Capitulo 56 - Con los grandes juegas ya
De repente, un foco blanco procedente de algún punto del techo alumbró a Charlie. Y tras hacerlo, todo cuanto estaba a su alrededor, la sala y la multitud, desapareció. Convirtiéndose en una penumbra púrpura que daba escalofríos.
Acto seguido, de lo alto de una estatua extraña con forma de dragón que había aparecido de la nada, uno de los querubines, con cara malvada, observó a la princesa. Mientras rascaba dos piedras entre sus manos.
Entonces, comenzó a cantar. Con una voz áspera y fría. Muy poco normal en una criatura tan adorable como lo eran los querubines.
CLETUS
Con que tienes muy buenos amigos...
Con poder para hacernos temblar...
Tras rascar ambas piedras una con la otra, un humo morado surgió de ellas. Haciendo desaparecer al dichoso granuja.
Seguidamente, desde otro punto del espacio oscuro, otro de los tres querubines, aleteando ligeramente, continuó con la canción. Poniendo una cara burlona inaguantable.
KEVIN
No te ofendas por nuestras sonrisas...
El querubín restante, desde lo alto del techo, con algo de corte, prosiguió con la acción. Haciendo que Charlie perdiera de vista a Kevin.
COLLIN
Lecciones tu no puedes a este trío...
Y como por arte de magia, los tres, en un vórtice de luz oscura, aparecieron detrás de la joven. Pero igualmente, no la sobresaltaron.
Y murmuraron para terminar la primera estrofa de la canción...
CLETUS, KEVIN Y COLLIN
Dar...
Se rieron entre dientes. Mirando a esta con malicia. Frotándose las manitas con satisfacción.
Sin embargo, a Collin era al que se le veía menos animado que los otros dos. Era como si les estuviera siguiendo la corriente para quedar bien. Se le notaba muy forzado.
El número de magia musical continuó. Dando paso a una serie de luces de colores oscuros que envolvió todo el alrededor.
CLETUS
Pues con los grandes juegas ya...
Los tres se dispersaron por encima de ella. Alzando el vuelo. Pero sin perderla de vista.
KEVIN
Con los grandes juegas ya...
Collin terminó separándose de su grupo. Y se distrajo con la serpiente. La cual le resultó adorable verla. Y la señaló con los ojos brillantes y sonriendo felizmente.
COLLIN
Qué bonito...
Pero sus dos amigos lo agarraron de las orejas y lo volvieron a llevar junto a ellos.
Así que el espectáculo continuó sin pausa.
Al mismo tiempo que cantaban, Cletus y Kevin hacían toda clase de trucos con sus pequeñas mamitas de bebé. Haciendo malabares con fuegos fatuos y barajando símbolos misteriosos llameantes.
CLETUS
Cada gesto cuenta...
KEVIN
Si al mejor te enfrentas...
CLETUS, KEVIN Y COLLIN
Pues con los grandes juegas ya...
Charlie miró para todos lados en busca de la presencia de Alastor. Pensando que a él no le afectaban los trucos de esos majaras. Pero no lo encontró.
Estaba sola en aquella ratonera fantasmal.
Los tres querubines, desde arriba, la rodearon. Acorralandola como unas aves rapaces a su presa.
CLETUS
Pues con los grandes juegas ya...
KEVIN
Pues con los grandes juegas ya...
Aletearon alrededor suya. Y mientras lo hacían, iban descendiendo para abajo. Soltando alguna que otra risita divertida.
CLETUS
Dejate de inventos...
KEVIN
Trucos sean vientos...
COLLIN
No nos vas a impresionar...
CLETUS, KEVIN Y COLLIN
Recoge tu varita pues con los grandes juegas ya...
Cuando los tres posaron sus pequeños pies en tierra, Cletus, quien parecía ser el cabecilla del equipo, juntó las palmas de sus manos una con la otra. Como si estuviera rezando.
Acto seguido, una llama verde fluyó de ellas. Y este, tras abrirlas, mostró a la princesa un par de serpientes pequeñas de cascabel. Una azul y otra rosa. Las cuales, tras caer al suelo cuidadosamente, se dirigieron reptando hacia la serpiente de Charlie. Dispuestas a atacarla.
