o temprano...

- Tú tranquila que no... - le sonríe - Y si es así... Que miren para otro lado...

Los dos se echaron a reír. Sonrojados y mirándose fijamente.

Entonces se comenzaron a besar apasionadamente. Apoyándose contra la pared. Soltando alguna que otra risita tonta. Terminando seguidamente abrazándose con ternura. Felices de que al fin hayan podido terminar juntos. Después de tantos días esperándolo.

Sin embargo, en pleno besuqueo, la mente de Alastor captó a tres energías no muy lejanas acercándose al hotel. Una de ellas bastante superior. Mientras que las otras dos eran algo más inferiores.

Normalmente no solía sentir unas fuerzas así donde ellos se encontraban. Esa era la primera vez que sucedía. Y le resultaba raro recibir visitas en plena masacre por culpa de los castigos de los ángeles celestiales.

Tras notar que se estaban acercando, tuvo un mal presentimiento.

- Al... - dijo Charlie. Al verle de repente tan serio - ¿Ocurre algo?

Este, volviéndose a ella con las pupilas algo dilatadas, acariciándole los hombros para que no se preocupara, le contestó con una voz algo grave:

- No te muevas de aquí... - frunce el ceño muy seriamente - Alguien se acerca al hotel...

- ¿Qué? - murmuró esta. Incrédula. Si ya hacía tiempo que nadie se presentaba allí.

Dispuesto a defender el territorio, Alastor se dirigió corriendo a fuera. Sacando de detrás de él su báculo siniestro. Listo para cualquier cosa.

- ¿Qué piensas hacer? - le preguntó Charlie. Antes de que lo perdiera de vista. Temiendo que aquel que venía a verles fuera su padre o uno de los overlords.

- Defender este castillo... - le contestó. Sin volver la vista atrás.

Y desapareció tras cruzar la puerta. Dejando a la princesa sola. Con la intención de que no interviniera en lo que iba a hacer.

*

Ya fuera, nada más salir del hotel, Alastor vio en la distancia a tres figuras. Una muy alta y las otras más bajitas. Caminando lentamente hacia donde estaba él.

No le fue necesario agudizar más la vista para descubrir quienes eran esos forasteros misteriosos. Porque ya los conocía de antes.

Eran Frederick, Seviathan y Helsa. La familia de overlords casi al completo. Dirigiéndose al hotel con caras de pocos amigos.

Ahora... ¿Por qué habían venido allí? ¿Qué se traían entre manos? ¿Querrían ir a por Charlie para detener sus planes de redención? En ese caso, Alastor no tendría piedad con ellos por muy fuertes que fueran.

Cuando las tres figuras se hubieron acercado lo suficiente al overlord, manteniendo con él una distancia de tres metros, le sonrieron con malicia. Poniendo caras de superioridad.

Frederick, el cual encabezaba el grupo familiar, mirando a este con ojos penetrantes, le dijo:

- Veo que todavía sigues de lado de estos necios...

Alastor, manteniendo la compostura de chaval educado, escondiendo su báculo a su espalda, le contestó:

- Al menos son un mayor entretenimiento que veros a vosotros sumidos en la desesperación durante las plagas... - pone una mueca burlona que a este le dio mucha rabia - ¿No te parece, amigo mío?

Seviathan, furioso por sus crueles palabras, iba a contestarle. Pero su padre lo detuvo dándole un delicado codazo. Y continuó hablando. Sin desear que sus hijos tuvieran que discutir con ese odioso mentecato.

- Rechazaste mi humilde propuesta que te hice... - se lleva una mano al pecho con gesto de ofendido - Abandonaste a los de tu linaje... - frunce el ceño - Y todo... - pone cara de asco - Por una repugnante mujer...

Lo último que dijo hizo que Alastor se quedara en silencio. Pues le incomodaba el hecho de que supiera lo suyo con Charlie. Probablemente o ya el muy imbécil se lo estaba figurando o Rosie se lo habría dicho. De todas formas, tampoco le gustaba que se estuviera metiendo con ella. Denominandola como "repugnante".

- El amor es peor que el mear, demonio radio... - prosiguió. Caminando hacia él para que le escuchara mejor - Ya has visto lo que sucede... Te ablanda... Te retuerce por dentro... - sonríe - Y de repente... Dejas de ser el mismo...