A partir de ese punto, todo se fue tornando a rojo. Y el aspecto simpático de los querubines fue cambiando poco a poco. Pasando de ser adorables a horrendos. Convirtiéndose en diablillos.
CLETUS, KEVIN Y COLLIN
Pues con los grandes juegas ya...
Pues con los grandes juegas ya...
Unas sombras con forma de criaturas sombrías se fueron expandiendo por todos lados. Soltando alaridos extraños.
Parecía ser que los tres querubines estaban utilizando magia negra para tratar de asustar a la chica. Pero por mucho que se esforzaran no lo lograban. Era muy valiente.
Viendo que no surtía efecto el intentar intimidarla, molestos, con sus rostros feos y aterradores, se acercaron a ella. Encarándose.
CLETUS
Satanás va a obligarte, vas a arrodillarte...
KEVIN
Ante nuestro gran poder...
Mientras le soltaban esa parrafada de tonterías, las tres serpientes, una contra dos, estaban teniendo una encarnizada batalla. Haber quien sobreviviría al combate a muerte.
En ningún momento prestaron atención a los reptiles.
COLLIN
Intenta luchar, intenta ganar...
CLETUS
No habrá rencor porque además...
KEVIN
Nuestro acólito serás...
Los tres querubines soltaron una carcajada malvada que para cualquiera que la hubiera oído le hubiera recordado a las risitas de las hienas.
Charlie los miró con el ceño fruncido. Sin mostrar temor alguno.
Pero se sorprendió cuando Cletus le propinó un buen empujón a sus espaldas. Haciendo que se arrodillara ante sus compañeros.
Y continuaron cantando.
CLETUS
Antes te inclinarás...
KEVIN
Ya verás que te la juegas...
CLETUS, KEVIN Y COLLIN
Pues con los grandes juegas...
Ninguno de los cuatro se dió ni cuenta. Pero a espaldas de ellos, la serpiente de Charlie estaba devorando a las pequeñas cobras de los querubines. Ganando el combate. Dando a entender así que la princesa era la que poseía el poder más mayor. Y que su victoria estaría asegurada.
CLETUS, KEVIN Y COLLIN
Con los grandes juegas...
Con los grandes juegas...
Con los grandes juegas...
Con los grandes juegas...
Las sombras y el rojizo de las paredes cubrieron todo. Levantando un aire caliente. Haciendo que Charlie se protegiera la cara con las manos. Por miedo a que todas esas criaturas se abalanzaran sobre ella para capturarla. Dando jaque mate a su vida.
Por suerte, los querubines sólo pretendían asustarla. No matarla.
Por lo que, tras un chasquido de dedos que hizo el trio a la vez, todo aquel espejismo macabro desapareció en un haz de luz. Devolviéndolos de nuevo a la sala de bailes. Con los reyes y el resto de los presentes.
CLETUS, KEVIN Y COLLIN
¡Con los grandes juegas ya!
Una serie de fuegos artificiales dorados, provenientes de algún lado, estallaron por encima de los querubines tras terminar la canción. Dando fin al bizarro espectáculo de magia. Llenando el techo de brillos plateados que llovieron sobre los demás como si de purpurina se tratara.
Todos los presentes estallaron en aplausos. Silbando y dando mil gracias a los tres por tan entretenido numerito. Cosa que extrañó a la pobre Charlie. Y más aún cuando su padre, sin mostrar sorpresa, daba palmas con mucho entusiasmo.
¿Habían estado todo el tiempo ahí mirando?
Durante los fuertes vitoreos, la serpiente regresó de nuevo al lado de su dueña. Y esta, tras acariciarle el lomo, volvió de nuevo a su forma original. Un tridente grandioso y puntiagudo.
Alastor apareció detrás de Charlie. Y con cuidado, la ayudó a levantarse del suelo. Gesto que ella le agradeció con una pequeña sonrisa tímida.
- Bueno, manzanita... - murmuró Lucifer. Mirando al demonio radio con cara de asco. No le gustaba el rollo amistoso que se traía con su hija - ¿Qué tienes ahora que decir en tu defensa?
Esta, tras ponerse en pie gracias a Al, se puso muy seria de nuevo y le contestó fríamente:
- Si no liberas a los míos... - traga saliva nerviosa - Entonces Dios y sus ángeles la darán contigo... - señala con la cabeza al público - Y con todos tus súbditos... - frunce el ceño. Sin apartar la vista de él en ningún momento - No parará de castigar al infierno hasta que cedas a mis plegarias...
Tras lo que dijo, el rey puso cara de asombro. Pues no sé creía que su hija tuviera tanto coraje como para contradecirle. Jamás lo había hecho.
Entonces, cerrando los ojos en plan pensativo, le dio un par de vueltas a lo que trataba de explicarle su hija. Y lo que dio a entender en sus pensamientos es que ella se estaba poniendo de lado de Dios. Ese ser despiadado que tanto detestaba. Y que ya no le apreciaba a él como padre.
Con lo cual, en ese instante, algo cambió dentro de Lucifer con respecto a lo que sentía por su querida manzanita. La niña que rescataron de la muerte el mismo día de la profecía... ¿Cómo podía haber sido tan estúpido?
Muy rápidamente, tensando el rostro en plan furioso, sin mirar siquiera a Charlie, se repeinó sus rubios cabellos con sus dedos. Y haciendo una señal a los guardias que custodiaban la puerta, le dijo:
- Soy el rey del infierno... El ángel caído que se reveló contra el dichoso mindundi del todopoderoso... - se cruza de hombros en plan severo - Y no pienso hacer caso a las chorradas que me suelte una impostora como tú... - le da la espalda - Tú ya no eres mi hija... Y a partir de ahora seremos como dos desconocidos...
Los soldados se dirigieron a paso ligero, con lanza en mano, hacia Charlie y Alastor.
- ¡Lucifer...! - exclamó Lilith. Incorporándose del trono. Incrédula de lo que estaba pasando - ¿¡Qué puñetas estás haciendo!?
- ¡Cállate! - le ordenó su marido con brusquedad. Haciendo que cerrara la boca. Acto seguido, se volvió a sus soldados - Lleváoslos fuera de aquí... Y aseguraos de que no regresen a tocarme las pelotas...
En un principio, viendo el peligro, Alastor iba a defenderse. Pero sabiendo que si hacía eso empeoraría las cosas, pues decidió controlarse. Antes de montar un espectáculo delante de tanta gente importante.
Aprovechando la ocasión, Azazel, saltando de su trono muy decidido, corrió en dirección hacia Charlie y le propinó una pequeña patada en la pierna izquierda.
- ¡Jodete, so zorra...! - le soltó riéndose.
Pero su diversión no duró mucho. Pues Alastor dio un paso al frente y le regaló una mueca espantosa de rabia. Haciendo que el niño se estremeciera de puro terror y que regresara corriendo junto a su madre. Arruinandole la broma.
Charlie se sintió enternecida porque la hubiera defendido de su repugnante hermano. Pero no le dijo nada. Tenía miedo de lo que pudiera pasarles. Aparte de que le dolía que su padre le hubiera dicho esas cosas.
La guardia los rodeó a los dos. Y se los fue llevando de allí.
Pero conforme salían de la sala de bailes, Lucifer, de vuelta en su trono junto con su amado hijito, sonriendo en plan orgulloso, les añadió:
- ¡Ah...! ¡Y diles a tus queridos plebeyos que sus horas de trabajo serán más duras y costosas...! - suelta una risa malvada y continúa - ¡Todo gracias a tu cortesía! Jajajaja...
Mientras se marchaban, los presentes comenzaron a murmurar rollos que todavía no comprendían. Como por ejemplo el motivo por el que el demonio radio estaba con la princesa... ¿Se habrían hecho amigos o algo más que eso?
En el caso que se tratara de lo último, los dos corrían un grave peligro.
*
Tras ser echados de palacio, Charlie y Alastor, sin decir palabra, marcharon de vuelta a casa. Sin nada que decirse al respecto.