Detrás de este, Seviathan y Helsa contemplaban la situación con algo de temor. Preguntándose hasta donde quería llegar él con ese discurso de odio. Tenían que el dichoso overlord sonriente se transformara en su forma aterradora y fuera a por ellos.

- Te lo dice un hombre casado... - reconoció - Pero yo no buscaba enamorarme... Sino la riqueza, el poder... Y extender las raíces de mi familia...

En medio de sus estúpidos diálogos, Alastor, dándose cuenta de que de alguna manera sabían su relación con Charlie, le contestó:

- Yo tampoco lo buscaba... - mira hacia otro lado melancólico. Callando a este - Me pasaba igual que a usted... Quería poder... Ser el demonio más poderoso del infierno... - su sonrisa se achicó - Pero entonces la conocí a ella... - sus ojos comenzaron a brillar - Y supe enseguida que ninguna de las tonterías que deseaba eran más importantes que el estar con esa chica que me cambió todo del revés... - sonríe medio emocionado - Mi dulce Charlie...

Sus palabras conmovedoras dejaron a Frederick con la boca abierta. Incrédulo por lo que estaba diciendo. Cosa que también hicieron los dos hermanos. Que no supieron si partirse de risa o mandarlo a freír espárragos en esos momentos.

Se quedaron en silencio durante unos diez segundos. Hasta que Frederick, estallando en una sonora carcajada que hizo que Alastor frunciera el ceño molesto, secándose las lágrimas de sus numerosos ojos por la risa loca que le había dado, le respondió:

- Oh... Vaya... ¡Qué conmovedor...! - pone cara de cursi - Se me van a saltar las lágrimas, amigo mío... - vuelve a retomar su estado de overlord orgulloso - Das pena... - frunce el ceño - Maricón de mierda...

Por un segundo Frederick pensó que Alastor iba a atacarle por haberle insultado. Que sacaría su lado macabro y lucharía contra él sin piedad. Furioso y transformándose en su forma demoníaca.

Sin embargo, para su asombro, él no hizo nada. No trató de asestarle un golpe. Ni tampoco mostró enfado.

Lo único que hizo fue golpear su cetro contra el suelo suavemente. Y mirando a este con cara de pocos amigos, manteniendo su serenidad, le dijo:

- No pienses que voy a luchar contra tí por tus insultos... - se pone serio - Si no deseas meterte en problemas... - le señala con el báculo el sendero que daba a la salida del hotel - Te aconsejo que te vayas... Tú y tus acompañantes...

Ante lo que dijo, dándose cuenta entonces Frederick que lo que estaba tratando de hacer era seguir las normas impuestas por Charlie sobre la redención, soltó un bufido. Y medio riendose, le contestó:

- Su puta madre... ¿En serio pretendes ahora hacerte el niño bueno conmigo, idiota? - extiende sus brazos - Ya no eres el mismo... - oculta su rostro en su sombrero negro - Antes eras el temible overlord caníbal... Y ahora... - vuelve a asomar la cara hacia él - Te has convertido en otra sabandija... Como esos plebeyos cabrones que protegeis...

La paciencia de Alastor parecía estar terminando. Pues su rostro estaba tenso. Y sus extremidades temblaban. Cosa que hizo que Frederick sonriera complacido.

- Te lo advierto... - tartamudeó Alastor. Al borde de un ataque de nervios - Marchaos si no queréis morir...

A pesar de de lo que le estaba advirtiendo, el muy chulito no se echó atrás en sus intentos de sacarlo de sus casillas. Y tras estar muy cerca de él, inclinándose hacia su cara, le contestó:

- Esto es por ella... ¿Verdad? - arqueó las cejas en plan burlón - Amas a tu querida princesita... ¿No es así?

Alastor no se inmutó. Y miró para el suelo por tal de no seguir escuchándolo.

- ¿Pues sabes qué? - le muestra una sonrisa de oreja a oreja - Ya que no piensas hacer nada por defender tu orgullo... - mira en dirección al hotel con ojos penetrantes - A lo mejor se me antoja ahora entrar a vuestro hotelucho... - se pasa la lengua por sus dientes - Y cogerme ya de paso... - se acerca a su oreja derecha - A esa dichosa guarra de mierda...

Ya no lo pudo aguantar más.

El puño de Alastor, ardiente y envuelto en un aura rojiza, fue directo hacia la cara de Frederick. Dispuesto a darle su merecido.

Por desgracia, el frustrante overlord logró detenerla a tiempo. Agarrándola con sus fuertes garras. Y tras tenerla sujeta, sin mostrar temor por su repentino ataque, le dijo con mucha tranquilidad:

- Estorbas...

Entonces, de golpe, con la mano libre le propinó a Alastor un fuerte puñetazo en el vientre. Fue un ataque bastante limpio y bien realizado.

El pobre, dolorido, sin esperarse que aquella fuerza lo golpeara, se llevó las manos a la tripa y se arrodilló en el suelo. Dolorido y tosiendo con fuerza. Perdiendo así la cordura de un zarpazo. Sintiéndose humillado.

De su boca salió algo de sangre rosada. Manchando la tierra del suelo. Le habían hecho mucho daño. Y le era imposible moverse.

Frederick, satisfecho de haber dejado en humillación a ese creído, sintiéndose más valiente que antes cuando llegó allí, hizo el gesto de seguir pegándole. Dispuesto a darle una paliza.

Cuando de repente, una voz de tono femenino bastante infantil exclamó:

- ¡DETENTE!

Tanto Frederick como los otros dos de detrás de él dirigieron sus miradas hacia aquella voz familiar.

Corriendo hacia donde estaban, con lágrimas en los ojos, sin temor alguno y con cara de espanto, Charlie se acercaba a la impactante escena con la intención de parar la situación. Mientras decía medio chillando:

- ¡Parad ya! ¡Dejarle en paz!

- Cha... Charlie... - murmuró Alastor. Todavía medio dolorido por el golpe. Girándose hacia ella - No... ¡No te acerques!

Pero ella no le hizo ni caso. Y siguió su marcha. Preocupada por lo que trataran de hacerle a él.

Ante la repentina aparición de la muchacha, Frederick, sin perder la sonrisa de su oscuro rostro, le lanzó al herido overlord una mirada escalofriante. Y seguidamente, sin piedad alguna, echó a Alastor de su lado de una patada. Arrojándolo al suelo. Dejándolo medio moribundo.

- ¡Al! - exclamó Charlie - ¡Déjalo en paz, monstruo!

Entonces Frederick realizó la acción que quería hacer. Una acción miserable que incluso al propio Seviathan dejó a cuadros.

Alzó su mano derecha hacia arriba. Y de ella fue creciendo una esfera de energía verde luminiscente. La cual, en tan sólo cinco segundos, alcanzó la forma de una bola de bolos.

- ¡Frederick! ¡No...! - le rogó el herido Alastor. Tras ver lo que pretendía hacer.

- Pa... ¡Padre! - trató de decir Seviathan desde donde estaba. Dando dos pasos hacia delante. Pues él no buscaba matar a su ex pareja. Eso no formaba parte del plan - E... ¡Espera! - pero ya era demasiado tarde.

Con un movimiento rápido, lanzó la bola de energía, como un proyectil, contra Charlie. Y esta fue directa hacia ella. Tan veloz que a la pobre no le dio tiempo a reaccionar. Ni a huir. Ni a poder esquivarla.

La esfera verdosa, tras chocar contra donde estaba ella, estalló en una ardiente explosión. Levantando tierra y soltando exageradas chispas. Cubriendo el campo de visión de los presentes en un telón de humo oscuro.

La acción fue presenciada por los ojos de Alastor a cámara lenta. Y a pesar de que apenas se podía ver nada en ese ángulo, vio como, tras la explosión, el cuerpecito de la moribunda Charlie se desplomaba en el aire. Doblando la espalda y echando la cabeza hacia atrás. Cayendo contra el suelo como una simple muñeca de trapo.

- No... - murmuró. Incrédulo de lo que estaba viendo. Acababa de ver cómo lastimaban a su querida amiga. Y probablemente ya no estaría viva. Ese ataque era muy potente. La habían... De sólo pensarlo, sintió cómo algo se rompía dentro de él. Y ya dejó de sentir dolor. Hundiéndose en la desesperación - ¡CHAAAARLIEEEEEEEE...!