No habían logrado nada. Lo único que habían conseguido era que Lucifer reprimiera más a los esclavos y que terminara odiando a rabiar a su única hija.
Aparte de eso, Alastor se sentía molesto por haber dejado de lado su orgullo para ayudar a la princesa con su tarea. La mayor parte de los overlords del reino se encontraban en aquella sala. Y ya simplemente por verlo apoyando a una mujer santurrona ya se había perjudicado a sí mismo lo suficiente.
Pero por otro lado, le dio lo mismo. No tenía nada que perder. Además, él detestaba a todos los de su categoría. Excepto a Rosie. Ahora de lo que se estaba quejando en su cabeza no tenía importancia.
Por el camino tuvieron que cruzar la zona de las obras. Lugar donde los plebeyos, algunos residentes en el hotel Hazbin, trabajaban sin descanso a plena luz del día.
Nada más verlos pasar cerca de allí, un anciano, el mismo que salvó Charlie días atrás, frunció el ceño. Entonces, pillando con su mano derecha una buena bola de barro del suelo, se levantó y gruñó:
- Eh... Charlotte...
Levantó el brazo y lanzó la asquerosa tierra húmeda hacia la cara de Charlie.
Esta, tras recibirla, hizo que perdiera el equilibrio y que se cayera rodando en una pequeña zanja de al lado suya. Cubriendose por completo de barro.
- ¡Charlie...! - exclamó Alastor. Quien fue corriendo a socorrerla.
Los demás, tras ver el gesto que tuvo el anciano, dejaron lo que estaban haciendo y se pusieron a observar la escena. Un poco temerosos. Pues el demonio radio estaba allí.
Se asomaron con lentitud a la zanja. Donde se encontraron a Charlie tratando de levantarse y a Alastor ayudándole.
Entre los curiosos que los observaban, se encontraba el hermano verdadero de la princesa. Charles. El cual, tras ver a la chica sucia como una plebeya, soltando una risita de chulo, le soltó:
- Mira para lo que han servido tus palabras, Charlotte... - sonríe en plan vacilón - Ahora por tu culpa... Todos nosotros tendremos doble trabajo...
Alastor quiso decirle algo. Pero Charlie lo detuvo posando su mano en el hombro de este. Entonces ella, mirando a su hermano, le respondió con tristeza:
- Lo siento... No era mi intención empeorar vuestra situación... Pero os aseguro que la entidad que me ha hablado cumplirá con sus objetivos y...
- ¿Qué entidad? - dijo uno de los plebeyos. Pasándose la mano por su frente sudorosa - Dios no piensa en nosotros... Y los idiotas de sus ángeles menos... - suspira cansado - Nada de lo que digas servirá para derrocar al rey...
- No le escuches... - le dijo Alastor a la pobre muchacha. Quien no hacía más que mostrar lástima por ella. Escudándola de los demás.
Pero esta, negando con la cabeza, murmuró:
- No... Tiene razón... - alza su vista hacia el grupo - Nada de lo que diga servirá... Sólo empeorará las cosas...
Justo en ese momento, Miriam, su encantadora hermana, de un salto se metió en la zanja. Y se dirigió corriendo hacia su hermana. A la cual, con una linda sonrisa, la ayudó a levantarse. Haciendo que los demás se quedaran muy callados. Especialmente Charles.
Después de que consiguieran ascender de nuevo hacia el exterior, Charlie, mirando a su hermana con mucho aprecio, dio un delicado suspiro y dijo:
- Tener fe... - pone la vista al frente. Clavando sus ojos en un punto fijo del paisaje - Y ya veréis cómo los prodigios del todopoderoso darán su fruto...
Alastor y compañía dirigieron las miradas hacia lo que observaba la princesa.
Entonces, al fondo, donde se encontraba el castillo, una nube negra comenzó a cubrir el cielo. Justo donde se encontraba la zona de los overlords. De los pecadores más peligrosos. De todos cuanto no estaban a favor de la redención.
A partir de ese día, las cosas no hicieron más que empeorar para Lucifer y sus súbditos más leales.
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