Seviathan se quedó casi en shock tras ver eso. ¿A qué vino esa acción tan macabra? ¿Por qué su padre había hecho ese acto tan vandálico contra su ex novia? ¿Qué pintaba ella en ésto? Si solo iban a castigar al demonio radio.

- No te disgustes, hermano... - le dijo Helsa. Viendo que este no parecía contento por lo ocurrido - La venganza se sirve... - sonríe - Fría...

Ante lo que dijo, el joven overlord palideció. Y miró hacia otro lado un poco asustado.

De un salto, Alastor se levantó del suelo. A pesar de su agudo dolor de estómago. Y fue corriendo a socorrer a la pobre princesa. Con la esperanza de que podría salvarla antes de que fuera demasiado tarde.

Frederick no hizo nada por detenerlo. Quería presenciar los últimos segundos que tenían los dos amantes para hablarse. Y de seguro que lo disfrutaría.

Tras haber llegado hasta ella, Alastor la tomó entre sus brazos. Y arrodillándose en el suelo, se puso a zarandear con suavidad el cuerpo. Murmurando al borde de la ansiedad:

- Charlie... Charlie... ¿Me oyes? - no contestaba - Por favor... Despierta... No... No me dejes...

Por desgracia, la chica no reaccionaba. Su cuerpo colgaba en los brazos de este. Y su cara sólo expresaba terror y dolor. Además, le sangraba el brazo izquierdo. Y tenía un feo arañazo en la mejilla. Aparte de que su ropa estaba hecha jirones.

Desesperado, le comenzó a hacer el boca a boca un par de veces. Pero no hubo ningún resultado.

Tras estar durante unos minutos tratando de reanimarla, al final, todavía sin creerselo, dejó de intentar salvarla de la muerte. Y se dio por vencido. Agachando la cabeza desolado.

Acto seguido, sumido en la tristeza, abrazó el cuerpo de la moribunda Charlie. Besándole la carita y acariciándole los cabellos. Tal y como le gustaba a ella. Pero no fue capaz de soltarla. No estaba dispuesto a asumir tan pronto que la única mujer a la que amó había muerto.

La trágica escena fue interrumpida por Frederick. El cual, acercándose a él a sus espaldas, manteniendo la distancia, sonrió y le dijo:

- Ya te lo advirtió Rosie en su momento, amigo mío... Los overlords no podemos amar a alguien que no sea de nuestra casta... - se cruza de brazos - Las consecuencias se pagan así... Duele... ¿Verdad? - este no le contestó. Sólo se dedicó a abrazar a Charlie - Yo sólo cumplía con mi trabajo... La culpa de que haya muerto no es mía... Sino tuya... - niega con la cabeza - Si no te hubieras relacionado con ella nada de ésto habría pasado...

Tras lo que soltó el muy miserable, Alastor, sin soltar a su princesa, sintió entonces cómo una llama de furia iba creciendo poco a poco en su interior. Encendiendo su lado maligno con una fuerza imponente que jamás había sentido.

Un aura rojiza brillante iluminó su delgado cuerpo. Haciendo levantar la tierra. Al mismo tiempo que su cornamenta iba creciendo en grandes dimensiones. Señal de que se estaba transformando.

Al ver eso, Frederick, sorprendido, dio unos pasos hacia atrás. Preguntándose qué le estaba pasando ahora a ese niñato.

Acto seguido, sin soltar a Charlie, se incorporó del suelo. Haciendo sonidos metálicos muy extraños. Y tras volver a estar en pie, se fue girando lentamente hacia su enemigo. El cual estaba comenzando a sentir algo de temor. No se esperaba que reaccionaría así.

- ¿Pero qué coño...? - murmuraron Seviathan y Helsa a la vez. Observando la escena desde el otro lado. Incapaces de acercarse a ayudar a su padre.

Cuando Alastor se hubo girado por completo hacia Frederick, mostrándole un rostro oscuro lleno de furia, ahora transformado en su forma demoníaca, con una voz muy grave bastante desagradable, exclamó con fuerza:

- ¿¡QUÉ LE HAS HECHO A MI CHARLIE!?

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro